14 de enero de 2022

OPINION. España. Del casadismo al cuñadismo, sin pasar por las políticas que importan a la ciudadanía.

 Casado está a punto de cumplir 3 años y medio al frente del PP, con 16 elecciones perdidas, una oposición que se fija en Vox, un sube y baja en las encuestas a la sombra de Feijóo y con el firme propósito de provocar la caída del Gobierno. 

Sábado, 21 de julio de 2018. El joven e inesperado Pablo Casado se distancia desde el primer momento de la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría. Los suyos se abrazan. El ‘marianismo’ muere en ese momento, nace el ‘casadismo’ ,  ¿o es el cuñadismo(*)? 
(*) Cuñadismo.- Según Fundéu RAE,  es la actitud de quien aparenta saber de todo, o bien habla sin saber  pero imponiendo su opinión, o bien se esfuerza por mostrar a los demás lo bien que hace las cosas.

Vuelve la derecha más a la derecha del Partido Popular, con el expresidente Aznar y Esperanza Aguirre como maestros de ceremonias. La derecha “sin complejos”, vendía Casado, con una única obsesión: volver a atraer a los votantes que se habían escapado a Vox y Ciudadanos.

Pero a la vez salía un Partido Popular herido, que no estaba acostumbrado al invento de las primarias. También la derecha podía ser cainita, derribándose otros mitos como que era el partido con más afiliados de toda Europa al tener que reconocer su verdadero censo.

De eso han pasado casi 3 años y medio, 16 elecciones perdidas y una pandemia por medio, casi nada. En los primeros meses, Génova 13 siempre decía que Casado llevaba poco tiempo, que había cogido al partido en un momento malo y que pagaba por la vieja corrupción. De ahí justificaron descalabros como haber obtenido el peor resultado electoral de su historia en las elecciones de abril del 2019. Pero el joven Casado ya lleva 3 años y pico sentado en el despacho más grande de la sede y no tiene excusas. ¿Cómo está hoy el líder? ¿Cómo está el partido?

Casado lleva meses jugando con la doble moral: se presenta como hombre de Estado pero a la vez votaba contra los decretos del estado de alarma e intentaba hacer caer al Gobierno, criticaba la falta de libertad y una supuesta deriva autoritaria de Sánchez, pero pedía que Moncloa actuase ante los rebrotes cuando las autonomías tenían las competencias, se define como moderado tras el 12-J pero hace a la vez una de las oposiciones más duras de toda Europa, menosprecia los movimientos del Gobierno en Bruselas y habla de patriotismo mientras envía informes a la Comisión cuestionando el Estado de Derecho en España, y mantiene el no a la convalidación en el Congreso de la Reforma Laboral  (pactada por Gobierno y agentes sociales) e incluso amenaza con boicotear la gestión de los fondos europeos judicializándolos. Un partido roto, a la derecha de Vox, será su triste legado para la posteridad.

Dentro de su partido, el ala más moderada se muerde los labios cuando acerca su discurso a Vox -el sector crítico piensa que la gente compra al final el original- y cuestiona figuras polémicas como Cayetana Álvarez de Toledo o Isabel Díaz Ayuso, pero en Génova 13 confían que las encuestas vayan remontando, cale el discurso de unificar a la derecha y el Ejecutivo de Sánchez se desgaste ante la crisis económica que se nos viene encima.

Elecciones generales son última oportunidad  de Casado y si falla, Feijóo calienta en banquillo

Un dirigente del PP que ha acompañado a Casado desde las primarias hace este balance: “Ciertamente no han sido años fáciles. Y Pablo es el presidente que se ha encontrado con una situación más complicada que Aznar o Rajoy. Un centro derecha fragmentado en un momento de mucha polarización pero también de competencia por el espacio político”. “El partido esta en medio de un proceso de renovación territorial que será fundamental para afrontar la próxima etapa”.

Una de las obsesiones de Casado durante este tiempo ha sido Vox. El miedo al sorpasso y la estrategia para recuperar a los votantes perdidos. Con un discurso que a veces no se distingue de la extrema derecha y que deja mucho hueco en el centro. Por ahora en Génova 13 creen que ya han logrado superar ese momento por liderar la oposición y ahora basan su estrategia en decir que si existen tres partidos de derechas, seguirá gobernando el PSOE.

Vox teme que votantes prestados vuelva al PP por echar al Gobierno "socialcomunista"

La relación entre Casado y Santiago Abascal es buena, se conocen desde hace mucho años. “Hablan con frecuencia”, explican fuentes de Vox. ¿Cómo ven los verdes la situación? Un ex dirigente del PP con cargo público ahora por Vox comenta: “El PP ya no es lo que era, pero es el principal partido del espectro de centro derecha y seguirá siendo el referente para el votante no socialista”.

