Investigadores alemanes han puesto a prueba
un sistema que traduce señales cerebrales en instrucciones para dirigir una
aeronave. Lo han probado con siete personas en un simulador y han logrado
resultados positivos
Un equipo de científicos de la Universidad Técnica de
Munich (TUM) ha dado el primer paso para conseguir que los pilotos puedan
manejar sus aeronaves con la mente. Han desarrollado una tecnología que traduce
impulsos cerebrales en instrucciones que pueden controlar los movimientos de un
avión. Lo han probado en un simulador con siete personas –con distintos grados
de experiencia aérea– y han obtenido resultados positivos.
El desarrollo de esta tecnología se engloba dentro del
proyecto BrainFlight, financiado por la Unión Europea dentro de su Séptimo
Programa Marco (FP7). Consiste en un casco lleno de electrodos capaz de medir
la actividad bioeléctrica del cerebro, y en unos algoritmos que son capaces de
transformarlas en instrucciones de vuelo.
Procesamiento de señales
- De entre los siete participantes en el primer experimento uno no tenía ninguna experiencia previa. Sin embargo, aseguran desde la universidad alemana, «la precisión con la que los sujetos del ensayo fueron capaces de mantener la ruta indicada pensando las instrucciones habría servido –en parte– para cumplir con los requisitos de un examen de aviación». Varios de los participantes fueron capaces, incluso, de llevar a cabo correctamente la aproximación para el aterrizaje en condiciones de baja visibilidad.
- Para conseguir leer el cerebro antes hay que realizar tanto calibraciones como llevar a cabo una cierta formación de los ‘pilotos’. «El sistema solo identifica algunas señales completamente definidas para el control de la aeronave», explican desde la TUM. «Es puro procesamiento de señales», aclara Fricke. «Leer la mente no es posible».
- Una vez que han demostrado que pilotar un avión con la mente es posible, los investigadores se han planteado nuevos retos que permitan convertir su tecnología en algo más que un experimento. El principal de ellos es trasladar la respuesta mecánica del instrumental. «Normalmente los pilotos notan la resistencia al realizar giros, y deben ejercer una fuerza acorde cuando las cargas que soporta el aparato son demasiado grandes», afirman desde la TUM. «Esta retroalimentación falta cuando se pilota con el cerebro».