Microsoft ha presentado su nuevo sistema operativo bajo
el nombre de Windows 10 (en vez de Windows 9 como se esperaba). Con él pretende
recuperar la confianza de la gente perdida con Windows 8 y la decisión de
eliminar el menú inicio de cara a Modern UI, sin embargo, hay otro aspecto en
el que la compañía debería trabajar: la seguridad.
Aspectos de la seguridad a mejorar
en Windows 10:
- Un firewall.- Desde Windows XP Service Pack 1 los sistemas operativos de Microsoft cuentan con un firewall integrado, sin embargo, este deja mucho que desear. Microsoft debería desarrollar para Windows 10 un cortafuegos más potente, flexible y seguro que permitiera a los usuarios tener las mismas funciones y la misma configuración que en cualquier suite de seguridad ofreciendo una protección adecuada a usuarios no expertos y una gran configuración a los más exigentes.
- Mejoras en los permisos.- El UAC de Windows es más molesto que útil. Microsoft debería trabajar para Windows 10 en una mejora del sistema de permisos de manera que todo el disco fuese accesible a todos los usuarios y aplicaciones pero necesitara permisos específicos al acceder a los archivos del sistema o los archivos de usuario. Con esto se evitaría que cualquier malware o usuario no autorizado modificara los archivos del sistema o pudiera robar información personal del usuario. De igual forma quedarían los archivos de diferentes usuarios aislados entre ellos (de igual forma a como ocurre ahora).
- Antivirus.-Microsoft cuenta por defecto con un pequeño módulo antivirus, sin embargo, al igual que ocurre con el firewall este deja mucho que desear. Microsoft debería desarrollar un antivirus de la mano de alguna de las principales firmas de seguridad que permitiera dotar a su sistema de una protección eficiente incluso aprovechar la computación en la nube y llegar a un acuerdo con Google para integrar un motor de análisis a través de VirusTotal donde una única herramienta permitiera disponer de más de 50 motores antivirus diferentes.
- Control de procesos.- Microsoft debería ofrecer con Windows 10 un administrador de tareas y procesos similar a Process Explorer (también de Microsoft) por defecto. De esta manera los usuarios podrían tener un mayor control sobre todos los procesos que se ejecutan y analizarlos en busca de posibles amenazas. En caso de detectar cualquier actividad sospechosa dicho proceso quedaría bloqueado a la espera de una confirmación por parte del usuario.
