1 de noviembre de 2021

CRISIS GASÍSTICA. Ucrania acusa a Rusia de utilizar el gas como arma política y denuncia una reducción de suministro

 Ucrania acusa a Rusia de utilizar el gas como arma política. Kiev ha asegurado este lunes que el gigante energético ruso Gazprom ha reducido en un tercio el suministro de gas con destino a Europa.

“Rusia sigue chantajeando a Europa con los altos precios de la gasolina para acelerar la certificación del North Stream-2”, aseguraba este lunes la compañía estatal ucraniana Naftogaz en su cuenta de Facebook. 

Alemania y Estados Unidos
 llegaban en julio a un acuerdo sobre el gasoducto Nord Stream 2, que suministrará gas a Alemania directamente desde Rusia. Se llegó a un pacto pese a las reticencias de Estados Unidos de que el Kremlin pudiera utilizarlo como una herramienta de presión poniendo en peligro el suministro energérico de Ucrania, por donde hasta ahora pasa el gas. Berlín y Washington  se comprometieron a sancionar a Moscú si esto pasaba.

En una entrevista concedida al Financial Times, el director de la empresa ucraniana Naftogaz, Yuriy Vitrenko, pide a Berlín y Washignton que tomen cartas en el asunto y sancionen a Moscú. Por otro lado el presidente ruso Vladimir Putin ha repetido las últimas semanas no tener nada que ver con el déficit de suministro de gas a Europa ni con la subida de los precios, que superan los mil dólares por cada mil metros cúbicos.

Según Seguei Makogon, jefe del operador ucraniano GTS, "desde el 1 de noviembre el tránsito a través de Ucrania disminuyó una vez más hasta los 57 millones de metros cúbicos diarios". Según Makogon, hace un mes el bombeo diario ya había bajado a los 86 millones de metros cúbicos. Además, el jefe de GTS mantiene que, de mantenerse esta tendencia, hasta finales de mayo de 2022 Gazprom dejaría de enviar a la UE casi 5.000 millones de metros cúbicos de gas”.

Las cifras oficiales ponen de manifiesto que a través del sistema de gasoductos ucranianos transitaron 32.700 millones de metros cúbicos entre enero y septiembre pasados, lo que es un 17,2 % menos que en el mismo período de 2020.

La pasada semana Putin ordenó a Gazprom rellenar sus depósitos en Alemania y Austria en cuanto concluya el llenado de los depósitos de gas en Rusia a principios de noviembre.

Según su consejero delegado, Alexéi Miller, Gazprom tiene previsto concluir el llenado de los depósitos en Rusia -un total de 72.638 millones de metros cúbicos de gas- el próximo 7 u 8 de noviembre, tras lo cual podría comenzar a rellenar sus depósitos europeos.

Putin señaló que este paso permitiría "cumplir de un modo fiable, estable y a buen ritmo los compromisos" de Gazprom en Europa y "abastecer a los socios europeos con gas durante la temporada de otoño e invierno".

"Además, sin lugar a dudas, creará una situación más propicia en el mercado de los hidrocarburos en Europa", señaló, al alertar de que los altos precios de gas pueden afectar a otras ramas de la economía

Fuente: Euronews.com

CUMBRE CLIMATICA. Los países acuden con planes insuficientes contra el Calentamiento Global

 La COP26 de Glasgow, retrasada un año por la COVID, enfrenta a los gobiernos mundiales con la contradicción de querer frenar el calor global extra en 1,5ºC, pero haber remitido un paquete de acciones que abocan al planeta a los 2,7ºC, como han calculado los científicos, ignorando el informe climático de la ONU de 2021 al respecto.

El mundo prácticamente se olvidó de la crisis climática durante la fase aguda de la pandemia de COVID-19, pero la crisis climática no se ha olvidado de la Humanidad. Con un año de retraso, los países retoman la cumbre contra el cambio climático en Glasgow (la COP26) acuciados por la última alerta de la ciencia y exhibiendo unos planes insuficientes, tras revisarlos la ONU, para cumplir el Acuerdo de París: que la Tierra no se recaliente mucho más de 1,5 ºC en 2100.

Este lunes comienzan las negociaciones con una cumbre de los jefes de Estado y Gobierno. No se espera al presidente chino, Xi Jinping, líder del estado que ya emite más CO2 globalmente y que ha remitido su nuevo plan climático tres días antes del inicio de la COP. "Decepcionante", ha sido el comentario general al verlo.

Este año -en realidad era 2020 pero se anuló por la COVID- los firmantes del Acuerdo de París han tenido que presentar sus planificaciones actualizadas. Si se ponen todas juntas, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2030 "crecerán un 16% respecto a 2010". Ese aumento, "si no se corrige rápidamente" lleva a un calentamiento de 2,7ºC, según el cálculo científico del Panel Internacional IPCC.

