7 de junio de 2020

POSVERDAD. La intersección de la ficción del “1984” de George Orwell, con la realidad.

George Orwell con “1984”, asentó el género de la distopía y anticipó un futuro de control social, con términos muy de actualidad, como, posverdad, hechos alternativos, minutos de odio y doble pensamiento, que, en cierto sentido, recuerdan los modos de los populismos extremistas actuales.

En conmemoración del 70 aniversario de su muerte y del cumplimiento de 71 años de la publicación de “1984”, quería rendir homenaje a esta inmortal obra maestra de la literatura del siglo XX, y a su autor, escritor visionario adelantado a su tiempo, que a todos nos hizo ver los peligros de los totalitarismos, y comprender las consecuencias de los mismos.

TRIPLE ALEGATO DE “1984”, CONTRA TOTALITARISMOS, VIGILANCIAS Y  DESINFORMACIÓN
La novela, que imagina un mundo dominado por superpotencias totalitarias difíciles de distinguir, basadas en el tercer Reich de Hitler y la Unión Soviética de Stalin, además de un alegato, resulta una advertencia, sobre que pudiera haber ocurrido si Reino Unido y Europa, hubiesen sucumbido a la amenaza soviética.
Como es sabido, la trama compendia las tribulaciones del personaje Winston Smith, su infortunado protagonista, en un Londres futurista, mísero, semiderruido y sometido al yugo implacable del Big Brother, el Gran Hermano de las ediciones españolas.
Al inicio de la Guerra Fría —término acuñado por George Orwell, dicho sea de paso— existía un enorme interés político porque su argumento fuera leído en clave antisoviética. Verdaderamente, en muchos aspectos, remiten a la historia de la URSS: falsificación sistemática del pasado, similitud del mostacho del Gran Hermano con Stalin y del opositor Emmanuel Goldstein con Trotsky, o la brutal reeducación de los disidentes.
Pero otros elementos —el poder omnímodo de la policía política, el estado de guerra permanente y el adoctrinamiento de la población— aludían en similar medida al nazismo y al fascismo.
Un mundo orwelliano
El también autor de “Homenaje a Cataluña”, de alguna manera, enarbolaba la bandera de los desfavorecidos, y llevaba el fracaso como una especie de condecoración. Solía hablar orgulloso de su mejor libro –que él creía que era esta obra, sobre la guerra civil española–, del que no había llegado a vender ni mil ejemplares.
Si bien la novela “1984” auguraba que, en ese mismo año, la humanidad crujiría bajo la bota del totalitarismo, no fue así, pues el lanzamiento del Macintosh 128K de Apple, mostró a un Gran Hermano puesto en jaque. Y más parecía que el envejecido libro, que no obsoleto, cedería su sitio a otras distopías, más a tono con esos tiempos. Pero el auge de vigilancias electrónicas reanimó el interés por la novela.
Favorecía esa interpretación, que el Reino Unido, con cientos de miles de videocámaras diseminadas por su territorio —reservas naturales incluidas—, se hubiera convertido en una de las naciones más vigiladas. Que fuera las Islas Británicas, en España, también tenemos la plaza George Orwell que Barcelona dedicó al escritor, el primer espacio público de la ciudad puesto bajo videovigilancia.
Que el reality show, Gran Hermano de la TV española, trivializara el asunto con sus concursantes, felices de pavonear su inanidad ante la audiencia, no ha evitado que cunda la alarma ante la parafernalia digital que registra nuestros gustos, opiniones y movimientos hasta un extremo inimaginable para la dictadura de 1984.
La teleserie Black Mirror, fiel al espíritu del escritor, ha sacado un buen partido de la situación. Y el lenguaje común, igualmente atento, se ha adueñado del adjetivo “orwelliano”, que se lo cuelgan a gobiernos y populismos, mayormente de derechas ambos dos, y  además teóricamente democráticos también, por entender, que, supuestamente buscan: desinformar o espiar a la ciudadanía y desestabilizar o derrocar gobiernos democráticos, legítimamente elegidos, cuando no, amordazar o presionar a la prensa no afín.
La escritura, el último refugio
Orwell entendió, que regímenes opresivos, extremismos y populismos, siempre necesitarían enemigos y en la novela "1984" mostró, cómo estos podían crearse arbitrariamente, a partir del incendio programado de las emociones y las pasiones de la gente, a través de la propaganda. Pero en su descripción de los "dos minutos de odio" también previó las actitudes de las multitudes digitales.
En una coyuntura donde, la noción de verdad se había desestabilizado, y se valoraba, el texto en la medida que servía para desenmascarar la retórica falsaria de los demagogos y la intoxicación como política de comunicación. En los Dos Minutos de Odio de la novela (la sesión diaria de propaganda que jaleaba a la ciudadanía a insultar a los enemigos del Estado) han sido vistos como anticipo de discursos de odio supuestamente proferidos: por anónimos provocadores (trolls) en redes sociales, y por populismos extremistas, especialmente de derechas, en sus respectivos Parlamentos.
