Un policarbonato con la forma exacta del cráneo de una paciente
holandesa ha reemplazado tras una complicada operación el hueso original que a
causa de una enfermedad no dejaba de crecer con el consiguiente riesgo para la
salud de esta mujer. La impresión 3D ha hecho posible esta sustitución. Os mostramos
un vídeo de la intervención pero avisamos de que su visionado puede afectar a
los estómagos más sensibles.
Una mujer holandesa de 22 años sufría una enfermedad que hacía que los
huesos de su cráneo no dejase de crecer, lo que le afectaba de diversas
maneras, especialmente incrementando la presión sobre su cerebro afectando a
diversas áreas, en concreto a la de la visión, poniendo en peligro su vida.
Un equipo de neurocirujanos del Centro Médico de la Universidad de
Utrecht han logrado retirar la parte superior de su cráneo y sustituirla por
una prótesis de termoplástico realizada mediante una impresora 3D. El material
con el que hasta ahora se habían realizado intentos previos similares es PEKK
(polieteretercetona) es altamente resistente a presión y temperatura y
precisamente gracias a la tecnología de impresión 3D su coste no es inasumible,
pero en esta ocasión el material empleado es otro cuya naturaleza y
composición, aunque se sospecha similar, no ha sido divulgado.
Una empresa australiana ha sido la encargada de confeccionar este
craneo artificial y lo cierto es que su condición transparente no cumple una
función específica pero sí que permite algo tan sorprendente como útil en casos
sanitarios: poder inspeccionar el aspecto y vascularización del propio cerebro
a simple vista.
El desorden craneal que sufría la paciente había hecho que la capa ósea
que protege el cerebro se hubiese engrosado hasta los 5 cms. desde los 1,5
habituales. La técnica en este caso ha permitido la sustitución de gran parte
de los dos hemisferios craneales así como la parte superior, pero podría ser de
aplicación también en casos menos espectaculares en los que haya fractura
craneal.
El gran potencial de la impresión 3D permite que tras efectuar una
medición del cráneo se pueda obtener una pieza que replique el aspecto original
(en este caso, reduciendo el grosor) con lo que se asegura una perfecta
adaptación.
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