Con ese panorama general llega la COP de Glasgow. Con todo, "es bueno que representantes de 197 países se reúnan para hablar de cambio climático. Lo hacen para discutir sobre el precio del petróleo y muchas otras cosas, pero solo se pone en duda si es sobre el clima", afirma el diputado de Unidas Podemos, Juantxo López de Uralde. Es el mismo sentimiento que comparten en la Oficina Española de Cambio Climático (OECC): "Solo vernos es una buena noticia".

Objetivo número 1: salir de Escocia con el límite de 1,5 ºC todavía posible

Esta cumbre debería servir para cerrar las brechas entre lo que hay que hacer para cumplir el Acuerdo de París –que supone frenar la subida de la temperatura del planeta en márgenes razonables– y las acciones reales. De Glasgow tiene que salir el mundo con la posibilidad de que la Tierra no se recaliente más de 1,5ºC, "el margen de seguridad que estamos dispuestos a asumir", como lo llaman en la OECC.

Pero, para eso, a la luz de lo ya indicado por la ONU, hace falta que surjan planes más ambiciosos porque, si no, no se llega. "La falta de ambición de los gobiernos está condenando al planeta a un calentamiento global con catastróficas consecuencias", explican en Ecologistas en Acción. Su responsable, Javier Andaluz, remacha: "De no acelerarse la lucha climática, en menos de una década el tiempo para prevenir los peores impactos se habrá agotado". Así lo certificaron los científicos de la ONU al redactar su ya célebre informe sobre la diferencia entre 1,5 y 2ºC de calor extra. 

"El problema es que hemos pasado del negacionismo climático que fue vencido en París en 2015 al cinismo climático en el que se dice que se quiere contribuir a frenar el calentamiento y alcanzar la meta, pero no se hacen las cosas necesarias", analiza Florent Marcellesi, un veterano de muchas COP y ahora coportavoz de Verdes Equo. "Hay que presionar durante estas dos semanas para que los países suban sus recortes de emisiones".

Un ejemplo de ese cinismo lo ha atestiguado la revisión de los planes energéticos de los principales países productores de combustible fósiles que amparan aumentar la producción de petróleo y gas hasta 2030 –cuando los técnicos han afirmado que, al menos, la mitad del petróleo mundial debería quedarse bajo tierra–. Australia, Canadá, Brasil, China, EEUU, India y Arabia Saudí prevén incrementar sus producciones de ambos combustibles. Rusia e India también de carbón.

"Los gobiernos no están asumiendo los recortes necesarios para hacer realidad París", dice Tatiana Nuño de Greenpeace. La organización pide que se pongan encima de la mesa planes para reducir las emisiones de gases a la mitad en 2030, que fue el cálculo que ya realizó la ONU en noviembre de 2019 al ver el tamaño de la brecha entre el CO2 que se lanza y el que podría lanzarse hasta ese año para atajar el calentamiento.

"Es la debilidad del Acuerdo de París", analiza López de Uralde. "El objetivo global es vinculante, pero los planes para lograrlo, no. Por eso es importante apelar a la voluntad política y la COP permite ejercer esa presión", concluye. La directora general de la Fundación Europea del Clima y madre del Acuerdo de París, Laurence Tubiana, lo expresa así: "La gente está cansada de compromisos y objetivos y no de planes de acción precisos".

Objetivo número 2: que los países ricos pongan el dinero que dijeron que pondrían

Está escrito y ratificado: los Estados más ricos financiarán un fondo de 100.000 millones de dólares anuales (entre 2020 y 2025) para el que, de momento, hay un déficit de 20.000 millones. Ese dinero sirve para que los países más empobrecidos (y mucho menos responsables del desastre climático en el que se ha metido la Humanidad) puedan desarrollarse sin acudir a los combustibles fósiles y, a la vez, adaptarse a los efectos ya palpables del calentamiento global. El grupo científico de la ONU explicó en agosto pasado que ya nadie ni ningún lugar del planeta está a salvo, pero las zonas más vulnerables son las que menos CO2 han lanzado a la atmósfera.

"Es el punto con más visos de salir adelante", opina Marcellesi. "Parece que se han dado pasos una vez que Estados Unidos se ha reincorporado al Acuerdo". Sin embargo, en Ecologistas creen que "sin una financiación suficiente para muchos países podríamos encontrarnos ante un bloqueo final de las negociaciones".

Objetivo número 3: ¿cómo sabemos dónde estamos?

Se trata de alcanzar un sistema por el que todos los países tengan una fórmula común a la hora de saber si se están cumpliendo los planes que se envían a la comunidad internacional. Y decidir cada cuántos años se va a pasar la evaluación una vez se llegue a 2030. "Se prevén discusiones intensas", vaticinan en Ecologistas en Acción.

