La historia siempre se repite.
La España de 2024 no es
aquella de los 90 del siglo pasado y tampoco la de la primera década del XXI,
pero se le parece bastante. Hoy a la crispación le llamamos polarización, pero
es lo mismo. Hoy en la Moncloa hay un gobierno de izquierdas como entonces. Hoy
la oposición ha elevado el nivel de la crítica hasta límites insospechados. Y
hoy la derecha política, judicial y mediática vuelven por la senda del 'todo
vale' o 'el fin justifica los medios' que años después han versionado incluso
en público.
Entre
el “para acabar con González se rozó la estabilidad del Estado” que admitió
Ansón, el “que caiga España, que ya la levantaremos” de Montoro, “el que pueda
hacer que haga” de Aznar y el “nuestra obligación es echar a Sánchez lo antes
posible y lo haremos con todos los medios a nuestro alcance, también los
judiciales” de Tellado en esta misma semana apenas hay diferencias. Todos los
caminos convergen en una misma estrategia de acoso y derribo con el propósito
de instalar el marco de una corrupción estructural en torno a Pedro Sánchez.
No
es la corrupción, es el relato
En
algunas crónicas de los informadores políticos apareció el reconocimiento
explícito de la dirección del PP de que poco o nada le importa a Feijóo que la
Audiencia Nacional archive la querella presentada contra el PSOE por
financiación ilegal porque para entonces ya habrán instalado en la opinión
pública el relato de las “bolsas de dinero” que supuestamente llegaban a la
calle Ferraz. Así tal cual. Sin ningún escrúpulo admiten en Génova que lo
importante para sus intereses, más allá de la realidad de los hechos, es
generar un determinado ambiente. Al entorno de Feijóo se le preguntó, según
aparece en varias crónicas, sobre las consecuencias que podría tener para la
formación que la querella no sea admitida, y respondieron que ese “riesgo”
estaba “calibrado” antes de presentarla ante el juez y que con la decisión ya
habían logrado encajar el mensaje en la opinión pública de las “bolsas de
dinero” fuese mentira o verdad.
El PP
construyó su querella con el testimonio publicado por The Objective de un
presunto empresario anónimo y con voz distorsionada por el propio digital para
evitar la identificación que sostenía haber llevado 90.000 euros en bolsas a la
sede del PSOE. Una información, por cierto, de la que apenas se han hecho eco
el resto de medios en la órbita ideológica de la derecha y que no aparece ni en
el sumario del caso Koldo que investiga un juzgado de Madrid ni en los informes
de la Guardia Civil que sitúan el exministro Ábalos en el epicentro de una
trama que pagaba comisiones y otras contraprestaciones a cambio de
adjudicaciones en la Administración.
Con eso
y con la decisión del Tribunal Supremo de encausar al fiscal general del
Estado, Álvaro García Ortiz, por un supuesto delito de revelación de secretos,
en la calle Génova dan por amortizada la semana y creen que Sánchez ha entrado
ya en tiempo de descuento.
Lo que
tratan de evitar a toda costa es que la opinión pública conozca qué hay detrás
de la decisión del alto tribunal y que es, además de una querella del novio de
Isabel Díaz Ayuso contra el fiscal, un correo manipulado y un bulo difundido
desde el teléfono móvil de Miguel Ángel Rodríguez. La mano derecha de la
presidenta de la Comunidad de Madrid se ha implicado personalmente en la
defensa de la pareja de su jefa, un defraudador confeso que dio un pelotazo
durante la pandemia con la venta de mascarillas y, luego, cometió dos delitos
de fraude fiscal y uno de falsificación documental para pagar menos impuestos
de los que debía.
Así
que, de repente, el foco regresa dónde todo empezó y apunta otra vez a la
pareja de Ayuso, quien en una intervención desatada en la Asamblea de Madrid
acusó a Sánchez de “mafioso” y “estalinista”, “tirano” y “caradura”. Nada como
el insulto para soslayar la falta de argumentos.
La
causa abierta por el Supremo es, para La Moncloa, la traducción exacta de la célebre frase del
ex portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, con la que presumió de
controlar la Sala Segunda del Alto Tribunal desde detrás. “Es exactamente lo
que hemos visto esta semana con la apertura de la causa contra el fiscal
general: el control de la Sala Segunda por detrás”, advierten en el Gobierno.
Crisis
de liderazgo
La
inflamada ofensiva del PP responde, en palabras del círculo de Sánchez, a una
crisis de liderazgo de Feijóo, “que se sabe cuestionado internamente”, como
demuestran las declaraciones de varios dirigentes populares que dudan “de la
eficacia de una estrategia de confrontación vacía de contenidos”. Algo que, por
otra parte, los socialistas ven que es un “pegamento parlamentario” para la
mayoría que hizo posible la investidura y “un acicate para la cohesión de la
izquierda política”.
Sin
embargo, tanto el caso Ábalos como la decisión del Supremo llegan en un momento
en el que el Gobierno no tiene garantizada la aprobación de los Presupuestos,
Sumar cuestiona algunas decisiones del Consejo de Ministros y Podemos eleva el
nivel de la crítica contra el gabinete de Sánchez. “Nada que perturbe la
tranquilidad del presidente”, advierten los socialistas, que llaman de paso la
atención sobre “el impostado giro social que anunció Feijóo, su ausencia de
proyecto más allá del pretendido acoso y derribo y su debilidad interna frente
a una Ayuso que le marca cada día el paso”.
Fuente: El Diario.es
Ayuso versus Feijóo
Ayuso volvió a desautorizar a Feijjó a cuenta de la ronda de reuniones de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos. Feijóo dijo en público a principios de septiembre que sería “un error” no asistir a la cita, y añadió: “La presidenta Ayuso sabe muy bien que su responsabilidad es defender los intereses de los madrileños y practicar una política de Estado, y eso es lo que ha venido haciendo siempre”. Un par de días antes, Ayuso planteó, también en público, un plante generalizado de todo el PP al presidente del Gobierno.
Al final, todos los presidentes del PP acudirán a la Moncloa. Todos, menos Ayuso, quien anunció su plante unilateral a Sánchez. Desde el equipo de Feijóo aseguraron el mismo lunes que él mantenía su posición, es decir, que consideraba un “error” la decisión. Pero este martes, el líder del PP no ha podido huir de la prensa como pretendía y ha deslizado un lacónico “¿cómo no la voy a respaldar?” a preguntas de los periodistas.
Como él, el resto de barones del PP han lanzado mensajes de apoyo en público, pese a que ella ha insistido en una entrevista en la Cope en que “muchas veces” ha tomado “decisiones en solitario, a veces a contracorriente, porque pensaba que era lo mejor y es lo que pasa en este caso”. “Yo no quiero ser parte de esa foto de la normalidad”, añadió, lo que supone que los otros 13 dirigentes autonómicos que van a ir, o ya han ido, a la Moncloa, sí quieren serlo.
La guerra está declarada, ¿ quién ganará?. Se admiten apuestas.
Fuente: El Diario.es