7 de enero de 2021

PANDEMIA. Mapa coronavirus en España: 51.675 muertos y más de dos millones de contagiados

 El nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad conocida como COVID-19, deja ya 2.024.904 casos en España y 51.675 muertos, según el último balance del Ministerio de Sanidad y tras un reajuste en los datos por parte de la institución.

Son 42.360 casos y 245 fallecidos notificados desde el pasado martes. España supera la barrera de los 250 casos diagnosticados por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, con una incidencia que este martes se sitúa en 321,01.

La cifra de recuperados hasta el 18 de mayo es de 150.376 personas, pero el número de casos activos no puede facilitarse, dado que el organismo aún no ha actualizado esta información. Además, los informes diarios ofrecen el número de decesos en los últimos siete días (530).

Sanidad reportó un cambio metodológico el 4 de noviembre, como ya hizo en mayo, dejando fuera a 2.000 fallecidos, y reajustando de nuevo un mes después. A partir de ese momento, se incluyen contagios, hospitalizaciones, ingresos y decesos con pruebas diagnósticas positivas de infección activa (PDIA) que, según en el momento de la pandemia, respondieran a la definición de caso. El organismo, además, ha dejado de aportar datos a partir "de información notificada de forma agregada, menos precisa, con riesgo de duplicados y falta de variables de interés".
















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Cuatro niveles de alerta

El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha un sistema de indicadores que establece cuatro niveles de alerta a partir de una serie de indicadores clave, entre los que se incluyen la incidencia acumulada de casos a siete y 14 días, la positividad de las pruebas diagnósticas y la ocupación hospitalaria en planta y UCI. A partir de estas variables, se define si una comunidad autónoma se encuentra en una situación de riesgo extremo, alto, medio o bajo, o bien si se encuentra bajo condiciones de la llamada "nueva normalidad".



































Fuente: rtve.es

CORONAVIRUS. España recibirá 600.000 dosis de la vacuna de Moderna en las próximas 6 semanas

 España recibirá 600.000 dosis de la vacuna de Moderna en las próximas seis semanas, según ha anunciado el ministro de Sanidad Salvador Illa, que ha detallado que las primeras llegarán en siete o diez días.

Illa lo ha dicho en una rueda de prensa en Barcelona, en la que también ha señalado que no se contempla un confinamiento domiciliario y ha apoyado las medidas de las comunidades.

El ministro de Sanidad ha arrancado su comparecencia mostrando su “muchísima preocupación” por la situación y poniendo “de relieve” las medidas de las autonomías para frenar los contagios. “Vienen semanas complicadas”, ha avisado.

Tras la autorización por parte de la Agencia Europea del Medicamento este miércoles de la vacuna de Moderna, Illa ha revelado que España recibirá las primeras dosis en siete o diez días. En total, según la estimación de la compañía, llegarán 600.000 en las próximas seis semanas.

De esta manera se refuerza la campaña de vacunación, iniciada a finales del año pasado, con la de Pfizer. La de Moderna será como la anterior administraba en dos dosis (la segunda es unos 21 días después del primer pinchazo).

“Velocidad de crucero”

El Gobierno mantiene su previsión de que la vacuna alcance en verano al 70% de la población. A pesar de la baja administración en algunas autonomías, Illa ha confiado en alcanzar una “velocidad de crucero” en todas en los próximos días.

Ha indicado además que no se ha pedido ayuda al Ejército para inyectar la vacuna y ha dicho que la Sanidad pública es capaz de llevar a cabo todo el plan de vacunación de forma gratuita.

Ha lamentado Illa asimismo el caso de la residencia de Madrid que ha administrado irregularmente vacunas a familiares y sacerdotes y ha dicho que las comunidades tiene el papel de vigilar que eso no pase.

Fuente: huffingtonpost.es

CORONAVIRUS. Ventajas de la vacuna Oxford-AstraZeneca que Reino Unido aprobó este miércoles

 Reino Unido se convirtió en el primer país del mundo en aprobar este miércoles la vacuna contra el coronavirus desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca.

Hace apenas cuatro semanas, este país se había convertido también en el primero en aprobar la vacuna de Pfizer y BioNTech, que ya se administra de forma masiva en varias partes del mundo como Estados Unidos, México, Chile y la Unión Europea.

La agencia reguladora de medicamentos en Reino Unido certifica así que la vacuna es segura y efectiva.

La aprobación del compuesto supone otro impulso a la vacunación masiva que organiza Reino Unido desde comienzos de este mes.

Al igual que sucedió con la vacuna de Pfizer, se espera que este primer visto bueno abra el paso hacia la aprobación de la vacuna de Oxford en otros países y reguladores del mundo.

