El cambio observado
cerca del Polo Norte en no tiene nada que ver con la reducción de la
contaminación debido al confinamiento
A finales de marzo
surgió un fenómeno extraordinario que dejó a la comunidad científica totalmente
descolocada. Se detectaba un agujero de enormes dimensiones en la capa de ozono
en el Polo Norte (Ártico).
A principios de abril
la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) confirmó su
existencia empleando datos del satélite Sentinel-5P de Copernicus. Aunque, no
era un fenómeno aislado porqué ya se habían producido ‘miniagujeros’ sobre el
polo norte en otras ocasiones, si era inédito su tamaño (un millón de
kilómetros cuadrados) y su duración.
La principal teoría
que explica su formación pasa por unas condiciones atmosféricas poco
habituales. Según los científicos, unas temperaturas inusualmente gélidas en la
estratosfera han hecho que se desplomen los niveles y se abra este agujero en
la capa de ozono.
Diferencia de los
niveles de ozono en el Ártico en marzo de 2019 y en el mismo mes de 2020.
(NASA)
Normalmente las
temperaturas mínimas en el Ártico tiende a ser menores que en la Antártida
porqué no se alcanzan niveles tan extremos. Pero, este año unos potentes
vientos alrededor del polo norte atraparon aire frío, este fenómeno se conoce
como ‘vórtice polar’.
Ahora, después de un
mes, este agujero se ha cerrado. El motivo de su desaparición no tiene nada que
ver con la reducción de contaminación que ha permitido en confinamiento, sino
más bien a un ‘ola de calor’.
El Ártico ha
experimentado un aumento de las temperaturas esta semana, con hasta 20º C por
encima de las temperaturas normales para esta época del año.
Según el equipo del
Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de la red europea Copernicus, el agujero
no volverá a formarse, a pesar de que está previsto que el ‘vórtice polar’
vuelva a reforzarse en los próximos días.
”El agujero de la
capa de ozono del hemisferio norte en el año 2020 es definitivamente un evento
que bate récords”explica la científico de Copernicus, Antje Inness.
¿Cómo se formó este
agujero anormalmente grande?
Durante los meses de
invierno, cuando las temperaturas suelen ser extremadamente frías, ambos polos
sufren un agotamiento del ozono. Para que se forme un agujero de ozono se deben
alcanzar temperaturas por debajo de −80 °C, luz solar, campos de viento y
sustancias como los clorofluorocarbonos (CFC).
Este año unos
potentes vientos alrededor del polo norte atraparon aire frío en lo que se
conoce como un “vórtice polar”: un ciclón de vientos estratosféricos.
”Es muy inusual que
ocurra una reducción del ozono tan fuerte en el hemisferio norte, pero el
vórtice polar de este año fue excepcionalmente fuerte y persistente, y las
temperaturas fueron lo suficientemente bajas como para permitir la formación de
nubes estratosféricas durante varios meses” apunta Antje Inness.
Documentación:
En una crónica
publicad el 27 de marzo en la página en internet de la revista Nature,
Alexandra Witze indicaba, mencionando a diversos expertos, que el gran agujero
en la capa de ozono detectado ahora es “probablemente” el más grande conocido
hasta la fecha en el Ártico”.
La revista científica
Nature, que normalmente no puede ser acusada de sensacionalista, incluye en el
titular de esta información las palabras “raro” y “grande” para referirse al
agujero de ozono en el ártico.
Fuente: lavanguardia.com