Personas que han pasado el coronavirus hace meses aseguran seguir teniendo pérdida de memoria, falta de concentración e incapacidad para encontrar las palabras adecuadas
Varias asociaciones
luchan para que médicos y autoridades sanitarias reconozcan su dolencia y se
establezcan los protocolos necesarios para su tratamiento
La OMS alerta de los
efectos que el coronavirus puede tener en el corazón, pulmones o cerebro de los
pacientes que ya han superado la enfermedad
Hace tiempo que las
pruebas de Eugenia Díez Moreno dejaron de ser positivas. Ya no tiene el
coronavirus, pero los síntomas de la enfermedad siguen ahí: mareos, cansancio y
la conocida como 'niebla mental', una de las numerosas dolencias reportadas por
pacientes que han sufrido la covid-19 y que ahora combaten la llamada covid
persistente.
Quienes padecen esa
'niebla mental' la definen como una enorme borrachera, un mareo agudo o un
despiste constante. En el caso de Eugenia se traduce en volver a desempeñar su trabajo en la UCI del Hospital
12 de octubre de Madrid prácticamente como "si fuera nueva, es como volver
a empezar de cero".
Un contagio en
"plena guerra"
La primera vez que
NIUS contactó con ella, la enfermera se estaba poniendo el equipo de protección
individual contra el coronavirus.
"Ahora no puedo hablar, es que me pillas poniéndome el EPI".
Horas después explica que fue precisamente allí, en la Unidad de Cuidados
Intensivos, donde se contagió. Fue a
finales de marzo, "en plena guerra", asegura.
Con 42 años y sin
patologías previas, Eugenia no desarrolló síntomas de gravedad. Lo suyo fue
leve: presión en el pecho, dolor de cabeza, febrícula, cansancio y falta de
concentración; pero hoy, siete meses después, muchos de estos síntomas siguen
ahí y lo que peor lleva, explica, son los daños neurológicos.
Despistes, falta de
concentración e incapacidad para encontrar las palabras
La primera vez que se
dio cuenta de que su cabeza no iba bien es cuando intentó hacer una de las
cosas que más le gustan: leer. "Estaba confinada en mi cuarto e intentaba
avanzar una página, pero era imposible concentrarme".
Después vino el susto
"cuando transcurre un mes y ves que esto no se pasa". Eugenia dice
tener incapacidad para encontrar las palabras adecuadas en su cerebro y sufre
despistes constantes. "Volver a conducir fue como cuando acabas de salir
de la autoescuela, tienes que pensar todo: dónde está el freno, cómo meter la
marcha…".
En mayo regresó al
trabajo "porque hay que seguir adelante" y lo hizo, explica, como si
estuviera "recién salida de la facultad". "Debes hacer todo con
muchísima atención y eso supone un esfuerzo inmenso que el cuerpo paga con
creces, terminas agotada", asegura.
Las
"covidadas" de la 'niebla mental'
A pesar de todo,
Eugenia no pierde el sentido del humor y explica lo que llama las "covidadas"
las situaciones graciosas surgidas de esta 'niebla mental' que le empuja a
coger el ratón del ordenador cuando en realidad quería llevar un inhalador o,
como le pasó a otra compañera, dejar el mando de la tele en el cesto de la ropa
y a poner cosas de la nevera en el lavaplatos.
Porque sí, el caso de
esta enfermera madrileña no es único. Cada vez hay más ejemplos como el suyo.
De hecho, existen ya numerosas asociaciones como Covid19PersistenteMadrid
(@covid_madrid), Asociación SAL Covid Persistente España (@CPersistente) o Long
Covid ACTS (@longcovidspain), que intentan dar respuesta a una situación nada
sencilla. Tal y como explicaba a NIUS la doctora Pilar Rodríguez Ledo, "la
covid-19 es una enfermedad que hasta hace muy poco no conocíamos. Estamos aprendiendo
a tratar desde lo más urgente hasta este 10% de casos que no tienen peligro de
muerte pero en los que persisten los síntomas más allá de las cuatro semanas,
que es el tiempo en el que se espera que disminuyan", señalaba una de las
principales impulsoras del proyecto de covid persistente.
