Ø 600.000 cámaras IA, 'bigdata', algoritmos... Son los
pilares del plan de 'crédito social' que prepara China para puntuar a sus
ciudadanos en 2020.
Ø Ya hay cámaras que identifican 200 personas por minuto y
llaman a la policía si ven a un criminal. El Amazon chino pone 'nota' a sus 500
millones de clientes y les da trato distinto...
Ø ¿Qué pasaría si estos sistemas se fusionan en un sistema
de 'crédito social' como pretende China? Las ONG ya alertan de un plan de
control sin precedentes
"Queridos pasajeros, aquellos que
viajen sin billete, que se comporten desordenadamente o que fumen en lugares
públicos serán castigados de acuerdo a las reglas y su comportamiento quedará
registrado en el sistema de créditos e información individual. Para evitar
cualquier registro negativo en su crédito personal siga las normas y cumpla las
órdenes en el tren y la estación".
Este fragmento es una grabación real
de un tren en Shanghai que muestra la punta del iceberg del sistema de crédito
social puesto en marcha por el Partido Comunista chino. Real como la vida
misma, y que no corresponde a ninguna obra de ficción y por ello mucho más perturbador.
El sistema de créditos sociales chino,
que ya se encuentra en funcionamiento, otorga una puntuación a cada uno de sus
ciudadanos en función de sus hábitos cívicos, su estilo de vida, las páginas
web por las que navega, de lo que compra en internet y de otras variables como
sus infracciones de tráfico.
Una puntuación que marca la posición
de los ciudadanos en la escala social del país de modo que, aquellos con un
crédito alto, tendrán derecho a un trato preferente por parte de la
Administración.
Un documento público del Partido
Comunista en el que se explica el proyecto sostiene que "Mantener la
confianza es glorioso y romper la confianza es una desgracia". Este
quebrantamiento de la confianza implica una serie de castigos que, más allá del
papel, ya se están produciendo. Por ejemplo, a 12 millones de chinos ya se les
ha prohibido comprar billetes domésticos de avión y tren.
El sistema crédito social de China es
posible gracias a la combinación e integración de varias tecnologías como el Big Data, el reconocimiento facial y la monitorización de internet en un
entorno cuyas libertades no son comparables a los de una democracia occidental
y ayudados por más de 600.000 cámaras de vigilancia con inteligencia
artificial.
Pese a que los castigos y represalias
son conocidas, el funcionamiento del algoritmo que determina la posición de un
individuo en la escala social es incierto.
Gran parte de los datos que otorgan la
puntuación de cada ciudadano en el sistema de crédito social provienen de los
historiales de internet de los chinos, aunque también se tienen en cuenta
factores económicos -como retrasos a la hora de pagar las facturas- o sanciones
administrativas y/o penales que castigan comportamientos incívicos.
El sistema también tiene en cuenta un
componente moral, y con un carácter más aleatorio, a la hora de asignar el
valor crediticio de cada ciudadano. Las compras frívolas, jugar a videojuegos,
publicar fake news e, incluso, determinados comportamientos, que no son
constitutivos de delito, en las redes sociales pueden tener un impacto negativo
en la puntuación de cada ciudadano, según explica Foreign Policy.
En este ámbito, uno de los posibles
castigos a los que se pueden enfrentar los ciudadanos con una baja puntuación
es una merma en la calidad de su conexión a Internet.
Sin embargo, la lista de castigos es
larga y la presencia de un individuo con una baja puntuación puede afectar a
otros de su entorno social, pese a que estos gocen de un valor mayor en el
sistema de créditos.
Esto le sucedió a un estudiante de
universitario que vio su admisión revocada debido a que su padre tenía una baja
puntuación en la escala de crédito social. Un caso recogido incluso por los
medios estatales chinos que citan otros ejemplos de jóvenes a los que se les
impidió acceder a instituciones educativas por la mala puntuación de sus
padres.
Los medios de comunicación, bajo
control público y censura, juegan un papel importante a la hora de generar una
política de miedo y represalias en esta línea. El citado documento del Gobierno
chino explica así su papel.
"Reforzar la propaganda relativa
a la lista de personas perseguidas por romper la confianza y castigadas en su
crédito, dar rienda suelta al papel de los medios de comunicación en la
propaganda, la supervisión y la orientación de la opinión pública. Utilice los
periódicos, la televisión, los medios online, etc., para hacer pública la
información relativa a las personas sujetas a persecución por romper la
confianza, el castigo que reciben, etc., crear presión en la opinión pública y
ampliar la influencia y la disuasión del sistema de listas de nombres para
personas sujetas a la persecución por romper la confianza".
Entre los castigos más severos fruto
de una baja calificación en esta escala se encuentra la prohibición de viajar
al extranjero, de comprar una vivienda, de tener una tarjeta de crédito, perder
la tutela de tu perro o, incluso, de acceder a un buen empleo en cualquier
empresa o institución que tenga relaciones con el sector público nacional o que
ejerza su actividad en ámbitos relacionados la manipulación de potencialmente
tóxicas y de alimentos o de ostentar cualquier cargo de responsabilidad en
ámbitos como la minería, la industria química o la producción de petardos y
fuegos artificiales.
Las personas con una
"confianza" baja también se enfrentan a problemas a la hora de
conseguir empleos en el sector privado. Un comunicado del gobierno anima a las
empresas a consultar las listas negras antes de contratar a nuevos empleados.
Unas listas negras que en algunos casos se encuentran publicadas en Internet
pero que, en el caso de algunas localidades y provincias, también existen en un
formato físico y se publican en tablones de anuncios en los que, además del
nombre, aparece una fotografía de aquellos ciudadanos que "han roto la
confianza".
EDITORIAL
Llegado a este punto, quiero recordar
que los gobiernos totalitarios, siempre muy relacionados con el control de la población, existen, han existido y existirán tanto por la
izquierda como por la derecha.
Y ahora, que no me salga nadie diciendo
de los comunistas chinos, con la que está cayendo precisamente en Europa con la
extrema derecha, que si les dejamos, lo de China no sería nada comparado con lo
que aquí ocurriría, lo que ya ocurrió, o con lo que está ocurriendo, por ejemplo en los aeropuertos o en las comunicaciones, ¿solo por la seguridad nacional?.
Y para quien aún le queden dudas al respecto,
que se fije en lo que está pasando al otro lado del charco, que seguro que las
derechas españolas estarán tomando buena nota de todo ello, para implementarlo en
el momento de alcanzar el poder.
Fuente: Expansion.com y El Mundo.es