A la Unión Europea le llevó un año aprobar diez paquetes de sanciones contra Rusia con el fin de bloquear al límite su economía y limitar su maquinaria bélica. Pero por el contrario, solo cinco clics le bastan a los criptousuarios rusos para que puedan burlar el muro de las sanciones y movilizar sus rublos hacia el mercado global.
Explicación, pues ambas plataformas de intercambio
están establecidas en Seychelles, un paraíso fiscal.
Incluso, señala la investigación, Binance, el exchange más grande del
mundo , ofrece en la actualidad múltiples posibilidades a sus usuarios rusos
para comprar tokens digitales sin ningún tipo de control ni registro. “Siempre
habrá clientes que operen con malicia y que intenten eludir los más avanzados
controles”, defiende ante Bloomberg Chagri Poyraz, jefe global de Binance.
Este es solo un ejemplo del uso de las monedas digitales para
actividades ilícitas, que alcanzó en 2022 el máximo histórico de 19.517
millones de euros en transacciones anuales. Expresado de otro modo, el 0,24% de
todos los criptointercambios corresponden a actividades ilícitas, lo que
duplica el valor de 2021.
La investigación de la firma Chainalysis resalta que al menos el 43% de
estos fondos, algo menos de 9.000 millones de euros, corresponden a operaciones
realizadas por entidades sancionadas por la Oficina de Control de Activos
Extranjeros de Estados Unidos (OFAC), pero que aún operan en el mercado. La
capacidad del regulador estadounidense es, por lo menos, limitada: en todo 2022
solo sancionó a diez individuos y empresas, principalmente por lavado de
activos y tráfico de drogas. Entre los penalizados se encuentran firmas
asociadas con el régimen ruso.
Cuando se elimina este segmento, el resto de las categorías
tradicionales de delitos relacionados con las criptodivisas han disminuido,
como los ataques cibernéticos. Desde Chainalysis relacionan el descenso de
estas estafas con el criptoinvierno que comenzó en 2022. El mercado total de
criptos pasó de 2,2 billones en 2021 a 900.000 millones de dólares al año
siguiente, según la firma Invesco.
Optimismo
Juan Montaner, experto en Chainalysis España, matiza que uno de los
puntos débiles del criptomundo puede ser su mayor protección para evitar su uso
masivo para eludir las sanciones a Rusia. “Los mercados de criptomonedas son
demasiado ilíquidos para soportar la evasión masiva de sanciones rusas, aunque
eso no significa que esta actividad no esté ocurriendo, pero a una escala
menor”, destaca Montaner.
Además, lo que para algunos es señal de la necesidad de prohibir estos
activos, para los entusiastas de estas alternativas digitales se convierte en
la máxima prueba de la transparencia y los beneficios de la tecnología que
sostiene el criptomundo. A través del uso de los mismos protocolos, los
reguladores pueden rastrear transacciones ilícitas de criptos hasta sus puntos
de origen, presentar procesos legales a esas empresas y obtener información
relevante.
La coordinación global parece lejos de ser una realidad. Mientras las
autoridades estadounidenses parecen decididas a redoblar la presión en el
sector, en una operación que la prensa ya bautizó como Operation Choke Point
2.0, en Europa, el primer reglamento (MiCA, Markets in Crypto-Assets, por sus
siglas en inglés) aún espera su votación en el Parlamento.
El FMI resucita la idea de prohibir las criptos
VETO.- Kristalina Georgieva, la directora del Fondo
Monetario Internacional (FMI), ha vuelto a reflotar la idea de que, quizá, las
criptomonedas no puedan estar encuadradas en el marco legal. “Si la regulación
falla, o la implementación es lenta, entonces prohibir estos activos debería
ser una opción por los riesgos que generan a la estabilidad financiera”, señaló
Georgieva.
NORMATIVA.- El organismo multilateral, muy crítico con el
mundo cripto, ha resaltado en numerosas oportunidades los desafíos de crear una
normativa que sea capaz de contener estas monedas. “Los criptoactivos no son
nada, no pueden ser aceptados como moneda de curso legal”, resaltó la máxima
representante de la entidad, que mantiene una mirada crítica sobre El Salvador,
la nación centroamericana que ha apostado por el bitcóin.
Fuente: Cinco Días.com