El
calificativo de fascista que la izquierda le adjudica a VOX está sólo sostenido
por algunas coincidencias de las proclamas joseantonianas de los años treinta
con los discursos de Abascal. Para Primo de Rivera, el principal peligro al que
se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la
acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados,
como lo son hoy también de todas las derechas, y del mismo modo que José
Antonio consideraba a la derecha “falta de fe y de empuje”, recordemos la
acusación de Abascal al PP de ser “la derechita cobarde”
Las cartas
amenazantes recibidas por el ministro del Interior, la directora de la Guardia
Civil y Pablo Iglesias se enmarcan en la ya clásica estrategia de los fascistas
para amedrentar al adversario. Recuerdo las múltiples cartas y mensajes de voz
del contestador del teléfono que recibí durante años en los trágicos años de la
dictadura. Parecía que en estos tiempos democráticos ya no se utilizaba esa
estrategia que no acabo de comprender hoy qué persigue. A menos que
retrocedamos a los tiempos en que las diferencias ideológicas se dirimían a
tiros en las ciudades españolas.
Rocío
Monasterio debe creer que la burla con que ha respondido a la queja de Iglesias
por el comentario injurioso que le atribuye haberse inventado las amenazas, le
debe reportar votos. Lo que realmente me preocupa es la cuestión, que se
resolverá el 4 de mayo, de cuántos de los electores quieren que les represente
una dirigente política que considera falsos los mensajes que también han
recibido el ministro de Interior y la directora de la Guardia
Civil. No parece que estos sean momentos de temer la tragedia del 18
de julio de 1936, porque como decía Marx “la historia siempre se repite dos
veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa”, y hoy estamos
inmersos en la farsa.
Lo cierto
es que no se quiere recordar que en 1933 los discursos épicos de los líderes
fascistas y la palabrería hinchada y retórica de sus manifiestos enardecieron a
muy escasos seguidores en España. La construcción del fascismo no se basó
únicamente en los deseos y las pasiones de unos cuantos iluminados. El invento
de Mussolini responde, gracias al ingenio del personaje, a la imperiosa
necesidad del Capital de oponer un proyecto político y un discurso ideológico
enfrentado al del comunismo, que acaba de conquistar el país más grande del
planeta.
El éxito
del fascismo en Italia consiste, aparte de las proclamas patrióticas, en
prometer las ayudas sociales que había aprendido del partido socialista y que
la URSS comenzaba a aplicar. La seguridad social que nunca había existido, los
contratos de trabajo estables y subvenciones a las familias numerosas para
potenciar la natalidad. Protección esta que imitará el régimen franquista en
España cuando haya ganado la guerra.
Hay quien
afirma que el nazismo dejó de ser político para ser neuronal, y esta operación
tuvo como base uno de los componentes que los historiadores suelen obviar del
fenómeno: su constitución estética antes que política. Pero la afirmación de
que el fascismo es la política convertida en escenografía corresponde a una
visión idealista. Con el criterio burgués de los intelectuales de
hoy, no se tiene en cuenta que los obreros y campesinos, después de asistir
emocionados a los discursos de Mussolini y de José Antonio (a éste le siguieron
muy pocos obreros) si cuando llegan a casa no tienen que cenar, poco entusiasmo
se les despierta porque los señoritos falangistas les gobiernen.
En España
el partido de Falange no tuvo éxito alguno. En las elecciones de 1933 José
Antonio fue el único que obtuvo el acta de diputado por Cádiz donde su familia
tenía influencia y en las de 1936 ni eso. Esas elecciones pusieron de
manifiesto los escasos apoyos con los que contaba la Falange, obteniendo 44.000
votos en todo el territorio nacional, lo que significó el 0,7 % de los votos
útiles. José Antonio,
que presentó su candidatura a ocho circunscripciones, no logró ningún
escaño parlamentario, como tampoco su formación política en toda España. ¿Dónde
estaba el entusiasmo heroico que dicen historiadores y literatos que despertaba
el discurso fascista? Porque, tampoco
lo negaban, el enemigo a batir era el comunismo. Las proclamas anticomunistas
son un estribillo que repiten sistemáticamente Mussolini y José Antonio, y que
sitúan a VOX en esa misma órbita.
