Desentrañan el
alfabeto de las cartas secretas del Rey Fernando el Católico a Gonzalo
Fernández de Córdoba
Nadie había podido
descifrarlas porque no se conservaba la tabla de sustitución múltiple que
aplicaron a los textos. Los correos iban y venían continuamente entre la corte
de los Reyes Católicos y el Reino de Nápoles sin que nadie pudiera leerlos más
que el destinatario. Portaban órdenes, veladas amenazas, instrucciones
contundentes y llamadas al orden. Hoy, ese misterio ha llegado a su fin. Los
hallazgos realizados por los expertos del centro confirman la gran
sofisticación del código empleado, muy por delante de su tiempo.
Dos cartas de 1502 y 1506
En 2015, el Museo del
Ejército expuso un conjunto de cartas, procedentes del archivo de los duques de
Maqueda, en una muestra dedicada al Gran Capitán y solicitó la ayuda de
expertos del CNI para que intentaran dar con la clave, según confirma a ABC el
coronel Jesús Anson desde la institución toledana.
En el CNI se lo
tomaron como un desafío: abordar sistemas no convencionales sirve de
entrenamiento y la historia de las comunicaciones secretas es un conocimiento
útil. Pero además el trabajo sobre estas cartas que abren una nueva ventana a
la historia incumbe a un centro que se considera «más servicio que secreto», en
palabras de su director Félix Sanz Roldán.
Aunque las cartas
cifradas eran un sistema común en la Italia de la época, las tablas del Rey
Católico estaban «muy bien pensadas», según los técnicos españoles de «sigint»
(inteligencia de señales), a prueba de ojos indiscretos. Es un precursor del
sistema Vigenère, pero bastante avanzado, tanto que no se hallará nada parecido
hasta el siglo XVII.
Aplicaron los
símbolos conocidos en el trozo de la carta «Rosetta» al texto de la otra carta
y empezaron a extraer coincidencias. Uno de los primeros casos fue la F de
Felipe, que correspondía con el símbolo 31. Así fueron desvelando pieza a
pieza, como si fueran píxeles, una imagen oculta que permitía decodificar las
cartas. Una y otra vez sometieron a nuevas combinatorias los textos de estas
dos misivas y luego hicieron lo mismo con otras dos cartas cifradas, más
largas, de 7 y 11 folios, disponibles en la misma colección. El castellano
antiguo aportaba otra dificultad añadida al desafío. En total se han
contabilizado 88 símbolos y 237 códigos de letras combinadas, y la tabla del
«código Gran Capitán», en el momento inicial del imperio español, ha sido
completada.
De la primera
transcripción se desprende que las cartas se corresponden con fragmentos de
otras «en claro» que había en el mismo archivo, pero incluso en este caso se
han podido descifrar cuatro párrafos que no figuraban en las copias y resultan
reveladores.
Reproches del Rey
A la luz de este
descubrimiento, estos primeros párrafos arrancados a un misterio de cinco
siglos retratan al Rey Fernando reprochando al Gran Capitán, que también era su
pariente, que hubiera escrito «al Rey de los romanos y al Rey y Archiduque mi
fijo y han lo mirado algunos queriendo poner nota en vuestra limpieza». Esas
dudas las expresa el Rey porque Fernández de Córdoba había escrito al
archiduque con el fin de contratar mercenarios lansquenetes, una infantería
profesional armada con picas que precisaba para completar sus formaciones. Pero
Fernando se lo prohíbe: «No cureys de escrevirles cosa alguna y si algo vos
escrivieren o movieren consultad conmigo sobrello y esperad mi rrespuesta antes
de rrespondelles porque para todo cumpll fazerlo asi».
En el fragmento de la
misiva que ahora conocemos tampoco le permite enviar emisario alguno «a
negociar cosas dese reyno porque faze alli mucho danno a nuestros negocios
fazerse mediante divisio apartamiento y si alguno allí teneys escrevidle que
luego se bvelva para vos que ya otras vezes lo avemos escrito y en ninguna
manera se dilate el rremedio».
En opinión de José
Enrique Ruiz-Domènec, el mayor especialista en la figura de Gonzalo Fernández
de Córdoba, estamos ante un hallazgo fundamental para revisar uno de los
momentos más importantes de la historia de España. Fernando el Católico tiene
muchas reservas «ante una campaña muy peligrosa en la que se jugaba mucho. Y
las expresa de un modo diferente a lo que decía en documentos oficiales».
El secreto de estas
misivas ha durado 500 años. Ahora, los historiadores deberán aplicar la
aportación del CNI al resto de cartas cifradas con los secretos del reinado que
iba a fundar un imperio.
Fuente: ABC.es