La asociación denunciante exige conocer, a través de su denuncia, quién presuntamente redactaba y firmaba las sentencias de Aguallo y quién participaba en las deliberaciones
ACODAP, la
Asociación contra la Corrupción y en Defensa de la Acción Pública, liderada por
el ex juez decano de Talavera de la Reina, Fernando Presencia, ha denunciado un
presunto escándalo en el que se podría ver implicado el nombre del recientemente
fallecido magistrado del Tribunal Supremo Ángel Aguallo Avilés.
Según la
denuncia, a la que ha tenido acceso Diario16, el magistrado sufría desde hacía
más de 8 años la enfermedad degenerativa esclerosis lateral amiotrófica (ELA)
que le impedía moverse. Esto fundamentaría la sospecha de que Aguallo hubiese
sido presuntamente suplantado por terceras personas, las mismas que redactarían
las más de 15 sentencias mensuales que el CENDOJ sigue publicando con su nombre
hasta la actualidad.
El Tribunal
Supremo informó el pasado 13 de mayo del fallecimiento del magistrado Ángel
Aguallo Avilés. Según la nota emitida, el magistrado estaba adscrito desde el
2008 a la sección segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo aclarando
que, en su última etapa, se dedicó a resolver los asuntos tributarios que
ingresaban en el alto tribunal.
La denuncia
señala que la versión oficial era que, a pesar de reconocer que Aguallo Avilés
llevaba años postrado en la cama «su mente era plenamente consciente y viva, y
pudo seguir haciendo frente a las exigencias de su puesto hasta los últimos
días merced a los avances tecnológicos de nuestro tiempo».
Sin
embargo, según se señala en la denuncia, no se aclara «qué avanzada tecnología
utilizarían como interfaz capaz de conectar esa prolífica lúcida mente y los
escritos firmados por Aguallo. Socios de ACODAP expertos en nuevas tecnologías
piden una demostración práctica de las metodologías y/o tecnologías utilizadas,
porque la cosa suena a ciencia-ficción».
Por esta
razón, ACODAP señala en su denuncia que «esa afirmación del Alto Tribunal es
absolutamente falsa porque no existe ninguna tecnología hoy en día que permita
a un enfermo de ELA redactar sentencias ni participar en deliberaciones, y
menos si está postrado en la cama».
¿Quién
redactaba las sentencias?
La
asociación denuncianteexige conocer, a través de su denuncia, quién
presuntamente redactaba y firmaba las sentencias de Aguallo y quién participaba
en las deliberaciones. «Es casi imposible explicar cómo un enfermo terminal de
ELA postrado en la cama fuese “capaz” de redactar de 15 a 20 sentencias mensuales
(una diaria) y participar en más de 100 deliberaciones en el mismo periodo de
tiempo. Los secretarios de la Sección y de la Sala deberán pormenorizar cómo se
producía el “milagro” mensual de la prolífica multiplicación de las sentencias
y las deliberaciones del magistrado gravemente enfermo. Por eso urge la
peritación caligráfica que compare su firma de antaño con la que aparece en las
sentencias recientes y actuales, y en el acta de las deliberaciones», se indica
en la denuncia.
Por otro
lado, ACODAP indica que «casualmente los enlaces de Google donde aparece
Aguallo Avilés se han reducido a la mínima expresión en lo que apariciones
públicas se refiere. Es como si alguien se hubiese preocupado de hacerle
invisible en internet en otra cosa que no sean sus escritos».
Por el
momento, la asociación ha denunciado a los secretarios presuntamente
responsables de haber permitido la supuesta suplantación de firma en miles de
documentos oficiales. De confirmarse los hechos denunciados, tras la
obligatoria investigación, podría constituir un delito continuado de falsedad
en documento público y oficial, lo que podría provocar incluso la nulidad de
una enorme cantidad de resoluciones y sentencias.
Un
magistrado envuelto en la polémica
En la
denuncia se señala que Ángel Aguallo Avilés fue un magistrado eternamente
perseguido por la polémica. En 2008 ocupó plaza como magistrado en la Sala de
lo Contencioso del Tribunal Supremo, accediendo por «quinto turno». Su
trayectoria en la judicatura ha estado continuamente salpicada por el fantasma
de la presunta corrupción, incluso desde que ocupaba plaza en el Tribunal
Constitucional como Letrado.
Aguallo,
por ejemplo, asesoró a uno de los principales imputados en el Caso Unión. Su
nombre volvió a saltar a la palestra en el marco del Caso Urdangarín. Hubo otra
turbia causa abierta en Lanzarote en la que este magistrado se vio involucrado
por causa de sus labores de asesoramiento privado.
El ex socio
de Iñaki Urdangarín, Diego Torres, aportó al Juzgado correos electrónicos que
probarían el asesoramiento de Aguallo a los directivos del Instituto Nóos en un
proyecto de responsabilidad social corporativa para Pernod Ricard. Según
publicaron distintos medios, esos correos fueron enviados «desde direcciones
corporativas del Ministerio de Justicia».
En la causa
abierta en Lanzarote los agentes también encontraron correos electrónicos
intercambiados entre el magistrado y Luis Lleó. Esas pruebas terminaron siendo
invalidadas al anularse los autos de entrada y registro en las oficinas del
empresario. El motivo fue un «supuesto error» en la redacción del auto. A esto
habría añadir que el juez instructor de la causa denunció la sustracción de
éste y otros autos originales del procedimiento.
Fuente: Diario16.com