22 de febrero de 2021

PANDEMIA. VACUNACION CONTRA LA COVID EN ESPAÑA Y RESTO DEL MUNDO

 Estos son los últimos datos de la distribución de los fármacos para acabar con la pandemia de coronavirus

La campaña de vacunación contra la covid-19 está en marcha en toda Europa desde el pasado 27 de diciembre. A partir de esa fecha, España ha comenzado a administrar una parte de sus 4,5 millones de dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech. El objetivo es repartirlas entre las comunidades autónomas para inmunizar a 2,3 millones de personas en unas 12 semanas, ya que la vacuna requiere doble pinchazo. Los primeros en recibir el nuevo fármaco están siendo los mayores que viven en residencias y el personal sanitario que trabaja en contacto con ellos.

Las comunidades autónomas reciben un nuevo lote de vacunas cada semana y las reparten según la estrategia que hayan diseñado. En la siguiente tabla recogemos todas las que han recibido y administrado desde que empezó la campaña de vacunación y cuántas utilizan cada semana.



Las vacunas en el mundo

Las diferentes velocidades de los planes de vacunación se están notando también en Europa. En Estados Unidos se empezó a vacunar antes, el 14 de diciembre, con el objetivo de inmunizar a 20 millones de personas en dos meses. El mapa recoge el estado de la situación: para poder actualizar la información de todos los países a la vez, mostramos el dato de hace un día.



Por el momento, la de Pfizer es la vacuna más difundida en la Unión Europea, después de que la Agencia del Medicamento autorizara su difusión el pasado 21 de diciembre. Se está utilizando también en Estados Unidos (junto a la vacuna de Moderna, otro fabricante), en Oriente Próximo y ya está presente en más de una treintena países. El medicamento es apto para personas de más de 16 años y se administra en dos dosis, con al menos 21 días entre una y otra. Las pruebas previas realizadas con 44.000 personas han arrojado una eficacia del 95%.













Fuente: El Pais.com; El Diario.es

DEEPFAKE. Riesgos potenciales para todos, que también preocupan al 74% de responsables de empresas TI

 Más peligrosos que las famosas ‘fake news’, los ‘deepfake’ (que podrían calificarse como la siguiente generación de noticias falsas) son vídeos manipulados usando técnicas de inteligencia artificial. El resultado es extremadamente realista e implican graves riesgos reputaciones y/o económicos para personajes públicos y/o para marcas empresariales o políticas.

En los últimos años se han popularizado las tecnologías de 'deepfake', que permiten modificar el aspecto o la voz de personas en imágenes o vídeos, lo que puede hacer parecer que han hecho o dicho cosas fuera de la realidad.

El 'deepfake', o la creación y difusión de contenidos sintéticos generados mediante la tecnología, es un fenómeno reciente pero sus posibles efectos ya preocupan a las empresas, como manifiestan el 74 por ciento de los responsables de TI, según una encuesta de Tessian.

Ya en el último informe elaborado por Deeptrace, el 96% de los vídeos falsos siguen siendo de carácter pornográfico, pero más allá del agravio personal que supone una pornovenganza, otro de los grandes problemas de los deepfakes es su uso para manipular la información, con consecuencias que pueden ser mucho más graves que una noticia falsa. Ya se sabe: una imagen vale más que mil palabras, es más real, y un vídeo se puede viralizar por todo el mundo en cuestión de minutos. 

En el año 2018, un vídeo en el que un supuesto Barak Obama llamaba imbécil a  Trump dio la vuelta al mundo. Se trataba de una grabación falsa en la que el actor Jordan Peele y el CEO de Buzzfeed Jonah Peretti intentaban concienciar del peligro de la información no verificada y de los deepfake.

Ese mismo año, un artículo de Nobbot, la agencia de noticias china Xinhua presentó la versión digital de un conocido presentador de noticias, del cual se copiaron los movimientos faciales, la voz y los gestos: el primer locutor de noticias falso.

En España tenemos un ejemplo más cercano en el tiempo de la aplicación legal de esta técnica con éxito en la publicidad, como es el caso del anuncio de Cruzcampo protagonizado por la fallecida Lola Flores, pero más allá de esto, sus efectos también plantean riesgos para las empresas.

