La denominada "cuarta revolución industrial",
es decir, la disrupción global, causada por la tecnología de última generación
y la digitalización, está inyectando un plus de competitividad a las empresas,
pero, al tiempo, este fenómeno está provocando un fuerte de incremento del
desempleo, pues las empresas digitalizadas necesitan menos empleados para lograr los mismos o mejores objetivos de negocio.
Un fenómeno global
- Aunque lo peor para los trabajadores del sector
privado que se hayan quedado sin empleo a causa de la tecnología está por
llegar. Debido a que muchos de estos nuevos "parados tecnológicos"
pasarán a formar parte del colectivo de "desempleados
estructurales".
- Porque se trata de profesionales cuya adaptabilidad
laboral ha quedado obsoleta en virtud de las nuevas exigencias que ha
impuesto la era tecnológica. Las deficiencias formativas relacionadas con
la tecnología y las carencias digitales propias de estos trabajadores se
convertirán en una barrera infranqueable que les impedirá reinsertarse en
el mercado laboral.
- De hecho, las dos únicas fórmulas que podrán
utilizar para volver a trabajar serán: la total reinvención profesional,
si optan por el empleo por cuenta ajena; o el emprendimiento, en el caso
que la opción elegida sea el autoempleo.
- Del mismo modo, muchos trabajadores que, hasta la
fecha, se han librado de sufrir los daños colaterales que la revolución
tecnológica conlleva se quedarán en paro durante los próximos años.
- Todo ello en virtud de la implantación en las
empresas, pertenecientes a todos los sectores, de un cada vez mayor número
de sistemas basados en la transformación tecnológica. Tales como procesos
integrales de digitalización, proyectos relacionados con la inteligencia
artificial, computación cognitiva, automatización de procesos,
robotización, Big Data, etc.
- La cuarta revolución industrial seguirá adelante.
Recordemos al respecto que las compañías relacionadas con sectores como,
por ejemplo, el bancario, el industrial, etc., han acometido ambiciosos
procesos de digitalización que aún no han finalizado.
- A pesar de todo, siempre existe una salida para
cualquier profesional con afán de reinventarse y apostar por el desarrollo
del talento. En este caso, la misma consiste en descubrir y aprender las
nuevas profesiones especializadas que están emergiendo al albor de la
cuarta revolución industrial. Y, de la misma manera, intuir cuáles son los
oficios que se extinguirán.
Hándicaps estructurales exclusivos de España
- Sin duda, el demoledor impacto laboral y
socioeconómico que la revolución tecnológica está provocando afecta, en
mayor o menor medida, a todos los países occidentales.
- No obstante, el mercado laboral de España no solo
tiene que lidiar con los cambios tecnológicos, reitero, propios también de
otros países de nuestro entorno. Sino que, la creación de empleo en
nuestro país estará mermada, además, en virtud de otros hándicaps
inherentes únicamente al particular sistema político económico español.
- Es decir, nuestra tasa de desempleo estructural
(actualmente, posicionada en el 18%) podría perpetuarse en un nivel
altísimo en el largo plazo debido a las consecuencias que acarrean, sobre
todo, dos factores fundamentales: las rigideces del mercado laboral y el
ingente gasto político.
Cómo reducir el desempleo estructural
- Si bien es cierto que la reforma laboral ha
conseguido frenar la destrucción de empleo (aunque, no ha sido capaz de
potenciar la creación de empleo de calidad). No es menos cierto que la
misma no ha conseguido dotar a nuestro mercado de trabajo de la
"flexiseguridad" necesaria para eliminar o, al menos, reducir
las destructivas rigideces laborales.
- En consecuencia, sería necesario
"flexisegurizar" el mercado laboral español, desarrollando mucho
más aún la última reforma laboral, si se pretende reducir la tasa de
desempleo estructural.
- Sin embargo, esta última medida no la tomará la
rancia, desfasada y ruinosa socialdemocracia (que en realidad no es más un
disfraz que enmascara al viejo socialismo de siempre) instalada en el
Gobierno y apoyada por la oposición.
- Y, por supuesto, tampoco se reducirá el gasto
político, otra de las causas de la eternización del "empleo crónico"
en España. Para corroborar tal afirmación, podemos citar, por ejemplo, que
los PGE correspondientes al año 2017 destinan 12.000 millones de euros a
otorgar subvenciones, muchas de ellas dotadas de un perfil político
clientelar.
- que solo los intereses de la deuda, que sirven para
mantener económicamente todos los innecesarios y clientelares chiringuitos
políticos, ascenderán en el presente ejercicio, aproximadamente, a 34.000
millones de euros (el doble de lo que se pagaba antes de la crisis).