Fijándonos esencialmente en las tendencias referentes a, la incidencia, las hospitalizaciones, la edad media de los casos y de los ingresados, la positividad de las pruebas, el ritmo de inmunización y el lento descenso de las muertes, se permite cierto optimismo respecto del final de la pandemia en España, pero sin olvidarnos de las debidas precauciones.
"El
problema no es el turismo, sino la euforia", alertó respecto a la campaña
de atracción de turistas británicos, cuyo Gobierno se resiste a calificar a
España como país de bajo riesgo. Los datos, desde luego, le dan la razón.
Aunque desde la caída del estado de alarma la incidencia acumulada a 14 días ha
bajado más de 70 puntos –de 198 a 124 casos por 100.000 habitantes–, aún quedan
semanas para alcanzar el objetivo de los 50 marcado por el Gobierno. En ese
momento, la transmisión comunitaria estará controlada en España.
Sin
embargo, la incidencia es un indicador cada vez menos relevante. Antes era el
faro, luz y guía del documento de actuaciones coordinadas entre las comunidades
frente a la pandemia, y ahora hay que leerlo en conjunto y con tiento. En esta
nueva interpretación, cinco indicadores desvelan un "momento para el
optimismo", como expresa Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de
Epidemiología (SEE).
Primero:
edad y cantidad de hospitalizados
El dato
clave que los expertos consultados coinciden en señalar, es el efecto de la
vacuna en la presión asistencial. La última semana de enero fue en la que se
registraron más ingresos en hospitales por COVID-19 en todos los grupos de
edad, y desde el 22 de junio, el 65% de los hospitalizados han sido mayores de
60 años. Pero en la última semana, este grupo de edad representa el 52% de los
ingresados. "Me esperaba una bajada más acusada, pero tiene sentido porque
los hospitalizados, en general, están en mínimos", explica Javier Álvarez,
analista de datos y asesor de la Consejería de Salud asturiana.
La
ocupación hospitalaria por COVID está en un 3,9%. Ha pasado de 8.605 pacientes
en la primera semana de mayo a los 4.813 actuales. "Me llama la atención
la forma robusta en la que bajan los hospitalizados", coincide Saúl Ares,
investigador del CSIC. El experto pide no centrarse en la edad de los
pacientes, que a la fuerza es menor debido a la vacunación. "No hay más
jóvenes hospitalizados, pero la proporción respecto a otros tramos de edad es
mayor porque los de más de 60 están protegidos", recuerda. De hecho, los
ingresos de las personas de 0 a 49 años, comparados con su pico en la tercera
ola, representan un 22% de los que había entonces.
Con
cautela: Aunque la presión hospitalaria está bajo control en casi todas las regiones
del país –Madrid aún cuenta con un 7,7% y Euskadi con un 7,8%– la desocupación
de las UCI está yendo a un ritmo más lento porque quienes las llenan "son
más jóvenes y presentan cuadros más largos que les obligan a ingresar más
tiempo", explica Javier Álvarez. "Hemos normalizado tener unidades de
cuidados intensivos con más del 20% de ocupación por una sola enfermedad, y eso
que damos datos de UCIs extendidas que están muy por debajo de la ocupación
real", reconoce el asesor en Asturias. De hecho, sin ampliaciones
artificiales, la ocupación en UCI –actualmente del 14,7%– escalaría a un 40%.
Segundo: la
mejor positividad desde septiembre
La
positividad, que mide el número de pruebas que confirman la infección por
COVID-19 del total realizado, está en su mejor momento. Por primera vez desde
septiembre, España presenta una tasa por debajo del 5%, requisito fundamental
para considerar una epidemia bajo control según la OMS. Con un 4,97% y una tasa
de 1.511 pruebas por cada 100.000 habitantes en una semana. "El mínimo
necesario, según la OMS, es de 1.000 por semana, y nosotros estamos haciendo
1,6 veces lo que propone, en un periodo de claro descenso de incidencia y en
primavera", advirtió Simón ante la pregunta de si se detectaba lo
suficiente.
"Entre
la gente vacunada sí es más fácil que los casos sean asintomáticos, pero entre
los que no lo estamos tendrían que seguirse dando cuadros normales",
explica Saúl Ares respecto a si la bajada de media de la edad de los contagios
podría estar generando una ola silenciosa. El problema con este indicador es
que se puede "artefactar" –manipular–, según los expertos.
Con cautela:
"La positividad sería muy útil si todos tuviéramos un estándar, pero cada
comunidad puede obtener la que más le convenga según sus protocolos: es un tema
de cantidad, pero también de dónde buscas", advierte Álvarez. Las
comunidades que más pruebas han hecho la última semana son Baleares (2.267 por
cada 100.000 habitantes), Navarra (2.253), Madrid (2.075) y Euskadi (2.018).
