5 de abril de 2020

ESPAÑA. La solución final del PP y Vox a la crisis sanitaria del coronavirus, derrocar el Gobierno del Presidente Pedro Sánchez

Por principios, nunca soy favorable a derrocar a un Presidente del Gobierno elegido democráticamente, y de destituirle, solo en los casos que lo contemple la Ley, pero en plena crisis sanitaria no me parece una actitud, ni leal, ni solidaria, ni constructiva, ni inteligente.
Dicho esto, cuando los dirigentes del PP y Vox piden una cosa y la contraria, como solución final a la crisis del coronavirus, algunos pueden pensar que así nunca se equivocan y otros como yo, creen que se equivocan siempre, porque acertar en un caso no compensa el haberse equivocado primero.
Otra cosa bien distinta es, la toma de decisiones diaria en la situación de Estado de Alerta actual, que por Ley, al Presidente del Gobierno corresponden. Y qué, en un momento como éste, jamás vivido en la democracia española, como es la pandemia global, debiendo primero tener en cuenta la salud de la ciudadanía, al tiempo de preservar su bienestar social y sin perder de vista la correcta gestión de los fondos públicos (nuestros impuestos), como cualquiera puede entender, caben las distracciones, y aunque la cuadratura del círculo no puede ser, así con todo, en este caso, y por el interés general se debe hacer.
En otros países con más músculo económico como Estados Unidos, esta misma semana, sus sanitarios denunciaron en medios de comunicación y redes sociales, la falta de, mascarillas, respiradores y equipos de protección personal; también desde el Gobierno de EEUU, se anunció la pérdida de 10 millones de empleos por la crisis sanitaria del coronavirus (espero que nadie de, PP, Vox, CEOE o desde los medios afines de la derecha, critique al Presidente Donald Trump, como hicieron con el Presidente Pedro Sánchez por similares motivos) siendo en España 834.000 los empleos perdidos por la misma causa.
Aunque, ahora lo peor se lo están llevando nuestros ancianos, que lucharon en la guerra civil por defender sus ideas, en la postguerra por quitar el hambre a sus familias y sacarlas adelante, y en democracia cuando las crisis de Lehman Brothers, aportaron su pensión para ayudar a sus nietos e hijos sin trabajo, y ahora, maldita suerte, mueren. Descansen en paz.
En cuanto a los antecedentes del PP y su ahora socio Vox, que mucha derechita cobarde, pero ahí están, para lo que haga falta, sirviendo de cobertura a los recortes sufridos por la ciudadanía, como los recientemente perpetrados en Andalucía, a la ley de Memoria Histórica y a la Ley de Violencia de Género, por no hablar de los  recortes del PP en Sanidad Pública en Madrid  
Si quieren profundizar un poco más en los éxitos económicos del PP (sablazos a la ciudadanía más bien), pueden consultarlos desde el manifiesto por la justicia Social, que publiqué hace casi un año.
Entrevista a Juan Ramón Calero “¿De verdad podremos responsabilizar a Pedro Sánchez de la epidemia ?”
Juan Ramón Calero fue miembro del PP de alto nivel, peso pesado en Génova y dirigente político nacional de altura. Calero ingresó en octubre de 1979 en Alianza Popular(partido embrionario del PP), siendo de 1984 a 1986 secretario general adjunto de dicho partido. Más tarde dio el gran salto en su currículum político ya que tras ser diputado por Murcia en 1982, 1986 y 1989, fue portavoz del Grupo Parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados entre 1987 y 1989. Luego renunció a su escaño en Madrid para ser, entre 1991 y 1995, el portavoz parlamentario del PP de Murcia. Historia viva del Partido Popular, Calero conoce bien el espíritu del consenso pero también los graves enfrentamientos sectarios y la deslealtad de la oposición.
En contra de la estrategia del PP nacional y de Casado
Por todo ello, lo que el pasado domingo escribió en La Voz de Murcia tiene un significado importante y desvela que no toda la derecha respaldaría la actitud demagógica y de acoso a Pedro Sánchez del líder del PP, Pablo Casado.
Comienza el ex portavoz del PP en el Congreso afirmando que “En España, nunca ha habido unanimidad sobre cómo debe ejercerse la oposición. Ni en tiempos normales, ni ahora, en tiempos de crisis… el deber de lealtad exige a la oposición respetar algunas reglas: se ha de aceptar el resultado de las urnas”.
Oposición con “sartas de ocurrencias llamativas”
Y prosigue recomendando que en estos momentos “las críticas de la oposición deberían ser moderadas y constructivas, sin incurrir en insultos ni descalificaciones personales y ofreciendo siempre alternativas razonables y posibles, que no sean una simple sarta de ocurrencias llamativas”.
Antes de entrar en los cuatro argumentos finaliza Calero con una alusión directa a Pablo Casado y su política frentista: “En España, hay mucha gente que considera que, si los suyos no están en el poder, para derribar al Gobierno de turno, todo está permitido. Incluyendo banalidades, memeces, mentiras y crispación social”.
“¿Cómo habría que ejercer la oposición en estos tiempos de epidemia?”.
1.    Cuidado con lo que se dice y con lo que se critica, no vaya a ser que las palabras y las críticas se vuelvan contra el que las pronuncia. Si tienes el tejado de vidrio, no tires piedras al tejado ajeno.
2.   Desde enero, las noticias de China venían para todos. Y las competencias de Sanidad están descentralizadas. Les corresponde a las comunidades autónomas proveer a sus respectivos sistemas de salud de los medios necesarios para luchar contra el coronavirus. ¿De verdad solo ha pecado de falta de previsión Pedro Sánchez?
3.    ¿Quién apoyó los recortes presupuestarios a la Sanidad? ¿Quién intentó privatizar parte del sistema sanitario público de Madrid o de Valencia?