RIESGOS POTENCIALES 'DEEPFAKES' PARA MARCAS COMERCIALES Y POLITICAS

El primer y principal riesgo es la suplantación de identidad y las estafas. Los ciberdelincuentes pueden utilizar los 'deepfakes' para atacar a las organizaciones y estafarlas a través de la suplantación de la voz de personas con cierta autoridad dentro las mismas, como el CEO u otros cargos dentro de la compañía.

Además, pueden crear vídeos con la imagen de cualquiera de esos perfiles para ponerse en contacto con los empleados directamente y solicitarles, a través del teléfono o videollamadas, que realicen transferencias bancarias, que faciliten ciertos datos o que lleven a cabo ciertas operaciones comprometidas.

Es el caso de una empresa de Reino Unido que en 2019 sufrió el ataque de unos ciberdelincuentes que utilizaron un 'software' basado en IA para replicar la voz del CEO de la compañía exigiendo la transferencia fraudulenta de 243.000 dólares al jefe de la filial inglesa.

Otro posible efecto negativo son los daños de la reputación corporativa interna y externa. Los 'deepfakes' pueden servir a los ciberdelincuentes para la difamación de una empresa con el objetivo de dañar su reputación.

En estos casos, los atacantes crean 'deepfakes' en los que los ejecutivos hablan de su propia organización y anuncian, por ejemplo, la insolvencia de la compañía, o con amenazas de enviar material comprometido a los medios de comunicación o publicarlo en redes sociales. Internamente, esto puede generar desconfianza entre los trabajadores provocando una gran incertidumbre y llevarles a tener que cuestionarse la veracidad de todo.

Hasta ahora, se ha observado la incapacidad de algunos de los sistemas de ciberseguridad existentes en lo que se refiere a los 'deepfakes'.

A medida que las falsificaciones se vuelven más sofisticadas y difíciles de detectar, estas pueden ser capaces de superar cualquier barrera de seguridad existente, por lo que las empresas pueden verse obligadas a revisar sus protocolos para garantizar sus procesos contra el fraude digital.

Además, se incrementa la necesidad de proteger los datos personales de la plantilla para evitar falsificaciones que pongan en riesgo la seguridad. Los 'deepfakes' pueden imitar datos biométricos y potencialmente pueden engañar a los sistemas que dependen del reconocimiento de rostro o voz.

También es conocido la ausencia de regulación al respecto, ya que hoy en día no existe ninguna ley que regule los 'deepfakes'. Las autoridades sólo pueden catalogar el tipo de delito en el que se esté incurriendo a través de esta tecnología, como por ejemplo el de estafa, suplantación de identidad, injurias, calumnias o integridad moral.

Según datos de la consultora Gartner en 2023, el 20 por ciento de los ataques para intentar robar y hacerse con cuentas utilizarán 'deepfakes' como parte de estos intentos de acciones maliciosas.

CÓMO SE VERIFICA UN ATAQUE DEEPFAKE

Ante la avalancha de noticias falsas y de vídeos manipulados con resultados tan realistas, la tarea periodística de la verificación de los datos y las fuentes es más necesaria que nunca. Además de estar surgiendo medios especializados en desmontar bulos y falsas informaciones que circulan por la red, muchas redacciones están incorporando mecanismos avanzados de verificación y ofreciendo cursos y formación a sus trabajadores que también abarcan la formación en inteligencia artificial, pues este conocimiento ayuda no solo a detectar bulos, sino también a conocer los límites de la manipulación.

En todo caso, uno de los primeros pasos a la hora de contrarrestar un vídeo o una imagen es verificar la fuente. ¿Quién ha enviado esto? ¿Es fiable? Rastrear el camino del supuesto deepfake, ver dónde se compartió por primera vez y quién lo publicó son algunos pasos básicos que hay dar siempre y que no requieren un conocimiento avanzado, tan solo sentido común.

El problema es que, aunque se desmienta una noticia o un vídeo falso, en muchas ocasiones el mal ya está hecho. Un estudio publicado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts revelaba que las noticias falsas se extienden mucho más rápido que las verdaderas y tienen un 70% más de posibilidades de ser replicadas.

Una de las explicaciones es que lo que compartimos en redes sociales tiene mucho más que con las emociones, y parece que somos más proclives a difundir noticias que nos causan enfado, como sucede con la mayoría de fake news. Así, que, antes de darle al botón de compartir o retuitear sin haber profundizado en la información, piénsalo dos veces: podrías estar contribuyendo a viralizar noticias falsas.

Fuente: Bolsa Manía.com; Muy Interesante.es