Sin reformas adecuadas, solo se generarán 100.000 puestos para jóvenes hasta 2030, y su tasa de paro terminaría la década en el 26%, según el “Indice ManpowerGroup”
Esta pérdida de
población joven no ha dañado solo el empleo sino también la actividad (personas
en edad y disposición de trabajar), ya que en España, entre 1995 y 2020 los
jóvenes han pasado de aportar más del 45% de los activos potenciales del
mercado de trabajo (personas de 16 a 66 años) a escasamente el 30%. Estos
quince puntos de diferencia habrían sido 20 sin el impacto migratorio que
aumentó la actividad de este grupo de edad en cinco puntos.
Pese a todo, España
cuenta con una insoportable tasa de paro juvenil (entre 36 y 34 años) del 24%.
Esta tasa llegó a escalar al 35% en 2013 en los estertores de la anterior
crisis financiera y registró su menor nivel en 2007 con un 10,8%.
Partiendo de esta
radiografía, Oliver ha hecho dos simulaciones de lo que podría ocurrir en la
presente década, hasta 2030, en el caso de mantener la actividad económica y
del mercado laboral como en la actualidad o, si por el contrario, se abordaran
los cambios estructurales adecuados en el funcionamiento de la ocupación. Estos
cambios debería estar orientados, según Oliver, a mejorar la movilidad de edad
(que un mismo trabajo se pueda hacer por un joven de cualquier edad); movilidad
territorial (entre comunidades); y movilidad de los estudios (un mayor número
de jóvenes con formación media, como la FP).
Si continúa la
tendencia histórica reciente del comportamiento de los jóvenes en el mercado
laboral español, “el empleo de este grupo crecerá a un ritmo medio del 0,3%
anual, con lo que al final de la década se habrán creado algo más de 100.000
puestos de trabajo para este sector de la población”, asegura Oliver. En
cambio, si se impulsan los cambios necesarios la simulación hecha por este
catedrático indica que el crecimiento del empleo joven podría acelerarse hasta
el 1,9% anual, de modo que se crearían más de 800.000 empleos para los jóvenes,
de entre los 2,5 millones totales que conseguirá el país en los próximos años,
explicó este experto en el mercado de trabajo.
En el escenario
continuista, con un mantenimiento del nivel de actividad, la tasa de desempleo
de los jóvenes de 16 a 34 años se situaría entre el 17% y el 26% en 2030,
dependiendo de la movilidad de los trabajadores (entre regiones, niveles de
estudio y edades).
Mientras que en el
escenario alternativo en el que, manteniendo constante el ritmo de creación de
empleo del conjunto del país (1,3% hasta 2030), se produce una mayor demanda de
empleo de jóvenes, gracias a un cambio en las políticas de ocupación (con
movilidad absoluta) la tasa de paro podría bajar hasta el 5%, que es la
referencia del pleno empleo. Incluso si existieran ciertas restricciones a esa
movilidad (por ejemplo, entre territorios), el desempleo de los jóvenes podría
quedar por debajo del 10%.
Las reformas que
piden los empresarios
El presidente de
Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, que fue el anfitrión de la
presentación de este índice aseguró: “Los fondos Next Generation UE,
canalizados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia,
representan una oportunidad histórica para resolver debilidades estructurales
del mercado laboral". Y añadió que España no puede permitirse los actuales
niveles de paro juvenil "mientras siete de cada diez empresas no
encuentran a los perfiles profesionales que necesitan".
Bonet enumeró algunas
de las reformas que, a su juicio, serían necesarias para aprovechar todo
crecimiento potencial del mercado laboral. Entre ellas consideró urgente
avanzar en un enfoque integral que conecte el sistema educativo y el ámbito
productivo; fortalecer la colaboración público-privada; recuperar el talento
senior y conectarlo con el talento joven; impulsar la adquisción de
competencias; luchar contra el abandono escolar y reforzar las vocaciones
técnicas y tecnológicas, así como la FP, en particular la FP Dual".
El presidente de
ManpowerGroup España, Portugal, Grecia e Israel, Raúl Grijalba, coincidió en el
Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que incluye medidas sobre
formación profesional y desarrollo de capacidades, “es una buena oportunidad
para resolver algunos problemas del mercado del empleo y dar el impulso que
necesita el empleo juvenil”. Pero instó en que es urgente implantar estas
ayudas y que pasen pronto "del papel a la realidad".
Fuente: Cinco
Días.com