4.    Cuando se estudia la carrera de Derecho como Dios manda, y no en cursos acelerados en universidades periféricas, se aprende lo que es la fuerza mayor. La Jurisprudencia del Supremo define la fuerza mayor como «acontecimiento que, aun cuando se hubiese previsto, habría sido inevitable». Y el Código Civil dice: «Nadie responderá de aquellos sucesos que no hubieran podido preverse o que, previstos, fueran inevitables» (artículo 1105). El Derecho es sentido común. ¿De verdad podremos responsabilizar a Pedro Sánchez del origen y consecuencias de la epidemia de coronavirus?
Y concluye con una reflexión final con fina ironía: “La oposición debería medir sus fuerzas. Y darse cuenta de que el horno no está para bollos. Ni los españoles para ocurrencias, mentiras o gracietas.” Lástima que estos políticos del PP no sigan en activo, vaya diferencia.
Así con todo, los doctos dirigentes de PP y Vox mantienen que con ellos gobernando, y con la aplicación de su solución final a la crisis del coronavirus, a todos nos hubiera ido mejor.
   Pues permítanme que lo dude, pues todavía recuerdo la crisis sanitaria del ébola en España, que lo hicieron también que casi tuvieron que echar a medio gobierno por incapaces e incompetentes, y porque Dios puso la mano o el destino se conjuró, que si no hubiéramos tenido que lamentar muchas muertes más, por no hablar del hund¡miento a propósito del buque petrolero Prestige frente a los costas gallegas, que provocó un derrame de petróleo que contaminó todo el norte de España, o del Accidente del avión Yak-42 en Turquía, que entregaron los restos mortales de los militares fallecidos a sus familiares sin tenerlos correctamente identificados, y que decir de la crisis económica de 2008 que puso a media España a vivir de la caridad, con el aplauso general de los socios ricos de la Unión Europea, faltaría más.
Pero para serles sincero, debo decirles que no me gusta la solución final aplicada a los hasta el jueves pasado, 3383 ancianos muertos por coronavirus en la Comunidad Autónoma de Madrid gobernada por el PP, con el apoyo de Vox. Bien harían el señor Casado y el señor Abascal en controlar y auditar esa gestión, prioritaria en mi opinión a cualquier otra.
¿Así es como ustedes pensaban arreglar esta crisis sanitaria en toda España?
¿No les enseñaron en sus estudios sobre Derecho, que supongo tienen, que debían respetar (y más en Estado de Alerta) al Gobierno del Estado y a su Presidente del Gobierno?
¿De verdad creen ustedes que les corresponde siquiera disfrutar un solo céntimo del salario  que nunca se han merecido cobrar?
Pues, en mi opinión, digo,
Qué si les quedase un mínimo de dignidad, hubiesen dimitido todos como ya hicieron los socios de Ciudadanos.
Qué es una indecencia que ustedes, que van por la vida de católicos y apostólicos, mercadeen con los muertos por coronavirus y que no respeten (en redes sociales o  cualquier otro sitio) ni el descanso eterno de los difuntos, ni el luto de sus familiares.
Qué son una vergüenza para la democracia española, que no se merece una derecha de políticos como ustedes, que lanzan discursos con mensajes que rezuman odio cuando no filofascismo por los cuatro costados.
Qué, por si todo lo anterior no fuese suficiente, ampararse en la ortodoxia de la economía y anteponer el estricto cumplimiento de la Ley a la supervivencia de los ciudadanos, no es la solución final que deseo para mis compatriotas, porque la ciudanía no es prescindible.
Y porque retorcer la Ley en "Estado de Alerta por fuerza mayor” con resultado de muertes de ciudadanos,  es FASCISMO o “terrorismo político” o ambas dos a la vez, que a buen seguro la ciudadanía en las urnas sabrán reconocer y sentenciar, si primero no lo hacen los jueces.
Fuente: Redacción y elplural.com

CORONAVIRUS. Joseph E. Stiglitz: “Es un momento crítico para el futuro de Europa”

El premio Nobel de Economía cree que es necesaria la emisión de eurobonos en una crisis como la actual, pero advierte de que ese paso exige una solidaridad que no existe en la UE
Dice Joseph E. Stiglitz (Indiana, EE UU, 1943) que algunas de las medidas económicas de Estados Unidos contra el coronavirus son importadas. Como la iniciativa de algunos países europeos de mantener a los asalariados vinculados formalmente a la empresa durante las suspensiones temporales de trabajo, “algo especialmente relevante en EE UU, donde la mayoría de los trabajadores tiene seguro médico a través del empleador”. Desgraciadamente, a Europa no le está resultando tan sencillo replicar la gran ventaja de EE UU para enfrentar esta crisis: emitir deuda con la que financiar las medidas de salvamento. “Hay que emitir los eurobonos, de verdad lo creo, pero por ahora no hay suficiente solidaridad en Europa para apoyar una medida así”, explica el Nobel de Economía a EL PAÍS durante una entrevista telefónica.
Confinado en su casa de Nueva York, Stiglitz alerta de que la indecisión europea puede provocar una caída económica más profunda si implica una reacción “demasiado tardía y demasiado pequeña”: “Hay mucha preocupación por la viabilidad del proyecto común si, en esta crisis, Europa se demuestra incapaz de demostrar la solidaridad necesaria”.
Pregunta. ¿Está en juego el proyecto europeo?
Respuesta. Este es un momento de crear o romper. La unión se solidificará si se percibe que, en el momento de necesidad de una nación, los ciudadanos europeos ayudaron. Pero también puede ocurrir todo lo contrario si unos siguen siendo tan egoístas como siempre y solo hay palabras de consuelo pero no lo que de verdad hace falta, que es dinero. Este es un momento crítico para el futuro de Europa.
P. En Alemania existe el temor de darle votos a la extrema derecha si el Gobierno comparte el coste financiero de la crisis con los países del sur...
