Los rápidos avances
en la inteligencia artificial (AI) están aumentando los riesgos de que usuarios
con sistemas operativos maliciosos puedan usar la tecnología para organizar
ataques, provocar accidentes en vehículos de conducción autónoma o convertir
los drones comerciales en armas teledirigidas, de acuerdo a un estudio.
La investigación
publicada el miércoles por 25 investigadores técnicos y de políticas públicas
de las universidades de Cambridge, Oxford y Yale, junto con expertos militares
y en temas de privacidad, hizo sonar las alarmas por el posible uso indebido de
la IA por parte de estados enemigos, delincuentes y lobos solitarios.
Los investigadores
dijeron que el uso malicioso de la IA representa una amenaza inminente para la
seguridad digital, física y política, al posibilitar ataques a gran escala y
altamente eficaces. El estudio se centra en desarrollos plausibles dentro de
cinco años.
“Todos estamos de
acuerdo en que hay muchas aplicaciones positivas para la IA”, dijo Miles
Brundage, investigador del Instituto Future of Humanity de Oxford.
La IA implica el uso
de computadores para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia
humana, como tomar decisiones o reconocer textos, voces o imágenes visuales.
Es considerada una
poderosa fuerza para desbloquear todo tipo de posibilidades técnicas, pero se
ha convertido en el centro de acalorados debates sobre si la automatización
masiva que permite podría provocar un desempleo generalizado y otras
perturbaciones sociales.
El documento de 98
páginas advierte que el costo de los ataques puede reducirse mediante el uso de
la IA para completar tareas que de otra manera requerirían trabajo humano y
experiencia. Pueden producirse nuevas formas de ataques que no podrían lanzar
los humanos sin ayuda de la IA o que explotan las vulnerabilidades de los
propios sistemas de inteligencia artificial.
El informe revisa un
creciente material de investigación académica sobre los riesgos de seguridad
que plantea la IA y hace un llamado a los gobiernos y expertos en políticas
públicas y técnicos para que colaboren y atenúen estos peligros.
Fuente: Reuters