Un proyecto pionero usa herramientas de inteligencia artificial para localizar a enfermos con esta dolencia, que lo desconocen y no han podido ser atendidos
España es uno de los
países mejor posicionados para dar por erradicada la hepatitis C. Uno de los
retos para alcanzar este hito es poder tratar a un pequeño segmento de la
población que está infectada con el virus que provoca esta enfermedad, pero que
desconoce su situación. Según el último estudio de seroprevalencia hecho por el
Ministerio de Sanidad, el 0,22% de la población (más de 20.000 personas) tiene
una infección activa, aunque lo desconocen.
Sin embargo, como
explica José Luis Castro, jefe de sección de Aparato Digestivo del Hospital
Universitario Severo Ochoa de Leganés, se pueden beneficiar de unos
medicamentos que, desde 2015, han supuesto una verdadera revolución en el
tratamiento de la enfermedad. Se trata de antivirales de acción directa que
logran la curación del 97% de los pacientes. El tratamiento, que se prolonga
entre ocho y doce semanas, apenas tiene efectos secundarios. «Tenemos que
encontrar a esos pacientes para que saquen provecho del tratamiento», detalla.
El Hospital
Universitario Severo Ochoa de Leganés (Madrid) lleva a cabo un proyecto pionero
en el que, con la colaboración de Gilead y se emplea inteligencia artificial (IA)
para localizar a estas personas. Denominado como Proyecto IntelligenceC, tiene
como fin detectar a pacientes VHC diagnosticados no tratados para su derivación
automática a tratamiento, así como el diagnóstico automatizado de los perfiles
de pacientes con mayor riesgo de infección por el VHC, a través de algoritmos
informáticos en sistemas de historia clínica electrónica.
Cristina García
Fernández, 'key account manager' en la filial española de la compañía alemana
de salud digital CGM Clinical, explica que para detectar a esta población
potencialmente susceptible de tener la enfermedad se emplean dos métodos. Por
un lado, el cribado oportunista a una cohorte de población potencial «que acude
al hospital por cualquier otro motivo». En base a parámetros clínicos
registrados en su historia, «si no se le han hecho pruebas serológicas
(determinación de anti-VHC) pero sí tienen un resultado positivo en ese
cribado, se realiza la detección de ARN circulante del VHC». El segundo método
es el de buscar pacientes infectados ocultos. «Se hace –explica– una revisión
completa de las bases de datos clínicas para detectar pacientes infectados con
resultados positivos de la prueba serológica, pero que aún no se han tratado
del virus».
Menos agresivos
Para hacer esto
posible, se tienen que utilizar las bases de datos del hospital, tanto en
serología como en historia clínica, para identificar qué pacientes tiene
anticuerpos y han salido del sistema. «Todavía nos encontramos que hay
pacientes que no conocen esos nuevos tratamientos, menos agresivos», se lamenta
el doctor Castro, quien asegura que el reto de muchos hepatólogos es
identificar a esa población oculta. «Con el nuevo tratamiento empezamos a curar
en masa a pacientes, pero –apunta– llega un momento en que no encontramos más
pacientes que tengamos que tratar».
Aplicar aquí la IA
–apunta Castro– permite identificar lo antes posible a las personas «portadoras
de este virus C oculto, lo que impide que se perpetúe», esto es, la
reinfección. Una situación que se da sobre todo en algunos grupos de riesgo y
de más difícil control, como pacientes con VIH o con prácticas sexuales
homosexuales o 'chemsex' (con drogas). «Disponemos de las herramientas
terapéuticas para curar la enfermedad, así que tenemos que poder aplicarlas a
todas las personas que la tienen», subraya.
Para ello, añade, hay
que «organizar bien el circuito para tener una valoración médica de los
enfermos lo más rápida posible y que puedan recibir el tratamiento de la forma
más ágil». Además, este doctor se muestra esperanzado en que este proyecto se
pueda aplicar también a la lucha de otro tipo de enfermedades.
Fuente: eldiariomontanes.es