16 de enero de 2021

ESPAÑA. De la política, las pandemias y las olas de frío.

 Las comunidades autónomas, se saltan el plan de cogobernanza acordado con el Gobierno del Estado, pactando una cosa, dentro del Consejo Interterritorial de Salud del Estado, paro luego hacer o pedir otras, sin ninguna atadura política ni moral.

De esta manera, las Comunidades Autónomas pactaron consentir las festividades navideñas y permitir la movilidad interterritorial y ahora se arrepienten de ello, pidiendo unos cambios no contemplados en el Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, pero siempre tendrán como chivo expiatorio al Gobierno de la nación, culpándole de todos los males,  como hacen ahora los dirigentes del PP.

Así por ejemplo, el gobierno de la Comunidad de Madrid dentro de dichos pactos, acordó nuevas restricciones a partir de una incidencia del coronavirus de 400 casos por cada 100.000 habitantes, y ahora que ese límite se ha superado, lo ponen en 600. Supongo que cuando superen ese límite lo pondrán en 800 ó 1.000, que más dará, si las reglas, normas, y leyes no están hechas para ellos, sino para el resto de los mortales.

Otro ejemplo, con la friolera que nos ha entrado con la otra ola, la de frío, ahora el alcalde de Madrid, quiere le paguemos de nuestros impuestos 1.400 millones de euros, que nos ha dejado más tiritando todavía, como si eso fuera posible.

Pues bien, he de decirles a los gobernantes madrileños que por el momento, tienen todo el derecho del mundo a bajar impuestos y a gastar sus ingresos como bien puedan o entiendan, con inauguraciones de hospitales innecesarios, privatización de servicios, dejación de funciones de contratación de profesionales o servicios, que ahora se demuestran necesarios, y me refiero a sanitarios, profesores o servicios de recogidas de basuras, entre otros o despidiendo a los ya contratados, que a buen seguro, en futuras elecciones los ciudadanos madrileños se lo reclamaran. Pero que conste, que los españoles con nuestros impuestos, no estamos dispuestos a pagar ni toda ni parte de la deuda acumulada de 2.500 millones de euros del Ayuntamiento de Madrid o de los casi 32.000 millones de la deuda de la Comunidad madrileña.

En mi opinión, lo único que tienen que hacer es gestionar bien y gobernar mejor, principalmente atendiendo  las necesidades de sus conciudadanos, siendo proactivos, previsores y adelantándose en lo posible a pandemias y temporales climatológicos, previendo y proveyéndose de los recursos necesarios en cada momento, porque a los madrileños, supongo, no les vale les digan que sus gobernantes no se habían enterado que iba a nevar o que el coronavirus les cogió por sorpresa. Les interesa que les solucionen los problemas, para salir de casa y poder ir a trabajar o a atender  otras necesidades, sin correr riesgo su integridad física o su salud. Que también ha nevado en otras provincias caray, y en todas se recoge la basura y se atienden necesidades, y roturas de huesos hay las justas.

Para acabar, quiero recordar que antes había una sola alma en el PP, pero ahora son un multiuniverso, que se ha olvidado de la cooperación política, para cada uno, y nunca mejor dicho, hacer la guerra por su cuenta, donde los varones del partido popular piden el confinamiento, y en el Congreso de los Diputados, piden lo contario. Además, incluso entre gobiernos autonómicos del PP, tampoco se ponen de acuerdo, como en el caso de la comunidad de Madrid, que va por libre.

Así que seguro que todos agradeceríamos un poco de concreción al respecto dentro del PP, porque sino los ciudadanos no sabremos si entrar o salir de casa, que ya parece que de tanta desorganización como tienen dentro del partido, nos van a volver a todos locos.

Por otro lado  y cambiando de tema,  respecto del retraso de las elecciones catalanas, después de meses o años, oyéndoles decir que quieren votar, y resulta que ahora que tienen la oportunidad de hacerlo con todas las de ley, las posponen, con motivo de la salud de los catalanes.

Y además, con el añadido de suspenderlas hasta el 30 de mayo alegando la pandemia, porque no quiero ser mal pensado, pero más parece que la salud, para los políticos, solo es la primera opción cuando no coincide con las encuestas electorales esperadas, porque ¿ quien dice que en mayo no vaya a seguir la pandemia? ¿Ustedes pueden asegurar que en ese mes ya habrá finalizado?. ¿O pretenden pasarlas a después del verano o quizás para el año que viene mejor?.

Puesto que, si ustedes y el resto de políticos españoles, entre salud y democracia siempre hubiesen elegido prioritariamente la salud, nunca hubiesen consentido las celebraciones de la navidad, que ya se sabía, por boca de virólogos y epidemiólogos, que después de las risas de las celebraciones, vendrían los lloros por los muertos de la tercera ola de la pandemia, por no hablar de las justificadas quejas y lamentaciones de los sanitarios.