También se espera que su potencial distribución masiva sea un golpe de efecto en la lucha contra el coronavirus, dado que es más fácil de almacenar y producir a gran escala que otros de sus competidores.

Reino Unido ya ha ordenado 100 millones de dosis, suficientes para vacunar a 50 millones de personas.

La aprobación de la vacuna de Oxford llega en un momento crítico en el nivel de infecciones del virus en Reino Unido.

Ventajas de la vacuna

Esta vacuna fue diseñada en los primeros meses de 2020, probada en los primeros voluntarios en abril, y desde entonces ha estado sometida a los ensayos clínicos con miles de personas.

Fue desarrollada a un ritmo frenético que antes de la pandemia era impensable.

En Reino Unido ya se han vacunado más de 600.000 personas, pero se espera que la vacuna de Oxford-AstraZeneca dé un impulso significativo, dado que es más barata y fácil de producir.

Es crucial que puede ser almacenada en un refrigerador normal, no como la vacuna de Pfizer, que necesita temperaturas ultrafrías de -70°C.

Esto significa que será más fácil llevar esta vacuna hasta centros de salud locales y residencias de ancianos.

La aprobación de la vacuna llega en un momento de niveles de infecciones y presión hospitalaria "sin precedentes" en Reino Unido, según alertó Salud Pública de Inglaterra.

Cómo se comparan las vacunas en la Fase III de los ensayos clínicos



























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La estrategia de una sola dosis

Hasta ahora, muchas de las vacunas desarrolladas y aprobadas requieren de dos dosis para garantizar una inmunidad más completa y duradera.

Sin embargo, al menos en Reino Unido, la estrategia cambiará hacia tratar de administrar la primera dosis a tanta gente como sea posible. El objetivo es ofrecer alguna protección a mucha población vulnerable.

La decisión se basa en las recomendaciones del Comité Unificado de Vacunación e Inmunización de Reino Unido.

"La prioridad debería ser dar la primera dosis a muchas personas de alto riesgo, en lugar de apresurarse en ofrecer las dos dosis en un período muy corto de tiempo", dijo un portavoz del Departamento de Salud y Cuidado social.

"Todos seguirán recibiendo la segunda dosis y se producirá dentro de las primeras 12 semanas. La segunda dosis completa su cometido y es importante para la protección a largo plazo".

¿Cómo funciona la vacuna?

La vacuna es un virus de la gripe común genéticamente modificado que solía infectar chimpancés.

Se ha modificado para evitar que cause una infección en las personas y para llevar los planos de parte del coronavirus, conocido como proteína de pico.

Una vez que estos planos están dentro del cuerpo, comienzan a producir la proteína de pico del coronavirus, que el sistema inmunológico reconoce como una amenaza e intenta aplastarla.

Así, cuando el sistema inmunológico entra en contacto con el verdadero virus, este ya sabe qué hacer.

Fuente: BBC.com

CORONAVIRUS. Máxima alerta por cepa sudafricana de Covid y su potencial efecto en la vacunación

 Científicos advierten que la variante sudafricana es más preocupante que la británica porque puede poner en jaque algunas vacunas

Los científicos que han investigado la variante de coronavirus surgida en Sudáfrica han elevado sus alertas este miércoles, destacando que la eficacia de algunas vacunas podría verse mermada porque la mutación afecta una parte clave del genoma del virus en la que se centran muchos de los esfuerzos de inmunización.

La variante —llamada 501Y.V2— no es relativamente nueva, pues apareció en agosto en la bahía Nelson Maldela de Sudáfrica, pero no se extendió con fuerza hasta que se aceleró la segunda ola de la pandemia en ese país. En la última semana, las autoridades han registrado 100.000 casos nuevos de Covid-19, una destacable porción de los 1,1 millones confirmados desde el inicio de la pandemia que ilustra la intensidad de la segunda ola en el país.

Una segunda ola sudafricana en la que esta variante ha tenido un papel protagónico. Al igual que una variante brasileña desvelada recientemente, la cepa de Sudáfrica tiene varias mutaciones semejantes a la que se empezó a expandir en Reino Unido desde septiembre. La cepa británica es muy infecciosa pero las autoridades y los científicos han hecho llamamientos a la calma asegurando que no pone en jaque la vacunación, contrario a lo que está sucediendo alrededor de la sudafricana.

El problema de la variante sudafricana es que tiene una mutación llamada E484K que causa alteraciones en la conocida como proteína Spike (o pico), que es la que usan los coronavirus para instalarse en el cuerpo humano. La mayoría de las vacunas se han desarrollado con base en esta proteína, y eso es lo que atemoriza a los expertos: la posibilidad de que esto eche por tierra los esfuerzos de inmunización. La cepa brasileña también tiene esta mutación; la británica no.