R. Esto es algo que remite al gran error de Angela Merkel en 2010 y 2011. En aquel entonces no dijo que los griegos trabajaban incluso más horas que los alemanes ni que había que ayudar a un socio europeo en una etapa muy difícil, no solo por solidaridad sino por ayudar a los bancos alemanes... Lo que hicieron fue salvar a los bancos, dejar la cuenta sobre los hombros del pueblo griego y tildar a los griegos de vagos. Lo que estamos viendo una década después es la consecuencia de ese discurso maniqueo para pasar a los griegos la culpa de un dinero prestado por bancos franceses y alemanes. Pero una vez dicho eso, la pregunta fundamental es cuál va a ser el futuro de Europa. Si no hay una respuesta adecuada de Europa, el sentimiento anti UE en países como Italia va a crecer.
P. ¿Estamos en un momento de ruptura con la doctrina del liberalismo económico?
R. Eso espero. Se está demostrando el error fundamental del liberalismo y es que los mercados por sí solos no pueden manejar esta crisis, por eso estamos acudiendo al Gobierno. Los mercados tampoco nos prepararon porque siempre tienen una visión incompleta de los riesgos. En 2008 se vio que habían tomado demasiados riesgos financieros y esta crisis es otra demostración del exceso de riesgo. En EE UU, los hospitales no tenían camas extra y las empresas funcionaban con sistemas de inventario just in time. Todo bien hasta que tienes un problema. Entonces es un desastre. Es como llevar el coche sin rueda de repuesto. Si pinchas, los costes son enormes. Donald Trump ha propuesto cada año recortes de un tercio en investigación científica y ha reducido los fondos de los Centros para el Control de Enfermedades... Este recorte descerebrado del sector público nos ha dejado sin protección y sin preparación. Creo que la gente se ha dado cuenta de que el motivo por el que EE UU no tenía capacidad de hacer test es el desmantelamiento del sector público. Corea del Sur estaba en una posición mucho mejor que EE UU. Aquí, en Nueva York, estamos sintiendo el coste de una manera dramática.
P. En la crisis de 2008 también se hablaba de agotamiento del modelo neoliberal y, sin embargo, aquí estamos...
R. Ese va a ser el gran desafío de la política. En medio de esta crisis, los republicanos propusieron increíblemente un fondo de 500.000 millones de dólares para las empresas y muy pocas ayudas para la gente que va a sufrirla más. Hizo falta la acción decidida del Partido Demócrata para sacar una ley que en los hechos será la probable salvación de la economía. Así que uno de los dos partidos claramente no ha aprendido nada, pero mi esperanza es que una mayoría de los votantes estadounidenses sí haya aprendido la lección y las consecuencias de tener un sector público insuficientemente financiado. Pero va a ser una batalla política tan polarizada como cualquier otro debate de los que hemos tenido en los últimos tres años.
P. ¿Esta crisis ayuda a la candidatura de Bernie Sanders o ya está fuera de la carrera?
R. Está prácticamente fuera, pero ayudará a quien quiera que sea el candidato demócrata que señale que el Estado defendido por Trump y el Partido Republicano nos ha dejado sin recursos para manejar la pandemia, proteger a los estadounidenses y prepararnos ante riesgos como éste. Esta crisis ilustra la diferencia fundamental en los valores de los dos partidos.
Fuente: elpais.com

CORONAVIRUS. El mundo después de la pandemia

La humanidad se enfrenta a una crisis mundial. Quizá la mayor crisis de nuestra generación. Las decisiones que tomen los ciudadanos y los gobiernos en las próximas semanas moldearán el mundo durante los próximos años.
No sólo moldearán los sistemas sanitarios, sino también la economía, la política y la cultura. Debemos actuar con rapidez y resolución. Debemos tener en cuenta, además, las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. Al elegir entre alternativas, hay que preguntarse no sólo cómo superar la amenaza inmediata, sino también qué clase de mundo queremos habitar una vez pasada la tormenta. Sí, la tormenta pasará, la humanidad sobrevivirá, la mayoría de nosotros seguiremos vivos... pero viviremos en un mundo diferente.
Muchas medidas a corto plazo tomadas durante la emergencia se convertirán en parte integral de la vida. Esa es la naturaleza de las emergencias. Aceleran los procesos históricos. Decisiones que en tiempos normales llevarían años de deliberación se aprueban en cuestión de horas. Tecnologías incipientes o incluso peligrosas se introducen a toda prisa, porque son mayores los riesgos de no hacer nada. Países enteros hacen de cobayas en experimentos sociales a gran escala. ¿Qué ocurre cuando todo el mundo trabaja desde casa y se comunica sólo a distancia? ¿Qué ocurre cuando escuelas y universidades dejan de ser presenciales? En tiempos normales, los gobiernos, las empresas y los juntas educativas no aceptarían nunca llevar a cabo semejantes experimentos. Pero no son estos tiempos normales.
En este momento de crisis, nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial.
Vigilancia “hipodérmica”
Con el fin de detener la epidemia, toda la población debe seguir ciertas pautas. Hay dos formas principales de lograrlo. Un método es que el gobierno vigile a la población y castigue a quienes incumplan las reglas.
En su batalla contra la epidemia del coronavirus, varios gobiernos han desplegado ya las nuevas herramientas de vigilancia. El caso más notable es China. Escudriñando los teléfonos de los ciudadanos, haciendo uso de cientos de millones de cámaras con reconocimiento facial y obligando a las personas a controlar su temperatura y situación médica e informar sobre ellas, las autoridades chinas no sólo son capaces de determinar rápidamente quiénes son los posibles portadores del coronavirus, sino también de seguir sus movimientos e identificar a quienes entran en contacto con ellos. Toda una gama de aplicaciones para el móvil advierten a los ciudadanos de la proximidad de personas infectadas.
Esa clase de tecnología no se limita a Asia oriental.
Y no sólo porque cabe la posibilidad de que normalice el despliegue de los instrumentos de vigilancia masiva en países que hasta ahora los habían rechazado, sino también porque supone una drástica transición de una vigilancia “epidérmica” a una vigilancia “hipodérmica”.
Hasta la fecha, cuando tocábamos la pantalla del móvil y clicábamos sobre un enlace, el gobierno quería saber sobre qué clicaba exactamente nuestro dedo. Sin embargo, con el coronavirus, el objeto de atención se desplaza. El gobierno quiere saber ahora la temperatura del dedo y la presión sanguínea bajo la piel.
