Participan en la fabricación de vacunas de, Moderna, AstraZeneca, Janssen y Novavax, y han logrado situarse en la competitiva carrera mundial contra el coronavirus. Algunas nacidas en la trastienda de una farmacia o en un matadero, estas empresas ponen en valor el talento y el trabajo de sus científicos: "Podemos asumir el reto”
Las grandes
farmacéuticas mundiales llevan meses en una carrera por ser las productoras más
rápidas y eficaces de las vacunas contra la COVID-19. Y en el reparto de unas y
otras, España ha salido ganando. Cuatro plantas de nuestro país han sido
elegidas por las principales compañías extranjeras para contribuir en la
fabricación de Moderna, AstraZeneca, Janssen y Novavax, las dos últimas a las
puertas de recibir luz verde por parte de la Agencia Europea Medicamento.
Pontevedra, Guadalajara, Barcelona o Madrid han encontrado un hueco en el
ansiado mapa empresarial y científico que pondrá fin de una vez a la pesadilla
de la pandemia.
A las afueras de
Porriño, un pequeño municipio de la comarca gallega de Vigo, se encuentra la
planta de Biofabri, desde donde se produce de forma industrial el antígeno de
la vacuna estadounidense Novavax, es decir, el principio activo y "la
parte difícil y sensible de la producción", dicen fuentes de la
farmacéutica. Biofabri es filial del grupo Zendal, mucho más grande y
especializado desde hace décadas en biotecnología y vacunas. "Aunque
Porriño sea un pueblo pequeñito, tiene desde 1939 uno de los mayores clúster
tecnológicos de la zona", aseguran.
Todo empezó hace 80
años, en un matadero, con la constitución una empresa entre varios científicos
represaliados por el franquismo. Considerados los padres de la biotecnología
gallega, este grupo se convirtió poco a poco en un referente mundial en salud
animal. Tras vender el negocio veterinario a la multinacional Zendal, en 1993,
se abrieron camino en el desarrollo de vacunas y productos para la salud
humana, entre los que están investigando un fármaco contra la tuberculosis.
"Había que apostar por más cosas, ampliamos nuestro campo y así debimos
ser conocidos por Novavax", explican estas mismas fuentes. "Tenemos
experiencia, no es que hayamos caído en esto de forma aleatoria", se
enorgullecen.
Biofabri es la única
que está autorizada por contrato a fabricar vacunas a nivel industrial, ya que
el resto apoyarán en el llenado de los viales. "Desde el inicio queríamos
y debíamos contribuir con nuestro granito de arena, así que la satisfacción es
máxima", dicen. Aunque Novavax llegará a partir de abril, según la
ministra Carolina Darias, Biofabri asegura que este no es su único proyecto relacionado
con la COVID-19.
Entre otros que aún
no pueden revelar, Zendal participa con el CSIC en el desarrollo de los sueros
españoles y en el envasado de otras vacunas que se distribuirán a través del
Fondo COVAX, creado para garantizar un acceso equitativo de todos los países al
fármaco. "No paramos", dicen cogiendo el teléfono a la carrera. Esa
actividad frenética se traduce en una proyección empresarial que permitirá,
según los cálculos del CEO de Zendal, Andrés Fernández, duplicar la plantilla
en los próximos cuatro años.
Algo similar ocurre
más al Este, en la planta farmacéutica de Reig Jofre en Barcelona, donde
reconocen que su acuerdo con la estadounidense Johnson&Johnson es "un
antes y un después para la compañía", según el consejero delegado, Ignasi
Biosca.
La empresa, fundada
en 1929 en la trastienda de una farmacia de la ciudad condal, se ve capaz de
producir 300 millones de dosis de la vacuna de Janssen al año. Biosca cuenta
que ofrecieron sus servicios a distintas compañías al inicio de la pandemia,
hasta que llegó el acuerdo con la estadounidense. Respecto a las
especificidades del proceso de llenado que llevará a cabo Reig Jofre, explica
que el producto llega a sus instalaciones "congelado en grandes
envases" y su labor es "descongelarlo para recuperar la fase líquida,
acabamos de tener la formulación exacta y hacemos la fase de dosificación para
disponer de todas las dosis en cada uno de los viales".
Esto les va a
permitir incorporar un centenar de personas a su equipo para poner en marcha
"cinco turnos de trabajo cuando llegue el momento". Gran parte de las
esperanzas en el proceso de vacunación están puestas en este fármaco de dosis
única y con un 85% de eficacia. "Duplicaremos la capacidad de
inmunización", aseguró el director de uno de los ensayos de Janssen en
España entrevistado por elDiario.es.
