25 de octubre de 2020

ESPAÑA. Margarita del Val pronostica cómo será la situación sanitaria respecto del coronavirus en Navidad

 Entrevista concedida a The Conversation de la viróloga Margarita del Val, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC-UAM) y coordinadora de la Plataforma Temática Interdisciplinar del CSIC en Salud Global que investiga la COVID-19.

Margarita del Val: " La borrasca de la pandemia la podemos controlar nosotros"

Respecto a lo que nos espera de aquí a final de año, aseguró que "vamos a enfrentarnos a una oleada de otoño. Lo veo por lo que está pasando en Europa y por lo que ocurrió en España en 2009 con la pandemia de gripe A, otro virus respiratorio en una época de pandemia con demasiada gente sin inmunidad. Entonces empezó a subir la curva despacio, sobre todo con el frío de Madrid, según empezaba el otoño".

"No es exactamente comparable con la gripe A porque ahora tenemos medidas para protegernos y, si las aplicamos, podemos pararlo. La oleada de otoño no es una maldición inevitable, la podemos evitar nosotros. Se puede parar. Las personas mayores este verano no tuvieron su oleada porque se retiraron e hicieron que bajara la edad mediana de los casos de 60 a 38 años", añadió la experta.

Sobre cómo será la situación de cara a las próximas fiestas de Navidad, recalcó que "depende de nosotros, siempre depende de nosotros. No es como cuando llega la borrasca, que da igual lo que hagamos. La borrasca de la pandemia la podemos controlar nosotros. Es verdad que es más difícil en otoño que en verano y Europa lo está mostrando: varios países que prácticamente no tuvieron oleada de verano ahora empiezan a ver más casos".

"La oleada de otoño no es una maldición inevitable, la podemos evitar nosotros"

Cómo frenar la propagación

Asimismo, incidió en las herramientas que están en nuestra mano para frenar la enfermedad: "Se puede ralentizar suficiente con medidas de prevención de salud pública: higiene, distancia, mascarillas, control del aire, tener cuidado con los sitios cerrados, restringir las burbujas, teletrabajar quien pueda, facilitar el transporte público para que no haya aglomeraciones, dar mascarillas a quien no pueda gastarse tanto, aislar a quienes no puedan hacerlo en hoteles medicalizados como ya hay en Madrid".

El futuro sin vacuna

Cuestionada sobre el escenario futuro hasta que llegue la vacuna, Del Val comentó que "los otros coronavirus tienen genes de virulencia, pero parecen benignos porque una mayoría aplastante de la población tiene inmunidad. Como nosotros estamos fuertes, esos virus parecen débiles. Poniéndonos en lo peor, el SARS-CoV-2 podría quedarse como otro coronavirus catarral algo menos leve que los otros. Quizá como la gripe, que causa muertos todos los años".

Pese a ello, se mostró optimista sobre la llegada de la vacuna: "Yo creo que sí, porque los coronavirus varían menos que la gripe y hay más de cien vacunas en desarrollo. ¿Que las primeras serán las más sencillas y a lo mejor no bastan? Puede, pero en nuestra situación actual será un avance gigante aunque solo proteja parcialmente. A partir de ahí se irán mejorando, porque lo que se le pide a una vacuna es que sea igual o mejor que la inmunidad natural".

"En cualquier caso, no creo que haya una única primera vacuna, porque surgirán y se producirán más en diferentes países. Tampoco confío en que sea muy pronto y, sobre todo, que nos quiten por completo la responsabilidad de mantener las medidas preventivas. Eso sí, las vacunas se tienen que expandir por todo el mundo, incluso desde un punto de vista egoísta, o nos volverá la epidemia", subrayó.

"Las vacunas se tienen que expandir por todo el mundo, incluso desde un punto de vista egoísta, o nos volverá la epidemia"

La función vital

Además, explicó la función esencial que deberían tener estos remedios: "Lo ideal será que, además de evitar síntomas y muertes, las vacunas eviten los contagios. Esas son las mejores. En caso contrario no merecerá la pena vacunar a millones de jóvenes sanos que ya tienen una altísima probabilidad de ser asintomáticos contagiosos".

Por este motivo, "a quien queremos proteger es a las personas que tienen COVID-19 grave y mueren, y para eso tenemos que emplear vacunas que funcionen y sean seguras en ellos. Para saber que una vacuna es segura en los grupos de riesgo primero se han tenido que hacer ensayos clínicos en personas sanas y luego atreverse a reclutar voluntarios entre esos grupos de riesgo. A eso todavía no hemos llegado. Por eso creo que habrá vacuna, pero no tan pronto".

Poca eficacia de los tratamientos

La viróloga también expuso su opinión sobre los tratamientos ya existentes, pero que de momento han fracasado en su mayoría: "Probar un fármaco que ya se usa para otra dolencia y se sabe que no es tóxico, si los ensayos previos son prometedores, es una estrategia que abarata y acelera el desarrollo de fármacos. No es nueva. Pero no es un antiviral diseñado a medida y hay que probar muchos, no vas a encontrar uno de cada diez. Esto no era deseable pero sí esperable. Se están probando más e igual surge alguno. Además, hasta ahora se han buscado muchos antibióticos y pocos antivirales, y los virus respiratorios no han tenido un alcance que haya justificado su investigación, de ahí que no hubiera".