Las
proclamas soberanistas y patrióticas de José Antonio que propugnaban un
“sistema nuevo”, únicamente entusiasmaban a los seguidores pequeño burgueses
que tenían garantizada la comida cada día. Los discursos retóricos que hablaban
de un sistema permanente solo atraían a los señoritos universitarios como él.
Para los millones de campesinos y obreros explotados inicuamente por el
latifundista y el patrono no significaban nada. Por eso no le votaron.
Hoy, esa
continua apelación al peligro del comunismo que hace la presidenta Isabel Díaz
Ayuso no tiene el apoyo ni el refrendo de la URSS, el gran enemigo del siglo
XX. No sé qué emociones piensan la señora Monasterio y la señora Ayuso que
pueden despertar en los atribulados ciudadanos madrileños ante la evocación de
un sistema político que ha dejado de existir y que apenas tiene seguidores en
el mundo.
Únicamente
la obsesión sectaria de las dirigentes de la derecha puede hacerles utilizar
constantemente esa amenaza que para nadie puede ser real. Tanto el PP como VOX
están agitando el espantajo de una dictadura comunista como si las generaciones
de hoy tuvieran ni como ejemplo ni como temor un sistema que es simplemente
imposible que se instaure en España.
El
calificativo de fascista que la izquierda le adjudica a VOX está sólo sostenido
por algunas coincidencias de las proclamas joseantonianas de los años treinta
con los discursos de Abascal. Para Primo de Rivera, el principal peligro al que
se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la
acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados,
como lo son hoy también de todas las derechas, y del mismo modo que José
Antonio consideraba a la derecha “falta de fe y de empuje”, recordemos la
acusación de Abascal al PP de ser “la derechita cobarde”.
Pero de la
misma manera, el populismo de Podemos que cree haber inventado “la
transversalidad” de su proyecto, tiene el antecedente de Primo de Rivera, que
frente a los partidos políticos coincide con
el “tercerposicionismo” y el “transversalismo”: un sistema
totalitario que supera la división de izquierdas y derechas.
Ochenta y
dos años después del final de la Guerra Civil las proclamas joseantonianas no
tienen sentido. No estamos en la misma situación económica y social de los años
treinta del siglo XX.
Desde que
se disolvió la URSS el Capital triunfa en todo el planeta,
exceptuando unos minúsculos e irrelevantes países. Ya no es tiempo de discursos
imperiales y sacrificios extenuantes de sus militantes. ¿Qué ofrece pues ese
partido que lidera en Madrid Rocío Monasterio? Y, lo que es más preocupante,
¿qué puede interesar a la ciudadanía madrileña?
Si no
fuera por la deriva desastrosa que ha conducido a la izquierda a su propia
destrucción, los discursos inflamados de Abascal y las burlas ridículas de
Monasterio no podían haber animado a votarles a 3.640.000 españoles en las
segundas elecciones de 2019.
Las
declaraciones de los principios ideológicos de VOX no tienen ninguna
originalidad. En su página web leemos: “La libertad individual, el Estado de
Derecho y el imperio de la ley son elementos indispensables de la democracia,
que requiere asimismo una presencia continua y una participación activa de la
sociedad civil en los asuntos públicos. Nuestro proyecto se resume en la
defensa de España, de la familia y de la vida; en reducir el tamaño del Estado,
garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar al Gobierno de tu vida
privada”. Los fascistas de hoy se nos han vuelto liberales.
¿Qué
es hoy, por tanto, este nuevo fascismo?
La unidad
de España está defendida también por sectores de la izquierda. La familia y la
vida son parte de la triada de reivindicaciones de la democracia cristiana
representada por el Partido Popular. Los rasgos diferenciadores del fascismo
clásico en VOX quedan reducidos a algunos discursos de exaltación de los héroes
patrióticos, como cuando Abascal, ante una encuesta del CIS declaró que “ellos
no eran del CIS, que eran del Cid”, en un juego de palabras ingenioso; y muy
destacadamente a un antifeminismo que raya en la misoginia. Pero este partido
es una pata más del capitalismo liberal. Ahora no recurre a nostalgias
imperiales y retrocesos en la historia, y rechaza la exaltación de
la violencia que caracterizó el discurso joseantoniano, legitimando “la
dialéctica de los puños y las pistolas”, para propiciar un Estado autoritario.