Necesitamos un plan mundial
La segunda elección importante a la que debemos enfrentamos es entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad mundial. Tanto la propia epidemia como la crisis económica resultante son problemas mundiales. Sólo pueden resolverse eficazmente mediante la cooperación mundial.
En primer lugar, para derrotar el virus necesitamos ante todo compartir globalmente la información. Es la gran ventaja de los seres humanos sobre los virus. Un coronavirus en China y un coronavirus en Estados Unidos no pueden intercambiar consejos sobre cómo infectar a los humanos. Sin embargo, China puede enseñar a Estados Unidos muchas lecciones valiosas sobre los coronavirus y cómo tratarlos. Lo que un médico italiano descubre en Milán a primera hora de la mañana puede salvar vidas en Teherán por la tarde. Cuando el gobierno del Reino Unido duda entre diversas políticas, puede obtener consejo de los coreanos que ya se enfrentaron a un dilema similar hace un mes. Ahora bien, para que eso suceda, necesitamos un espíritu de cooperación y confianza mundial.
Los países deben estar dispuestos a compartir información de forma abierta y buscar humildemente asesoramiento, y ser capaces de confiar en los datos y las ideas que reciben. También necesitamos un esfuerzo mundial para producir y distribuir equipos médicos; sobre todo, kits de pruebas y respiradores. En lugar de que cada país trate de actuar localmente y acumule todos los equipos que pueda acaparar, el esfuerzo mundial coordinado aceleraría enormemente la producción de equipos susceptibles de salvar vidas y aseguraría una distribución más justa. Así como los países nacionalizan sectores clave durante una guerra, la guerra humana contra el coronavirus nos exige que “humanicemos” las cadenas de producción cruciales. Un país rico con pocos casos de infectados debería estar dispuesto a enviar los preciados equipos a un país más pobre con muchos casos, convencido de que, si más tarde necesita ayuda, otros países se la brindarán.
Consideremos un esfuerzo mundial similar para reunir personal médico. Los países hoy menos afectados podrían enviar personal médico a las regiones más afectadas del mundo, tanto para ayudarlos en sus momentos de necesidad como para adquirir una valiosa experiencia. Si más adelante el foco de la epidemia se desplaza, la ayuda podría empezar a fluir en la dirección opuesta.
La cooperación mundial es esencial también en el frente económico. Dada la naturaleza global de la economía y las cadenas de suministro, si cada gobierno obra por su cuenta haciendo caso omiso de los demás, el resultado será el caos y el agravamiento de la crisis. Necesitamos un plan de acción mundial, y lo necesitamos sin tardanza.
Una parálisis colectiva se ha apoderado de la comunidad internacional. No parece que haya adultos en la sala
Otro requisito es alcanzar un acuerdo mundial sobre los viajes. La suspensión de todos los viajes internacionales durante meses causará tremendas dificultades y obstaculizará la guerra contra el coronavirus. Los países deben cooperar para permitir que al menos un pequeño grupo de viajeros esenciales sigan cruzando las fronteras: científicos, médicos, periodistas, políticos, empresarios. Se puede conseguir mediante un acuerdo mundial sobre preselección de viajeros en el país de origen. Si sólo se permite subir a un avión a viajeros cuidadosamente seleccionados, se estará más dispuesto a aceptarlos en el país de destino.
Por desgracia, los países apenas toman hoy alguna de esas medidas. Una parálisis colectiva se ha apoderado de la comunidad internacional. No parece que haya adultos en la sala. La celebración de una reunión de emergencia de los dirigentes mundiales para trazar a un plan de acción común habría sido deseable hace ya muchas semanas. Sólo a mediados de marzo lograron los dirigentes del G-7 organizar una videoconferencia, sin que por otra parte saliera de ella ningún plan en ese sentido.
En anteriores crisis mundiales (como la crisis económica de 2008 y la epidemia del ébola de 2014), Estados Unidos asumió el papel de líder mundial. Sin embargo, el actual gobierno estadounidense ha renunciado a la labor de liderazgo. Ha dejado bien claro que la grandeza de Estados Unidos le importa mucho más que el futuro de la humanidad.
Esa administración ha abandonado incluso a sus aliados más estrechos. Cuando prohibió todos los viajes procedentes de la Unión Europea, ni siquiera se molestó en notificarla con antelación, y mucho menos en llevar a cabo una consulta sobre una medida tan drástica. Ha escandalizado a Alemania ofreciendo supuestamente mil millones de dólares a una empresa farmacéutica de ese país para comprar los derechos monopólicos de una nueva vacuna contra la covid-19. Incluso si el actual gobierno estadounidense cambiara finalmente de rumbo y presentara un plan de acción mundial, pocos seguirían a un dirigente que nunca asume ninguna responsabilidad, nunca admite ningún error y que acostumbra a atribuirse siempre todos los méritos y achacar toda la culpa a los demás.
Toda crisis es una oportunidad: esperemos que la actual epidemia contribuya a que la humanidad se dé cuenta del peligro que supone la desunión
Si el vacío dejado por Estados Unidos no es ocupado por otros países, no sólo será mucho más difícil detener la actual epidemia, sino que su legado seguirá envenenando las relaciones internacionales en los próximos años. Sin embargo, toda crisis es también una oportunidad. Esperemos que la actual epidemia contribuya a que la humanidad se dé cuenta del grave peligro que supone la desunión mundial.
Debemos tomar una decisión. ¿Viajaremos por la senda de la desunión o tomaremos el camino de la solidaridad mundial? Elegir la desunión no sólo prolongará la crisis, sino que probablemente dará lugar a catástrofes aún peores en el futuro. Elegir la solidaridad mundial no sólo será una victoria contra el coronavirus, sino también contra todas las futuras crisis y epidemias que puedan asolar a la humanidad en el siglo XXI.
