Argentina podría llegar a ser el gran suministrador de energía gasística y petrolífera que Europa está buscando.
El territortio ucraniano posiblemente se parta en dos. Uno podría anexarse a la Unión Europea y el otro quedará bajo la órbita de la Federación Rusa. La reconstrucción de Ucrania sólo será posible en el lado occidental y la prosperidad puede ser posible solo de la mano de Europa y los EEUU. Rusia no puede generar algo similar en la porción territorial que le toque. Igual que a la antigua Alemania Oriental. Sin embargo Kiev no será una Berlín dividida en dos. No habrá muro allí. Ese será el éxito militar más importante de los ucranianos.
En el corto plazo Vladimir Putin podrá
exhibir que anexó territorio de manera directa o indirecta. Podrá lograr una
Ucrania neutral a sus intereses de seguridad nacional. Ucrania no será miembro
de la OTAN. Logrará un compromiso de no instalación de bases militares
extranjeras, pero en el mediano plazo Rusia no podrá recuperarse fácilmente del
impacto económico de esta guerra y probablemente Ucrania (si supera los vicios
de su elite política) podrá mostrar signos de recuperación y prosperidad que
impactarán en los territorios transitoriamente perdidos, tal como le ocurrió a
Alemania tras el fin de la Guerra Fría, y finalmente podría llegar a recuperarlos. Rusia no
podrá construir un Muro en estos territorios.
Hoy la Federación Rusa no puede
sostener mediante su economía este esfuerzo de guerra por mucho tiempo más. Es
un poderoso gigante militar sin la fuerza de una economía suficiente para
sostener operaciones militares totales convencionales más allá de un par de
semanas. Esto es lo que lleva a Putin a acordar.
Todo este escenario a desarrollarse
por los pasos a venir hace que Ucrania represente un desafío para Occidente,
para las ideas liberales de libertad, república, democracia y capitalismo. El
éxito de estas ideas en Ucrania repercutirá en Bielorrusia y en todos los
países conexos a la Federación Rusa, inclusive en ella misma. La prosperidad
atrae. No hay tirano que pueda evitar que la gente quiera vivir mejor, que
ambicione una mejor calidad de vida para sí mismos. Para evitar esto Putin
necesita que Rusia pueda recuperarse económica y financieramente lo más rápido
posible.
Desesperadamente busca que sus aliados
sigan manteniendo el flujo de caja a su economía. Esto intenta hacer con India
y otros países cambiando el mecanismo de pago de los contratos de petróleo y
gas. Al mismo tiempo intenta que otros países proveedores o potenciales proveedores
de gas no vendan a Europa o restrinjan sus ventas. Argelia, por ejemplo.
Asfixiar a la Unión Europea es su meta. Le juega en contra el advenimiento de
la primavera y el verano. Es el tiempo que tienen los europeos para conseguir y
consolidar alternativas. El deadline será el 21 de septiembre.
La reconstrucción de Ucrania, el golpe
estratégico a lograr y el éxito de Occidente dependen de que Rusia no logre
recuperar su economía. Es el tendón de Aquiles de Vladimir Putin y él lo sabe.
A nivel global, el juego estratégico ha entrado en etapa de definiciones y
Europa no debe perder más tiempo en dilaciones. Debe tomar riesgos.
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