Frente a
las pomposas declaraciones de Primo de Rivera de que “la Patria es una síntesis
trascendente, una síntesis indivisible” VOX se atreve a aceptar el federalismo
y reconoce la diversidad cultural de España. En el paquete de sus
reivindicaciones le caben todas las novedades que ha aportado la implantación
de la democracia liberal después de la dictadura.
Quienes
voten a ese partido lo harán esperando encontrar en una nueva gobernación la
solución a sus desdichas: una sanidad competente, la vivienda que han perdido,
el trabajo que no encuentran, el futuro de sus hijos. Los que tengan hijas que
lo olviden, porque VOX es el partido del odio: el odio a los emigrantes, a los
extranjeros, a las razas de color, a los pobres, y especialmente a las mujeres.
No olviden que a las feministas nos llaman feminazis. Y que los pocos avances
que hemos conseguido las mujeres en más de un siglo de luchas los desmantelarán
en cuanto puedan.
En definitiva,
votar a VOX no significa introducir ninguna variación en el programa de la
derecha capitalista. Los desahuciados, los parados, los enfermos, los pobres y
los trabajadores precarios que no esperen soluciones mágicas a sus problemas
cuando gobierne la señora Monasterio. Ni mucho menos las mujeres que pueden
volver a los tiempos de Pilar Primo de Rivera. Ni tiene programa alguno para
recuperar la economía madrileña ni su amo, el Capital, se lo iba a permitir.
Todo lo que promete es falsedad, sus apariciones son performance, su faramalla
lentejuelas. Ha triunfado la farsa. En estos momentos posmodernos en
que todo se ha falsificado y mistificado, comenzando por el lenguaje, ni el
fascismo es fascismo ni el comunismo es comunismo ni la izquierda es izquierda
ni el feminismo es feminismo ni las mujeres son mujeres. Lo único que sigue
inmutable y poderoso es el Capital.
Fuente: Diario16.com
LUCES
Y SOMBRAS DE LA CANDIDATA DEL PP A PRESIDIR LA COMUNIDAD DE MADRID
La
Candidata del PP Isabel Diaz Ayuso, Licenciada en Periodismo por la
Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Máster en Comunicación Política y
Protocolo. Se afilió al Partido Popular (PP) en 2005, cuando Pablo Casado, era
presidente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid. Y fue fichada en 2006 por
Alfredo Prada, consejero de Justicia e Interior del Gobierno la Comunidad de
Madrid, para su departamento de prensa, donde Esperanza Aguirre se fijó ella,
por la cual, creó y gestionó la cuenta de Twitter
de su perro, “Pecas”. Especializada en comunicación política,
dirigió el área online del PP y estuvo al cargo de la campaña digital
de Cristina Cifuentes en 2015.
Trayectoria
política
Candidata
de la lista del PP para las elecciones a la Asamblea de Madrid de 2011, no fue
elegida entonces diputada. Entró en la IX legislatura de la Asamblea de Madrid,
el 15 de julio para cubrir la vacante por renuncia de Engracia Hidalgo. Renovó
su acta de diputada en las elecciones de 2015. Durante la X legislatura ejerció
de portavoz adjunta de su grupo, posición que abandonó junto con su condición
de diputada con motivo de su nombramiento como viceconsejera de Presidencia y
Justicia del gobierno regional.
El 11 de
enero de 2019 se conoció la decisión del presidente del PP, Pablo Casado, de
designarla cabeza de lista de su partido de cara a las elecciones a la Asamblea
de Madrid de 2019, postulándose así, como candidata a la presidencia de la
Comunidad de Madrid.