Fuente: lavanguardia.com

ESPAÑA. Cientos de miles de personas ya son inmunes al coronavirus en España

Ya son más de 34.000 las personas que se han curado de la Covid-19 y han adquirido inmunidad contra el coronavirus SARS-CoV-2 en España , según los datos actualizados ayer por el Ministerio de Sanidad y que recogen únicamente los casos confirmados de la enfermedad.
Estas 34.000 son la punta del iceberg. El número real, si se tienen en cuenta los ciudadanos que han pasado la infección por el coronavirus pero no se les ha hecho ninguna prueba para confirmar el diagnóstico, es probablemente de cientos de miles. O posiblemente de millones, según un análisis matemático del Imperial College de Londres que estima que por lo menos 1,7 millones de personas –y tal vez hasta 7 millones– habían resultado infectadas por el coronavirus en España hasta el 31 de marzo.
Estas personas podrían salir del confinamiento sin temor a contraer de nuevo la infección ni a contagiar a otros mientras les dure la protección de su sistema inmunitario. Cuánto durará esta protección es por ahora una incógnita pero, si se toma la respuesta inmunitaria contra otros virus como referencia, debería durar como mínimo varios meses.
“Es una situación que abre unas perspectivas muy interesantes para el control de la enfermedad”, destaca Benito Almirante, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Por ahora la mayoría de personas que han pasado la infección por el coronavirus no lo saben. Pueden tener sospechas si han tenido síntomas pero, sin un test que haya confirmado el diagnóstico, no pueden estar seguras.
En la región de Véneto en Italia y en Alemania se ha planteado realizar tests de anticuerpos para comprobar quién tiene inmunidad contra el coronavirus y quién no. En Véneto, el Comité Técnico Científico de la región ha aprobado ofrecer análisis de sangre a 60.000 trabajadores sanitarios y 20.000 trabajadores de residencias para comprobar quién tiene anticuerpos contra el coronavirus, informó el miércoles el Corriere della Sera ; el gobernador de la región, Luca Zaia, ha propuesto “dar una especie de documento de inmunidad” a profesionales de otros sectores para que puedan reincorporarse al trabajo.
No se sabe cuánto dura la respuesta inmunitaria, pero por lo menos varios meses
Para comprender qué inmunidad tienen las personas que han superado la Covid-19 puede ser útil recordar que, cuando se sufre una infección vírica, el sistema inmunitario se defiende en dos fases. En un primer momento, activa la llamada inmunidad innata, que está siempre preparada para combatir cualquier tipo de agresión. Unos días después desarrolla la llamada inmunidad adaptativa, que ataca con alta precisión patógenos concretos. Dentro del arsenal de la inmunidad adaptativa, destacan los anticuerpos que reconocen virus específicos, informa Manel Juan, jefe del servicio de inmunología del hospital Clínic de Barcelona.
En el caso de la Covid-19, la observación de que la mayoría de los afectados supera la infección sin complicaciones muestra que el sistema inmunitario responde de manera efectiva contra el virus. Un estudio inmunológico de nueve pacientes atendidos en el hospital universitario LMU de Munich, presentado el 1 de abril en la revista Nature , ha revelado que la aparición de anticuerpos se produce entre 6 y 14 días después del inicio de los síntomas.
Los anticuerpos se mantienen hasta después de la curación, según otros dos estudios realizados en Australia y en China con un total de veinte pacientes. En un experimento realizado con macacos a los que se inoculó el SARS-CoV-2, se ha observado cómo desarrollaban anticuerpos contra el coronavirus y que, una vez curados, no se volvían a infectar.
Además, no se han registrado casos de pacientes que hayan tenido la Covid-19, se hayan curado y después hayan vuelto a enfermar por el coronavirus. “Todos los datos apuntan a que, una vez superada la infección, la persona queda protegida”, señala Benito Almirante, de Vall d’Hebron. “Lo que no sabemos aún es cuánto durará esta protección”.
La mayoría de afectados necesitarán un test de anticuerpos para saber si han pasado la Covid
Sí se han dado casos en que un paciente se considera curado cuando da negativo en el test de detección del virus y después vuelve a dar positivo. Pero “no significa que se hayan reinfectado”, advierte Manel Juan, del hospital Clínic. Al estar en fase de resolución de la enfermedad y tener ya una carga viral baja, “lo más probable es que en algún caso el test no haya detectado el material genético del virus cuando aún estaba ahí. Es un problema de detección, no de reinfección”.
Estos tests positivos al final de la enfermedad tampoco significan que el paciente pueda contagiar a otras personas en ese momento. Los tests no detectan virus íntegros con capacidad de infección, sino material genético del virus, que puede ser residual.
El estudio de los nueve pacientes de Munich publicado esta semana en Nature indica que “la producción de virus íntegros se concentra alrededor de la aparición de los primeros síntomas, tanto en los días inmediatamente anteriores como inmediatamente posteriores”, indica por correo electrónico Clemens Wendtner, director del estudio. “El virus no se transmite (o sólo de manera marginal) en las fases finales de la enfermedad, lo que es reconfortante para las personas que se han curado”.
Por ahora, por precaución, se indica a los pacientes curados que cumplan dos semanas de cuarentena después de la desaparición de los últimos síntomas.
“La gente puede estar tranquila. Una persona curada es una persona curada. Ya no tiene la infección y ya no la puede transmitir”, señala Benito Almirante.
Queda la incógnita de cuánto tiempo dura la inmunidad. La duración de la respuesta inmunitaria varía según cada virus, y también según cada persona. Al tratarse de un virus nuevo, “es demasiado pronto para saberlo, habrá que esperar a tener más perspectiva”, señala Julià Blanco, del instituto de investigación IrsiCaixa.
Cuando un paciente curado vuelve a dar positivo, es porque aún tiene residuos del virus
Si se toman como referencia los cuatro coronavirus que causan resfriados, la protección podría mantenerse alrededor de tres años. Con el SARS-CoV-2, “por lo menos debería durar varios meses, ya que los niveles de anticuerpos se reducen con el tiempo pero no desaparecen de golpe”, sostiene Manel Juan.
