Zapata Computing
espera convertirse en un supermercado de software especializado para funcionar
en ordenadores cuánticos. Si la tecnología logra aumentar sus aplicaciones,
esta 'start-up' podría alcanzar una ventaja competitiva sin precedentes
En la computación
cuántica, los ordenadores no son lo único difícil de construir. También se
necesitan sofisticados algoritmos cuánticos, softwares especializados y
adaptados para obtener lo mejor de este tipo de máquinas.
El profesor de la
Universidad de Harvard (EE. UU.) (que se va a trasladar a la Universidad de Toronto,
Canadá) Alán Aspuru-Guzik ha ganado una reputación impresionante en círculos
académicos desarrollando este tipo de algoritmos. Ahora, el investigador está
intentando llevar sus algoritmos cuánticos a un mercado más amplio.
Aspuru-Guzik, que fue uno de nuestros ganadores de Innovadores menores de 35 de
2010 de MIT Technology Review, es cofundador de una compañía llamada Zapata
Computing. La empresa se lanzó la semana pasada con casi 4.600 millones de
euros en financiación. El objetivo de Zapata es convertirse una especie de
hipermercado de algoritmos cuánticos; un lugar donde que ofrezca una amplia
gama de softwares prefabricados que las empresas pueden utilizar para
aprovechar la inmensa potencia de procesamiento que los ordenadores cuánticos
prometen ofrecer.
Dado que el campo de
la computación cuántica es muy reciente, solo un pequeño grupo de expertos es
capaz de crear software avanzado que funcione en este tipo de ordenadores, algo
que dificulta su implementación en las compañías. Por eso, Zapata quiere que
las empresas puedan usar la tecnología sin que necesidad de contratar a un
especialista en computación cuántica.
La emoción en torno a
los ordenadores cuánticos proviene del hecho de que en lugar de bits digitales
(que representan unos o ceros) utilizan "cúbits"; que tienen la
capacidad de estar en dos estados (cero y uno) al mismo tiempo, un fenómeno
conocido como superposición. Otra cualidad casi mística es el entrelazamiento
cuántico, que es la capacidad que tienen los cúbits de influirse mutuamente
incluso cuando no están conectados físicamente.
Añadir unos cuantos
cúbits de más ofrece un aumento exponencial en el poder computacional de las
máquinas cuánticas, que pronto podrán superar incluso a los superordenadores
más potentes del mundo en algunas tareas. Esa es la buena noticia; las noticias
no tan buenas son que los cúbits tienden a perder su delicado estado cuántico
en cuestión de milisegundos. Los cambios en la temperatura, o incluso las
vibraciones más pequeñas, también pueden alterarlos e introducir errores en sus
cálculos (ver La inminente "supremacía cuántica" de Google necesita
otro nombre).
Aquí es donde entran
en juego los algoritmos cuánticos; ejecutan un tipo cálculo específico en una
máquina cuántica de la manera más rápida y eficiente posible y, a menudo,
pueden ayudar a mitigar los errores. "Hay que pensar este proceso como en
afinar una guitarra", señala Aspuru-Guzik y añade: "Al igual que
afina la guitarra para que sus cuerdas estén en armonía, podemos ajustar varios
parámetros hasta que un circuito cuántico esté sintonizado para una aplicación
en particular".
Zapata ya negoció una
licencia exclusiva con la Universidad Harvard para los algoritmos que
Aspuru-Guzik y su equipo desarrollaron allí. El CEO de Zapata, Chris Savoie,
dice que el objetivo de la compañía es desarrollar algoritmos para distintos
ordenadores, y Aspuru-Guzik y su equipo ya han estado trabajando con grandes
fabricantes de hardware cuántico como IBM y Google, así como con otros más
pequeños como Rigetti Computing e IonQ. Estas empresas también están trabajando
en sus propios algoritmos, pero la opinión es que una mayor innovación de
software será buena para este incipiente mercado. "Aquí es donde se
tendría que ver una gran cantidad de ideas diferentes para llenar el
espacio", menciona el director de Computación Cuántica Experimental de
IBM, Jerry Chow.
Si la estrategia de
Zapata funciona, la compañía podría terminar con una visión global de cómo se
ejecutan sus distintas aplicaciones en una amplia gama de ordenadores
cuánticos, lo que le daría una gran ventaja en el mercado. De todas formas, aún
no está claro si la computación cuántica marcará una gran diferencia en algunas
áreas, como el aprendizaje automático, aunque hay algunos indicios de que sí
podría hacerlo. Por lo tanto, crear una cartera amplia y diversa de algoritmos
podría llevar bastante tiempo.
A corto plazo, Zapata
planea enfocarse en algoritmos para química y materiales. Aspuru-Guzik ha sido
pionero en métodos para modelar moléculas, una tarea notoriamente difícil de
realizar incluso con las mejores supercomputadoras actuales. Y se cree que los
ordenadores cuánticos podrán impulsar esas simulaciones. Eso podría conducir a
avances tales como baterías más eficientes y nuevas moléculas emisoras de luz
para pantallas. Un equipo de IBM ya utilizó una máquina cuántica para modelar
una molécula pequeña de tres átomos, y algunos investigadores están analizando
la posibilidad de combinar circuitos cuánticos con redes neuronales para idear
nuevas moléculas.
Los patrocinadores
financieros de Zapata, que incluyen a Pillar VC y The Engine (un fondo del MIT
que invierte en compañías que trabajan en "tecnologías duras"),
apuestan a que la computación cuántica acabará teniendo más aplicaciones. Y
cuando esto pase, aún habrá muy pocos investigadores capaces de crear los
sofisticados algoritmos necesarios. El socio cde The Engine Reed Sturtevant
cree que hay "menos de un centenar" de estos investigadores en todo
el mundo en la actualidad, y Aspuru-Guzik y cuatro ex iembros de su grupo de
investigación, que también se unen a él y a Savoie como cofundadores, se
encuentran entre ellos. Si Sturtevant está en lo cierto, el talento de Zapata
podría generar un gran salto en sus futuros ingresos.
Fuente: MIT Technology Review