En las
elecciones del 26 de mayo de 2019, la lista del PP obtuvo un 22,23 % de votos
válidos y 30 escaños, la segunda lista más votada después de la del PSOE, lista
más votada con un 27,31 % de votos válidos y 37 escaños.
Propuesta
como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid por el presidente de
la Asamblea de Madrid Juan Trinidad (que había impedido anteriormente una
sesión de investidura de Ángel Gabilondo programando una sesión de investidura
sin candidato en julio de 2019) Díaz Ayuso fue investida como presidenta del Gobierno
regional el 14 de agosto, con los votos de PP, Ciudadanos y Vox.
Las
sombras nublan el horizonte de la candidata del PP
Ahora
bien, cabría añadir, para así ir conociendo los antecedentes éticos y morales,
que están detrás del personaje que representa, como son, sus coqueteos con la ideología falangista, su afición a modificar los títulos de sus CV y el resto de pocas luces y muchas sombras, anteriores a su mandato.
Por lo
demás, su defensa a ultranza de Vox, es perfectamente comprensible, pues, además de necesitar sus votos por supervivencia política (al igual que la mayoría de varones regionales del PP) también le deben sonar bien la música y la letra, dados sus antiguos devaneos
con los falangistas. Por lo cual, en mi opinión señor Abascal, debería andarse con cuidado porque la candidata del PP ya le ha adelantado por la derecha y dentro de no mucho
tiempo es de suponer que aspire a quitarle el puesto.
Además, la
candidata Ayuso, confirma con su eslogan, “comunismo o libertad”, la
falsedad de sus argumentos, que demuestra bien a las claras, su ignorancia
política y el negacionismo fundamentalista contra el Pluralismo Político en
particular y la Democracia en general.
Resumiendo, el transfondo de la candidata Ayuso, se parece bastante, al folio vacío de ideas de la publicidad electoral, que ha enviado a cada casa en estas elecciones, en el sentido que ambos dos son auténticos misterios en sí mismos, que en el caso de la candidata, aumenta cada día que pasa, ensombreciendo, más si cabe, su horizonte postelectoral y que auguran, cuando menos, un incierto futuro político, al que va unido el de la cúpula del PP nacional.
POSTDATA
Mi
solidaridad, apoyo y ánimo para la Ministra de Industria, Comercio y Turismo,
Reyes Maroto, para la Directora General de la Guardia Civil, María Gamez, así como para la Predidenta en funciones de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, porque los demócratas convencidos, siempre prevaleceremos en la defensa de las
libertades y en contra de la violencia fascista propagadora del odio necesario
y suficiente para la generación de las amenazas terroristas procedentes tanto del fascismo, como del resto de población, engañada y manipulada por la extrema derecha, caso, señor portavoz del PP en el Senado, del autor de la carta con una navaja a la ministra Maroto, y nada de banalizarlo, porque la historia está llena de casos de transtornados que cometieron auténticas atrocidades.
Me
sorprende bastante, que en sus editoriales, los tabloides mediáticos conservadores insinuasen, que se han abierto los manicomios de par en par, y han salido
los enfermos mentales a robar balas de cetmes, para enviar amenazas postales a
los políticos. Fíjense ustedes que tengo mucho respeto por su trabajo, pero no me van a encontrar banalizando las amenazas terroristas, vengan de donde vengan.
Por otra
parte, no entiendo el interés de Vox en personarse como acusación particular en todas las causas abiertas referentes a las recientes amenazas terroristas, pues no creo que nadie, a unos demócratas como
ustedes, les estén acusando de nada, faltaría más.
Por cierto, se acuerdan los dirigentes nacionales y regionales del PP, cuando en su momento les advertí sobre las
consecuencias de blanquear a la extrema derecha, pues de aquellos polvos estos
lodos. Pero el tema no ha hecho más que empezar, pues la banalización de las amenazas es un suma y sigue. Seguiremos hablando cuando muera alguien por
muerte violenta, estuviese o no, amenazado por los fascistas. Luego no me
vengan con excusas tipo, no había armas de destrucción masiva, como cuando su padrino político, Aznar, nos metió en una guerra.
Fuente:
Redacción.