La
tragedia causada por la DANA y, concretamente, la magnitud de este fenómeno
meteorológico adverso empieza a despertar las primeras señales de alerta en
aquellos profesionales que ya no encuentran una explicación razonable a que
esto haya podido suceder con tal dimensión y en zonas donde habitualmente no se
dan este tipo de catástrofes.
Si
ya era un evento extraordinario, la persistencia de esta DANA, que no para de
generar un impacto muy alto, hoy también, sí que está adquiriendo tintes raros.
Hace
falta estudiarlo, pero las sospechas de que hay algo detrás de este extraño
comportamiento son robustas.
Su…
pic.twitter.com/QRpJ1gIR30 — Dr JJ González Alemán (@glezjuanje) October 31,
2024
En
esta misma línea, señala que habrá que estudiarlo con mayor profundidad y
exactitud, pero "las sospechas de que hay algo detrás de este extraño
comportamiento son robustas", refiriéndose al cambio climático.
"No
hay que olvidar que hay una extensa literatura científica sobre cómo este
fenómeno puede alterar la circulación atmosférica. Pero, como siempre resalto,
hay que investigarlo antes de aventurarse a dar respuestas rápidas. Es un
fenómeno complejo", señala.
En
esta misma línea, la teoría de este investigador de la AEMET coincide también
con un estudio publicado recientemente por el World Weather Attribution (WWA,
por sus siglas en inglés). Según las conclusiones arrojadas, la DANA fue un 12%
más fuerte y dos veces más probable que en un clima 1,3ºC más fresco, es decir,
se ha visto agravada por el cambio climático.
Además,
los investigadores que han participado en el estudio sostienen que una
atmósfera más cálida puede retener más humedad, lo que comporta aguaceros más
fuertes. Concretamente, señalan que la relación Clausius-Clapeyron revela que
con un calentamiento global de 1,3ºC la atmósfera puede contener alrededor de
un 9% más de humedad.
Además,
referente a las temperaturas cálidas del Océano Atlántico que incrementaron la
humedad a la tormenta, señalan que fueron entre 50 y 300 veces más probables
por el cambio climático.
Por
el momento, se van publicando ya los primeros estudios que señalan al cambio
climático como agravante de esta situación. Así, un grupo de científicos del
World Weather Attribution (WWA, por sus siglas en inglés) han llegado a la
conclusión de que la DANA fue un 12% más fuerte y dos veces más probable que en
un clima 1,3ºC más fresco. En esta línea, las observaciones meteorológicas
históricas indican que las ráfagas de lluvia de un día en esta región están
aumentando a medida que las emisiones de combustibles fósiles calientan el
clima.
A
través de este estudio, el grupo de científicos sostiene que una atmósfera más
cálida puede retener más humedad, lo que conlleva aguaceros más fuertes.
Concretamente, señalan que la relación Clausius-Clapeyron revela que con un
calentamiento global de 1,3ºC la atmósfera puede contener alrededor de un 9%
más de humedad.
Además,
referente a las temperaturas cálidas del Océano Atlántico que incrementaron la
humedad a la tormenta, señalan que fueron entre 50 y 300 veces más probables
por el cambio climático.
Propuestas a futuro: cortafuegos o aceras drenantes
Al
margen de este estudio científico, otro de los colectivos que se ha pronunciado
tras la tragedia ha sido el de los arquitectos. Ponen en duda el diseño de las
ciudades, su ahora cuestionada capacidad para soportar agua y riadas y proponen
alternativas para evitar que tragedias como esta se sucedan en el tiempo.
Desde
el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) señalan que la
DANA fue "inasumible" incluso si se hubieran implementado más
medidas. Pese a ello, han hecho varias propuestas para establecer
"cortafuegos" al agua y evitar inundaciones.
La
tesorera del CSCAE, María José Peñalver, ha lamentado que muchas de las
ciudades de hoy en día sean "impermeables", lo cual "impide el
ciclo natural del agua". Por esta razón, cuando llueve en una zona el
territorio no "equilibra" la situación, sino que le hace "una
alfombra roja impermeable" al agua que a lo largo de muchos kilómetros de
recorrido coge cada vez más caudal y más velocidad.
Una nueva ordenación territorial
En
este sentido, desde el CSCAE han pedido una ordenación territorial donde se
adopten medidas que hagan de "cortafuegos" al agua, como pantanos o
estanques artificiales. Entre otras propuestas, han señalado también aceras
drenantes para espacios públicos, parterres inundables para urbanizaciones o
azoteas con vegetales.
Por
su parte, desde el Gabinete Técnico del Consejo General de la Arquitectura
Técnica de España, reconocen que lo que ha ocurrido es algo "completamante
extraordinario" pero también plantean diferentes alternativas.
Entre
ellas, desviar los cauces fuera de las ciudades o elevar los elementos de
protección lo señalan como una opción efectiva. Juan López-Asiain Martínez, uno
de los miembros del Gabinete, ha añadido también la necesidad de revisión de
los edificios que datan de cuarenta años para atrás para paliar los daños que
puedan sufrir por este tipo de fenómenos.
Nueva ordenación territorial
En
este sentido, desde el CSCAE han pedido una ordenación territorial donde se
adopten medidas que hagan de "cortafuegos" al agua, como pantanos o
estanques artificiales. Entre otras propuestas, han señalado también aceras
drenantes para espacios públicos, parterres inundables para urbanizaciones o
azoteas con vegetales.
Por
su parte, desde el Gabinete Técnico del Consejo General de la Arquitectura
Técnica de España, reconocen que lo que ha ocurrido es algo "completamante
extraordinario" pero también plantean diferentes alternativas.
Entre
ellas, desviar los cauces fuera de las ciudades o elevar los elementos de
protección lo señalan como una opción efectiva. Juan López-Asiain Martínez, uno
de los miembros del Gabinete, ha añadido también la necesidad de revisión de
los edificios que datan de cuarenta años para atrás para paliar los daños que
puedan sufrir por este tipo de fenómenos.
Fuente:
El
Plural.com