Diferencias respecto a marzo

Acerca de la comparación de la situación actual con la de marzo, recalcó que "las circunstancias no me parecen las mismas, porque en marzo no sabíamos los grupos de riesgo y la protección era distinta. No es comparable y la mortalidad del verano ha sido menor porque ha afectado a gente mucho más joven. El cambio en la población afectada hace que dos oleadas sean muy distintas. Dos momentos distintos de la pandemia no se pueden comparar tan fácilmente. De hecho, Fernando Simón ha dicho que empieza a subir la edad de los pacientes mayores en UCI. Aunque se hayan protegido les está llegando".

"Creo que habrá vacuna, pero no tan pronto"

La pandemia que esperaban

Por último, afirmó que los científicos "esperábamos una pandemia de gripe y esta ha sido peor precisamente por eso. Las grandes pandemias de gripe afectan sobre todo a jóvenes, porque los mayores tienen inmunidad celular, al haber estado toda su vida reinfectándose sin enterarse. Creíamos que eso era una pandemia: el virus de la gripe cambia tanto que una parte de la población no tiene nada de inmunidad. Siempre ha habido gripes A, pero afectaban a los jóvenes".

Pero "lo que no esperábamos es que esto afectara así al cien por cien de la población, porque tenemos un concepto erróneo de qué era la inmunidad. Solo se miraban los anticuerpos, que es lo fácil de medir y esos sí que no valen cuando cambia mucho la cepa de la gripe A. Me he pasado toda la vida diciendo que la inmunidad celular es importante. Los anticuerpos neutralizan los virus, pero la inmunidad celular destruye las células infectadas donde se fabrican a miles. Es la gran pandemia porque nadie esperaba que afectase de esa manera a la población anciana porque no ha sido así con las gripes, que era lo que esperábamos", argumentó la experta.

Fuente: ticbeat.com

ESPAÑA. La Comisión Europea podría intervenir al CGPJ por no aplicar la sentencia del TJUE.

 Buena nota debiéramos tomar todos del artículo que seguidamente presento, gentileza del periódico online “Diario16.com”, sobre la resolución del Tribunal Supremo en juicios de hipotecas con IRPH

La decisión del Tribunal Supremo es un claro desafío al TJUE que puede tener como consecuencia el envío de «hombres de negro» al Consejo si no hay una rectificación inmediata como ya ocurrió con el pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, aunque entonces a quien beneficiaba un cambio de decisión era a la banca y no al pueblo.

El Tribunal Supremo adoptó una decisión absolutamente incomprensible respecto al IRPH que ha supuesto un golpe para los afectados, sobre todo después de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en la que se declaró, con meridiana claridad, que, si no se supera el control de transparencia, la cláusula es abusiva y, por tanto, nula. Sin embargo, el Supremo decidió en los 4 asuntos tratados que hubo esa falta de transparencia pero que no detectó abusividad. ¿Cómo es posible un sinsentido de tal calibre?

Además de destrozar, una vez más, el prestigio de las instituciones democráticas españolas, esta rebelión en contra de Europa llega en un momento en el que está en juego la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Juristas consultados por Diario16 afirman que todo esto no es más que la consecuencia de tener una administración de Justicia anquilosada en los cánones napoleónicos y de la soberbia del órgano de gobierno de la judicatura porque no han aceptado aún que el derecho comunitario es prevalente.

La decisión adoptada por el Supremo de ignorar totalmente la decisión del TJUE puede tener consecuencias por parte de la Comisión Europea. Diferentes expertos en derecho comunitario consultados por Diario16 coinciden en el hecho de que Europa podría llegar a intervenir el Supremo si incumple la sentencia del TJUE. «La Comisión podría enviar “hombres de negro” al Consejo General del Poder Judicial, y desde allí sancionar a los jueces que no apliquen derecho de la Unión, al igual que pasó con la economía», afirma a este medio un experto abogado en derecho comunitario.

Una sentencia del TJUE, en referencia a los tribunales de Polonia, indicaba claramente que los jueces de los distintos países miembros ya no lo eran en exclusiva de los Estados, sino que todos los jueces, por la cesión de soberanía de los países, lo son, con prevalencia, de la Unión Europea.

Por tanto, están obligados a cumplir de manera estricta las decisiones adoptadas por el TJUE que van en contra del derecho comunitario y, en el caso del IRPH el Supremo se ha rebelado contra la decisión de los tribunales europeos al no declarar la abusividad del índice a pesar de reconocer la falta de transparencia.

«La sentencia de Polonia afirma que los jueces de cada país son jueces de la Unión. No hay más jueces españoles, belgas o franceses. Hay jueces de la Unión de Bélgica, España o Francia, que aplican el derecho de la Unión y el del país. Para hacer un paralelismo, es el mismo caso que el de un juez de Madrid que va a Barcelona y ha de aplicar el derecho español y el derecho foral catalán», afirman las mismas fuentes judiciales.

Por tanto, a partir de ahí se puede esperar cualquier reacción de Europa, incluida la de la intervención por parte de la Comisión del Consejo General del Poder Judicial, porque en Luxemburgo ya tienen que estar muy hartos de estar recibiendo cada año miles de cuestiones prejudiciales relacionadas con la interpretación que algunos tribunales españoles hacen de los derechos de la ciudadanía respecto a los abusos de la banca.