En el caso de que, pasados unos meses, una persona que ha pasado la Covid-19 volviera a infectarse, añade el inmunólogo del Clínic, debería tener una forma más leve de la enfermedad porque el sistema inmunitario tiene memoria y está preparado para reaccionar con rapidez contra los virus que ya conoce.
Fuente: lavanguardia.com

CORONAVIRUS. ¿Por qué se ensaña con Italia y España?

Demografía, sociabilidad, falta de tests y reacción tardía explican que los dos países sumen el 44% de muertos mundiales
Con 15.300 y 11.700 muertos, Italia y España hace días que dejaron atrás a la región china de Wuhan, origen de la pandemia, y encabezan el triste ranking de víctimas por coronavirus en el mundo. Ambos países suman el 44% de los muertos globales, mientras representan sólo el 1,4% de la población mundial.
¿Por qué la Covid-19 se ha ensañado en este rincón del Mediterráneo? ¿Mala suerte? ¿Mala gestión? ¿Existen factores que explican su mayor vulnerabilidad que otras zonas? ¿O, simplemente, Italia y España han enfilado primero una senda que otros seguirán más tarde?
Los interrogantes están encima de la mesa de los expertos, que advierten que es pronto para conclusiones pues están ante un virus aún muy desconocido. “No estamos seguros de por qué, ni siquiera de si Italia y España han sido golpeados más duramente que el resto de países europeos”, dice Leon Danon, epidemiólogo de la Universidad de Exeter y miembro del equipo que asesora al Gobierno británico.
Algunas hipótesis, sin embargo, toman fuerza. Si hay un elemento al que apuntan los datos de forma constante, es que la edad es clave: la Covid-19 golpea mucho más letalmente a la gente mayor. La pirámide demográfica de Italia y España, con una población envejecida, indica que son más vulnerables ante el virus. “La famosa dieta mediterránea y la longevidad están jugando en vuestra contra”, resume Danon.
Los expertos advierten no coinciden si los dos países mediterráneos van peor o sólo primeros
La demografía explica algo, pero no todo. La edad media en Italia (45,9) y España (44,9) está por encima de la china (38,4) o la británica (40,5), pero no tanto de la surcoreana (43,7) o la alemana (45,9).
La estructura social mediterránea, las costumbres y modos de relacionarse, han contribuido, afirma Àlex Arenas, catedrático de Ciencias de la Computación y Matemáticas de la Universidad Rovira i Virgili. “Somos una sociedad muy familiar, en la que los abuelos cuidan a los niños al salir del cole. Y somos de abrazar y besar, de quedar con los amigos para tomar algo. Es distinto en el norte de Europa, no digamos en los países asiáticos, donde el contacto físico es mínimo y todos llevan mascarilla”.
Los italianos Paolo Surico y Andrea Galeotti, profesores de Economía en la London Business School, señalan un estudio del 2008 que analiza el contacto entre grupos de edad en ocho países europeos para determinar su impacto en la propagación de enfermedades infecciosas. España no sale, pero Italia sí, y es razonable creer que los datos serían parecidos: los ancianos italianos tienen mucho más contacto con niños y jóvenes que los alemanes.
Surico y Galeotti comparan estadísticas en Italia o Corea del Sur. El 29,9% de los infectados coreanos tiene entre 20 y 29 años; en Italia son el 3,7%. Ahí, en cambio, el 41,3% tienen más de 70 años, frente al 8,7% coreano. ¿Cómo, si es el mismo virus? La diferencia es que Italia sólo hace tests a los casos más graves; Corea ha testeado de forma masiva y no sólo a los enfermos.
Todos los expertos consultados coinciden que los tests son el factor clave que explica la propagación o contención de la epidemia. Alemania, que comenzó en enero y ahora hace 500.000 pruebas por semana, “tiene una imagen más clara que otros de la parte del iceberg que está escondida bajo el agua”, dice Maier.
Fuente: lavanguardia.com

CORONAVIRUS. Más de 1,2 millones de casos y más de 64.000 muertos en todo el mundo

El nuevo coronavirus COVID-19 ha infectado a más de 1,2 millones de personas en todo el mundo, la mayoría en Estados Unidos, con más de 300.000 casos diagnosticados.
España, con más de 130.000 casos, es el segundo país con más contagiados, seguido de Italia (más de 124.000). Tras ellos, se encuentran Alemania, con más de 96.000 casos, y Francia con más de 90.000. Los cinco países han adelantado a China, el epicentro original de la pandemia, con más de 81.600 casos, la gran mayoría ya recuperados, mientras que la cifra de decesos en todo el mundo supera los 64.000 y la de los recuperados, los 246.000.
Italia y España han superado las muertes de China este mes de marzo y ya acumulan entre ambos países más de 27.700 fallecidos. La enfermedad tuvo gran incidencia en Corea del Sur en febrero, pero logró contener la propagación a mediados de marzo.
La rapidez con la que se extiende el virus ha llevado a varios países a cerrar sus fronteras. La Unión Europea ha cerrado sus fronteras exteriores hasta el 17 de abril y más de 85 países han prohibido la entrada de viajeros países con una gran incidencia, como Italia o España. Es el caso de Estados Unidos, que ha prohibido la entrada de vuelos europeos durante un mes o Israel, Arabia Saudí, Malasia, Nepal, Italia o El Salvador. Otros ciudadanos viven confinados o deben hacer cuarentena al viajar a otro país mientras miles de vuelos en todo el mundo han sido cancelados, los negocios se paralizan y la economía mundial se ralentiza.
EUROPA
España (130.759 casos, 12.418 muertes). Es el segundo país del mundo en contagios. El primer fallecimiento en España tuvo lugar en la Comunidad Valenciana el 13 de febrero y fue descubierto en la autopsia posterior. Una a una se han ido registrando contagios en todas las comunidades españolas, y también en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Más de 70 países han impuesto restricciones a los viajes de ciudadanos procedentes de España.