El martirio y el
estigma de la 'niebla mental'
Silvia, como Eugenia,
también sufre el martirio de la 'niebla mental'. Tiene pérdida de memoria y le cuesta encontrar las palabras adecuadas.
De hecho, esta filóloga de Castelldefels, sigue de baja, incapaz de escribir
absolutamente nada. "Yo, al fin y al cabo, he tenido suerte -asegura-
conozco el caso de una veterinaria a la que han despedido".
Con 52 años, explica
a NIUS, es como estar en una montaña rusa. "Estás tres o cuatro días bien
y de repente vuelves a recaer y te levantas como si te hubieras tomado tres
botellas de vino". "Yo quiero ponerme bien, volver al trabajo, tener
la misma energía de antes; pero la sanidad no me da respuesta y muchos de
nosotros nos sentimos estigmatizados. Estamos luchando contra la persistencia
del virus y las nuevas olas que, en muchos casos, impiden que nuestros médicos
de familia nos deriven al neurólogo", se queja Silvia.
La necesidad de ayuda
y comprensión
En este sentido,
Eugenia se siente más afortunada. A ella su médico de familia sí le ha derivado
al neurólogo y le están haciendo pruebas. "Todo depende del doctor que te
toque", aseguran. "Lo que pedimos es respeto y que no se nos
estigmatice -insiste Silvia- nos tratan como a gente deprimida, como si
estuviéramos somatizando la enfermedad; necesitamos la ayuda y la comprensión
social hasta que pongan nombre a las secuelas crónicas de esta
enfermedad", subraya.
Por todo ello, los
que sufren la covid persistente y en concreto esa 'niebla mental' hacen un
llamamiento a la sociedad médica para que investiguen y trabajen codo con codo
con los pacientes, "es agotador -dice Silvia- que te pidan que estés
tranquila porque a partir del sexto mes te recuperas, pero que veas que pasa el
tiempo y esto sigue así".
El mensaje
"esperanzador" de los neurólogos
Tiempo es lo que
piden a su vez especialistas como Juan Carlos García-Moncó, neurólogo y Jefe de
Servicio del Hospital de Basurto, en Bilbao. "Se está haciendo un esfuerzo
investigador importante y hay una gran cantidad de publicaciones al respecto,
pero todavía no tenemos la experiencia suficiente", explica. "Sí que
apreciamos que hay personas afectadas por el coronavirus que presentan torpor
mental, dificultad para pensar y falta de memoria, aunque la manifestación más
frecuente es la pérdida de olfato y el dolor de cabeza", dice el doctor a
NIUS. "Hay que estudiar cada paciente de forma individual -indica- y
lanzar un mensaje esperanzador porque en la mayoría de los casos la evolución
es favorable y estos síntomas terminan desapareciendo".
En el caso de la
'niebla mental' lo normal es que no se detecte nada en las pruebas, asegura
Beatriz Fernández, presidenta de Covid19PersistenteMadrid. "El coronavirus
provoca daños en multitud de órganos, pero hay un desconocimiento de los
cuadros clínicos y, dependiendo del médico con el que des, es casi imposible
conseguir la baja", dice. Por eso asociaciones como la suya trabajan para
que médicos y autoridades sanitarias reconozcan su dolencia y se establezcan
los protocolos necesarios para su tratamiento.
Hasta entonces,
Beatriz, Eugenia o Silvia seguirán luchando contra la etiqueta de la ansiedad y
la somatización, viendo como la propia Organización Munidal de la Salud empieza
a alertar de la covid persistente. Según la directora técnica de la OMS para la
covid-19, Maria Van Kerkhove, ya no sólo son preocupantes los casos graves y
las muertes provocadas por el coronavirus, sino también los efectos secundarios
de la enfermedad en pacientes que ya la han superado. Porque ahora es cuando se está empezando a
ver los efectos que el coronavirus puede tener en el corazón, cerebro, pulmones
o salud mental de más de 28 millones de personas en el mundo.
Fuente: Nius Diario.es