Fuente: Diario16.com

ESPAÑA. Golpe judicial a la banca: una sentencia obliga a la devolución de los gastos hipotecarios

 El Juzgado de lo Mercantil nº 11 de Madrid ha anulado las cláusulas de atribución de gastos hipotecarios y las entidades tendrán que devolver el 100% de los gastos de registro de la propiedad y el 50% de notario, gestoría y tasación en la constitución de hipoteca

Mientras el sector financiero aún descorchaba el champán tras la bochornosa decisión del Supremo respecto al IRPH, se ha demostrado que no todos los jueces son iguales respecto a la banca y el Juzgado de lo Mercantil nº 11 de Madrid ha dictado una sentencia favorable, a la que Diario16 ha tenido acceso, para los millones de afectados por los abusos del sector financiero español.

En concreto, en la acción colectiva de cesación interpuesta por ASUFIN contra Kutxabank, Banco de Caja España de Inversiones Salamanca y Soria (ahora Unicaja Banco), ING Bank y Deutsche Bank los magistrados han anulado las cláusulas de atribución de gastos hipotecarios y las entidades tendrán que devolver el 100% de los gastos de registro de la propiedad y el 50% de notario, gestoría y tasación en la constitución de hipoteca. Además, los bancos deberán abonar los intereses legales desde la fecha de pago de cada gasto.

De este modo, un cliente con una hipoteca de 200.000 euros constituida en el año 2008 podría recuperar cerca de 1.500 euros de capital de los gastos de constitución sumados a los intereses:

 

Fuente: ASUFIN

La sentencia favorable a la demanda colectiva presentada por ASUFIN beneficiará a todos los que hayan pagado gastos por constituir su hipoteca, pudiendo recuperar hasta 1.500 euros de media sin necesidad de litigar, con el ahorro de costes y tiempo que ello supone, de hasta cuatro años de media.

Prácticamente todos los hipotecados que firmaron sus préstamos antes de la entrada en vigor de la Ley de Contratos de Crédito Inmobiliario (LCCI) en junio de 2019 tuvieron que afrontar la factura adicional de los gastos hipotecarios. Hablamos de una cifra aproximada de 15 millones de hipotecas, según datos extraídos del INE.

Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN, destaca el carácter pionero del éxito de esta sentencia: «Es la primera vez que se gana en tribunales una acción de cesación colectiva de gastos, tras las recientes sentencias del TJUE y el Supremo en julio de este año». Suárez, además, ha añadido que esta cláusula abusiva es una de las «más transversales dado que la sufrieron la práctica totalidad de los hipotecados».

Una de las consecuencias más importantes de esta sentencia es que cualquier consumidor que tenga en su escritura de constitución de hipoteca una cláusula de las que aparecen en el fallo de las sentencia puede pedir, en ejecución de sentencia, esa devolución como beneficiario de la condena según indica el artículo 519 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

Es decir, no hace falta iniciar una demanda individual, con los costes que ello conlleva, sino que directamente puede verse beneficiado por el éxito obtenido en esta demanda, cuya dirección letrada ha corrido a cargo del abogado colaborador de ASUFIN, Agenor Gómez.

Además, la demanda colectiva ganada en tribunales le evitará a los afectados los tiempos de un procedimiento ordinario, con sus diferentes fases de la instrucción, que sólo en juzgados especializados como el 101bis de Madrid o el 50 de Barcelona ascienden a un año y medio, mínimo, de admisión a trámite y otros tres de tramitación.

Fuente: Diario16.com

CORONAVIRUS. La angustia de los pacientes con 'COVID persistente':

 Cinco pacientes con síntomas de COVID-19 desde hace siete meses cuentan a RTVE.es como han cambiado sus vidas

Fiebre, dolor muscular, fatiga o dificultad respiratoria… lo que para algunos pacientes han sido síntomas de COVID-19 durante unos 15 días, se ha convertido en una afección de más de siete meses para otros, impidiendo incluso su reincorporación al trabajo o a sus aficiones. Es lo que ha empezado a denominarse ‘COVID persistente’, una situación que ya ha sido puesta en evidencia por la Organización Mundial de la Salud y que un estudio publicado en la revista científica British Medical Journal estima que podría afectar a un 10% de los contagiados de coronavirus.

De esta larga lista de afectados forman parte Fátima, Sonia, Asier, María y Sílvia, cinco pacientes que han descrito a RTVE.es cómo es su batalla diaria contra estas dolencias de las que no se sabe cuándo remitirán ni el tratamiento. “Llevo más de 190 días con fiebre y nadie me da una respuesta”, asegura en este caso Fátima, una joven que forma parte de alianza Long Covid ACTS, formada por seis colectivos de pacientes de Madrid, Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Andalucía que reclaman visibilidad y una mayor investigación en el tratamiento.

“Llevo más de 190 días con fiebre y nadie me da una respuesta“

Los profesionales sanitarios, a través de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), también se han unido a esta petición y, aunque ya han elaborado un primer kit de actuación profesional básica y grupos de estudio, advierten de una nueva barrera: la puesta en marcha de estos proyectos en una sanidad ya saturada por los nuevos contagios y en un contexto político sumido en las discrepancias.

Fátima, de sanitaria a paciente persistente

La persistencia de síntomas de COVID-19 ha cambiado radicalmente la vida de Fátima. En tan solo siete meses, ha pasado de trabajar como enfermera de UCI de contagiados de coronavirus a paciente con síntomas persistentes a los que médicos aún no encuentran explicación. “Es desesperante. A veces te levantas bien, pero otras sufres recaídas muy fuertes y te lías a llorar”, cuenta.

