La Generalitat Valenciana ha acelerado
los permisos y ha ofrecido sus recursos para que un equipo madrileño formado
por investigadores de la universidad Rey Juan Carlos, URJC, y la startup
Boscalia Technologies puedan probar una innovadora técnica de infrarrojos para
detectar el Covid-19 en fluidos humanos.
La hipótesis en la que se trabaja es
que esta técnica precisa, rápida y económica podría en menos de un minuto
identificar el virus utilizando un aparato relativamente económico, que no
requiere de reactivos, pudiendo hacer cientos de análisis diarios; lo que
ayudaría a sustituir a los costosos y lentos test actuales. Este grupo ya ha
realizado sus primeros ensayos con 200 muestras humanas (100 de pacientes que
han dado positivo con los PCR y otras 100 que han dado negativo) facilitadas
por el Instituto de Investigación Sanitaria valenciano, INCLIVA, dependiente
del Hospital Clínico.
Adelanta que “los resultados son muy
positivos, de hecho estamos sorprendidos, pero aún queda un camino por recorrer
para que tenga validez científica”. “Si se dedican los medios humanos y
materiales adecuados, esta técnica podría aplicarse en cuestión de meses,
proporcionando a los sanitarios una herramienta de anamnesis/diagnóstico de la
enfermedad a partir de una muestra no invasiva tomada directamente de la nariz
o la boca y complementando los análisis realizados por medio de otras
técnicas”, explican los integrantes del grupo.
Además del Hospital Clínico, este
equipo ha logrado también la colaboración posterior de la Fundación Alcorcón y
el Gregorio Marañón que también les va a permitir analizar fluidos corporales
de pacientes.
Extracción de una ‘huella dactilar’
única a partir de una muestra biológica
La espectroscopía de infrarrojo
cercano o NIRS es una técnica capaz de registrar las propiedades de la materia
mediante pulsos de energía aplicados sobre una muestra en el espectro de
absorción que se extiende desde el visible (780nm) hasta los 2500 nm
(infrarrojo cercano). Estos pulsos de energía lumínica aplicados penetran a
través de la superficie de la muestra causando la vibración de las moléculas y
siendo luego dispersados en todas las direcciones en función de la composición
de dicha muestra.
Los espectros obtenidos en el rango
del infrarrojo cercano son complejos y tan característicos de cada muestra como
una huella dactilar, lo que permite, mediante diversas técnicas estadísticas y
de modelización, relacionarlos con sus múltiples componentes y propiedades. La
mayor parte de las aplicaciones médicas de la espectroscopía Vis-NIR se han
dirigido a la determinación de la oxigenación de la hemoglobina. Por su
capacidad no destructiva y no invasiva se está utilizando ampliamente para
estudios funcionales y patofisiológicos del cerebro y el músculo, así como para
facilitar el diagnóstico y terapia de enfermedades tanto infecciosas como de
otras etiologías.
Fuente: lavanguardia.com