Hasta ahora, los planes climáticos de cada parte tienen diferentes horizontes temporales para ir alcanzando sus objetivos. Un galimatías que impide saber el estado real del problema. Los países están de acuerdo en que hace falta tener un calendario unificado, pero cuál, es otra cosa. Si se hace más corto, cada cinco años, se obliga a una acción más enérgica porque el plazo apremia. También hace más factible atajar la subida de temperatura.

Desde la Oficina de Cambio Climático explican que hacer esto bien es necesario para poder comparar a los países. Y que se haga cada cinco años. El Acuerdo de París tiene marcado 2023 como el primer momento para hacer un Inventario Global Común.

Objetivo número 4: que los mercados de carbono no sirvan de triquiñuela

El objetivo es que este mecanismo por el que desde un país rico se puedan comprar emisiones no sirva de puerta de atrás para no tomar medidas o incluso descontar emisiones en dos sitios a la vez. Regular este mercado está resultando arduo y para los grupos ecologistas es incluso bueno que no se llegue a unas reglas porque consideran que es un mecanismo engañoso.

El problema de la doble contabilidad significa que si uno de esos países con músculo económico compra emisiones mediante un programa de energía limpia en un país empobrecido, tanto el país A como el país B descuentan esas emisiones en sus balances de carbono. Un ahorro de emisiones y dos descuentos diferentes

Fuente: El Diario.es

CUMBRE CLIMATICA. El acceso desigual a las vacunas deja fuera de la Cumbre del Clima a los países más pobres

 Las organizaciones ecologistas piden que se pospongan las negociaciones climáticas, previstas para las dos primeras semanas de noviembre, ya que consideran que las delegaciones de los países del Sur Global tendrán dificultades para asistir.

La desigualdad en el ritmo de vacunación a escala global podría echar por tierra la Cumbre del Clima de Glasgow (COP 26) que se celebrará a comienzos de noviembre después de haber sido aplazada ya en 2020 por los efectos de la pandemia. Así lo entienden las organizaciones ecologistas que, aglutinadas en la Red de Acción Climática (CAN, por sus siglas en inglés), han emitido un comunicado denunciando la "falta de planes para garantizar una participación segura e inclusiva".

Los observadores conservacionistas consideran que el reparto desigual de las dosis impedirá que "millones de personas" de países pobres –los que más sufren las consecuencias de la crisis climática– puedan acudir a la cumbre. En ese sentido, la CAN reclama que se aplacen de nuevo las negociaciones formales para garantizar que tanto delegaciones como activistas puedan tener garantizada su participación.

"Es difícil imaginar que pueda haber una participación justa del Sur Global en la Cumbre del Clima"

"Una COP en persona a principios de noviembre excluiría de facto a muchos delegados gubernamentales, activistas de la sociedad civil y periodistas, particularmente de los países del Sur Global, muchos de los cuales están en la lista roja de Covid19 del Reino Unido", reza el comunicado.

Tasneem Essop, director ejecutivo de la Red de Acción Climática, ha mostrado su "preocupación" por que los "países más profundamente afectados por la crisis climática y los que sufren la falta de apoyo  de las naciones ricas en el suministro de vacunas queden fuera de las conversaciones". La situación, bajo su óptica, hace que sea "difícil imaginar que pueda haber una participación justa del Sur Global" en la Cumbre del Clima. "Debería posponerse", apostilla.

La Presidencia de la COP, en manos de Reino Unido, ha prometido proporcionar vacunas para los delegados que acudan a la cumbre, sin embargo, quedan en el aire cómo afectarán los protocolos anticovid que rigen en las islas, sobre todo las cuarentenas obligatorias que deben guardar aquellos que lleguen a Glasgow.

Alok Sharma, presidente de la Cumbre, ha asegurado esta misma semana que Reino Unido financiará hoteles para aquellos delegados que vengan de países situados en la lista roja del país, de tal forma que puedan cumplir con sus cuarentenas.

Fuente: Publico.es

El G-20 aspira a contener el calentamiento a 1,5 grados pero evita compromisos ambiciosos

 Los mayores economías mundiales alcanzan un pacto que no contiene compromisos de calado como para revertir significativamente las tendencias y acercarse a esa meta, pero dan pasos a favor al declarar que países miembros del grupo dejarán de financiar plantas de carbón en el exterior para finales de este año

Los jefes de Estado o de Gobierno del grupo del G-20, que representan el 80% del producto interior bruto del planeta y un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, han alcanzado este domingo en Roma un acuerdo por el que manifestaron su disposición a hacer esfuerzos para contener el calentamiento global a 1,5 grados por encima del nivel preindustrial, señalando que el objetivo “requerirá compromisos y acciones significativas y eficaces por parte de todos los países”, según señala el comunicado final, al que ha tenido acceso este diario.