Italia (124.632 casos, 15.362 muertes). Fue el foco del brote en Europa cuando empezó a detectar casos en la última semana de febrero y es el segundo país del mundo con más contagios. El Gobierno italiano ha cerrado escuelas y todos los comercios excepto farmacias y tiendas de alimentación y ha prohibido entrar y salir del país.
Francia ya está entre los países del mundo con más muertos con coronavirus, al registrar 7.574 fallecidos con más de 90.850 casos contabilizados; mientras que Alemania ha registrado 1.444 muertos con más de 96.000 casos. Suiza acumula 20.505 casos y 666 muertes y suspendió el Salón del Automóvil de Ginebra.
Mención aparte merece la situación en el Reino Unido, que a diferencia de sus vecinos, tardó días en decretar el confinamiento. Ya hay 42.479 casos, entre ellos el príncipe Carlos (ya curado) y el primer ministro Boris Johnson, además de 4.320 muertes.
Países Bajos tiene 16.725 casos y 1.656 muertes. La incidencia es elevada, aunque de menor magnitud, en países como Noruega, con 5.550 casos y 62 muertes; Suecia, con 6.443 y 373 muertes; Bélgica (18.431 y 1.283 fallecidos); Austria (11.781 y 186 muertes), República Checa (4.472 y 59 muertes); Irlanda, con 4.604 casos y 137 muertes y Dinamarca, con 4.268 casos confirmados y 161 fallecidos.
Portugal ha detectado 10.524 casos y 266 muertes, ha declarado el estado de alarma y su presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, llegó a aislarse en su residencia tras haber visitado una escuela donde se registró un positivo.
Rusia ha dado cuenta de 4.731 casos y 43 muertes y su presidente, Vladimir Putin, que el 28 de marzo decretó nueve días de vacaciones obligadas en el país, ha dado vía libre a su gobierno para declarar el estado de emergencia por la pandemia. El alcalde de Moscú ha decretado el confinamiento de sus 12 millones de habitantes. Turquía registra 23.934 contagios y 501 defunciones.
La situación es más leve en el resto de Europa: en Polonia hay 3.627 y 79 muertes; en Rumanía, 3.613 casos y 146 muertes; Grecia (1.673 y 67 defunciones), Islandia (1.364 y cuatro muertes), Finlandia (1.615 y 21 muertes), Croacia (1.079 y ocho muertes); Estonia (1.018 y 13 muertes) o Albania, que con 304 casos ya ha registrado 16 muertes. Bulgaria, con 522 casos y 18 muertes, ha declarado el estado de emergencia.
Como curiosidad, algunos de los países más pequeños del Viejo Continente también registran casos y no pocos fallecimientos: Luxemburgo (2.818 casos, 31 muertes), Andorra (466 casos, 17 fallecidos), San Marino (251 casos diagosticados y 32 fallecidos), Malta (213 casos), Liechtenstein (75 casos), Mónaco (64 casos, entre ellos el príncipe Alberto II, y una muerte) y el Vaticano (6 casos).
AMÉRICA
El país que más preocupa en el continente es Estados Unidos, que al acumular más de 310.000 casos y 8.502 muertes se ha convertido en el país más afectado del mundo. La Administración Trump ha suspendido los vuelos procedentes de Europa durante un mes. El presidente ha declarado la emergencia nacional para combatir el virus y ha ampliado hasta el 30 de abril las medidas contra el Covid-19.
Canadá es el segundo país con mayor número de casos: 14.022 y 234 muertes. Su primer ministro, Justin Trudeau, se ha aislado y se ha sometido a la prueba porque su esposa ha dado positivo.
América Latina
El país más extenso del subcontinente, Brasil, tiene 10.360 casos y 445 muertes. Chile, con 4.161 casos y 27 fallecidos, ha declarado el estado de excepción ante el virus, y Ecuador registra 3.465 y 170 muertes.
México tiene 1.890 pacientes y 79 muertes y el gobierno ha declarado la emergencia sanitaria y alargado hasta el 30 de abril la suspensión de actividades no esenciales. Perú registra 1.746 casos y 73 muertes. Colombia tiene 1.406 casos y 32 muertos, Venezuela, 155 y siete muertes. Argentina, que decretó el confinamiento de su población y lo ha ampliado hasta el final de Semana Santa, suma 1.451 casos y 43 muertes. Uruguay acumula 400 casos confirmados y cinco muertes. En Paraguay se han registrado 104 casos y cuatro fallecidos.
En América Central, destacan los 1.578 casos y 77 fallecidos en la República Dominicana; Panamá tiene 1.801 casos y 46 muertes (incluyendo los nueve casos del crucero Zaandam). Costa Rica tiene 396 casos y dos muertes. Puerto Rico alcanza los 316 casos y 15 muertes; Honduras, 268 y 22 decesos.
Cuba tiene 288 casos y seis muertos, Jamaica, 44 y tres muertos, y El Salvador, 46 casos y dos muertes.
ASIA
China (81.639 casos, 3.326 muertes). El país epicentro del brote, especialmente en la provincia de Hubei, lidera aún el ránking mundial de diagnósticos, pero ya no el de fallecimientos. De hecho, ya ha comenzado a detectar más casos importados que de contagio local, lo que ha llevado a las autoridades a prohibir la entrada de extranjeros, a excepción de personal diplomático.
Irán (55.743 casos, 3.452 muertes). Es el país con mayor número de víctimas mortales en Asia, después de China. La mayoría de los casos se concentran en la provincia de Teherán, pero también hay en Markazí y el norte del país. La situación es "grave" para las autoridades, que han cerrado escuelas y universidades y han suspendido eventos deportivos, culturales, religiosos y reuniones políticas.
Corea del Sur (10156 casos, 177 muertes). Su vecina del norte, que hasta la fecha no ha reconocido un solo caso, ha logrado contener la expansión de la enfermedad a base de análisis masivos y responsabilidad ciudadana.
En Japón se han contabilizado 3.328 casos y 77 muertes. Además, hay 712 casos confirmados del crucero Diamond Princess, donde se han producido 11 fallecimientos.
