La publicación Year Zero, que revela las
presuntas técnicas de hackeo para el espionaje, coincide con la guerra que el
presidente le acaba de declarar a las agencias de inteligencia de EEUU
WikiLeaks ha
publicado un gran número de archivos y asegura que representan "la
publicación más grande de documentos confidenciales jamás realizada" de la
Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en
inglés). Incluye detalles sobre varias herramientas de hackeo, aunque a primera
vista no parecen ser tan incendiarias como sus potenciales ramificaciones
políticas.
Este martes, la
controvertida organización publicó la primera entrega de lo que asegura que se
convertirá en una vasta colección llamada Vault 7 (La Caja 7). La primera
oleada, llamada Year Zero, contiene 8.761 documentos y archivos de entre 2013 y
2016.
En estos
momentos, es imposible haber estudiado a fondo todos los datos que la
organización ha publicado. Pero WikiLeaks afirma que contiene descripciones de
herramientas del programa de hackeo de la CIA. Se dice que incluyen: malware
que puede convertir televisores Samsung en dispositivos de escucha encubiertos,
herramientas para controlar vehículos en remoto y varios medios para volver
redundantes apps de mensajería encriptadas como WhatsApp y Signal.
Ninguno de estos
enfoques es especialmente revolucionario. Samsung ya había reconocido que sus
televisores inteligentes podían, en efecto, espiar a los usuarios. Los
consultores de seguridad demostraron que podían controlar en remoto un Jeep
Cherokee hace dos años. Y, como señala Edward Snowden, los archivos no revelan
ningún problema con los propios servicios de mensajería encriptada, aunque sí
demuestran que la CIA dispone de varias estrategias para acceder parcialmente a
sistemas de iOS y Android.
Desde luego,
estos hackeos son siniestros. Pero si algo aprendimos de la filtración de
Snowden sobre los programas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional
de EEUU en 2013 es que las agencias gubernamentales sienten la necesidad de
hackear cualquier tecnología que adopte el público. Y, de forma poco
sorprendente, cuatro años después parece haber cambiado poco. Si las
herramientas que WikiLeaks ha escogido para su primera tanda de publicaciones
son las más graves, el resto tal vez no resulte tan impresionante.
Eso no quiere
decir que la publicación de los archivos no vaya a generar revuelo. Primero,
seguro que habrá algunos jugosos detalles dentro de los 8.761 documentos, pero
alguien tendrá que encontrarlos y desentrañarlos. Segundo, los archivos
sugieren que la CIA tenía la costumbre de acumular ataques de día cero,
llamados así porque se aprovechan de una vulnerabilidad frente a la que el
autor del código tiene cero días para reaccionar. Eso puede ir en contra de los
procesos iniciados por la administración Obama en 2013, que exigían que todos
los departamentos siguieran procedimientos para decidir si resultaba razonable
mantener en secreto tales vulnerabilidades.
Pero tal vez lo
más importante de la filtración Year Zero sea el momento en el que se ha
producido. WikiLeaks afirma que los archivos han sido "publicados tan
pronto como fueron verificados y analizados". Pero, casualmente, la
filtración coincide con un momento en el que Donald Trump está arremetiendo contra
las agencias de inteligencia. De este modo, los documentos podrían convertirse
en una más de sus armas contra ellas. WikiLeaks ha lanzado documentos
filtrados, como el archivo de correos electrónicos de Hillary Clinton, en
momentos políticamente sensibles con anterioridad.
En otras
palabras, las repercusiones políticas de la filtración podrían ser mayores que
las técnicas, al menos por ahora.
Fuente: MIT Technology Review