La negociación en materia de cambio climático es la parte más sensible de la agenda de la cumbre, que en este apartado sirve como prolegómeno de la esperada COP26 de Glasgow. Lo pactado constata que “el impacto del cambio climático con 1,5 grados es mucho menor que con 2. Mantener viable el objetivo del 1,5 requerirá compromisos y acciones significativas y eficaces por parte de todos los países”.

El documento también contiene una promesa de acelerar los esfuerzos para eliminar y racionalizar subsidios a combustibles fósiles; reafirma la “importancia” de cumplir con el acuerdo para movilizar unos 100.000 millones de dólares anuales entre 2020 y 2025 para los países más vulnerables (que no se ha cumplido hasta ahora), y acelerar la transferencia de tecnología a esos países para facilitar su transición ecológica; señala el objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero antes o alrededor de mediados de siglo, pero sin vínculos precisos. En cuanto al metano, junto con el CO₂ uno de los principales factores de calentamiento y objeto de una iniciativa conjunta de EE UU y la UE para reducir sus emisiones, solo figura en el comunicado un reconocimiento de sus efectos dañinos y que puede ser una de las opciones más viables y efectivas para lograr resultados.

La decisión sobre la financiación de plantas de carbón en otros países es un paso que puede contribuir a limitar la explotación de ese combustible, altamente contaminante. China ya anunció su intención de dejar de financiar estos proyectos a finales de septiembre. Sin embargo, la decisión colectiva no impide el desarrollo de esta fuente de energía dentro de los países miembros. El texto final no prevé ningún horizonte temporal para renunciar a su uso, circunstancia en gran medida determinada por la resistencia de países como China o la India, que sigue dependiendo en alta medida del carbón en su mix energético.

Mario Draghi, primer ministro italiano y anfitrión de la cita, se congratuló en la rueda de prensa de clausura de los acuerdos alcanzados y aceptó que hace solo días las posiciones estaban mucho más alejadas. “Es un éxito porque mantenemos vivos nuestros sueños, nos comprometemos a más iniciativas, dinero, y promesas de reducción. Y eso ha sucedido cuando parecía que en los últimos meses los países emergentes no tenían ningún interés en adquirir nuevos compromisos”, señaló con relación a las reticencias de tantas naciones.

Draghi, además, se mostró comprensivo con las reticencias de China a aumentar la ambición de los compromisos. “Me esperaba un acercamiento más rígido. Y ha habido un movimiento significativo, acoger un lenguaje que mira al futuro y no al pasado de los números de París. China ha aceptado la evidencia científica del techo del aumento de 1,5 grados, que comporta sacrificios. Producen cerca del 50% del acero mundial y muchos de esas plantas funcionan con carbón. Son transiciones difíciles y eso explica la dificultad de tener inmediatamente objetivos más ambiciosos. Hoy compartimos ambiciones y objetivos. Ahora hay que compartir la velocidad de acción sobre estos objetivos”. Pronunciando un juicio de balance, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, observó que dejaba Roma con sus “esperanzas insatisfechas, pero no enterradas”.

La segunda jornada de la cumbre también sirvió para celebrar nuevas reuniones bilaterales, como la que dio cita al presidente francés, Emmanuel Macron, y al primer ministro británico, Boris Johnson. En medio del conflicto por la pesca, el líder galo respondió a las amenazas de su homólogo y pidió que se respeten las reglas internacionales. Un asesor de Macron, según publicó Reuters, señaló que “el objetivo de ambos era rebajar” la tensión y el conflicto de los últimos días. El mismo asesor aseguró que Macron esperaba ahora “seriedad” y “respeto” después de días de amenazas. Fuentes británicas dieron una versión diferente del encuentro, apuntando a que Londres espera que París dé el primer paso de una desescalada.

Por otra parte, el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, se reunió con su homólogo chino, Wang Yi, y trataron la creciente escalada de tensiones entre Pekín y Taiwán. Durante un encuentro que duró alrededor de una hora y media, Blinken expresó con “claridad cristalina”, según publicó Reuters, que Washington se opone a cualquier cambio unilateral en el statu quo de las relaciones entre ambos países asiáticos. Un gesto que esperaba desde hacía días el Gobierno de Taiwán.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von de Leyen, comparecieron conjuntamente para informar del acuerdo alcanzado entre Washington y Bruselas para desactivar la guerra arancelaria en materia de acero y aluminio desatada por la Administración de Trump.