 “Supongo que Vox seguirá fluctuando en la horquilla de 35 a 55 escaños, que está muy bien para un partido que habla tan claro sobre temas que son polémicos y que al haberlo etiquetado en la extrema derecha tiene mucho rechazo”, explica este cargo del partido de Abascal, a la vez que reflexiona: “La derecha en general defiende unos valores por encima de partidos políticos y echar a un Gobierno socialcomunista está por encima de todo. El PP recuperará parte de los que alguna vez le votaron y que hoy están en Vox y la mayor parte de Ciudadanos, que lleva camino de ser testimonial”.

Para luego hacer este vaticinio: “Creo que Casado llegará a unas próximas elecciones. Si las supera, naturalmente le podemos ver de presidente. Si no, se planteará su sucesión y será el momento de Feijóo”. Dibujando después este panorama: “La crisis política, económica y social en España va a ser tan profunda que cuando lleguen las elecciones generales estos (el Gobierno) estarán tan quemados que los españoles los mandarán a casa”.


De nuevo en marcha, el frente popular neoconservador, unidos por autoritarias actitudes  antidemócratas, avanzan orgullosos hacia la derrota final. Bueno, mientras tanto, habrá que armarse de paciencia y arremangarse, para seguir aguantando las embestidas ideológicas de los machotes del córner derecho.


EDITORIAL


Más ganadería, menos comunismo

La frase en sí, que como eslogan político no parece demasiado afortunada, es del Partido Popular que ha lanzado el martes una campaña en redes bajo ese lema, exigiendo la marcha del ministro de Consumo, Alberto Garzón, tras la polémica creada por sus declaraciones sobre la ganadería intensiva y la peor calidad de sus productos.

  La dirección nacional del PP, aprovecha y lanza sus paracaidistas en Castilla y León, cuan operación militar fuese, para atacar las líneas enemigas de un Gobierno del Estado salido de la urnas y de paso torpedear las próximas elecciones autonómicas, para hundir los acorazados de la izquierda, mostrando a las claras, sus intenciones en favor de macrogranjas y en contra de la ganadería sostenible(*), que supongo, lo enlazarán después con sus discursos políticos negacionistas, en futuras visitas a Bruselas, intentando convencer a las Instituciones Europeas de las bondades de sus políticas ecologistas en favor de la energía nuclear y de la producción eléctrica tradicional, huyendo tanto de la producción eléctrica sostenible como de la implicación en la lucha contra el cambio climático, como no podía ser de otra manera.

Por otra parte, lo del cuestionamiento del Estado de Derecho va bien, puesto que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional, de mayoría conservadora ambos dos, estoy seguro que con la mejor intención,  le brindan soporte político al PP, con decisiones y sentencias, con evidente sesgo ideológico, que obstaculizan claramente, tanto el normal desarrollo de las tareas parlamentarias del Congreso, como las necesarias funciones ejecutivas del Gobierno del Estado. Por no hablar de la tan traída y llevada negativa a la renovación del CGPJ, que para más inri, incumple la Constitución. 


Ahora bien, dedicarse a judicializar al Ejecutivo en sus obligaciones de gobierno, es un claro ejemplo de obstruccionismo político, a la hora de buscar la confrontación política entre  gobiernos, autonómicos y del Estado. Valga como muestra, el caso de la denuncia interpuesta por la Presidenta de la Comunidad de Madrid ante el Tribunal Supremo (probablemente secundada por otros varones regionales del PP) por según ellos, un reparto arbitrario de 9 millones de euros de los fondos europeos, que mayoritariamente se han distribuido entre proyectos laborales de otras Autonomías, que no pretendieron que se les adjudicasen fondos sin presentar proyectos al respecto, como fue el caso del Gobierno de la Comunidad madrileña, que obviamente no necesitan, dado que no tienen reparos en bajar los impuestos autonómicos que tanto molestan a los gobernantes madrileños, pero quien sabe, si en plena pandemia, a médicos y sanitarios de la Comunidad de Madrid  quizás no les parezca lo más acertado. 


(*) Por cierto, no estaría de más, que políticos que viven de sueldos que pagamos todos los contribuyentes, aprendiesen a diferenciar entre calidad y seguridad alimentaria. Debiendo referirse principalmente, la calidad de los alimentos, a sus valores nutritivos y no tanto a su apariencia, que también.  En cuanto a la seguridad alimentaria, apunta a la manipulación y distribución, es decir, a las condiciones y prácticas que preservan la calidad de dichos alimentos. Estas prácticas previenen de la contaminación y las enfermedades de origen alimentario, que en gran medida dependen, de la tecnología aplicada al proceso de producción, del grado de bienestar animal y del impacto medioambiental, cosa que es público y notorio, son principal objetivo y extremo cuidado, de las macrogranjas.


Fuente: Redacción