19 de noviembre de 2021

ESPAÑA. La pensión máxima subirá lo mismo que suban las bases de cotización más altas

 El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, aseguró ayer que, para la segunda fase de la reforma de pensiones, que se llevará a cabo el próximo año, el Gobierno trabajará “en un moderado destope de las bases de cotización”, lo que supone elevar la cuantía sujeta a cotización (retención) a la Seguridad Social y que para 2022 está fijada en 4.139,40 euros mensuales.

Es más, el ministro desveló ayer durante la clausura de las VII Jornada de Planes de Pensiones en España organizadas por Ibercaja y CincoDías, que dicho destope de las bases “se hará manteniendo estrictamente la contributividad del sistema”. Esto quiere decir que las pensiones máximas subirán en la misma proporción que lo hagan las bases máximas de cotización en un futuro.

Posteriormente, el ministro ratificó esta intención de subir las bases y las pensiones máximas durante su comparecencia para presentar el avance de la afiliación a mitad de mes. “Todo lo que aumente la base llevará aparejado un aumento equivalente de la pensión”, repitió el ministro.

En estas jornadas, que llevaron como título El futuro de las pensiones, el impacto de las macrotendencias más allá del debate político, confirmó también que Gobierno tiene previsto aprobar antes de fin de año en el Consejo de Ministros el anteproyecto de ley que regulará los nuevos fondos de pensiones de promoción pública, para enviarlos después al Parlamento y que su tramitación termine en el primer semestre del año, que es el compromiso alcanzado con Bruselas. A este respecto, el titular de Seguridad Social enfatizó que la nueva norma eliminará todos los obstáculos para el desarrollo de los planes colectivos de pensiones. “Tenemos un compromiso que vamos a cumplir, antes de que finalice el año: aprobar en Consejo de Ministros una nueva norma para los planes colectivos de pensiones”, indicó Escrivá.

Y explicó que, justo esta semana, su departamento está en conversaciones con expertos y con la industria financiera del ahorro previsión para que “la ley incida en los cuellos de botella que han impedido su desarrollo”. En este sentido, identificó algunos de estos obstáculos que, en su opinión, tienen que ver con la negociación colectiva o con la simplificación de procedimientos para extender estos planes a autónomos, pymes o a empleados públicos.

Escrivá hizo un repaso de la reforma de pensiones que negocia el Gobierno en estos momentos con los agentes sociales y que se tramita en el Parlamento. De todas las modificaciones de esta reforma destacó dos como las más importantes: el hecho de garantizar el poder adquisitivo para los pensionistas y los nuevos incentivos para que la edad real de jubilación que no llega a los 65 años se acerque a la legal (66 años). Y calificó esta última herramienta como “la más poderosa con diferencia” para la sostenibilidad del sistema. En este sentido, recordó que el Ejecutivo aprobará el pago de una sola vez de un cheque, que según lo diseñado puede llegar hasta 12.000 euros por cada año que se retrase la jubilación. “Lo que hemos comprobado en las encuestas, y hemos hecho muchas, es la preferencia abrumadora y disponibilidad a demorar la jubilación si el pago se hace de una sola vez”.

Asimismo, señaló que junto estos incentivos y al traslado de los gastos impropios de la Seguridad Social al Estado –que prevé que elimine el déficit actual del sistema en 2023–, la opción de retrasar unos meses las jubilaciones anticipadas e incentivar a los trabajadores que lo hagan, cierran el grupo de las principales medidas para sanear financieramente las cuentas del sistema.

Tras el revuelo mediático causado por la reciente aprobación del nuevo mecanismo de equidad generacional acordado por el Gobierno y los sindicatos, pero con el rechazo de los empresarios, Escrivá volvió a defender esta herramienta porque “crea una cotización –de 0,6 puntos durante diez años– finalista y relativamente pequeña”.

Lo que recaude esta nueva cuota se depositará en el fondo de reserva de las pensiones en el que solo quedan poco más de 2.000 millones y, a partir de 2032, se usará “si las cosas se tuercen” y “si van bien” está previsto que estos ingresos se devuelvan en forma de menos cotizaciones o mayores pensiones. Y, si aun utilizando el fondo no fuera suficiente, Escrivá derivó la toma de decisiones (ajustar el gasto bajando las pensiones, aumentar los ingresos subiendo cotizaciones, o ambas) en la próxima década a los responsables que estén entonces al frente del sistema y a los futuros integrantes del Pacto de Toledo.

Escrivá no eludió tampoco referirse a otra de las polémicas de la semana: si el Gobierno tiene o no previsto prolongar a 35 años el periodo de cómputo para calcular la cuantía de las pensiones, algo que Escrivá ha negado hasta la saciedad. En ese punto recordó que el Ejecutivo “tiene el compromiso de evaluar las nuevas carreras profesionales, porque tras la crisis anterior nos hemos dado cuenta de que las nuevas trayectorias profesionales ya no son tan lineales y son más volátiles”. Para compensar las pérdidas de cotización que eso supone, Escrivá dijo que “se puede trabajar en los la elección de años o en la mejora del tratamiento de lagunas; eso lo vamos a hacer el año que viene”, pero no citó la tercera opción que sería aumentar los años del periodo de cómputo.