Fuente: El Pais.com

CRISIS ENERGETICA. Del ‘gran apagón’ europeo y las tormentas solares

 Austria ha alertado del riesgo de un corte eléctrico en los próximos cinco años. La razón: un pico de actividad del Sol

Recientemente, la ministra de Defensa austríaca, Klaudia Tanner, aseguró que existe una alta posibilidad de que se produzca un apagón eléctrico que afecte a todo tipo de servicios, como ordenadores, móviles y luz, tanto en hogares como en negocios. Un apagón que no solo tendría lugar en Austria, sino que se extendería a toda Europa.

De hecho, las Fuerzas Armadas de Austria crearon un vídeo para mostrar a los austriacos cómo debían prepararse ante el gran apagón con el objetivo de alertar del riesgo de un posible corte de suministro energético “en los próximos cinco años”, y que ha desencadenado distintas teorías en medios y redes sociales.

La ministra ha afirmado que es un peligro “subestimado por todos’’ cuando podría tener consecuencias catastróficas. Varios medios, e incluso políticos, están interpretando esta noticia en clave geopolítica, asociada con una posible falta de suministro de gas que genera electricidad en algunos países europeos, como es el caso de España. Vox ya ha pedido en el Congreso la comparecencia del director de Seguridad Nacional, Miguel Ángel Ballesteros, para que informe de si contempla incluir en su estrategia el riesgo de que España pueda sufrir un “gran apagón eléctrico”.

Pero ¿y si el origen de este apagón tiene que ver con la propia naturaleza?

Una de las últimas órdenes ejecutivas del presidente Obama antes de abandonar la Casa Blanca en los EEUU fue prepararse para resistir ante una tormenta geomagnética. En ella se instaba a distintas secretarías y agencias federales a establecer un plan que garantice la continuidad de servicio que prestan infraestructuras y tecnologías críticas, y las protejan antes, durante y después, de que se produzca un evento solar extremo.

¿Por qué la ministra de Defensa austriaca usa de referencia 5 años para el famoso apagón? Precisamente en este lapso de tiempo (2022-2026) el Sol atravesará un período de máxima actividad, como viene ocurriendo desde hace millones de años, lo que coincide con el período de alerta dado por los austríacos.

Una actividad máxima solar como esta podría afectar de manera directa a las infraestructuras metálicas de gran longitud: oleoductos, vías de ferrocarril, líneas de telecomunicaciones o de transporte de energía eléctrica. En este último caso, dichas corrientes podrían causar daño permanente a los transformadores de muy alta tensión (EHVT).

En un informe de 2013, el mercado de seguros Lloyds de Londres estimaba que un evento como este dejaría sin electricidad a una población de entre 20 y 40 millones de habitantes solo en los EE UU, durante períodos de tiempo que oscilarían entre 16 días y uno a dos años. La duración de las interrupciones dependería en gran medida de la disponibilidad de piezas de recambio de transformadores de alta tensión. Los plazos de entrega de nuevos transformadores son de cinco meses como mínimo. El costo económico total para tal escenario se estima entre 600.000 millones y 2,6 billones de dólares.

En definitiva, una situación meteorológica de este calibre podría provocar inestabilidad en todo el sistema eléctrico del país, conduciendo a fallos en cascada que trastornarían considerablemente las actividades comerciales y la vida de las personas.

¿Están nuestros gobiernos e infraestructuras críticas preparados?

Desde el punto de vista de la prevención, los países deberían tenerse en cuenta estos eventos solares extremos a la hora de diseñar las redes de transporte, su topología y elementos clave: en el caso de redes de comunicaciones eliminar el metal allí donde sea posible sustituyendo por fibra óptica, añadiendo filtros y revisando impedancias de puestas a tierra. En el caso de oleoductos, sustituir el metal por material dieléctrico, y en el de redes eléctricas, renovar el parque de EHTVs, descentralizar la producción de energía y dimensionar adecuadamente las capacidades de los elementos de la red. Desde el punto de vista de la reacción, deberían incluirse estos escenarios en los planes de continuidad de negocio, contando incluso con la eventualidad de un apagón preventivo de varios días, en el suministro eléctrico y de comunicaciones, entre otras contingencias. Varias empresas, como es el caso de la organización para la que trabajo, ya están trabajando en planes de contingencia que contemplan la ausencia prolongada de suministro eléctrico para regular sus sistemas de información.

Aunque un evento de tormenta solar extrema puede ocurrir en cualquier momento, suele estar correlacionado con los picos de actividad solar. El próximo (ciclo nº 25) tendrá lugar en los próximos cinco años, tiempo más que suficiente para prepararnos… ¿lo estamos o lo estaremos realmente en España para entonces?