“La mayoría de los científicos con una visión sobre estas variantes están más preocupados por la sudafricana que por [la británica]”, ha explicado a Financial Times Francois Balloux, director del University College London Genetics Institute.

“Hay una razón para preocuparse”

La misma cabecera británica ha entrevistado al profesor Tulio de Oliveira, que lidera las investigaciones científicas en Sudáfrica para entender cómo se comporta esta variante de coronavirus. “Hay una razón para preocuparse”, ha advertido el científico, refiriéndose al potencial revés para la vacunación que puede representar esta cepa. “En este momento, pensamos que una vacuna podría ser un poco menos efectiva“, ha señalado.

De Oliveira y su equipo publicarán en breve los resultados de sus estudios recientes sobre la cepa, pero el investigador ha avanzado que llegaron a conclusiones semejantes a las de los científicos del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (EEUU). En un paper que aún no ha sido revisado por pares, los investigadores de Seattle advierten de que la mutación en la proteína Spike puede amenazar las neutralizaciones de las vacunas en algunos pacientes.

“Este hallazgo sobre la neutralización de anticuerpos se destacó con mucha fuerza en nuestro artículo”, dijo el profesor sudafricano, aludiendo al informe que está por publicar. “El principal mensaje para llevar a casa es que no deberíamos jugar con este virus dejándolo transmitirse durante tanto tiempo“, añadió De Oliveira. “Más que nunca, este es un problema global y deberíamos buscar una coalición global para responder”.

El científico que ha dedicado las últimas semanas a investigar esta variante de coronavirus lanzó su mensaje en parte como respuesta al ministro británico de Salud, Matt Hancock, que el lunes dijo a la prensa que estaba “increíblemente preocupado” por esta cepa. Los científicos sudafricanos sospechan que Hancock habló en esos términos para desviar la atención de la alarmante situación que también se vive en Reino Unido con su variante superinfecciosa.

Pero la preocupación es real y no hace más que incrementar. El experto en microbiología celular de la Universidad de Reading, Simon Clarke, ha tildado de “preocupantes” los cambios de la proteína Spike observados en esta variante. “Causa una alteración más extensa de la proteína de pico que los cambios en la variante [británica] y pueden hacer que el virus sea menos susceptible a la respuesta inmune desencadenada por las vacunas“, ha añadido en declaraciones a la BBC.

Si bien sería caótico que las vacunas, tal como están diseñadas, no funcionen en una variante de alta transmisión como esta, los expertos han explicado que siempre se pueden rediseñar y ajustar para que se adapten mejor a las mutaciones. No obstante, esto tomaría semanas o meses. “Entre todas las variedades de vacunas que están saliendo al mercado, todavía tenemos la firme convicción de que algunas de ellas serán muy eficaces”, ha dicho De Oliveira.

Fuente: economiadigital.es

ESTUDIO. El plasma sanguíneo de los supervivientes reduce 60% casos graves de covid.

 Un ensayo con 160 enfermos en Argentina sugiere que las transfusiones urgentes nada más aparecer los síntomas pueden ser un tratamiento barato y seguro para las poblaciones de riesgo

Uno de los laboratorios más exitosos durante la pandemia está en una antigua discoteca de Buenos Aires. “Cuando entramos por primera vez, hace unos 20 años, tuvimos que sacar la bola de John Travolta”, recuerda el médico argentino Fernando Polack, que desde allí ha coordinado el ensayo de la vacuna de Pfizer contra la covid, con 44.000 voluntarios. La discoteca bonaerense es hoy la sede de la Fundación Infant, una pequeña organización sin ánimo de lucro dedicada a investigar las enfermedades respiratorias infantiles y, desde el año pasado, la covid. La fundación, dirigida por Polack, escribe ahora una nueva página en la lucha contra la pandemia.

Tras meses de especulaciones y multitud de estudios confusos de los que era imposible sacar conclusiones, un sólido experimento realizado en Argentina muestra los posibles beneficios, como tratamiento contra la covid, de las transfusiones de plasma sanguíneo de donantes que han superado la enfermedad. Los autores, encabezados por el propio Polack, sostienen que “es la primera evidencia en el mundo de un tratamiento universal, accesible y seguro que puede salvar vidas”.

El ensayo clínico ha incluido a 160 personas mayores de la región de Buenos Aires, todas enfermas de covid y con un promedio de edad de 77 años. Los autores administraron un cuarto de litro de plasma sanguíneo de convalecientes a la mitad de los participantes y agua salina a la otra mitad. Solo nueve de los pacientes tratados con plasma acabaron necesitando oxígeno, frente a 23 en el otro grupo. Es una reducción del 60% del riesgo de enfermedad grave. Los resultados se han publicado este miércoles en la revista especializada The New England Journal of Medicine.

