Nvidia, fabricante de tarjetas gráficas, se ve 'forzada' a sacar una línea de productos enfocada a los mineros de criptomonedas para evitar que estos agoten las existencias de los portátiles pensados para el mercado de videojuegos
La situación ha provocado una alerta
de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España. Aunque se
llamen "criptomonedas", las autoridades financieras prefieren el
nombre de "criptoactivos", puesto que los consideran un producto de
inversión: "Su extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia
son una apuesta de alto riesgo", avisan ambas instituciones.
Cuando el precio del bitcoin sube,
arrastra consigo al resto de las criptomonedas. "Son un sector en sí
mismo, habrá unos 40.000 tipos de criptomonedas. Bitcoin es obviamente la más
importante y la puerta de entrada. Cuando la gente ve beneficios, se
distribuyen las ganancias a otras criptomonedas, que al ser más pequeñas suben
más al ser más volátiles", detalla Raúl Marcos, fundador de Carbono.com,
una consultora especializada en este tipo de inversiones.
Este nuevo boom de las criptomonedas,
superior ya al que vivieron en 2017, está provocando consecuencias un tanto
inesperadas. Una de ellas es la escasez de algunos modelos de ordenador portátil,
que se han vuelto terriblemente difíciles de conseguir. La clave está en uno de
sus componentes, que para los criptomineros se ha vuelto más valioso que el
dispositivo entero.
¿Criptomineros?
Como recuerdan la CNMV y el Banco de
España, en la actualidad las criptomonedas se parecen más a un activo de
inversión que a un método de pago. Pero el bitcoin, la precursora de todas las
demás, sí fue concebida como moneda, aunque con trasfondo ideológico: es
independiente de cualquier institución financiera o autoridad central y no las
necesita para funcionar.
En vez de tener un responsable vigilando lo que ocurre con la divisa, son sus propios propietarios los que supervisan todas y cada una de las transacciones a través de una red descentralizada y encriptada (de ahí el prefijo cripto-). Esa tecnología se denomina blockchain, cadena de bloques. Cuando se produce un intercambio de criptomonedas, la 'factura' se guarda en las carteras de todos aquellos conectados a la red. Cada conjunto de facturas se denomina bloque, que se va añadiendo a la cadena pública.
Para asegurarse de que siempre hubiera
dispositivos conectados verificando esas transacciones, Satoshi Nakamoto
–seudónimo del programador o grupo de programadores que lanzó el bitcoin– no
los entregó sin más al primero que pasara. Los escondió en un rompecabezas
matemático, de manera que el primero que completara una serie de ecuaciones
informáticas mientras está conectado a la red, se lleva una recompensa en
bitcoin. Cuando esto pasa, su premio y las facturas de las transacciones
internacionales se añaden al registro público y se comienza a preparar un nuevo
bloque.
Ese proceso recibe el nombre de minado
y lo emplean la mayoría de las criptomonedas. Casi inmediatamente se convirtió
en un negocio. Si el coste operativo del dispositivo que se utiliza en el
minado más la electricidad consumida es menor que el valor de la criptomoneda
conseguida, se gana dinero. "Es como una lotería. Si tienes un ordenador
conectado compras un boleto, pero si tienes mil, compras mil boletos",
ejemplifica Marcos.
A las instalaciones con cientos o
miles de ordenadores conectados para resolver el puzzle matemático se las
conoce como granjas de minado. Suelen localizarse donde la electricidad es más
barata, aunque las hay por todo el mundo, también en España. Se calcula que el
consumo eléctrico global de la minería de criptomonedas está en torno a los 9
gigavatios de potencia. Los picos de demanda en España, por ejemplo, están en
torno a los 40 gigavatios.
Un pico para minar todas las
criptomonedas
Para evitar que el puzzle matemático
se acabara muy rápido, la recompensa por minar bitcoin se reduce a la mitad
cada 210.000 bloques. Empezó en 50 bitcoin por bloque y actualmente está 6,25.
"Inicialmente era posible incluso realizar estas tareas utilizando un
ordenador común, pero según la dificultad ha ido subiendo se ha requerido mayor
capacidad de cómputo", detalla Sergio Carrasco, abogado especializado en
nuevas tecnologías.
Aquí es donde vuelve a ser entrar el
nuevo boom global de las criptomonedas, puesto que no todos los equipos son
igual de eficientes en el minado de todos los tipos de criptomoneda. Una de las
que más se está beneficiando de este nueva ola es el ethereum, la segunda más
valiosa actualmente, que se paga a unos 1.500 euros por unidad. En su minado
son especialmente importantes las tarjetas gráficas, encargadas de realizar los
procesos informáticos necesarios para resolver el rompecabezas.
Hay algunos tipos de tarjeta gráfica,
diseñados por la empresa Nvidia, que son capaces de funcionar en el minado
tanto de bitcoin como de ethereum. Pero su concepción original era diferente,
ya que estaba pensada para rendir muy bien en portátiles diseñados para jugar a
videojuegos. Su capacidad en este campo ya hacía que tuviera una alta demanda,
pero han sido los criptomineros los que han hecho que sea muy difícil de
conseguir. El mercado de las tarjetas gráficas individuales es pequeño, por lo
que cuando este se agotó, empezaron a comprar los portátiles enteros en los que
van integradas.
La consecuencia es que aunque los
modelos de portátil que utilizan estos componentes llevan meses en el mercado,
muy pocos se han utilizado para jugar a videojuegos. Usar portátiles completos
para el minado es menos eficiente, pero la flexibilidad que ofrecen las
tarjetas gráficas de Nvidia para cambiar a bitcoin en caso de que ethereum baje
de precio ha hecho el resto. "Al final la lógica es simple: quiero algo
que me dé muchas monedas por el trabajo, y si ethereum baja, que me pueda pasar
a otra cosa", explica Carrasco.
Unas fotos viralizadas en la red social china Weibo recogidas por Omicrono confirmaron el uso de los portátiles con las tarjetas gráficas de Nvidia para el minado de criptomonedas, algo que los aficionados a los videojuegos llevaban tiempo sufriendo. "Yo no veía algo así desde 2016", afirma Raúl Marcos, de Carbono.com.
Si no puedes con tu enemigo, haz un
producto para él
Las compras masivas de sus productos
por parte de los criptomineros estaban escamando a Nvidia, que veía como su
público principal, los jugadores de videojuegos, era incapaz de acceder a sus
tarjetas gráficas más potentes. Durante unas semanas se rumoreó que la marca
estaba meditando limitar la capacidad de sus productos para hacerlos menos
atractivos para la minería de criptomonedas. Finalmente la solución ha sido un
poco más capitalista.
Nvidia anunció este jueves que
empeorará la capacidad de sus tarjetas gráficas para minar criptomonedas, pero
a la vez, ha lanzado una línea de ellas destinadas específicamente a este uso.
Los jugadores tendrán sus portátiles, los mineros, su pico; y la marca, sus
beneficios. Todos contentos... si se deja al margen la preocupación de las
autoridades financieras y las consecuencias de la energía consumida por la
minería de criptomonedas, claro.
Fuente: El Diario.es