Malasia (3.483 casos, 57 muertes). Las autoridades han cerrado temporalmente sus fronteras a los pasajeros procedentes de China y Corea del Sur. Filipinas fue el primer país en registrar una muerte con Covid-19 fuera de China a principios de febrero, y ha diagnosticado 3.094 casos y 144 muertes; mientras que Tailandia tiene 2.169 casos y 23 muertes e India, 3.588 casos confirmados y 99 defunciones. En Indonesia, hay 2.179 positivos y 191 muertes. Singapur tiene 1.114 casos y seis muertes. Y destacan también los 2.818 casos y 41 muertes en Pakistán.
La enfermedad tiene una concentración más dispar en el resto del continente. En Asia occidental, Israel acumula 8.018 casos y 46 muertes, ha ordenado el confinamiento y prohibió la entrada a viajeros de España. Especialmente relevantes son las medidas tomadas por Arabia Saudí (2.370 y 29 muertes), que ha prohibido la entrada a la Meca de peregrinos y ha cancelado el rezo diario en las mezquitas. En Qatar, con 1.325 casos y tres fallecidos, se suspendió el primer Gran Premo de MotoGP de la temporada de motociclismo. Los Emiratos Árabes Unidos cuentan hasta el momento 1.505 casos y diez muertes.
ÁFRICA
Egipto (1.070 casos y 71 muertes) y Sudáfrica (1.585 y nueve muertes) son los países con más contagios. El Gobierno egipcio fue el primero en reportar el Covid-19 en el continente africano.
Argelia ha informado de 1.251 casos y 130 muertes, mientras que Marruecos -que ordenó el confinamiento domiciliario durante un mes, hasta el 20 de abril- ha registrado 919 infecciones y 59 decesos. Túnez tiene 553 casos y 18 muertes. Libia, un país deshecho por la guerra, de momento solo ha dado cuenta de once casos y una muerte.
En el resto del continente, el último en el que el Covid-19 ha penetrado, apenas hay lugares donde la pandemia no se haya hecho presente, aunque el registro de casos aún no es alarmante. Destacan Burkina Faso (318 casos y 16 muertos), Camerún (3509 y ocho muertes), Ghana (214, cinco muertos), Senegal (219 y dos muertes), Nigeria (210 y cuatro muertes), Costa de Marfil (218 y una muerte), Mauricio (169 y siete muertes), República Democrática del Congo (148 casos, 16 fallecidos), Kenia (126 y cuatro muertes), Níger (120 casos y cinco muertes), Ruanda (102), Guinea (73) y Madagascar (70).
OCEANÍA
Australia (5.687 casos, 35 muertes). El primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha anunciado que impondrá el aislamiento obligatorio durante 14 días para todos aquellos pasajeros que lleguen al país desde el extranjero.
Nueva Zelanda registra 1.039 casos y una muerte; Guam, 82 y cuatro muertes.
Fuente: rtve.es

ESPAÑA. Los fallecidos por coronavirus descienden a 674 en las últimas 24 horas

España ha confirmado este domingo 130.759 personas contagiadas de coronavirus desde que comenzó el brote en el país, 6.023 más que ayer sábado, según los datos que hace públicos el Ministerio de Sanidad cada mañana.
 674 personas fueron las fallecidas en las últimas 24 horas, la cual es la cifra más baja de los últimos 10 días, desde el 26 de marzo. La anterior más baja fue ayer sábado, 809 víctimas mortales. En total, han fallecido 12.418 personas en España por coronavirus y ha habido 58.564 hospitalizadas, 6.861 de ellas han pasado por la UCI. De ayer a hoy ha habido 1.132 hospitalizaciones, incluidas 319 entradas en la UCI.
Los datos los cierra el Ministerio de Sanidad siempre a las 20:00 del día anterior a que se publiquen. Las autoridades han explicado varias veces que tanto durante el fin de semana como los lunes hay que analizarlos con especial cautela, ya que puede haber alteraciones a la alta o baja debido a que durante los días no laborables se producen más retrasos en las notificaciones desde hospitales y comunidades.
Según las cifras de este domingo, la velocidad de los contagios sigue la tendencia de ralentización que lleva toda la última semana: en las últimas 24 horas ha habido un 4,83% más de infecciones, cuando el domingo pasado el crecimiento fue de 9,06%, casi el doble. La curva de fallecimientos también va a la baja, pues este domingo se anotaron un 5,74% más, y hace una semana el crecimiento en el mismo tiempo fue de un 14,73%. La proporción de hospitalizados ha pasado a ser de un 44,93% de todos los confirmados; hace una semana eran el 55,07%.
Otros datos epidemiológicos en España, que dependen de los criterios que se han seguido en las comunidades para hacer pruebas diagnósticas y de la cantidad que se tenga capacidad para hacer, muestran igual una tendencia a que la curva se "aplane" tras más de tres semanas de estado de alarma y confinamiento. Ayer, la tasa de multiplicación de casos conocida como R0 alcanzó el objetivo más inmediato: llegar a 1. Este domingo se sitúa por debajo, en un 0,98. Esto quiere decir que cada persona que contrae la COVID-19 transmite la enfermedad, de media, a menos de una persona. Al principio del brote, la media era que contagiaba a unas 8. Cuando esa tasa R0 tiende a 0, la epidemia desaparece.
En la tabla siguiente, además de exponer los datos que demuestran la incidencia del coronavirus en España por Autonomías, presento unos cálculos estadísticos, basados en la Letalidad del SARS-COV-2 estimada entre 1,4% y 2,1% (según estudio publicado por el New England Journal of Medicine), así como los referidos a una letalidad para la población en general entre 0,3% y 1% (procedente del Ministerio de Sanidad), que identifican los probables casos de coronavirus no detectados, evidentemente no validados por la comunidad científica, por lo que deben tomarse con la debida prudencia,
(*) Datos consolidados a 20:00 horas de 04/04/2020 ( Ministerio de Sanidad)
Fuente: Redacción y eldiario.es