Polack recuerda que las transfusiones de plasma sanguíneo de supervivientes ya se utilizaron contra la pandemia de gripe de 1918. “Es la medicina más vieja que hay, tiene más de un siglo, pero nos ofrece un puente hasta que la verdadera solución de esto —que no es el plasma, son las vacunas— sea finalmente accesible para todos”, reflexiona. En la última semana se han diagnosticado cuatro millones de casos de covid, con 76.000 muertes, según los datos de la Organización Mundial de la Salud.

La comunidad científica todavía no ha encontrado tratamientos específicos eficaces contra la covid, tras un año de pandemia. Las personas que han superado la enfermedad, sin embargo, conservan en su sangre las defensas naturales contra el coronavirus: los anticuerpos. La estrategia de combatir la covid con transfusiones de plasma sanguíneo se ha intentado desde que aparecieron los primeros casos en la ciudad china de Wuhan, pero con conclusiones confusas, porque la mayor parte de los estudios publicados no utilizaron métodos fiables para medir sus resultados. “No se sabe si el plasma de convaleciente beneficia a las personas ingresadas en el hospital con covid”, concluyó el 12 de octubre The Cochrane Collaboration, una organización internacional que evalúa la eficacia de las intervenciones sanitarias.

Otros estudios anteriores administraron el plasma sanguíneo demasiado tarde, con la enfermedad ya avanzada, y los anticuerpos donados no fueron capaces de frenar al virus. En otros ensayos previos, como uno realizado en EE UU con 35.000 enfermos, los científicos no incluyeron un grupo de control —sin tratamiento con plasma— para poder comparar los resultados. La clave del nuevo estudio de Argentina es que administra plasma con muy altos niveles de anticuerpos y además muy pronto, en los tres primeros días tras la aparición de los síntomas de la covid.

El médico Fernando Polack propone que los vacunados también donen su plasma sanguíneo

“Esto es como si quieres que un ladrón no entre a tu casa. Si el ladrón entra, pasa por el zaguán, se te mete en el salón, te rompe todo, abre la puerta del patio, se te meten los perros en la casa, te empiezan a comer los muebles, rompen la instalación eléctrica y se te empieza a inundar la cocina, pues ya el ladrón es el menor de tus problemas”, explica Polack. “Y ese es el escenario en el que se usaba normalmente el plasma. Se agarraba al ladrón cuando el daño ya estaba hecho. Nosotros apostamos por agarrar al ladrón en el zaguán, en la entrada. Y la que lo agarra fuera de casa es la vacuna”, añade.

El plasma es la parte líquida de la sangre e incluye los anticuerpos. Una opción más sofisticada que la transfusión directa es la elaboración de un preparado industrial con una mayor concentración de anticuerpos específicos, las inmunoglobulinas hiperinmunes. La tercera vía, mucho más compleja, es la identificación de anticuerpos muy potentes para su multiplicación en el laboratorio: los denominados anticuerpos monoclonales, con un coste de decenas de miles de euros por persona. El equipo de Polack calcula que su tratamiento cuesta en total unos 186 dólares (151 euros).

“El mayor desafío es tener un banco de plasma suficiente”, opina el médico argentino, que propone otra fuente de donaciones al margen de las personas que ya han superado la covid. “Los vacunados son unos privilegiados. Son personas que acceden a una inmunidad de hasta un 95% de eficacia. Han recibido algo que la mayoría no hemos recibido. Un acto solidario por su parte sería proveer plasma para las personas que puedan enfermar gravemente en el futuro. Un vacunado que dona un día 750 mililitros permite tres tratamientos para tres ancianos”, señala Polack.

“Los resultados parecen confirmar que el plasma de convaleciente es útil para prevenir la evolución negativa de los pacientes en riesgo”, opina la médica Cristina Arbona

La médica Lise Estcourt, directora de la unidad de ensayos clínicos hematológicos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, aplaude el nuevo trabajo, “muy alentador”, a su juicio. “Sugiere que el tratamiento temprano con plasma de convalecientes reduce el riesgo de sufrir una forma grave de covid. Espero que los resultados de este pequeño ensayo se confirmen en otros mayores que están en marcha [en España, en los Países Bajos y en Estados Unidos]”, apunta Estcourt, autora principal de los análisis de Cochrane sobre esta terapia experimental. Los resultados preliminares de otro estudio español ya mostraron en septiembre una mejoría del pronóstico en los enfermos tratados pronto con plasma con altos niveles de anticuerpos.