“A veces te levantas bien, pero otras sufres recaídas muy fuertes y te lías a llorar“

Esta andaluza de 31 años recuerda aún con claridad que fue el 10 de abril el primer día que experimentó síntomas compatibles con coronavirus: fiebre, tos y escalofríos. Desde entonces y hasta hoy ha sufrido una cascada de dolencias alternas que incluyen disnea (falta de aire), problemas de riñón, taquicardias, fatiga y afecciones dermatológicas por las que ha tenido que dejar su trabajo y aficiones.

“Yo estaba sana antes de la pandemia, hacía surf, yoga, corría… Ahora tan solo estirar en la esterilla ya me da taquicardia y conducir me produce una fatiga totalmente fuera de lo normal. Es muy limitante y la recompensa por hacer una actividad que para otros es normal son días de cama para mí”, lamenta.

Fátima ha pasado de enfermera a paciente con síntomas persistentes de COVID en siete meses Fátima ha pasado de enfermera a paciente con síntomas persistentes de COVID en siete meses

A Fátima le hicieron varias pruebas para descartar otras enfermedades, así como PRC o test de serología, sin embargo, todas daban negativo. Esto ha provocado que su primer diagnóstico como sospechosa de COVID-19 para su baja laboral haya acabado difuminándose hasta ser sustituida por el de fiebre o fatiga, dificultando el reconocimiento de sus patologías como un accidente laboral.

“Es una doble lucha constante. Tengo que enfrentarme cada día a la enfermedad, pero también a la incomprensión de mucha gente. Piensan que es una invención y que los síntomas no pueden durar tanto, pero es muy real y, por desgracia, cada día hay más personas afectadas”.

Estos síntomas también los comparte Alicia, una enfermera que relató en una entrevista a RNE como el virus le ha dejado daños en el corazón, fiebre y dolores musculares durante siete meses. “Mis hijas dicen que parezco una abuelita”, contó tras pedir a los ciudadanos que no minusvaloren el riesgo de infección. “Ojalá la gente supiera a lo que se está exponiendo”, añadió Alicia.

El colectivo sanitario ha sido uno de los más afectados de la pandemia, siendo el número de profesionales sanitarios con positivo superior a 66.000 hasta el 14 de octubre, según la información proporcionada por el Ministerio de Sanidad. Además, se han contabilizado 63 fallecidos hasta el 5 de junio.

 Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Siete meses con síntomas de COVID19: "Mis hijas dicen que parezco una abuelita" - Escuchar ahorareproducir audio06.08 minLas mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Siete meses con síntomas de COVID19: "Mis hijas dicen que parezco una abuelita" - Escuchar ahora

Pacientes que no fueron ingresados y carecen de PCR

Sonia, por su parte, es otra de las afectadas por esta dolencia. Tenía dos trabajos antes de la pandemia, uno de ellos en un consultorio de veterinaria, pero no ha podido reincorporase y ha sido despedida recientemente. Detectó los primeros síntomas compatibles con la COVID-19 a principios de marzo "cuando algunos aún pensaban que era una gripecilla fuerte", pero a causa del confinamiento y la saturación del sistema sanitario no consiguió una PCR hasta meses después, siendo ya el resultado negativo.

“Los meses de marzo y abril lo pasé enferma en la cama, esperando que un día se me pasara, pero no ha sido así, al contrario, cada día iba a peor”, recuerda. “Desde entonces mi vida ha sufrido un giro de 180 grados. Antes de la pandemia había hecho alpinismo en el Himalaya, he corrido maratones y ahora casi ni puedo dar un paseo de un kilómetro”, explica Sonia que, además de la fatiga, sufre fiebre, visión borrosa, pitodos en los oídos, ahogos y pérdidas de memoria o concentración.

Sonia practicando escalada antes de la pandemia de coronavirus Sonia practicando escalada antes de la pandemia de coronavirus

Ante la falta de respuesta médica, Sonia también entró a formar parte del colectivo de afectados en el País Vasco, con más de mil personas, para “avanzar en la lucha y que se nos reconozca la enfermedad”. “Ahí nos dimos cuenta de que le pasaba a muchas personas, con circunstancias y de lugares muy diferentes”, ha asegurado y denuncia una situación de abandono por parte de los gobiernos a las que acusa de querer “barrer las cifras debajo de la alfombra”.

“Los datos que vemos ahora son solo la punta del iceberg, hay mucha gente enferma que, como yo, no aparecemos en las estadísticas y que no se sabe cómo van a evolucionar. La invisibilización traerá problemas peores", dice contundentemente.

Covid persistente, síntomas que duran meses con PCR negativasreproducir video01.41 minCovid persistente, síntomas que duran meses con PCR negativas

"Aún no hay tratamiento, ni respuesta”

Estos meses tampoco han sido nada fáciles para Asier, un trabajador del ámbito turístico, que experimentó síntomas compatibles de coronavirus a primeros de marzo, cuando aún no se había decretado el estado de alarma. Cuando fue al médico, tenía fiebre y le diagnosticaron catarro, sin realizarle más pruebas. Poco después empeoró, comenzó la tos y perdió mucho peso bruscamente, así como el olfato y el gusto, por lo que finalmente se reconoció que podría tener COVID-19. Para aquel entonces, sus padres, que vivían con él, se habían contagiado con coronavirus. Su padre llegó a estar ingresado en el hospital y murió poco después sin que pudieran despedirse.

“Pasaron los meses y los síntomas no han remitido. Me dieron tratamiento psicológico y estoy de baja por duelo y la fatiga, ya que no tuve PCR que pueda justificar que todo viene de ahí, aunque las dolencias son claras”, explica. Además de su tragedia personal, su salud y la situación laboral, Asier tampoco ha podido retomar otras actividades como el ciclismo.