Fuente: Cinco Dias.com

ESPAÑA. Una gran mayoría prefiere abandonar el coche de combustión

 El 89% considera urgente actuar contra el cambio climático y el 63% apoya que se adelante a 2035 la prohibición a los nuevos automóviles de gasolina y diésel, según una encuesta de 40dB. El 71,6% apoya que se veten los viajes cortos en avión cuando exista alternativa en tren

Los coches de gasolina y diésel parecen tener perdida la batalla reputacional entre la mayoría de la ciudadanía. De sus tubos de escape salen gases que sobrecalientan el planeta y nocivas partículas que causan estragos sanitarios e innumerables muertes prematuras por todo el mundo. La vigente ley de cambio climático española puso 2040 como fecha tope para la comercialización de este tipo de vehículos. Pero una encuesta encargada por EL PAÍS a la empresa de sondeos 40dB. refleja que una amplia mayoría de los consultados, un 62,9%, son favorables a adelantar a 2035 el veto a este tipo de motores, incluyendo los híbridos y los de gas natural, en línea con lo que propuso el pasado verano la Comisión Europea.

Bruselas y los gobiernos de los Veintisiete tienen todavía que negociar ese veto, que está incluido en el programa climático propuesto por la Comisión para que la UE cumpla con sus objetivos de lucha contra el calentamiento global, pero que ha inquietado a algunos fabricantes. Hace un par de semanas la ONU también propuso que los países desarrollados dejaran de producir coches de combustión en 2035 —los menos desarrollados tendrían de margen hasta 2040— y en la cumbre del clima de Glasgow, que comenzó el domingo, se espera que se forje una alianza de países en el mismo sentido.

En general, el respaldo entre los encuestados a la acción contra el cambio climático es rotundo: el 88,9% considera muy o bastante urgente poner en marcha medidas contra el calentamiento global. Son los jóvenes, aquellos de entre 18 y 24 años, los que más urgen a ello (un 94,3%). Los votantes del PSOE y Unidas Podemos son los que muestran más prisas por tomar medidas (94,7% y 95% respectivamente). Los que menos son los de Vox, aunque con un alto 73,6%. Por otro lado, la mayoría de los encuestados (65,6%) afirma que le preocupa más el cambio climático después de los últimos fenómenos meteorológicos extremos de este año. Un porcentaje similar de consultados, 65%, cree que la pandemia ha hecho que los gobiernos presten menos atención a la lucha contra el cambio climático.

La encuesta también deja claro que el negacionismo es algo residual en España. El 93,6% de los entrevistados sostiene que el cambio climático existe. Y el 75,8% asegura que la causa es “principalmente la acción del hombre”. Solo entre los votantes de Vox se aprecia una corriente distinta, pero también es minoritaria: solo el 16,9% de los votantes de Vox considera que no existe el calentamiento global.

Coches limpios

El apoyo al veto en 2035 a los motores de combustión en España es también mayor entre quienes se declaran votantes de izquierdas o de centroizquierda: un 76% y un 77,4% de los afines al PSOE y a Unidas Podemos está a favor de la propuesta, respectivamente. En el caso de los votantes del PP, un 60% lo respalda, mientras que los de Vox están claramente en contra, con un 54,1% que no lo quiere.

De igual forma, hay un amplio respaldo a que se restrinja la circulación en las ciudades de los vehículos más contaminantes: un 74,5% apoya la implantación de las denominadas zonas de bajas emisiones. La ley climática aprobada en mayo también obliga a los 149 municipios de más de 50.000 vecinos del país (y a aquellos de más de 20.000 con mucha contaminación) a que pongan en marcha zonas de bajas emisiones antes de 2023. Las principales urbes del país ya trabajan en planes para implantar esta medida y el Ministerio de Transportes tiene previsto destinar 1.500 millones de euros procedentes del plan de recuperación europeo a subvencionar a los ayuntamientos que lo hagan. De nuevo, se aprecia un sesgo ideológico en el apoyo a las zonas de bajas emisiones, aunque incluso entre los que se declaran votantes de Vox gana el apoyo a estas áreas de tráfico restringido: el 58,2% las respalda. Entre los votantes de izquierda el apoyo es abrumador: alrededor del 90% de los del PSOE y Unidas Podemos aplaude esta medida.

Cuando se pregunta a los encuestados por el coche que comprarían si tuvieran que hacerlo en este momento, el 60% se decanta por los enchufables, tanto híbridos como eléctricos puros. Solo el 26,1% prefiere los de gasolina y diésel y un 13,1% dice no saber qué opción elegir. Respecto a los impedimentos para adquirir un vehículo eléctrico, el 51,8% apunta al precio y el 25,9% señala a la falta de puntos de recarga.

Cambios de hábitos: menos avión pero no más impuestos

Tras el casi completo abandono del carbón en España y el creciente desarrollo de las renovables, el sector del transporte se ha convertido en el primer emisor de gases de efecto invernadero del país. Expulsa alrededor del 25% del total generado por la economía nacional. Aunque los principales responsables son los vehículos que circulan por calles y carreteras, también existen otros subsectores importantes, como la aviación. El 71,6% de los encuestados se muestra favorable a que se prohíban los viajes en avión para trayectos de menos de 300 kilómetros para los que exista alternativa en tren, una medida que se está planteando en algunos países europeos.