Los nuevos resultados son “alentadores”, coincide la médica Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunitat Valenciana. “Parecen confirmar que el plasma de convaleciente es útil para prevenir la evolución negativa de los pacientes en riesgo”, celebra Arbona, también vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.

“Esta estrategia es interesante por estar disponible de forma relativamente fácil. Es un hemoderivado obtenido de convalecientes. Eso puede facilitar la accesibilidad en el Sistema Nacional de Salud. Los anticuerpos monoclonales podrían tener un coste excesivo”, opina Jesús Sierra, farmacéutico del Hospital Universitario de Jerez de la Frontera (Cádiz) que coordina el registro de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), una base de datos de 16.000 pacientes para identificar fármacos asociados a una menor mortalidad por covid. “[Esta estrategia] Requerirá una buena coordinación con atención primaria, para que los casos detectados puedan tratarse de forma temprana, en 48 horas”, advierte.

Fuente: El Pais.com

CORONAVIRUS. ¿Cómo funciona la inmunidad humana al coronavirus y qué nos dice sobre la vacuna?

  Con la fase de vacunación, es muy importante averiguar cómo los diferentes aspectos de la respuesta inmune se correlacionan con la protección y cuál es la mejor manera de medirlos

¿Cómo reacciona el sistema inmunológico a la COVID-19?

El sistema inmunológico se compone de varias partes, incluyendo una primera respuesta en la que participan las células inmunológicas, las cuales alertan al cuerpo de un ataque y se adhieren a las células infectadas. Esta respuesta lleva a la activación de lo que se conoce como el sistema inmunológico "adaptativo", muy importante para una futura inmunidad.

"El sistema inmunológico adaptativo presenta un rasgo particular: tiene memoria y las vacunas aprovechan esta característica", dice el profesor Danny Altmann, experto en inmunología de enfermedades infecciosas en el Imperial College de Londres.

Dos tipos principales de glóbulos blancos sanguíneos, conocidos como linfocitos, participan en el sistema inmunológico. Las células B producen proteínas que actúan como anticuerpos y se adhieren al virus para impedir que penetre en las células. Las células T matan a las células infectadas por el virus y producen proteínas llamadas citoquinas. Estas citoquinas ayudan a convertir a las células B en células sanguíneas de larga vida que generan anticuerpos mucho mejores y en células sanguíneas B con memoria capaces de desarrollar anticuerpos especializados si el cuerpo se expone nuevamente al virus.

"Normalmente, la inmunidad de las células T, la inmunidad de las células B, y su producto, los anticuerpos, actúan mano a mano para derrotar a un virus", señala Altmann.

Pero los estudios han hallado que mientras muchas de las personas infectadas por la COVID-19 tienen tanto células T como anticuerpos para el virus, otras sólo parecen tener uno de los dos elementos. "Es difícil saber lo que eso significa", añade el experto.

Además, las respuestas del sistema inmunológico no son siempre útiles, algunas de las investigaciones más recientes sugieren que algunos anticuerpos juegan un papel en determinadas enfermedades como la COVID larga, donde los síntomas persisten durante muchas semanas o meses después de la infección, ya que las proteínas causan estragos que van desde la alteración de los mecanismos de defensa hasta el ataque a los órganos.

¿Qué ocurre una vez que se supera la infección?

Después de la infección, los niveles de anticuerpos empiezan a disminuir, mientras que las células B y T de memoria tienden a quedarse más tiempo. Un estudio científico publicado en julio sugería que los niveles de anticuerpos de la COVID-19 disminuyen considerablemente en un período de tres meses, hasta el punto de volverse indetectables en algunos casos.

Algunas investigaciones sugieren además que la velocidad y la escala de este descenso puede variar entre hombres y mujeres. El nivel de anticuerpos producidos y el tiempo que permanecen en el cuerpo parece estar directamente relacionado con la gravedad de la enfermedad.

Otra investigación que aún no ha pasado el proceso de revisión por pares sugiere, sin embargo, que los anticuerpos de la COVID-19 muestran sólo pequeñas disminuciones en un período de seis meses después de la infección. El mismo estudio concluyó que los niveles de células T caen a la mitad en un período de entre tres a cinco meses, pero se estabilizan a los seis meses y que las células B de memoria se vuelven más abundantes.

Dado que el COVID-19 es una enfermedad nueva, tiene que pasar más tiempo antes de conocer con exactitud la trayectoria a largo plazo de cada uno de estos componentes después de la infección. Deborah Dunn-Walters, profesora de inmunología en la Universidad de Surrey, es optimista: "El mero hecho de que esas células sigan ahí y que no las veamos disminuir rápidamente hasta desaparecer, significa que podemos esperar verlas reaparecer más tarde".

