12 de abril de 2022

OPINIÓN. Putin a un paso de entrar en el gobierno de Francia

 A mi modo de ver, el fin último y objetivo primordial de la extrema derecha europea (que plenamente coinciden con los intereses del Kremlin) es la aniquilación de las democracias europeas, subvirtiendo el orden constitucional de los países o regiones donde gobiernen, además de desmembrar Instituciones supranacionales hasta su desaparición, como la Unión Europea y la OTAN, pero eso sí, en nombre de la unidad nacional, cristiana y  libre.

Los países democráticos europeos que alguna vez se vean gobernados por la extrema derecha, muy probablemente de facto, se convertirían en otra región de la Federación de Rusia, con el agravante en el caso de Francia, que el líder ruso pasaría a controlar indirectamente el armamento atómico de la única potencia nuclear que queda en la UE, al no formar parte de la misma el Reino Unido, desde que, de manera muy conveniente para los intereses de Putin, Rusia (através de las relaciones políticas entre Nigel Farage y Putin)  influyó significativamente en redes sociales para que triunfase el Brexit, según cuentan algunas informaciones al respecto  
   La estrategia seguida por el líder ruso ha llevado a la situación actual, con claras posibilidades de que partidos de ultraderecha ganen elecciones presidenciales o generales en sus respectivos países, después de las diferentes “ayudas” recibidas, y que siguen recibiendo de Moscú, tanto económicas, como de intoxicación en redes sociales, cuando no de adoctrinamiento.

Nadie duda de la existencia de circunstancias excepcionales procedentes de diferentes y consecutivas crisis, que comenzaron por la crisis económica de 2008, seguida de la crisis sanitaria de 2020 por la pandemia y que por el momento ha terminado desembocando, en una crisis energética y la consiguiente subida de la inflación, derivada de la invasión de Ucrania, por parte del ejército de Putin. Pero también es cierto que las dos primeras fueron inevitables, sin embargo, la última fue provocada por la ambición de un solo hombre, el presidente ruso, que no ha dudado en masacrar a todo el pueblo ucraniano contrario a sus delirios de grandeza y que se ponga al alcance de sus bombas y misiles, como paso previo a la invasión del resto de Europa.

Aunque la posible invasión europea, no tiene que ser necesariamente bélica ni sangrienta, pues no creo que el líder ruso quiera, ni le interese, que toda Europa termine sembrada de bombas atómicas (que incluiría la propia Rusia) ya que simplemente le bastaría con que se cumpliese la alta probabilidad de que los países donde gobernase la extrema derecha, dejasen la puerta abierta para que Putin entrase hasta la cocina (por lo menos en su sistema informático, como cuentan medios de información húngaros que ha ocurrido en dicho país) porque son más que amigos, son familia política, con cierto regusto al estilo de la película del Padrino.

Lógicamente, ningún mandatario europeo lo va a admitir públicamente, pero las democracias occidentales están en el punto de mira del líder ruso. Pero si los europeos no cambian de actitud, y no solo me refiero a los políticos, la bandera de la Federación de Rusia será la única que termine ondeando en las instituciones de los países europeos, pues tanto la UE, como la OTAN podrían desaparecer y a la ONU solo pertenecerían los países europeos de manera testimonial, bajo el paraguas de Rusia, debidamente regados por el maná energético de Putin, con las consabidas compensaciones al respecto, económicas y de incumplimiento de derechos humanos, por supuesto todo ello a beneficio de la geopolítica, faltaría más.

Así que, mejor será que la ciudadanía europea nos pongamos las pilas y en futuras elecciones, como decía aquel famoso premio nobel que residía en España “votemos bien” porque sino, vamos a tener que ponernos a aprender ruso rápidamente.

POSDATA

En mi opinión, para convertir al PP en una derecha europea, al nuevo líder del partido popular de España le queda un arduo camino por recorrer, que me recuerda a la película “durmiendo con su enemigo”, puesto que, por un lado tiene el “fuego amigo” de la supuesta corrupción de Almeida y Ayuso, y por el otro, está el “fuego amigo” del gobierno de coalición entre Mañueco (PP) y García-Gallardo (Vox) no siendo este último partido político precisamente derecha moderada de este país, sino más bien derecha extrema.

Y ¿dónde quedó, lo de “mejor solo que mal acompañado” que el recién elegido presidente del PP, no ha mucho tiempo aconsejaba a su antecesor? ¿Consejos vendo y para mí no tengo?

Entonces, ahora que el actual líder del PP tiene al enemigo en casa, bien haría en limpiar su cortijo, porque sino, el entorno acabará con él, como le ocurrió a su predecesor en el cargo.

Y por otra parte, convendría que el PP, no perdiese de vista que al final del viaje que han decidido emprender junto a Vox, está Putin, y que si no saben ruso, mejor empiecen a estudiar ya mismo, para no quedarse fuera de juego a las primeras de cambio.

Fuente: Redacción