“He ganado campeonatos, he subido algunas de las montañas más altas de España y he cruzado bahías a nado, pero eso ahora es prácticamente imposible. Hago 10 km en la bici y tengo que dar la vuelta”, lamenta. “He llamado a muchas puertas, pero siempre es como darse contra un muro: aún no hay tratamiento ni respuesta”, explica este joven vasco que sufre tripanofobia, es decir, miedo a las agujas y al que hacerse las pruebas le cuesta el doble de trabajo.

A la espera de un protocolo unificado que agilice las pruebas

Otras de las pacientes afectadas son María, una valenciana de 26 años, y Sílvia, una catalana de 52, quienes tampoco han podido volver a su vida anterior después de experimentar los primeros síntomas de coronavirus a mediados de marzo. María, que en aquel momento se encontraba en Nueva York trabajando, consiguió una PCR positiva, pero pasaron los meses y no se recuperó.

“Todo empezó con algo de fiebre. Pensaba que sería el discurso general de 'vas a estar 14 días enferma', pero esta pesadilla no acaba más que empezar”, relata tras sufrir posteriormente fatigas, taquicardias, conjuntivitis y fuertes dolores de cabeza.

De vuelta en España, comenzó “un circuito de pruebas básicas” que aún siguen haciéndole. “Es un proceso largo y lento, mientras los síntomas siguen debilitándonos cada día”, dice María, que pide protocolos unificados y comprensión para que “no tengas que convencer a algunos médicos sobre lo que te pasa” y se puedan tratar los síntomas por los cuales ha dejado de lado muchas de sus aficiones: hacer ejercicio, cantar o incluso leer o ver películas.

“Si intento ver una película o leer tengo que parar enseguida por las molestias“

“Tengo fatiga todo el día, no puedo hacer grandes esfuerzos y si intento ver una película o leer tengo que parar enseguida por las molestias”, relata y pide “responsabilidad” a los ciudadanos para seguir las medidas sanitarias y evitar contagios. “Piensas que lo vas a pasar, pero no sabes si es así o si te quedarán síntomas”, advierte.

El 10% de los afectados por COVID sufre secuelas meses después de pasar la enfermedad. El 10% de los afectados por COVID sufre secuelas meses después de pasar la enfermedad

En cuanto a Sílvia, padece disfonía crónica desde marzo, así como otros síntomas de COVID-19. “Estuve diez días teletrabajando porque parecía una faringitis, pero a finales de marzo empezó una montaña rusa de síntomas. Fui tres veces a urgencias en plena pandemia porque comencé a sufrir ahogos, me diagnosticaron una neumonía en un pulmón izquierdo y me mandaron a casa. A partir de ahí, empezó la conjuntivitis, la diarrea, manchas en la piel, el dolor muscular, la fatiga y los problemas de memoria. Ahora soy como una señora de 80 años, tengo que hacerme listas de todo”, cuenta.

Le realizaron la PCR a los 85 días de los primeros síntomas y dio negativo, así como la serología, sin embargo, su médico ha reconocido “una infección por COVID-19 con sintomatología leve-moderada en seguimiento” y así lo refleja su baja laboral. "Es el código B34-2 y es el que reclamamos para la baja de los compañeros que están igual. No es un simple número, es el origen de lo que pasa, una manera de contabilizar y ver el problema o establecer patrones”, explica Sílvia, que forma parte del colectivo de afectados persistentes de Cataluña.

Sílvia que ha tenido que dejar de bailar y de pasear con sus amigos por el monte los fines de semana pide a la gente que “se tome en serio lo que ocurre”. “Hay que ponerse la mascarilla, mantener la distancia de seguridad y lavarse las manos. Un pequeño esfuerzo ahora puede evitarte mucho después, a ti, a tu familia y a todos. Ya hemos visto que el virus no entiende ni de edad, perfil o condición”, aconseja.

Sílvia ha tenido que renunciar a caminar por la montaña poor los síntomas persistentes de COVID-19 Sílvia ha tenido que renunciar a caminar por la montaña poor los síntomas persistentes de COVID-19

 Cien síntomas diferentes y una sanidad saturada

Desde la SEMG, la doctora y portavoz Rodríguez Ledo reconoce que aún "no hay mucha información" sobre los factores que producen estas dolencias, aunque las primeras hipótesis apuntan a que el virus podría poner en marcha "una cascada de inflamación crónica que se expande por el organismo, dando lugar a una pluralidad de síntomas, que incluso podrían llegar a ser de cien tipos diferentes".

En cuanto al perfil de los pacientes con dolencias, la doctora identifica dos tipos de afectados: los que han pasado la enfermedad de manera grave y tienen secuelas que no van a remitir- y que se corresponden generalmente con hombres mayores pluripatológicos; y los persistentes, que pueden haber pasado la infección de manera más leve, pero experimentan síntomas con una duración indeterminada y que se manifiestan en su mayoría "en mujeres con una media de edad de unos 44 años".

Sobre la atención a de los sanitarios, Rodríguez apunta a que la SEMG ha elaborado un protocolo básico para orientar a los profesionales, una encuesta para determinar la incapacidad de los síntomas y ha iniciado una colaboración con grupos de investigación de Zaragoza y Alemania. “En una enfermedad a la que se le ha asociado una mortalidad tan alta tendemos a infravalorar la situación cuando no es de peligro vital, pero no sabemos si las dolencias podría empeorar. En este caso, no debemos olvidar que son personas con vida laboral y familiar generalmente muy activa y que dicen sentirse incapacitados a edades muy tempranas”, advierte.