¿Qué significa todo esto para la inmunidad?

Un estudio reciente concluyó que en un brote de COVID-19 detectado en agosto a bordo de un barco pesquero, ninguno de los tripulantes que ya tenía anticuerpos se infectó. "Si alguien ya tiene los anticuerpos neutralizadores pertinentes, y en un nivel suficientemente elevado, yo apuesto mi casa a que va estar protegido contra el virus", dice Altmann.

Pero, ¿qué ocurre con las células de memoria B y con las células T? Algunos estudios han informado que otros coronavirus, incluyendo a aquellos característicos de algunos resfriados comunes, habitualmente sabotean la producción de células de memoria B, lo que significa que, por más que estas células sigan presentes, son menos efectivas de lo que podría esperarse de ellas.

"Hay documentos científicos muy buenos publicados que señalan que esa es la razón por la cual estos coronavirus son tan inteligentes y, por ejemplo, puedes coger un resfriado invierno tras invierno y la memoria de las células no te ayuda", dice Altmann.

También quedan preguntas sin responder sobre la respuesta de las células T y si estas son suficientes para ofrecer protección por sí mismas. Aunque un estudio –que aún no ha sido revisado por pares– ha concluido que las personas con mayores niveles de células T tienen menos probabilidades de infectarse, más de la mitad de estas personas también tenían anticuerpos contra el virus.

"El hecho de que la gente se vuelva a infectar regularmente a lo largo de sus vidas con coronavirus estacionales sugiere que la inmunidad, ya sea por anticuerpos o por células T o no T, probablemente no sea muy duradera", ha dicho anteriormente Wendy Barclay, profesora de virología de la gripe en el Imperial College de Londres.

Esto parece estar respaldado por cada vez más informaciones de casos de reinfección. Sebastian Johnston, profesor de medicina respiratoria y alergias en la misma universidad, explica que si se produce una reinfección, era probable que fuera menos grave que la primera vez, o incluso asintomática, aunque no siempre es así.

La posibilidad de reinfección es la razón por la que Boris Johnson, contagiado en primavera, tuvo que aislarse después de entrar en contacto con otra persona contagiada, y una de las razones por las que la idea de la "inmunidad de rebaño" natural es problemática.

"Alguien podría ser inmune a enfermarse y al mismo tiempo difundir el virus", sostiene Dunn-Walters. "Incluso si en una persona la inmunidad dura de dos a tres años, eso no significa que dure lo mismo en el resto de personas. Los niveles de respuesta en la memoria de las células puede ser diferente".

¿Podríamos contar ya con alguna protección ganada gracias a células T generadas por otros coronavirus comunes?

Es posible. En el estudio de células T mencionado anteriormente, el 45% de los participantes con niveles elevados de este tipo de células parecían estar protegidos frente al COVID-19, pero no tenían anticuerpos contra el virus. Esto plantea una serie de posibilidades. Una es que este grupo contaba ya con células T protectoras que habían sido generadas anteriormente por la exposición a otros coronavirus distintos al actual, algo que se conoce como "reactividad cruzada" protectora.

Altmann señala que otros estudios sugieren que entre un 30% y un 40% de muestras de sangre previas a la pandemia registraban una respuesta de las células T en virtud de dicha reactividad cruzada. Pero el experto afirma que eso no significaba necesariamente que estas células preexistentes ofrezcan una protección efectiva contra el coronavirus actual.

"No está claro por qué las células T del resfriado común deberían protegernos de la COVID-19 cuando ni siquiera nos protegen cada invierno de coger un resfriado común", dice. Johnston indica que la protección generada previamente por otros coronavirus podría ayudar a explicar por qué tantas infecciones por coronavirus son asintomáticas. "No es posible que el 70% de las personas con resultados positivos digan que no tienen síntomas a menos que tengan un grado significativo de inmunidad".

¿Qué nos puede decir todo esto acerca de la protección que podemos obtener de la vacuna?

La buena noticia es que ha quedado demostrado que las vacunas de Moderna, Pfizer/BioNTech y Oxford/AstraZeneca generan una respuesta inmune y ofrecen protección contra el desarrollo de la COVID-10. Además, mientras la gripe estacional requiere ponerse una vacuna diferente cada año porque su virus muta rápidamente, todavía hay pocas señales de que este sea el caso con la COVID-19.

Altmann dice que es poco probable que la nueva variante de la COVID-19 detectada en Inglaterra cause problemas para la eficacia de la vacuna, y señala que los anticuerpos neutralizantes inducidos por la vacunación se unen a muchas partes diferentes de la llamada proteína de pico, que es la parte del virus que lo ayuda a ingresar a las células. "Se predice que la mutación hará un cambio bastante pequeño en una parte del pico", dijo.