Fuente: Cinco Días

Escrivá subirá la pensión máxima tras elevar las cotizaciones a los que ganen más de 49.000 euros

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, sigue buscando financiación para pagar las pensiones de los ‘baby boomers’. Esta semana cerraba con los sindicatos un pacto para subir las cotizaciones a empresas y trabajadores en un 0,6% y ayer anunció que el próximo año aumentará la pensión máxima, ahora en 2.707 euros, después de ‘destopar’ las bases máximas de cotización, ahora en 49.000 euros al año (4.070,10 euros mensuales).

El ministro avanzaba que ambas decisiones irán en paralelo después de las críticas recibidas por la menor equidad intergeneracional del mecanismo de ajuste de las pensiones -pues carga sobre las espaldas de los jóvenes el coste de garantizar el retiro del ‘baby boom’- y por los dardos que apuntan al atentado sobre la contribuidad que supondrá el destope de las cotizaciones de los sueldos más altos comprometida por Bruselas.

El ‘destope’ de las bases máximas es un compromiso adquirido con Bruselas para aplicar en la segunda parte de la reforma de pensiones, la más dura, junto a a la ampliación de los años que se tienen en cuenta para calcular la jubilación. Esta última medida supondrá un recorte de la pensión, que el ministro pretende neutralizar en algunos casos dejando libre elección de los años más beneficiosos para el cálculo.

Actualmente, empresarios y trabajadores aportan a la Seguridad Social el 28,3% del salario de cada trabajador -el 23,6% lo abona el empresario y el 4,7%, el empleado-; es lo que se denomina cotización por contingencias comunes. Y lo que se recauda con dicha cotización conforma la principal fuente de financiación del sistema de pensiones. No obstante, este tipo de cotización del 28,3% no se aplica a la totalidad de los salarios de los trabajadores, sino que tiene un suelo mínimo y un techo máximo que cada año fija la ley.

El acuerdo a dos bandas cerrado entre Seguridad Social, UGT y CC.OO. supone un incremento de las cotizaciones por contingencias comunes de 0,6 puntos de 2023 a 2032, de los que medio punto será a cargo del empresario y 0,1 del trabajador.

El alza de los tipos ya ha provocado al Gobierno un enfrentamiento con la organización empresarial, lo mismo que ocurrirá con el ‘destope’ de las bases máximas, lo que amenaza con convertir el segundo tramo de la reforma de las pensiones en un nuevo polvorín. «Aumentar las cotizaciones sociales y hacer que la mayor carga recaiga sobre las empresas tiene efectos negativos sobre el empleo y va en dirección contraria a lo que necesita el sistema público de pensiones», lamentó el lunes la patronal en un comunicado en el que se apeaba del acuerdo sobre el mecanismo.

También ha empezado con polémica la tramitación parlamentaria de la norma. El Gobierno ha impuesto un calendario exprés que incluso podría terminar con la norma aprobada la próxima semana y que ha levantado el rechazo de los grupos parlamentarios, incluidos los socios del Ejecutivo. Ayer quedó constituida la ponencia y se fijó para el viernes la comisión, que daría el visto bueno al dictamen, con la idea de que la próxima semana pueda pasar ya al Pleno del Congreso y de alli al Senado. El malestar es notable en varios de los grupos consultados por este diario, que señalan además que el periodo de enmiendas finalizó el 27 de octubre y que la norma lleva registrada desde septiembre.

La razón del enfado es común en todos los grupos, que consideran un «atropello» y una «vergüenza» que la reforma más importante para el Estado del Bienestar se intente «camuflar» con la tramitación de los Presupuestos y en un plazo mínimo. En cualquier caso, aún hay dudas en el Gobierno sobre cómo articular la enmienda que deberá incluir el contenido del mecanismo de equidad, por el ritmo vertiginoso que imponen las circunstancias. Una de las opciones que se barajan es que sea presentado como enmienda ‘in voce’. Además, hay recelos entre los grupos acerca del alcance de las medidas planteadas por Escrivá. El ministro ha asegurado que, teniendo en cuenta las rentabilidades medias históricas, el Fondo de Reserva debería contar a principios de la década de 2030 con entre 40.000 millones, algo que es puesto en cuestión.

Fuente: Abc.es

Finalmente Escrivá rebajó la recaudación de la nueva cotización a la cantidad de 42.000 millones

Precisa esa cifra, que se obtendría con una rentabilidad media del 3,5% anual, tras calcular que se lograrían 50.000 millones con anterioridad.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha dado hoy una nueva cifra sobre lo que logrará recaudarse con la cotización adicional de 0,6 puntos que se aplicará entre 2023 y 2032 para financiar el aumento del gasto en pensiones por las jubilaciones de los nacidos en el baby boom, como establece el pacto entre el Gobierno y los sindicatos. Esta vez, y tras cifrar el lunes esta recaudación en unos 50.000 millones, precisó que teniendo en cuenta la rentabilidad histórica del Fondo de Reserva, que situó en el 3,5%, este acumulará 42.000 millones de euros en 2032 con la subida de cotizaciones pactada con los sindicatos.

Fuente: Cinco Días.com