Miren ustedes, sin entrar en aspectos legales sobre la pertinencia de la suspensión de la convocatoria electoral, de la cual tengo mis reservas, la pandemia va a seguir, al igual que la democracia. Pero para que así sea, y la democracia perviva por siempre jamás, hay que mimarla, cuidando escrupulosamente los detalles, y cumpliendo con los procesos políticos necesarios para asegurar su continuidad y supervivencia, siendo el más importante de todos, las elecciones, realizando su celebración en tiempo y forma previsto por Ley, para de esta forma, nadie pueda si quiera insinuar que existan intereses partidistas en el cambio de fechas de la convocatoria electoral. 

Se imaginan que Trump hubiese retrasado las elecciones presidenciales en EEUU,  por culpa de la pandemia, ¿que hubieran ustedes dicho o pensado al respecto?. Por cierto, en esas elecciones votaron por correo unos 100 millones de electores. Supongo que en las elecciones catalanas también se podrá votar  por correo, lo cual resulta de gran ayuda siempre, y más en tiempos de pandemia, por prevenir contagios principalmente.

Fuente: Redacción

CORONAVIRUS. Sanitarios y tercera ola. Los platos rotos después de Navidad

 La nueva oleada se cierne sobre unos sanitarios heridos psicológicamente después de diez meses de pandemia, que en general, tan poco se sienten apoyados por las distintas administraciones territoriales, cuando el Consejo Interterritorial de Salud, consintió la movilidad entre regiones por las festividades navideñas.

La pandemia de COVID-19 continúa poniendo a prueba al personal sanitario, un sector que ha tenido que soportar más que ningún otro el impacto directo de la enfermedad. Sin apenas respiro desde que hace ya diez meses el virus hiciese saltar todo por los aires, los profesionales de la salud han afrontado una carga de trabajo sin precedentes, convertidos en protagonistas involuntarios de esta crisis en la que además se han visto salpicados por la incertidumbre, la exposición emocional continua y una tasa de contagios desorbitada. Ingredientes todos ellos de alto riesgo que han terminado por pasarles factura.

Esta semana se conocían dos estudios cuyos resultados son estremecedores. Casi la mitad de los profesionales sanitarios de España, un 45%, presentaba un riesgo alto de trastorno mental después de trabajar en la primera ola. Por patologías, el 28,1% manifestaban depresión, el 22,5% ansiedad, el 25% pánico y el 22,2% estrés postraumático. Y todo esto, únicamente después de la primera onda epidémica. Después, vino una segunda y ahora España se encuentra a las puertas de la tercera.

La nueva oleada, que ha coincidido con la celebración de las fiestas navideñas, está golpeando especialmente el ánimo de los sanitarios, como una nueva prueba de fuego que ahonda en el deterioro acumulado. Sobre ellos, pesa más que nunca un sentimiento de impotencia que difícilmente pueden ocultar. Este episodio se previó con semanas de antelación, y se advirtió de sus consecuencias por activa y por pasiva; pero finalmente no ha podido evitarse. Los hospitales han estrenado el año 2021 viendo cómo volvían a dispararse los contagios y sus camas se llenaban de nuevo con enfermos COVID.

"Tenemos una doble sensación. Por un lado, una enorme preocupación, porque estamos asistiendo a esta tendencia tan creciente, y todavía no hemos llegado al pico. Y por otro lado, con cierta frustración, porque desde finales de noviembre y primeros de diciembre ya veníamos repitiendo que esto podía pasar. No hemos conseguido que calara el mensaje de las medidas de seguridad en las que hemos insistido una y otra vez", cuenta a RTVE.es Salvador Tranche, médico de familia en Asturias y presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.

Preocupación también en las UCIS

En las unidades de cuidados intensivos, el verdadero ojo del huracán de la pandemia, el goteo de enfermos graves se ha incrementado durante los últimos días, y los profesionales asisten con preocupación a esta nueva embestida que se superpone a la anterior. "Estamos viendo que en los últimos días el aumento de pacientes es muy acelerado. Además, todavía tenemos pacientes de la segunda ola que están ingresados en nuestras unidades", describe a RTVE.es María Cruz Martín Delgado, jefa del servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Torrejón.

"Después de diez meses, seguimos trabajando muy por encima del 100%, y prácticamente no hemos tenido descanso. Así que el cansancio no es solo físico, sino también emocional", continúa. Sin embargo, ahora hay un factor al que al menos se pueden aferrar como si de un salvavidas se tratase: la vacuna. "La única cosa que vemos como algo positivo es que ahora tenemos la vacuna, algo que sabemos que puede cambiar esto. Que va a tardar, pero puede hacerlo", valora.