Sigue sin confirmarse cuánto tiempo durará la protección inducida por la vacunación, y si las vacunas nos protegen de la infección y la transmisión, además de hacerlo de la enfermedad. "Las vacunas podrían funcionar mejor que la inmunidad natural, pero no lo sabremos hasta que hayamos estudiado ambas a largo plazo", afirma Johnston.

Dunn-Walters explica que ahora es importante averiguar cómo los diferentes aspectos de la respuesta inmune se correlacionan con la protección y cuál es la mejor manera de medirlos, de modo que sea posible evaluar mejor los niveles de inmunidad en las personas y determinar la frecuencia con la que se necesitaría la vacunación. Esta, reafirmó, "es un área de investigación en curso"

Fuente: El Diario.es

PRIVACIDAD. WhatsApp compartirá con Facebook los datos de usuarios de fuera de la Unión Europea

 El servicio de mensajería instantánea empieza a enviar mensajes para advertir de los cambios en su política de privacidad

En 2014 Facebook compró WhatsApp por más de 13.800 millones de euros. Ahora, siete años después, la app de mensajería compartirá los datos de algunos usuarios de WhatsApp con Facebook. Pero no de todos. La compañía de Mark Zuckerberg ha confirmado a EL PAÍS que estos cambios en la nueva política de privacidad de la aplicación, que entrarán en vigor el próximo 8 de febrero, no afectan a los usuarios miembros de la Unión Europea.

“WhatsApp actualizará sus condiciones y su política de privacidad”. Este es el mensaje que le ha saltado a algunas personas en sus smartphones en los últimos días. El cambio principal radica en que los usuarios de fuera de la Unión Europea si quieren utilizar la aplicación tendrán que dar su consentimiento a Facebook para compartir y usar los datos obtenidos de WhatsApp para el resto de sus servicios y propósitos.

WhatsApp ya anunció en julio del año pasado estos cambios. Pero hasta ahora no era obligatorio para nadie compartir los datos, sino voluntario. A partir del 8 de febrero, esto cambiará. Los usuarios de fuera de la UE que no acepten la nueva política de privacidad no podrán usar la aplicación.

Entre los datos recopilados que WhatsApp compartirá con las empresas de Facebook, se encuentran aquellos asociados a la cuenta de cada usuario y el uso que se haga del servicio. Por ejemplo, el número de teléfono, las transacciones realizadas, el móvil que se utiliza o la dirección IP. WhatsApp indica además que es posible que también se compartan otros datos mencionados en la sección “información que recopilamos” de su política de privacidad, pero no concreta cuáles. Estos datos van desde el nombre de perfil a las conexiones o la ubicación.

En ningún caso, se compartirán las conversaciones de WhatsApp. La compañía no puede leer los mensajes de la aplicación ya que funciona con un cifrado de extremo a extremo. Esto quiere decir que cuando un usuario envía un mensaje, este será cifrado y solo se descifrará una vez que llegue al destinatario. Aun así, la decisión ha generado polémica en redes sociales debido a que todos los datos que sí compartirá podrían ayudar a la compañía de Mark Zuckerberg a confeccionar perfiles muy completos de los usuarios que utilizan sus distintas redes sociales.

¿Por qué estos cambios en la política de privacidad no afectan a todos los usuarios?

Por la regulación de los distintos países. En Europa, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) impide que Facebook comparta los datos de WhatsApp con sus otras empresas para su propio interés. De hecho, WhatsApp tiene una especie de subempresa para los usuarios europeos. Mientras que en aquellos países que forman parte de la Unión Europea los servicios están proporcionados por WhatsApp Ireland Limited, en el resto del mundo lo están por WhatsApp LLC.

Facebook ha confirmado a este periódico que existe una versión europea separada de la política de privacidad que es diferente, de acuerdo con las diferentes leyes. La compañía ha asegurado que no hay cambios sustanciales en el procesamiento de datos subyacente en la Unión Europea. E insiste: WhatsApp todavía no comparte los datos de sus usuarios de la UE con Facebook con el propósito de que esta última compañía mejore los productos y anuncios. Es decir, los usuarios de países como Italia, Francia o Alemania no se verán afectados por los cambios mencionados.

“Facebook no usa la información de tu cuenta de WhatsApp para mejorar las experiencias con los productos de Facebook ni proporcionarte anuncios más relevantes en la plataforma”, indica la propia aplicación en su página web. Se trata, según explica, del “resultado de las conversaciones que se mantuvieron con la Comisión de Protección de Datos de Irlanda y otras autoridades de protección de datos de Europa”.

