A mi modo de ver, el fin último y objetivo primordial de la extrema derecha europea (que plenamente coinciden con los intereses del Kremlin) es la aniquilación de las democracias europeas, subvirtiendo el orden constitucional de los países o regiones donde gobiernen, además de desmembrar Instituciones supranacionales hasta su desaparición, como la Unión Europea y la OTAN, pero eso sí, en nombre de la unidad nacional, cristiana y libre.
Nadie duda de la
existencia de circunstancias excepcionales procedentes de diferentes y consecutivas
crisis, que comenzaron por la crisis económica de 2008, seguida de la crisis sanitaria
de 2020 por la pandemia y que por el momento ha terminado desembocando, en una crisis
energética y la consiguiente subida de la inflación, derivada de la invasión de
Ucrania, por parte del ejército de Putin. Pero también es cierto que las dos
primeras fueron inevitables, sin embargo, la última fue provocada por la ambición de un
solo hombre, el presidente ruso, que no ha dudado en masacrar a todo el pueblo
ucraniano contrario a sus delirios de grandeza y que se ponga al alcance de sus
bombas y misiles, como paso previo a la invasión del resto de Europa.
Aunque la posible invasión
europea, no tiene que ser necesariamente bélica ni sangrienta, pues no creo que
el líder ruso quiera, ni le interese, que toda Europa termine sembrada de
bombas atómicas (que incluiría la propia Rusia) ya que simplemente le bastaría con que se cumpliese la alta
probabilidad de que los países donde gobernase la extrema derecha, dejasen la
puerta abierta para que Putin entrase hasta la cocina (por lo menos en su
sistema informático, como cuentan medios de información húngaros que ha
ocurrido en dicho país) porque son más que amigos, son familia política, con
cierto regusto al estilo de la película del Padrino.
Lógicamente, ningún
mandatario europeo lo va a admitir públicamente, pero las democracias
occidentales están en el punto de mira del líder ruso. Pero si los europeos no cambian de actitud, y no solo me refiero a los políticos, la bandera de la Federación
de Rusia será la única que termine ondeando en las instituciones de los países europeos,
pues tanto la UE, como la OTAN podrían desaparecer y a la ONU solo pertenecerían los países europeos de manera testimonial, bajo el paraguas de Rusia, debidamente regados
por el maná energético de Putin, con las consabidas compensaciones al respecto,
económicas y de incumplimiento de derechos humanos, por supuesto todo ello a beneficio de la geopolítica, faltaría más.
Así que, mejor será que la ciudadanía europea nos pongamos las pilas y en futuras elecciones, como decía aquel famoso
premio nobel que residía en España “votemos bien” porque sino, vamos a tener
que ponernos a aprender ruso rápidamente.
POSDATA
En mi opinión, para
convertir al PP en una derecha europea, al nuevo líder del partido popular de
España le queda un arduo camino por recorrer, que me recuerda a la película
“durmiendo con su enemigo”, puesto que, por un lado tiene el “fuego amigo” de
la supuesta corrupción de Almeida y Ayuso, y por el otro, está el “fuego amigo”
del gobierno de coalición entre Mañueco (PP) y García-Gallardo (Vox) no siendo
este último partido político precisamente derecha moderada de este país, sino
más bien derecha extrema.
Y ¿dónde quedó, lo de
“mejor solo que mal acompañado” que el recién elegido presidente del PP, no ha
mucho tiempo aconsejaba a su antecesor? ¿Consejos vendo y para mí no tengo?
Entonces, ahora que
el actual líder del PP tiene al enemigo en casa, bien haría en limpiar su cortijo, porque
sino, el entorno acabará con él, como le ocurrió a su predecesor en el cargo.
Y por otra parte, convendría
que el PP, no perdiese de vista que al final del viaje que han decidido emprender
junto a Vox, está Putin, y que si no saben ruso, mejor empiecen a
estudiar ya mismo, para no quedarse fuera de juego a las primeras de cambio.
Fuente: Redacción