A la hora de concretar las acciones que los encuestados pueden realizar en su día a día para ayudar a combatir el cambio climático, las medidas domésticas que más apoyo reciben son el reciclaje en casa (un 63,8% se muestra “bastante” o “muy dispuesto” a hacerlo y un 23,3% dice que ya lo hace), la limitación del uso de aire acondicionado (59,9% es partidario y un 21,8% sostiene que ya lo aplica) y la reducción del uso de calefacción (un 57,4% dice estar dispuesto y un 18,1% afirma que lo realiza). Además, muchos españoles muestran una importante disposición a usar solo energías limpias y renovables (76,2%), aunque solo un 3,9% dice poder hacerlo ahora. Recibe un apoyo notable como acción que puede ayudar a la lucha climática el mejorar el aislamiento del domicilio (67,4%) y comprar productos locales o ecológicos (67,4%).

Respecto a la reducción del consumo de carne de la ganadería intensiva como una forma de ayudar a combatir el calentamiento global, algo que generó en julio un choque dentro del Gobierno de coalición, el 45,5% se muestra favorable a ponerlo en práctica. Y un 11,1% sostiene que ya lo hace.

En el lado opuesto, las medidas que menos apoyo reciben son las referidas a la tributación. Son mayoría los encuestados (el 53,2%) que no están dispuestos a pagar más impuestos por las actividades más contaminantes. Y, en concreto, el 68,1% no apoya que el Gobierno suba los impuestos de la gasolina o diésel. El Ejecutivo tiene pendiente todavía una reforma fiscal que debe servir también para penalizar más las actividades contaminantes, como reclaman desde hace años a los distintos gobiernos del país instituciones internacionales como la Comisión Europea o la OCDE.

Cambios en la movilidad por la pandemia

La crisis de la covid ha tenido un impacto en los hábitos de m

ovilidad, según la encuesta. En algunos casos ha hecho que la ciudadanía adquiera hábitos más sostenibles. Por ejemplo, el 56,9% sostiene que realiza más desplazamientos andando y el 20,6% declara haber incrementado el uso de la bicicleta. Además, el 9,3% asegura que usa más el patinete eléctrico. Respecto al empleo del coche, el 29,3% sostiene que lo ha reducido, frente al 14,7% que lo emplea más. En el caso del transporte público en general, prácticamente el mismo porcentaje de encuestados dice que lo usa más (22,5%) que el que dice que lo emplea menos (21,5%).

Fuente: El Pais.com  

CIBERSEGURIDAD. La tecnología 5G más segura en un entorno más complejo

 El internet de las cosas, uno de los logros de la tecnología 5G, abre enormes posibilidades en sectores como la industria. Los procedimientos de ciberseguridad deben adaptarse a un nuevo entorno, más heterogéneo, para estar a la altura

La industria será uno de los ámbitos más beneficiados por el desarrollo del internet de las cosas (IoT, por Internet of Things), es decir, la capacidad de todo tipo de robots, sensores, aparatos y dispositivos de comunicarse con una mínima latencia, a través del 5G, para actuar ante un entorno cambiante. Transformará la forma de trabajar en las fábricas, y también ámbitos como la medicina quirúrgica, la movilidad o la gestión energética.

Con el 5G, las posibilidades del internet de las cosas son enormes: se calcula que en 2025 habrá 25.000 millones de aparatos conectados, y gracias en gran parte a la inteligencia artificial (IA), estarán capacitados para compartir información y actuar eficientemente en función de esos datos. Pero en este desarrollo hay una curva potencialmente muy peligrosa, la ciberseguridad.

El IoT es un nuevo paradigma industrial que exige, también, un nuevo enfoque de la ciberseguridad. Lo explica Beatriz Martínez Candano, Directora de Seguridad de Clientes para España y Latinoamérica de Ericsson: “Estamos pasando de un entorno homogéneo y fundamentalmente cerrado a otro heterogéneo, donde se multiplican el número de actores en aspectos como el uso de la nube y la virtualización. Todo esto supone un cambio exponencial: hay más requisitos y son más exigentes, y también cobra más importancia su orden, su trazabilidad”.

El entorno es más complicado, y los ataques pueden dirigirse a la propia conectividad, a la identificación de las máquinas, buscando crear caos, o a la solidez y confidencialidad de los datos que se transmiten entre ellas, ampliando las posibilidades del ciberespionaje industrial. Pero la buena noticia es que la tecnología en sí, el 5G, es más segura.