Como receta para este problema, la sanitaria pide una mayor investigación, así como más recursos para una atención primaria "ya saturada" por la llegada diaria de nuevos casos. "Es muy importante tener registros claros y auténticos a nivel nacional de lo que está sucediendo, pero también, aumentar la investigación y difundir los resultados tanto a los médicos como a la sociedad en general”, apunta para evitar que este problema acabe haciendose crónico en la sociedad española que ya supera el millón de casos de coronavirus.

Fuente: rtve.es

'GHOSTING'. Práctica en redes sociales que destruye la salud mental de los jóvenes

 El fenómeno se da cuando una de las dos partes de una interacción desaparece por motivos afectivos de forma repentina y sin motivo aparente

Las víctimas pueden llegar a desarrollar pérdidas de autoestima, depresión y miedo a la hora de embarcarse en futuras relaciones

'Ghosting', la práctica en redes que destruye la salud mental de los jóvenes

El fenómeno se da cuando una de las dos partes de una interacción por motivos afectivos desaparece de forma repentina y sin motivo aparente.

Cuando el escenario para el coqueteo, la galantería, la seducción y, en definitiva, la conquista era —solo— la plaza del pueblo, el ghosting era difícil de practicar. Lo tangible de la interacción entre dos personas que se conocían a través de un amigo, de un pariente o en la barra del bar que frecuentaban volvía muy difícil que una de las dos partes decidiera, de pronto, esfumarse sin dejar rastro. “Adiós muy buenas, ya no me interesas”. En cambio, ahora que el ligue tiene mucho de digital y cada vez menos de Lauren Bacall y Humphrey Bogart, ahora que Instagram y Tinder son la arena donde proliferan las nuevas formas de seducción, siempre a golpe de esbeltas fotografías y comentarios que se pretenden ingeniosos, el terreno para el ghosting es fértil hasta el punto de que, según un estudio de la Universidad Western Ontario publicado en 2018, el 65% de los encuestados reconocieron haberlo practicado, y hasta un 72% dijo haber sufrido una desaparición fantasmagórica.

Esto del ghosting (ghost es fantasma en inglés) es lo que en España se ha venido denominando tradicionalmente una espantada en toda regla y ha existido siempre, pero el anonimato que otorgan las redes y, sobre todo, el hecho de que muchas veces las dos personas que interactúan no tienen entre sí más lazos que la propia conversación (ni amigos ni lugares en común) han puesto la práctica en boca de muchos profesionales de la salud mental. Por situar el término, la psicóloga clínica Francesca Román, directora de Centrum Psicólogos, define así el ghosting: “Es un fenómeno vinculado a las interacciones que se producen en las redes sociales. Cuando alguien hace ghosting... desaparece, corta todo vínculo y comunicación con la persona con quien interactuaba, termina con las llamadas y la bloquea en redes sociales”. Además, muy frecuentemente lo hace sin previo aviso y sin motivo aparente, lo que lleva a la víctima a “quedar esperando” y preguntándose “qué ha podido hacer mal”, toda vez que no ha recibido ninguna explicación.

“En los casos más extremos, las personas que sufren esta práctica pueden llegar a caer en depresiones”, afirma Román. “Algunas de las víctimas”, completa la psicóloga, “lo viven como algo muy traumático y sufren cuadros de ansiedad, pérdida de autoestima, inseguridad, sentimiento de culpa o pensamientos obsesivos”. Muchas veces, relata la doctora, que ha tratado algunos casos en su consulta, las desapariciones se producen de repente, incluso “se dan casos de que los interactuantes fijan una cita un día concreto a una hora concreta y, a pesar de que durante esa misma jornada se ha mantenido la normalidad en las conversaciones, uno de los dos no se presenta y no vuelve a dar señales de vida”. El ghosting, entonces, suele ser algo repentino e inesperado que produce un shock en la víctima que muchas veces le genera “miedo” a la hora de confiar, más adelante, en otras relaciones de pareja… “¿Me volverá a pasar lo mismo?”, piensan.

Entre el agobio y el perfil psicopático

La otra cara de la moneda es el ghost. De la misma forma que no solo hay un tipo de víctima o, mejor dicho, que no todas las víctimas reaccionan igual, tampoco a todos los fantasmas los mueven las mismas motivaciones. La psicóloga separa, grosso modo, en dos grupos a las personas que ejercen el ghosting. Por un lado están los que “por vergüenza, por culpa o por miedo a la reacción del otro prefieren desaparecer antes que enfrentarse al ‘adiós’”. En otras palabras, el agobio que produce a este perfil de ghost el hecho de comunicar a la persona con la que lleva días, semanas o meses interactuando por redes sociales —o que, incluso, ya en persona— es tan insoportable que le lleva a cortar la relación de raíz sin dar explicaciones, por supuesto a sabiendas del daño y la incertidumbre que puede provocar.

Sin embargo, existe otro perfil más siniestro, menos comprensible. “Son los que lo hacen por empoderarse, por sentir que son poderosos y que tienen la capacidad de cortar una relación y de manejar los hilos de una interacción”, tercia Francesca Román. “Sin duda, se trata de un perfil psicopático”, apuntilla. En cualquier caso, los estudios al respecto del fenómeno reflejan que la mayor parte de los casos se da entre los jóvenes menores de 30 años, aunque la psicóloga insiste en que “todo el mundo está sujeto a verse sumergido en un caso de este tipo”, más aun teniendo en cuenta la democratización de las redes sociales, cuyo uso se ha extendido a prácticamente a todos los grupos de edad.

