Demografía,
sociabilidad, falta de tests y reacción tardía explican que los dos países
sumen el 44% de muertos mundiales
Con 15.300 y 11.700
muertos, Italia y España hace días que dejaron atrás a la región china de
Wuhan, origen de la pandemia, y encabezan el triste ranking de víctimas por
coronavirus en el mundo. Ambos países suman el 44% de los muertos globales,
mientras representan sólo el 1,4% de la población mundial.
¿Por qué la Covid-19
se ha ensañado en este rincón del Mediterráneo? ¿Mala suerte? ¿Mala gestión?
¿Existen factores que explican su mayor vulnerabilidad que otras zonas? ¿O,
simplemente, Italia y España han enfilado primero una senda que otros seguirán
más tarde?
Los interrogantes
están encima de la mesa de los expertos, que advierten que es pronto para
conclusiones pues están ante un virus aún muy desconocido. “No estamos seguros
de por qué, ni siquiera de si Italia y España han sido golpeados más duramente
que el resto de países europeos”, dice Leon Danon, epidemiólogo de la
Universidad de Exeter y miembro del equipo que asesora al Gobierno británico.
Algunas hipótesis,
sin embargo, toman fuerza. Si hay un elemento al que apuntan los datos de forma
constante, es que la edad es clave: la Covid-19 golpea mucho más letalmente a
la gente mayor. La pirámide demográfica de Italia y España, con una población
envejecida, indica que son más vulnerables ante el virus. “La famosa dieta
mediterránea y la longevidad están jugando en vuestra contra”, resume Danon.
Los expertos
advierten no coinciden si los dos países mediterráneos van peor o sólo primeros
La demografía explica
algo, pero no todo. La edad media en Italia (45,9) y España (44,9) está por
encima de la china (38,4) o la británica (40,5), pero no tanto de la surcoreana
(43,7) o la alemana (45,9).
La estructura social
mediterránea, las costumbres y modos de relacionarse, han contribuido, afirma
Àlex Arenas, catedrático de Ciencias de la Computación y Matemáticas de la
Universidad Rovira i Virgili. “Somos una sociedad muy familiar, en la que los
abuelos cuidan a los niños al salir del cole. Y somos de abrazar y besar, de
quedar con los amigos para tomar algo. Es distinto en el norte de Europa, no
digamos en los países asiáticos, donde el contacto físico es mínimo y todos
llevan mascarilla”.
Los italianos Paolo
Surico y Andrea Galeotti, profesores de Economía en la London Business School,
señalan un estudio del 2008 que analiza el contacto entre grupos de edad en
ocho países europeos para determinar su impacto en la propagación de
enfermedades infecciosas. España no sale, pero Italia sí, y es razonable creer
que los datos serían parecidos: los ancianos italianos tienen mucho más
contacto con niños y jóvenes que los alemanes.
Surico y Galeotti
comparan estadísticas en Italia o Corea del Sur. El 29,9% de los infectados
coreanos tiene entre 20 y 29 años; en Italia son el 3,7%. Ahí, en cambio, el
41,3% tienen más de 70 años, frente al 8,7% coreano. ¿Cómo, si es el mismo
virus? La diferencia es que Italia sólo hace tests a los casos más graves;
Corea ha testeado de forma masiva y no sólo a los enfermos.
Todos los expertos
consultados coinciden que los tests son el factor clave que explica la
propagación o contención de la epidemia. Alemania, que comenzó en enero y ahora
hace 500.000 pruebas por semana, “tiene una imagen más clara que otros de la
parte del iceberg que está escondida bajo el agua”, dice Maier.
Fuente: lavanguardia.com