La industria será uno de los ámbitos más beneficiados por el desarrollo del IoT: transformará, entre otras cosas, la forma de trabajar en las fábricas.

Federico Ruiz, responsable del Observatorio Nacional 5G, recurre a los ejemplos de las anteriores generaciones de telecomunicaciones para explicar el porqué: “Con el 2G y el 3G el foco estaba en la voz, y los ciberataques podían tener solo un interés puntual en capturarla. Cuando empezamos a manejar datos, cambió todo y se empezaron a aplicar capas de seguridad, en gran parte de forma reactiva a los ataques que se iban produciendo. Sin embargo, la ciberseguridad ha estado desde el minuto 1 en el corazón del diseño de las redes de 5G”. La consecuencia, asegura, es que “con el 5G es mucho más factible el desarrollo de comunicaciones más seguras”.

De los estándares a las mejores prácticas

Partiendo de esa base sólida de la ciberseguridad en el 5G, ¿cómo ordenar el entorno más complejo para sacar todo el partido del IoT? “Si pensamos en las típicas ‘matrioskas’ rusas, la más pequeña, lo primero, es la estandarización”, explica Martínez Candano. Esa estandarización, labor de organizaciones internacionales de telecomunicaciones como 3GPP, es mucho más compleja ahora que no solo se trata de la ciberseguridad en móviles y ordenadores, sino también en sensores, televisiones, vehículos, máquinas industriales… y hasta neveras. Se multiplican el número de actores implicados, de ámbitos muy diversos. Y el reto es gestionar y orquestar componentes del IoT tanto horizontalmente (aparatos, servicios y usuarios) como verticalmente (del hardware a la aplicación).

Con el 5G, las posibilidades del IoT son enormes: se calcula que en 2025 habrá 25.000 millones de aparatos conectados. Y, gracias IA, estarán capacitados para compartir información y actuar eficientemente en función de esos datos

Tomando como base esos estándares destinados a proporcionar transparencia y a establecer el uso de algoritmos, protocolos y arquitecturas confiables, compañías como Ericsson crean en una siguiente fase soluciones de red con multitud de elementos que deben ser diseñados de principio a fin bajo rigurosos procesos de desarrollo seguro.

En una tercera fase esas soluciones han de ser integradas y desplegadas en la red del operador, mediante configuraciones que endurezcan y refuercen su arquitectura. La cuarta fase consistiría en aplicar las mejores prácticas relacionadas con la ciberseguridad, como la monitorización constante de la red, la identificación y respuesta ante amenazas o la pronta y eficaz recuperación ante un ataque.

La importancia del criterio humano

Dada la importancia crítica de la ciberseguridad del IoT y la necesidad de monitorización constante, el uso de la Inteligencia Artificial es clave en esta fase. Sin embargo, desde Telefónica comentan cómo todavía el criterio humano tiene mucho que decir, al menos a corto y medio plazo. Uno de los motivos es que, con el drástico aumento de número de datos en la red, la cantidad de alertas automatizadas se va a disparar, y muchas de ellas pueden ser falsos positivos.

Patricia Díez, responsable global de Seguridad de Red, Plataformas IT y dispositivos de cliente en Telefónica, explica este problema con un par de ejemplos: una campaña especial de descuentos, como el Black Friday, o la puesta a la venta de las entradas de un gran concierto. En esas situaciones, las técnicas de machine learning podrían confundir el extraordinario aumento del tráfico legítimo hacia un servidor con un ataque de Denegación Distribuida de Servicio (conocidos como DDoS) y reaccionar para acabar con un ataque en realidad inexistente. Este es un claro ejemplo del mundo IT, pero extrapolable al internet de las cosas.

Miguel Ángel Recio, jefe de seguridad IoT/OT de Telefónica Tech, resalta que el criterio humano es muy importante en la aplicación de la Inteligencia Artificial a la industria. “En este ámbito, parar una fábrica supone un impacto de muchos millones de euros”, porque lo que es compresible que, ante la detección de anomalías, la industria no quiera dejar ese tipo de decisiones solo a sistemas automatizados regidos por IA. Eso sí, matiza Recio, va a ser necesario contar con ese tipo de soluciones, debido al número, variedad y complejidad de alertas que se pueden llegar a producir.

Queda, por tanto, camino por recorrer para que el IoT desarrolle toda su capacidad. Pero la autopista, el 5G, ya está lista, y se trabaja para que toda la información de alto valor añadido que es capaz de transmitir tenga los máximos estándares de seguridad. No es un proceso sencillo, pero merece la pena. Como dice Federico Ruiz, del Observatorio Nacional 5G, “las economías que tengan actores capaces de incorporar estos requisitos de ciberseguridad a la red tendrán mucho ganado”.

Fuente: El Pais.com