Tinder es la nueva plaza del pueblo, el nuevo bar al que se va a buscar el amor, la compañía y el sexo; o cuando menos comparte protagonismo con esos escenarios. Los tiempos cambian y los foros para encontrar pareja también. Lo que no cambia, no obstante, es “la poca empatía” que tienen algunos cuando el interés o el agrado se desvanecen. A las pacientes que ha tratado la doctora Román les recomienda más cautela a la hora de conocer a alguien por redes sociales, que no se ilusionen demasiado pronto y que no focalicen todas sus conversaciones en un solo contacto hasta que no tengan claro que es de fiar. El Tinder es como un bar, pero sin ese camarero o camarera de turno que te invita a una copa si te dan plantón, o si te hacen ghosting.

Fuente: Inforlibre.es

ESPAÑA. Rueda de prensa del Presidente del Gobierno hoy, tras el Consejo de Ministros. Datos de la incidencia del coronavirus

 El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá en rueda de prensa, cuando termine el Consejo de ministros extraordinario, en el que probablemente se vaya a declarar el estado de alarma para la contención del coronavirus en esta segunda ola.

El agravamiento de la situación ha hecho que 10 comunidades autónomas y la ciudad autónoma de Melilla hayan reclamado al Gobierno central que apruebe esta figura de excepción para dar una respuesta homogénea a la escalada y dar cobertura legal al confinamiento nocturno.

Las Comunidades que lo han solicitado han sido Asturias, Extremadura, La Rioja, Navarra, Castilla-La Mancha, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y la ciudad de Melilla, ninguna gobernada por el PP.

Los datos del coronavirus en España

Cifras totales: 1.046.132 casos de coronavirus confirmados con prueba diagnóstica de infección activa; 34.752 muertos con test positivo a 23 de octubre

292.754 en Madrid (10.211 muertos)

192.035 en Cataluña (5.960 muertos)

106.298 en Andalucía (2.270 muertos)

69.989 en Castilla y León (3.446 muertos)

57.628 en País Vasco (2.032 muertos)

57.347 en Castilla-La Mancha (3.338 muertos)

53.831 en la Comunidad Valenciana (1.719 muertos)

48.283 en Aragón (1.566 muertos)

29.254 en Murcia (283 muertos)

28.711 en Galicia (859 muertos)

28.009 en Navarra (668 muertos)

16.876 en Baleares (352 muertos)

16.547 en Canarias (267 muertos)

16.077 en Extremadura (676 muertos)

11.300 en La Rioja (442 muertos)

9.432 en Asturias (391 muertos)

8.500 en Cantabria (248 muertos)

2.094 en Melilla (11 muertos)

1.167 en Ceuta (13 muertos)

*Fuente: Ministerio de Sanidad

PANDEMIA Y CONSPIRACIONES. La Covid-19 y los disturbios impulsan las conspiraciones

 Q es un movimiento conspiranoico que nació en Estados Unidos en 2017 y que, al calor de la pandemia global, se está extendiendo a países europeos, incluida España. Creado por y para las redes ha acabado saltando a las calles en las manifestaciones de los negacionistas contra las medidas anti-Covid19.

Las próximas elecciones en Estados Unidos son cruciales para los Q porque enfrentan a lo que ellos consideran “el Bien”, encarnado por el republicano Donald Trump, con “el Mal”, el demócrata Joe Biden. Los expertos temen una reacción violenta de los seguidores de Q si Trump pierde.

El presidente de Estados Unidos y sus generales libran una guerra secreta. Muchos de sus enemigos en el “Estado profundo” –las élites políticas, económicas y mediáticas– ya están entre rejas, si bien la prensa tradicional continúa fingiendo que llevan vidas normales. Otros andan sueltos, practicando rituales satánicos, organizando redes de pedofilia y haciendo sacrificios de niños para obtener adrenocromo, un compuesto químico al que han desarrollado una adición insaciable.

Esta es la trama de QAnon, la teoría conspirativa que cumple tres años ganando adeptos entre los seguidores de Donald Trump. Lo que en su momento parecía un ejercicio de troleo sin precedentes –el usuario que promovió estos bulos en redes sociales adaptaba el guión de una novela publicada en 1999 por un colectivo anarco-comunista italiano– ha dejado de ser una excentricidad con tintes cómicos.

QAnon: The Great Awakening (“el gran despertar”), libro escrito a 24 manos anónimas, ha llegado a figurar entre los best-sellers de Amazon. Apple tuvo que retirar una aplicación diseñada para publicar actualizaciones de la conspiración (llamada QDrops, en honor a las “entregas Q” en las que se relatan los eventos más reciente de la trama) cuando alcanzó el décimo puesto de su App Store. Los seguidores de QAnon aparecen regularmente en los mítines de Trump, portando pancartas con forma de “Q” gigante. También se han apropiado del hashtag #SaveTheChildren, haciendo descarrilar una campaña real contra el tráfico de personas.