Aunque sus inicios se
remonten a un matadero y al almacén de una pequeña farmacia, ni Biofabri (o
Zendal) ni Reig Jofre tiene nada que ver con las empresas que fueron en el
pasado. Son más bien transatlánticos: la primera con presencia en 65 países, la
segunda en 70 y con una plantilla de 1.121 personas en el mundo a punto de
crecer. "Estamos orgullosos de ver que el esfuerzo continuado por invertir
en tecnología y capacidades industriales contribuirá en estos momentos a poder
disponer de la vacuna de la COVID-19", expresa Biosca.
Por su parte, Rovi,
una compañía paneuropea centrada en la investigación, desarrollo y
comercialización de especialidades biológicas, cerró un contrato en verano con
Moderna. Este acuerdo con la firma estadounidense fue el primero de los
españoles en saltar a los medios. "Como imaginará, es un honor inmenso
formar parte de este proyecto y aportar nuestro granito de arena a la
solución", dice Javier López-Belmonte, vicepresidente de Rovi.
Ante la pregunta de
por qué cree que fueron elegidos por Moderna, el responsable no duda en
responder. "Llevamos años volcados en un sector muy concreto como la
fabricación de inyectables y, en especial, de vacunas como la de la gripe, de
la que anualmente producimos millones de dosis", cuenta. Según él,
"existen pocas empresas en el mundo especializadas en este tipo de
medicamentos inmunológicos".
La mayor parte del
trabajo se hace en la central de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, pero
también participan las otras seis plantas de Rovi en España, "lo que habla
del tremendo alcance del proyecto". "Podemos hablar tanto de personal
técnico de planta, más volcado en los procesos de línea industrial y su
supervisión, hasta analistas de laboratorio o licenciados en ciencias de la
salud que harán los trabajos de control y calidad", enumera
López-Belmonte.
La historia de Rovi
también tiene su origen después de la Guerra Civil, en 1946, cuando el abuelo
del ahora vicepresidente dejó Albacete tras sobrevivir hasta a diez bombardeos
y fundó PAN Química Farmacéutica en Madrid, lo que hoy en día es una gran
empresa presente en 65 países y con 1.500 trabajadores en todo el mundo. Rovi
participa en la que de momento es la vacuna más cara de las aprobadas por la
Comisión Europea, con un precio de 14,6 euros por dosis.
Sobre el retraso de
las remesas, López-Belmonte se desentiende –"nosotros nos ocupamos de la
parte de fabricación, previa a su comercialización y distribución"–, pero
se solidariza con su socio norteamericano: "Las fases iniciales son
complejas, pero estamos seguros de que Moderna va a hacer todo lo posible por
cumplir con sus compromisos".
El último grupo
español en sumarse a la producción de una vacuna ha sido Insud Pharma. Lo hace
junto a AstraZeneca desde su puntera área industrial inaugurada en 2017,
situada en Azuqueca de Henares (Guadalajara) y dedicada a medicamentos
inyectables. También es la firma más joven de la lista, aunque cuenta con 40
años de trayectoria en el mercado farmacéutico a ambos lados del Atlántico, ya
que nació en Argentina. "Tenemos más 2.300 empleados, de los cuales 930
trabajan en Guadalajara y más de 150 son expertos en medicamentos inyectables y
estériles", dicen fuentes de la empresa. "Por supuesto, el acuerdo
con AstraZeneca ha supuesto más contrataciones".
Aunque evita
pronunciarse acerca de las polémicas de AstraZeneca, surgidas por la falta de
grupos de los ensayos y el debate entre suministrársela o no a los mayores de
65 años, el CEO, Lucas Sigman, asegura que haber sido elegidos "para un
proyecto tan crucial como este, tanto en Latinoamérica como en España, pone de
manifiesto la solvencia de nuestro grupo como socio de primera línea".
También se reserva
unas palabras para las otras plantas que participan en iniciativas contra la
COVID-19 a nivel mundial: "Desde el inicio de la crisis sanitaria la
respuesta de todo el sector ha sido extraordinaria y muestra el gran nivel que
tenemos", concede. Se suma López-Belmonte, de Rovi, para quien "el
hecho de que seamos varias las compañías españolas que vamos a estar
directamente implicadas en la producción de la vacuna es señal de la buena
salud y las capacidades que tiene la industria farmacéutica de nuestro país".
Fuente: eldiario.es