Tales son las tres lecturas dominantes que se han hecho de la narración de Orwell. Tres interpretaciones reveladoras de las obsesiones sociales de los últimos 70 años y de la riqueza de una obra de la que pueden extraerse significados distintos, pero siempre conectados con una idea rectora: la convicción de que la civilización moderna, tanto en su faz totalitaria como en su costado democrático-liberal, se ha transformado en una jaula (en ocasiones de oro) que atenaza a sus integrantes.
VERDAD ES LO QUE DECIDE EL PARTIDO
 En el Londres de la novela “1984”, la Historia se ha borrado por el empeño del «Ministerio de la Verdad que trabaja en destrozar la confianza de la gente, en los recuerdos externos, y lo hacen revisando constantemente el registro oficial de documentos, fotos, etc.».
Historia es lo que decide el Partido. Ser humano es lo que decide el Partido. «Todo se desvanecía en la niebla. El pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto mismo de borrar, y la mentira se convertía en verdad». En el “1984” de Orwell no existía lo objetivo, sino que todo era un constructo social(*)
(*) Constructo Social.- Entidad institucionalizada "construida", o artefacto en un sistema social "inventado", por participantes en una cultura o sociedad particular, que existen porque la gente accede a comportarse como si existieran, o acuerdan seguir ciertas reglas convencionales, o a comportarse como si tal acuerdo o reglas existieran.
A lo largo de la novela, se establece cómo la gran herramienta de control del pensamiento del Londres de “1984” lo que Orwell llamaba doble pensamiento (doublethink). Que consistía en «saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad, mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y, sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo»., que en mi humilde opinión, parece de obligado cumplimiento en discursos populistas de derechas y ultraderechas.
El doble pensamiento y la reinvención de la Historia, son la base sobre las que se sostienen las tres consignas del Partido:
  1. La Guerra es la Paz
  2. La Libertad es la Esclavitud
  3. La Ignorancia es la Fuerza.
DIEZ PREDICCIONES DE “1984” QUE SE CUMPLIERON
1. Una Sociedad Digitalizada.- En su novela, Orwell retrata una sociedad que vive a merced de la tecnología, con la que el gobierno del partido único Ingsoc, liderado por el Gran Hermano, controla las mentes de la gente, evitando, cualquier concepto individualista, la existencia de la intimidad y el libre pensamiento.
Actualmente, la sociedad es hiperdependiente de las nuevas tecnologías. Según un informe de Hootsuite, en 2018 el 87% de la población española tenía un Smartphone y que la gente, a diario, pasa una media de 5,5 horas conectada a Internet. No hay que olvidar que todo lo que se ve en la red deja rastro digital.
2. La Desinformación: Ministerio de la Verdad.- En '1984' existe el Ministerio de la Verdad, dedicado a tergiversar el pasado para adecuarlo a los intereses del presente. Así bien, también se encarga de eliminar cualquier documento que pueda ser un vestigio de hechos pasados que no vayan en la línea de pensamiento del gobierno en ese momento.
No es un ministerio como tal, pero el principal problema que existe en la Sociedad de la Información actual, son las noticias falsas (fake news), cuya poder de propagarse, de forma rápida, por las redes sociales provocan graves problemas de desinformación y manipulación. Varios analistas políticos atribuyeron el éxito del Brexit a las campañas de desinformación de ciertos medios, además se creó un nuevo concepto para ello: posverdad.
3. El Big Data, el Nuevo Gran Hermano.- El Gran Hermano es el único líder político que
aparece en la novela. Comandante en jefe, guardián de la sociedad y cabeza del único partido que gobierna, es la figura que todo lo ve, gracias a las 'telepantallas' que están instaladas en cada hogar. Orwell insinúa en el libro que el Gran Hermano podría ser solo un icono de propaganda y que no existiese como tal.
 El Gran Hermano de la sociedad actual es el Big Data, pues todo lo que cualquier usuario busque en Internet, sea mediante teléfono móvil, computador, Tablet o cualquier dispositivo electrónico, queda registrado gracias a buscadores como Google, que guarda los datos para estudios de mercado. Las Cookies de cada sitio web también recopilan información. Con la privacidad sobreexpuesta, el Gran Hermano, más que político, es económico.
4. Neolengua.- La neolengua es una herramienta con la que el poder simplifica las palabras de un idioma, con fines represivos. Considerada uno de los pilares del Partido en '1984', su objetivo es reducir el número de palabras, de tal forma, que controlar el pensamiento de la gente. Todo aquellas palabras que no existan en la neolengua, no existen tampoco para la sociedad.
