11 de julio de 2015

ESTUDIO. 83% de grandes organizaciones en “índice de pobreza” de ciberseguridad

RSA, la división de seguridad de EMC , ha presentado su estudio Cybersecurity Poverty Index, cn los resultados de una encuesta realizada a  más de 400 profesionales de seguridad en 61 países. El estudio permitió autoevaluar a los participantes la madurez de sus programas de seguridad frente a ciberataques tomando como referencia el NIST Cybersecurity Framework (CFS).
Detalle del estudio Cybersecurity Poverty Index
  • El informe ofrece una visión global sobre la manera en que las organizaciones valoran su madurez y prácticas de ciberseguridad en general entre empresas de diferentes tamaños, mercados y geografías. Si bien las organizaciones más grandes suelen ser consideradas como las que cuentan con más recursos para diseñar una defensa cibernética más potente, los resultados de la encuesta indican que el tamaño no es un factor determinante del nivel de preparación en cuanto a ciberseguridad y casi el 75% de los encuestados reconoció que su nivel de madurez en lo que respecta a la seguridad informática es insuficiente.
  • Esta falta de preparación en general no es sorprendente, ya que muchas de las organizaciones encuestadas sufrieron incidentes de seguridad que dieron lugar a pérdidas o daños en sus operaciones en los últimos 12 meses. El área más preparada en las empresas resultó ser la de protección, y en concreto el desarrollo de soluciones preventivas, a pesar de la idea generalizada de que las estrategias y las soluciones preventivas solas son insuficientes frente a los ataques más avanzados.
  • Además, la mayor debilidad de las organizaciones encuestadas está en la capacidad de medir, evaluar y mitigar los riesgos de la ciberseguridad, y el 45% de los encuestados afirma que sus capacidades en esta área son “inexistentes”, o “ad hoc”, y sólo el 21% reconoce que está preparado en este aspecto. En este escenario resulta muy difícil o imposible justificar en algunos ámbitos la necesaria prioridad a la actividad de seguridad y a la inversión, una actividad fundamental para cualquier organización que quiera mejorar sus capacidades de seguridad.
  • En contra de lo que se podría suponer, el estudio revela que el tamaño de una organización no es un indicador de madurez de sus programas de seguridad informática. De hecho, el 83% de las organizaciones encuestadas con más de 10.000 empleados puntuaron sus capacidades como menos “desarrolladas” en el grado de madurez total. Este resultado sugiere que la experiencia de las grandes organizaciones en cuanto a las amenazas avanzadas les hace ser conscientes de la necesidad de una mayor preparación. Las bajas puntuaciones que las grandes organizaciones se han dado a sí mismas indican que entienden la necesidad de pasar a desarrollar soluciones y estrategias de detección y respuesta para una seguridad más potente y madura.
  • También son muy reveladores los resultados de las organizaciones de servicios financieros, un sector a menudo citado como líder en el mercado en términos de madurez en  seguridad. A pesar de su experiencia, las organizaciones de servicios financieros encuestadas no se autocalificaron a sí mismas como la industria más madura, y sólo un tercio se puntuaron como bien preparadas. Los operadores de infraestructuras críticas, el público objetivo inicial para el CSF, tendrán que hacer avances significativos en sus niveles actuales de madurez. Las organizaciones del Sector de Telecomunicaciones se clasificaron con el más alto nivel de madurez; el 50% de los encuestados afirmaron tener capacidades desarrolladas o avanzadas. Las administraciones públicas se situaron en el último lugar en todos los mercados en la encuesta, con sólo el 18% de los encuestados calificándose como desarrollados o favorecidos. Los niveles más bajos de autoevaluaciones de madurez en mercados que son maduros en otros ámbitos, demuestran una mayor comprensión del panorama de amenazas avanzadas y de la necesidad de desarrollar capacidades mejoradas para ponerse a la altura.
  • El informe pone de manifiesto que el nivel de madurez de las organizaciones en Norteamérica se sitúa por detrás de las regiones APJ y EMEA. Las organizaciones de APJ consideran que tienen estrategias de seguridad más consolidadas, con un 39% que se clasifican como desarrolladas o por encima del nivel de madurez global, mientras que solo el 26% de las organizaciones en EMEA y el 24% en Norteamérica se posicionan como desarrolladas o aventajadas.
Fuente: Diarioti.com