"Los cribados masivos, por ejemplo, arrojan resultados muy sesgados",
reconoce. Además, hay seis CCAA que superan el 5% de positividad. Las que más,
Aragón (9%) y Andalucía (7,8%). También son dos de las que menos pruebas
diagnósticas hacen.
Tercero:
ningún territorio en riesgo extremo
Por primera
vez en meses, España no tiene ningún territorio en riesgo extremo y los casos
están en mínimos desde el 14 de agosto. Los analistas coinciden en elegir la
incidencia a 7 días, a pesar de que ser más variable que la de 14, que muestra
una tendencia asentada. "Se entiende peor, pero matemáticamente es mucho
mejor: cuando la IA a 7 sube, ya llegas tarde", explica Álvarez, asesor
del Gobierno de Asturias. "Ahora mismo está muy por debajo de la mitad de
la de 14 –56 casos frente a 124– y es una forma rápida de ver la bajada: otro
indicador optimista", dice el investigador del CSIC, Saúl Ares.
Por otro
lado, la incidencia por grupo de edad también mejora. La edad media de los
casos acumulados es de 43 años; pero la edad media de la última semana es de 37
años. Desde el 22 de junio, el 21.2% de casos se han dado en mayores de 60
años; pero en la última semana estos han representado un 14%. "Estos días
escucharemos a gente culpando a los botellones, pero no, es un claro efecto de
la vacunación", dice Pedro Gullón, coautor del libro Epidemiocracia.
"Para mí, la baja incidencia en personas mayores es el indicador más
optimista", reconoce. "Yo también lo soy, porque aunque no bajase o
mesetase, ya no impactaría de igual manera en hospitalizados y fallecidos",
añade Álvarez.
Con
cautela: Euskadi, La Rioja, Melilla, Aragón y Madrid rondan una incidencia a 7
días de 100 casos. Casi el triple que otras como Asturias, Canarias, Galicia o
Murcia, y ocho veces más que en Comunitat Valenciana, Castilla La-Mancha y
Baleares. Esa subida implica que "el virus todavía está entre
nosotros" y que "hay una incidencia importante", dice Ares.
Cuarto:
medio millón de dosis puestas el fin de semana
Una de cada
seis personas mayores de 16 años ha recibido al menos una dosis de vacuna en
España. Además, tiene al 100% de sus mayores de 80 años inmunizados, lo que le
sitúa a la cabeza de la UE en la vacunación de los mayores. "Hemos puesto
medio millón de dosis del viernes al lunes y cada día se ponen más que en la
semana anterior", explica Saúl Ares, del CSIC. "El efecto de esta
vacunación masiva o acelerada lo vamos a ver a partir de ahora en todos los
indicadores", asegura.
Con
cautela: En las últimas dos semanas, el ritmo de vacunación ha caído un 20% (de
390.000 dosis diarias a 317.000) por la falta de nuevas dosis de AstraZeneca y
Moderna. El 37,3% de la población ha recibido al menos una dosis, pero conviene
recordar que el músculo del sistema sanitario nacional a veces no es
suficiente, y que la velocidad se puede ralentizar por cuestiones ajenas al
calendario de inmunización.
Quinto:
menos muertes respecto a abril, aunque todavía son demasiadas
Las muertes
son el indicador pseudo-optimista o agridulce del listado. Los expertos creen
que hay que analizarlo con cautela desde el primer momento, porque si bien
están bajando, España sigue registrando cifras altísimas diarias de fallecidos
por COVID-19: 58 personas de media en la última semana. "Es como si se
estrellara un autobús lleno todos los días", compara Ares. "Creo que
los hemos ignorado muchísimo", comparte Javier Álvarez. "Nos fijamos
solo en las curvas por si sube o si baja la pendiente, pero lo importante es la
integral: el área debajo de la curva, que son las personas que están
muriendo", ilustra el analista.
Del 3 al 17
de mayo, murieron 817. Sin embargo, en el mes de abril, cada 14 días fallecían
1.200 personas. "Parecía que esa cifra se había estabilizado y hemos
logrado bajarla, lo cual es muy positivo y parece que la tendencia de las
próximas semanas es que pueda bajar un poco más", recuerda Pedro Gullón.
"Nos creemos que todo es inmediato: el efecto de la primera dosis y la
muerte por coronavirus, pero mucha de esa gente quizá llevaba dos, tres semanas
o un mes en una UCI", alerta el asesor asturiano. Por eso consideran tan
importante reducir el dato de la ocupación en intensivos. "No hablamos de
ello por pudor o por tabú, pero no se nos pueden olvidar", concluye Saúl
Ares.
Fuente: El Diario.es