La esencia de la neolengua se suele identificar con el lenguaje políticamente correcto, con el que se busca censurar ciertas palabras que son consideradas ofensivas. A ello hay que añadirle el uso de palabras en ciertos medios de comunicación para fomentar prejuicios.
5. Los Proles: Pensamiento de Masas.- En '1984', los proles son una masa de gente que, a diferencias de las élites, goza de libertad, al no estar obligados a pertenecer al Partido único. Sin embargo, esa libertad la disfrutan porque carecen de pensamiento propio, son incapaces de rebelarse y su único objetivo es subsistir y trabajar.
Según un estudio de Pew Research de 2016, solo el 20% de los estadounidenses lee todavía periódicos, mientras que el 65% de la población recurre a las redes sociales para informarse. Teniendo en cuenta el poder de difusión de redes como Twitter, Facebook o Instagram, hay mayor riesgo de leer noticias falsas.
6. La Hermandad.- En la novela, Winston Smith y Julia, al estar desengañados por el sistema, se afilian a la Hermandad, un grupo de resistencia liderado por el crítico Emmanuel Goldstein. La Hermandad representa a una minoría rebelde que, en el fondo, busca alinearse con el sistema.
En la sociedad actual, lo más parecido sería, las reivindicaciones de ciertos colectivos de desfavorecidos y/o excluidos sociales que, en realidad, buscan acercarse al poder para volver a reintegrase en la sociedad.
7. La Guerra es Paz.- Orwell describe tres naciones soberanas que están en continuo conflicto bélico. Al ser la guerra un estado continuo, la sociedad no piensa en otra cosa que en ganar la guerra. Con lo cual, cualquier posible disidencia es detectada con facilidad y purgada.
El ejemplo más claro, de como una guerra evita que un país mire los problemas internos que tiene, es el movimiento que hizo el exvicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, para que el gobierno de Bush hijo invadiese Irak, algo que pudo verse en 'El vicio del poder', la sátira de Adam McKay.
8. Sistema de Detección de Misiles.- En '1984' se menciona que uno de los "Proles" sabía de alguna forma que un misil pudo haber sido lanzado desde una base enemiga y evitó que llegara a su objetivo contraatacando con otro misil.
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos se empezaron a escuchar las palabras "Sistema de Detección de Misiles", capaz de localizar en el espacio aéreo del país cualquier elemento invasor y destruirlo antes de que colisione con su objetivo.
9. Transcripción Automática del Habla.- Orwell describe en la novela un micrófono que es capaz de transformar cualquier texto y dejarlo por escrito.
Actualmente esto es posible gracias a un software de voz y asistentes virtuales. Aplicaciones como Cortana o Siri ya lo hacen.
10. Policía del Pensamiento.- En la novela, la Policía del Pensamiento vigila y reprime cualquier tipo de disidencia. Inspirada en la antigua KGB, en el libro tienen una increíble capacidad tecnológica para espiar a posibles rebeldes del gobierno, desde telepantallas hasta micrófonos integrados.
En junio de 2013 Edward Snowden, antiguo empleado de la NSA y la CIA, reveló una serie de documentos a The Guardian y The Washington Post en la que dejaba en evidencia que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, con la colaboración de otros países, vigilaban a la población de todo el mundo.
EDITORIAL
Actualmente, como ya ha quedado dicho anteriormente, son las redes sociales quienes recopilan todos los gestos, compras y comentarios que hacemos en internet, mostrando una presencia invisible pero omnisciente, capaz de predecir todas nuestras preferencias.
Y basándose en las elecciones de los consumidores, con el usuario como mercancía con que se comercia, que ya de por sí, con solo la recolección de dichas preferencias para las campañas políticas, está distorsionando la democracia. No digamos luego, con las campañas de marketing político segmentado, según las citadas preferencias de la ciudadanía, reveladas por Big Data, el Gran Hermano del siglo XXI. 
Del mismo modo, crean la posverdad, sobre  manifestaciones contra el racismo y la violencia policial, en EEUU, o sobre manifestaciones del 8M, reivindicativas de los derechos de la mujer, en España. Se reescribe la historia, con informes incorrectos por inexactos, de la policía de EEUU y de la Guardia Civil de España, respectivamente. 
Y se fabrica el futuro, de las elecciones a la Presidencia de EEUU o del acoso al Gobierno de España, boicoteados en ambos casos, por el odio y la irresponsabilidad de populismos exacerbados, con el agravante para la ciudadanía, de los tiempos de pandemia en que vivimos.

Dos últimas reflexiones para terminar. 
  • Acudir a votar cuando corresponda, y el conocimiento exacto de los hechos, son nuestras fortalezas, y a todos se nos está poniendo a prueba.
  • El grado de resistencia, lo ponemos nosotros mismos, con nuestras conciencias, o más bien, con lo que quede de ellas.
Fuente: Unesco.org ; Nytimes.com ; Bbc.com ; EuropaPress.es; NuevaTribuna.es; NuevaRevista.net; ProtestanteDigital.com