António Guterres reclama que se redirijan esas ganancias a las personas que no pueden afrontar el aumento de precio de los alimentos y la energía, y a los países que sufren los impactos del calentamiento
Y ha pedido a
todos los países del mundo que impongan gravámenes a los beneficios
extraordinarios que las empresas de combustibles fósiles están teniendo por el
actual alza de precios de la energía. “Redirijamos el dinero a las personas que
luchan con el aumento de los precios de los alimentos y la energía y a los
países que sufren pérdidas y daños causados por la crisis climática”, ha
sostenido el máximo responsable de la ONU en el arranque de la cumbre del clima
que se celebra en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, la llamada COP27.
En esta cumbre tendrá un lugar destacado
la cuestión de las pérdidas y daños, los fuertes impactos económicos debido al
calentamiento actual y futuro, como los que provocan los fenómenos
meteorológicos extremos o las islas que desaparecerán con el aumento del nivel
del mar. Y Guterres ha dejado claro que “obtener resultados concretos sobre
pérdidas y daños es una prueba de fuego del compromiso de los gobiernos con el
éxito de la COP27″. Las naciones más vulnerables son las que más presionan para
que en esta cumbre se puedan sentar las bases para el establecimiento de un
mecanismo o fondo de compensación con una financiación. El secretario general
de la ONU ha pedido “una hoja de ruta clara y con plazos precisos”.
Para Guterres es un “imperativo moral”
hacer frente a este asunto, una cuestión de “justicia climática”. “Aquellos que
menos contribuyeron a la crisis climática están cosechando el torbellino
sembrado por otros”, ha dicho en referencia a los países más vulnerables que, a
la vez, son los que menos emisiones de gases de efecto invernadero per cápita
expulsan a la atmósfera.
Guterres ha pronunciado este discurso
durante la apertura del evento de alto nivel de la COP27, en el que
participarán más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno del mundo.
Este acto es el pistoletazo de salida para las discusiones que durante dos
semanas llevarán a cabo los representantes de los casi 200 países que forman
parte de las negociaciones de la ONU sobre cambio climático. En la apertura
participan los principales mandatarios de la UE —entre ellos Pedro Sánchez— y,
aunque no estará en la inauguración, también acudirá a la cumbre de Sharm el
Sheij a finales de semana Joe Biden, presidente de Estados Unidos. Sin embargo,
no participarán presencialmente los máximos líderes de China, India y Rusia.
Esto no supone que estos países no vayan a acudir a la cumbre, ya que sí
estarán en las negociaciones sus ministros y delegados.
Hablar de pérdidas y daños es hablar
de lo que es y será inevitable debido al cambio climático. Pero el futuro
todavía no está del todo escrito. Guterres ha recordado que el planeta “se está
acercando rápidamente a puntos de inflexión que harán irreversible el caos
climático”. “Estamos en una autopista hacia el infierno climático con el pie en
el acelerador”, ha añadido. Pero aún se puede no superar el “punto de no
retorno”. Para ello, las emisiones mundiales deben dar un giro radical y
empezar a caer urgentemente. “Para evitar ese terrible destino, todos los
países del G-20 deben acelerar su transición ahora, en esta década”, ha señalado
Guterres. Los miembros del G-20 —entre los que están las naciones desarrolladas
como EE UU y los miembros de la Unión Europea, pero también otros países
considerados emergentes como China, India o Brasil— son los responsables de
alrededor del 80% de las emisiones mundiales, por eso es imprescindible que
endurezcan sus compromisos de recorte de gases de efecto invernadero.
La UE y EE UU han presentado planes
para reducir sus emisiones de aquí a 2030. Pero grandes economías en desarrollo
como China y la India postergan los grandes recortes más allá de esta década.
Guterres ha apostado por poner en marcha “medidas para restablecer la
confianza, especialmente entre el norte y el sur”, que permitan dar la vuelta a
esta situación.
Un pacto entre el norte y el sur
El máximo representante de la ONU ha
pedido que se cierre un “pacto histórico entre las economías desarrolladas y
emergentes”, un “pacto de solidaridad climática”. Un acuerdo en el que todos
los países hagan “un esfuerzo extra para reducir las emisiones esta década”
para lograr que la temperatura a final de siglo no supere un aumento de 1,5
grados de la temperatura media respecto a los niveles industriales (en este
momento estamos en 1,1 grados). Y un pacto “en el que los países más ricos y
las instituciones financieras internacionales proporcionan asistencia
financiera y técnica para ayudar a las economías emergentes a acelerar su
propia transición a la energía renovable”.
Pozos de petróleo en un yacimiento de
California.
El secretario general ha llamado a poner
fin “a la dependencia de los combustibles fósiles y la construcción de plantas
de carbón”. Se debe, ha recordado, “eliminar gradualmente el carbón en los
países de la OCDE para 2030 y en cualquier otro lugar para 2040″. Ha citado
expresamente a Estados Unidos y China, de los que ha dicho que tienen “la
responsabilidad particular de unir esfuerzos para hacer realidad este pacto”.
“Esta es nuestra única esperanza de cumplir nuestros objetivos climáticos”, ha
subrayado.
Financiación climática
Guterres ha recordado que a pesar de
las negociaciones climáticas como las que se celebran ahora en Egipto, “las
emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo” y “las temperaturas
globales siguen aumentando”. Por eso ha considerado “inaceptable, indignante y
contraproducente” dejar en un segundo plano la crisis climática ante conflictos
como la guerra de Ucrania. “De hecho, muchos de los conflictos actuales están
vinculados con el creciente caos climático. La guerra en Ucrania ha expuesto
los profundos riesgos de nuestra adicción a los combustibles fósiles”, ha
explicado el secretario general de la ONU.
En su opinión, el cambio climático es
“el tema definitorio de nuestra época”, por lo que “las crisis urgentes de hoy
no pueden ser una excusa para retroceder o para el greenwashing [el lavado
verde de cara]”. “En todo caso, son una razón para una mayor urgencia, una
acción más firme y una rendición de cuentas efectiva”, ha añadido Guterres.
Fuente: El Pais.com