Otro intensivista, Pedro Rascado, asegura que "son ya muchos meses en la misma situación". Meses "complicados", que están "pesando en todo el personal", lo que hace que "psicológicamente sea todo más complicado". "Pero no nos queda más remedio que seguir trabajando y ofrecer la misma respuesta", dice este profesional del hospital de Santiago de Compostela, quien también es miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).

Rascado no oculta su optimismo sobre la aparición de la vacuna como elemento desequilibrante en este escenario de crisis sanitaria, aunque reconoce que es muy probable que las cosas todavía tarden en cambiar. "Es evidente que la vacuna te da una perspectiva que no teníamos hace unos meses. Ver que esto tiene una salida, y que es una salida que tiene un margen de tiempo de unos meses. Pero también tenemos claro que la vacuna no va a afectar a la evolución de la enfermedad a corto plazo. A lo que vamos a tener que enfrentarnos estas semanas, estos meses, es independiente de la vacuna".

El mayor desgaste, en el personal de enfermería

Según los dos trabajos científicos publicados esta semana, el impacto psicológico de la pandemia es más elevado en el colectivo de las auxiliares de enfermería. Dos de cada tres de estas profesionales sufren riesgo alto de trastornos mentales, con una prevalencia más elevada en aquellas que han estado expuestas a pacientes COVID y entre las que han sufrido la enfermedad o han tenido familiares infectados. Igual que para el resto de sanitarios, la llegada de la tercera ola supone para ellas que vuelva a llover sobre mojado.

"No hemos podido recuperarnos. Cuando se estaba bajando la incidencia de la primera ola, nos llega la segunda. Y sin haber bajado la segunda, ya hemos empezado a subir otra vez y nos estamos metiendo en la tercera", expone a RTVE.es María José García, portavoz  del Sindicato de Enfermería SATSE.

Sobre su mayor desgaste psicológico, opina que se debe a que "el personal de enfermería, las enfermeras y enfermeros, están con los pacientes 24 horas al día, los siete días de la semana. Somos las personas que estamos con ellos constantemente, viviendo cómo sufren la enfermedad, cómo experimentan la desolación de verse solos, con situaciones personales devastadoras, y en muchos casos somos nosotras las únicas que les podemos acompañar a la hora de su fallecimiento".

"Desde que elegimos nuestra profesión, ya sabemos que nos vamos a enfrentar al sufrimiento, que vamos a tratar a las personas en los momentos en los que son más vulnerables, y que nos vamos a enfrentar a la muerte de pacientes. Pero no es lo mismo enfrentarte una vez cada cierto tiempo, a hacerlo diariamente, y en ocasiones varias veces al día", prosigue detallando. "Cada paciente es para nosotros una lucha que necesitamos ganar, y en este caso la estamos perdiendo en demasiadas ocasiones", expresa.

“Un 45% de los sanitarios españoles presentaba un riesgo alto de trastorno mental después de la primera ola”

El final del túnel

La sombra de la tercera ola, con una incidencia desbocada y máximos epidémicos en cuanto al número de contagios, se cierne de nuevo sobre un personal sanitario extenuado, que a pesar de todo promete seguir luchando hasta el límite de sus fuerzas, ahora con la esperanza de que la campaña de vacunación sea el inicio de un camino de sentido único que conduzca definitivamente al final del túnel. "El cansancio está, el desánimo está, y esta situación nos está afectando anímicamente, pero seguiremos al pie del cañón, dispuestos a dar la respuesta que sea, a vacunar lo que haga falta y acabar de una vez con esto", expresa el médico de familia Salvador Tranche.

"El subidón de después de Navidades ha sido la crónica de una muerte anunciada. Ya sabíamos que iba a suceder, aunque no por eso lo estamos viviendo mejor. Ahora lo único que podemos hacer es luchar de la mejor manera posible contra esta situación", asegura  María José García, de SATSE.

"Necesitamos todos mucho ánimo y pensar que, si es la tercera ola, ojalá sea la última", manifiesta la intensivista María Cruz Martín Delgado. "En estos momentos creo que deberíamos ponernos en el peor escenario al que podríamos llegar y optimizar los recursos para minimizar todo lo posible su impacto. Sería muy traumático que tuviéramos que cancelar otra vez la atención del resto de pacientes, porque eso también tiene una repercusión muy grande. No podemos permitirnos volver a estar como estábamos al inicio de la pandemia", advierte.

Como ella, Pedro Rascado está acostumbrado a trabajar en medio de una tormenta continua, independientemente del escenario epidemiológico. "En las UCIS solemos trabajar en situaciones críticas, y siempre pensamos en que en situaciones complejas como la actual lo que hay que hacer, más que buscar culpables, es analizarlas y buscar una solución. Por una razón o por otra, estamos ahora mismo en esta tercera ola, y eso es a lo que nos tenemos que enfrentar y poner solución", precisa.

Fuente: rtve.es