Los mayores economías mundiales alcanzan un pacto que no contiene compromisos de calado como para revertir significativamente las tendencias y acercarse a esa meta, pero dan pasos a favor al declarar que países miembros del grupo dejarán de financiar plantas de carbón en el exterior para finales de este año
La negociación en
materia de cambio climático es la parte más sensible de la agenda de la cumbre,
que en este apartado sirve como prolegómeno de la esperada COP26 de Glasgow. Lo
pactado constata que “el impacto del cambio climático con 1,5 grados es mucho
menor que con 2. Mantener viable el objetivo del 1,5 requerirá compromisos y
acciones significativas y eficaces por parte de todos los países”.
El documento también
contiene una promesa de acelerar los esfuerzos para eliminar y racionalizar
subsidios a combustibles fósiles; reafirma la “importancia” de cumplir con el
acuerdo para movilizar unos 100.000 millones de dólares anuales entre 2020 y
2025 para los países más vulnerables (que no se ha cumplido hasta ahora), y
acelerar la transferencia de tecnología a esos países para facilitar su
transición ecológica; señala el objetivo de alcanzar la neutralidad de
emisiones de gases de efecto invernadero antes o alrededor de mediados de
siglo, pero sin vínculos precisos. En cuanto al metano, junto con el CO₂ uno de
los principales factores de calentamiento y objeto de una iniciativa conjunta
de EE UU y la UE para reducir sus emisiones, solo figura en el comunicado un
reconocimiento de sus efectos dañinos y que puede ser una de las opciones más
viables y efectivas para lograr resultados.
La decisión sobre la
financiación de plantas de carbón en otros países es un paso que puede
contribuir a limitar la explotación de ese combustible, altamente contaminante.
China ya anunció su intención de dejar de financiar estos proyectos a finales
de septiembre. Sin embargo, la decisión colectiva no impide el desarrollo de
esta fuente de energía dentro de los países miembros. El texto final no prevé
ningún horizonte temporal para renunciar a su uso, circunstancia en gran medida
determinada por la resistencia de países como China o la India, que sigue
dependiendo en alta medida del carbón en su mix energético.
Mario Draghi, primer
ministro italiano y anfitrión de la cita, se congratuló en la rueda de prensa
de clausura de los acuerdos alcanzados y aceptó que hace solo días las
posiciones estaban mucho más alejadas. “Es un éxito porque mantenemos vivos
nuestros sueños, nos comprometemos a más iniciativas, dinero, y promesas de
reducción. Y eso ha sucedido cuando parecía que en los últimos meses los países
emergentes no tenían ningún interés en adquirir nuevos compromisos”, señaló con
relación a las reticencias de tantas naciones.
Draghi, además, se
mostró comprensivo con las reticencias de China a aumentar la ambición de los
compromisos. “Me esperaba un acercamiento más rígido. Y ha habido un movimiento
significativo, acoger un lenguaje que mira al futuro y no al pasado de los
números de París. China ha aceptado la evidencia científica del techo del
aumento de 1,5 grados, que comporta sacrificios. Producen cerca del 50% del
acero mundial y muchos de esas plantas funcionan con carbón. Son transiciones
difíciles y eso explica la dificultad de tener inmediatamente objetivos más
ambiciosos. Hoy compartimos ambiciones y objetivos. Ahora hay que compartir la
velocidad de acción sobre estos objetivos”. Pronunciando un juicio de balance,
el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, observó que dejaba Roma con
sus “esperanzas insatisfechas, pero no enterradas”.
La segunda jornada de
la cumbre también sirvió para celebrar nuevas reuniones bilaterales, como la
que dio cita al presidente francés, Emmanuel Macron, y al primer ministro
británico, Boris Johnson. En medio del conflicto por la pesca, el líder galo
respondió a las amenazas de su homólogo y pidió que se respeten las reglas
internacionales. Un asesor de Macron, según publicó Reuters, señaló que “el
objetivo de ambos era rebajar” la tensión y el conflicto de los últimos días.
El mismo asesor aseguró que Macron esperaba ahora “seriedad” y “respeto”
después de días de amenazas. Fuentes británicas dieron una versión diferente
del encuentro, apuntando a que Londres espera que París dé el primer paso de
una desescalada.
Por otra parte, el
secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, se reunió con su homólogo chino,
Wang Yi, y trataron la creciente escalada de tensiones entre Pekín y Taiwán.
Durante un encuentro que duró alrededor de una hora y media, Blinken expresó con
“claridad cristalina”, según publicó Reuters, que Washington se opone a
cualquier cambio unilateral en el statu quo de las relaciones entre ambos
países asiáticos. Un gesto que esperaba desde hacía días el Gobierno de Taiwán.
El presidente de
Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von
de Leyen, comparecieron conjuntamente para informar del acuerdo alcanzado entre
Washington y Bruselas para desactivar la guerra arancelaria en materia de acero
y aluminio desatada por la Administración de Trump.
Fuente: El Pais.com