No es la primera vez que Facebook genera polémica por cambios en su política de privacidad. De hecho, llegó a ser sancionada por la Comisión Europea por proporcionar datos engañosos en la compra de WhatsApp. La Comisión preguntó entonces al gigante de las redes sociales si técnicamente podía vincular las cuentas de los clientes que dispusieran de perfiles en ambos servicios. Facebook respondió que no. Pero dos años más tarde, en agosto de 2016, anunció que compartiría con Facebook el número de teléfono de sus usuarios, así como información acerca de la frecuencia con la que estos utilizan el servicio de mensajería instantánea. Pero WhatsApp finalmente no llegó a iniciar este intercambio de información, según informó la Agencia Española de Protección de Datos y recoge Europa Press.

Fuente: El Pais.com

CAMBIO CIMATICO. Los datos vitales de la crisis climática en 2020

 La evidencia científica sigue avisando: hay más CO2 acumulado en la atmósfera, la temperatura global sube, el hielo se derrite y los mares crecen. El cambio climático no se detuvo por la pandemia.

En 2020, la crisis climática siguió arreciando. Los confinamientos para intentar frenar la expansión de la pandemia de Covid-19 detuvieron la actividad durante algunas semanas y eso hizo que las emisiones de gases de efecto invernadero ese año se reduzcan, pero los indicadores de cómo avanza el calentamiento del planeta siguen siendo tozudos: hay más capa de gases invernadero, la Tierra es cada vez más cálida. La alteración climática continúa.

En 2020 la última medición de la NASA ya tocó las 415 partes por millón cuando empezó el año en 410 ppm. La serie histórica de la NOAA muestra que en enero de 1980, la media global estaba en 338 ppm. Este nivel es el chivato de la acumulación de gases de efecto invernadero. El CO2 permanece activo durante cientos de años en la atmósfera impidiendo que la radiación solar rebotada en la superficie terrestre escape al espacio exterior. Las mediciones no dejan lugar a dudas: la costra gaseosa es cada vez más espesa (lo que hace que el efecto invernadero se prolongue más tiempo, aunque se detengan las emisiones de manera abrupta)

Aquí comienza el calentamiento global del planeta que termina en la alteración del clima. Las actividades humanas, es decir, la quema de combustibles fósiles y la deforestación, elevaron el nivel de CO2 un 47% en los últimos 170 años (desde 1850). Es más que todo lo que había crecido en los 20.000 años anteriores.

Temperatura global



La Tierra se convierte en un planeta cada vez más cálido. 2020 entró en el podio de los tres años más cálidos registrados. La temperatura media este año fue algo más de 1ºC superior al nivel de la época pre-industrial (1850-1900), según la Organización Meteorológica Mundial. El efecto invernadero de los gases expulsados se deja notar. Y las consecuencias también.

La serie temporal de la NASA evidencia cómo la temperatura de la superficie terrestre no paró de crecer desde, al menos, 1950. De los 20 años con temperaturas más elevadas anotados por la ciencia, 19 se produjeron a partir de 2001 (solo 1998 entra en ese ranking). Las emisiones de gases provocan concentración de CO2 que atrapa la radiación, que calienta la Tierra.













 










Grosor de las capas de hielo


Un planeta más caliente se deja notar más elocuentemente en las partes más frías. La capa de hielo sobre la Antártida y Groenlandia pierden masa de forma continuada desde, al menos, 2002. En octubre pasado, la capa antártica había perdido 2.500 Gt de masa. Va a una marcha de 149.000 millones de toneladas al año. En la gran isla del norte, en ese mes se habían perdido 4.900 Gt. Su promedio desde 2002 es de 279.000 millones de toneladas menos.

Lo mismo le pasa al hielo marino. En el océano Ártico, la extensión mínima de esa capa al final del verano pasado fue de 3,92 millones de km2. Fue el segundo peor año tras 2012. Cada década cayó un 130%. El mar helado del norte es cada vez más navegable y explotable, pero su fundición afecta directamente en el clima, por ejemplo, de España.

Nivel del mar

El nivel del mar sube, principalmente, por dos motivos relacionados con el cambio climático: el agua que se añade por el hielo fundido de glaciares y plataformas congeladas y la expansión del mar por el incremento del calor. En julio pasado se calculó un crecimiento de 95 milímetros respecto a los datos obtenidos por satélite desde 1993. La tasa de cambio anual está en unos 3,3 mm, según la NASA.

La población en riesgo de padecer mareas altas cada año suma unos 300 millones de personas tras las revisiones más actuales y precisas. 

Fuente: El Diario.es