El 2 de octubre, la Cámara de los Representantes aprobó una resolución condenando al movimiento generado en torno a esta teoría conspirativa. Nancy Pelosi, presidenta del Congreso, lo describe como “un claro e inmediato peligro” para EEUU. Hace tiempo que la paranoia saltó de las redes sociales a la realidad. Su impacto en la sociedad estadounidense: familias desgarradas, individuos que planean atentados terroristas inspirados por este relato y un clima político aún más envenenado que de costumbre.

¿Cómo es posible que una teoría delirante obtenga tanto seguimiento? En los círculos de QAnon –que el FBI ya describe como una amenaza terrorista doméstica– es común anunciar que “se avecina una tormenta”, en referencia a unas palabras de Trump interpretadas como señal de que el “Estado profundo” está a punto de ser depurado. Lo cierto es que su crecimiento es el resultado de una tormenta perfecta, en la que se juntan la propia naturaleza de la teoría, el clima político de EEUU, los ecosistemas de redes sociales y el vendaval del Covid-19.

Redes, crispación y confinamientos

El primer factor de peso hay que buscarlo en las características de la propia teoría. QAnon es una conspiración febril, que recuerda a los libelos de sangre antisemitas y los pánicos religiosos que se desatan en EEUU de manera recurrente. Pero también es capaz de asimilar en su narrativa teorías conspirativas alternativas: ovnis, el asesinato de John F. Kennedy, los atentados del 11 de septiembre como una operación encubierta, etcétera. A esta flexibilidad se une la naturaleza interactiva de las “entregas Q”. Sus adeptos deben descifrar las “migas de pan” publicadas en redes sociales, que emplean un lenguaje vago y críptico para explicar lo que pronto pasará. Así, además de paranoicos se mantienen entretenidos.

Sirve como ejemplo de esta capacidad de adaptación y creatividad el reciente ingreso de Trump en un hospital militar tras testar positivo en Covid-19. El presidente anunció que se recluiría ahí con la primera dama y que pasarían la enfermedad “together”, es decir, juntos. Los seguidores de Q interpretaron que se protegería en el hospital mientras arrestaba a una nueva ronda de enemigos, en concreto a Hillary Clinton. Estaba ahí “to get her”, es decir, para pillarla.

Como se ve, las redes sociales son otro factor clave en la diseminación de la teoría. QAnon nació en el foro 4chan (actualmente se ha trasladado al aún más extremista 8kun). Como con otros procesos de radicalización –incluyendo los de la alt-right y de terroristas islámicos– Facebook se ha convertido en un lugar de captación. La red social, que en agosto eliminó 790 grupos vinculados a QAnon, acaba de anunciar que no tolerará la promoción de este relato en su plataforma. Twitter tomó una decisión similar en verano al purgar 7.000 cuentas vinculadas a QAnon. Pero llegan tarde. La conspiración “no existiría en el volumen actual sin la recomendación de algoritmos en las grandes plataformas tecnológicas”, explica el experto en desinformación Alex Newhouse a la cadena France24.

La pandemia se combina con los dos factores anteriores para amplificar el discurso de QAnon. Por una parte, el Covid-19 trajo consigo nuevas conspiraciones. Bill Gates desarrolla vacunas con microchips, los barcos médicos de Nueva York gestionan una red de tráfico de niños, la pandemia ni siquiera existe, etc. El documental conspiranoico Plandemic, lanzado en mayo y que pronto se volvió viral, cataliza varias de estas obsesiones, que también se han manifestado en países como España o Alemania. De nuevo, la ductilidad de QAnon le permite absorber estas ideas dentro de su narrativa general. A ello se añade que los confinamientos han multiplicado la exposición de los ciudadanos a las redes sociales, y con ello a las teorías que por ellas circulan. The Wall Street Journal señala que el número de miembros en diez grandes grupos de Facebook sobre QAnon se multiplicó por seis desde el inicio de los confinamientos.

Un cuarto factor ha sido el inicio de los disturbios tras la muerte de George Floyd a manos de la policía el pasado mayo. En la forma en que Trump ha lidiado con el movimiento Black Lives Matter –en concreto, con su despliegue de fuerzas federales en Portland, principal ciudad de Oregón, donde parecen arrestar a manifestantes de manera extrajudicial–, los seguidores de “Q” ven cumplidas una de las primeras promesas de su teoría, anunciada en noviembre de 2017, según la cual una oleada de arrestos era inminente. Jo Rae Perkins, la candidata republicana al senado en ese Estado, apoya abiertamente a QAnon. El portal de investigación Media Matters señala que 23 candidatos republicanos al Congreso han apoyado abiertamente al movimiento.

Por encima de todos ellos está Trump, que también ha expresado simpatía por los conspiracionistas, retuiteando a cuentas vinculadas con QAnon y describiendo a sus seguidores como “gente que ama nuestro país”. La polarización extrema de la sociedad estadounidense es la variable final que explica el avance de QAnon. En una sociedad en la que republicanos –crecientemente radicalizados– y demócratas se encuentran cada vez más divididos y desconfían mutuamente, pensar que el bando rival lo dirige una cábala de pedófilos es un recurso tan peligrosos como socorrido.

En un artículo reciente, Francis Fukuyama destaca cómo las pandemias inflan el pensamiento pensamiento paranoico y este, a su vez, tuvo un papel clave alimentando el auge del fascismo. El politólogo señala la flaqueza de EEUU en tres variables indispensables para hacer frente al mundo tras el Covid-19: capacidad de Estado, confianza social y liderazgo. Nada indica que QAnon y lo que representa vayan a desaparecer tras las elecciones presidenciales.

Fuente: Politica Exterior.com y Rtve.es