7 de abril de 2023

ESPAÑA. La delgada línea que separa la estupidez de la mala fe, en la política española.

 El contrato indefinido fijo discontinuo se ha convertido en inesperado e injustificado  protagonista en el debate sobre los efectos de la reforma laboral de 2021.

Puesto que, bien por estupidez política o bien por mala fe, algunas fuentes están deslizando la idea de que la transformación de los contratos temporales en indefinidos se realiza, casi exclusivamente, a través de la citada modalidad contractual.

Comencemos por los datos 

La Encuesta de población activa (EPA), que se realiza con criterios homologados por Eurostat, es la estadística básica para el conocimiento del mercado de trabajo. La EPA cifra en 17.371.500 las personas que trabajaron como asalariadas en el último trimestre de 2022, de las que 594.200, apenas el 3,4%, tenían un contrato de duración indefinida discontinua.

Esta es la dimensión real de los fijos discontinuos en España: poco más de 3 de cada 100 asalariados; un peso sin la entidad necesaria para explicar la profunda transformación del empleo que se ha producido en el primer año de aplicación de la reforma laboral. Recordemos además el contexto. En el año 2022 el empleo indefinido tuvo un crecimiento extraordinario en España: en un solo año aumentó en 1.591.000 personas, más que en Alemania, Italia y Francia juntas.

Por mala fe o algo peor, algunas fuentes están deslizando la idea de que la transformación de los contratos temporales en indefinidos se realiza, casi exclusivamente, a través de fijos discontinuos, lo que estaría provocando un desorbitado incremento de esta modalidad contractual.

La realidad es que el 86% de ese aumento del empleo en 2022 responde a contratos indefinidos ordinarios y solo el 14% indefinidos fijos discontinuos.

Parece evidente que la mayoría del empleo temporal se está transformando en indefinido ordinario y solo en las actividades estacionales tiene más relevancia el indefinido fijo discontinuo.

En concreto, los datos de Seguridad Social muestran que dos de cada tres nuevos fijos discontinuos en 2022 se concentran en hostelería, educación, comercio, agricultura y empresas de trabajo temporal (ETT).

Todos los datos utilizados hasta aquí están disponibles en las páginas web del INE, Eurostat y la Seguridad Social. Para el análisis de los fijos discontinuos en los periodos de inactividad es necesario utilizar los microdatos de la EPA. Datos que nos dicen que en el cuarto trimestre de 2022 había 45.200 personas en paro y 70.500 personas inactivas, que habían trabajado antes como fijas discontinuas.

Este es sin duda un dato muy significativo, porque la mayoría de los fijos discontinuos en situación de inactividad no buscan trabajo, por una razón fundamental: porque ya lo tienen. Están esperando a que empiece el curso escolar o la temporada turística para reincorporarse a su empresa, a su puesto de trabajo, en el que tienen sus derechos laborales consolidados.

Esta es la razón por la que la EPA, desde siempre, solo contabiliza como parados a los fijos discontinuos en periodo de inactividad cuando cumplen con la condición básica para ello: buscar empleo de forma activa.

Por si se entiende mejor: un fijo discontinuo en periodo de actividad figura como ocupado en la EPA y como afiliado en la Seguridad Social. Cuando está en periodo de inactividad, la EPA lo contabiliza como parado si busca empleo o inactivo si no lo hace, porque está esperando a que su empleador lo vuelva a llamar.

Esta figura contractual es la respuesta más adecuada para hacer compatible la estacionalidad productiva de determinados sectores con la estabilidad laboral. Es un contrato indefinido a todos los efectos, que da estabilidad y seguridad a las personas asalariadas, que genera los mismos derechos que un indefinido ordinario en la antigüedad, las vacaciones, la protección frente al despido o a la carrera profesional dentro de la empresa.

El Boletín Oficial del Estado no puede cambiar las temporadas turísticas ni los ciclos de la agricultura, pero sí puede y debe garantizar los derechos laborales de las personas que trabajan en estos sectores, empezando por el derecho a un contrato estable. Hemos pasado de los contratos temporales precarios de antes a los contratos indefinidos y con derechos de ahora.

CONCLUSIÓN

Por último, es posible entender la utilización partidaria del ruido en el debate político, pero es sorprendente que algunos analistas, en lugar de poner el foco en entender el extraordinario comportamiento de nuestro mercado de trabajo en los tres últimos años, parezcan obsesionados por la casilla en la que se registra a los fijos discontinuos en periodo de inactividad en los servicios de empleo de las comunidades autónomas.

Fuente: El Pais.com