Google asegura haber
llegado a un nuevo hito de la computación cuántica, la supremacía, que no sería
posible sin un algoritmo desarrollado por un investigador español
'Supremacía cuántica'
es un concepto que parece sacado de una novela de Asimov, algo que impulsa los
motores de una nave espacial más allá de los límites de la relatividad, pero en
realidad es algo mucho más mundano, que no por ello menos impresionante ni
futurista.
El pasado martes, Google
anunció que había alcanzado esa supremacía cuántica en unas pruebas, algo que
ahora no está claro que haya pasado porque retiraron la publicación original y
no han vuelto a decir nada al respecto. The Financial Times pudo capturar la
publicación antes de que fuera retirada.
Es algo que Harmut
Neven, director de ingeniería de Google, ya había adelantado el pasado mes de
julio en Moscú en la ICQT, la mayor cita de expertos en tecnología cuántica del
planeta. Y según Neven, esto no podría haberse conseguido sin un algoritmo de
cálculo de potencia desarrollado por un español, Benjamín Villalonga.
Villalonga y su
equipo son los responsables de 'un simulador flexible de rendimiento' que
permite calcular y comparar la potencia de un ordenador cuántico y de un
ordenador convencional, lo que ha sido fundamental para saber que pueden hacer los
que los primeros y no los segundos. Sin su algoritmo, no se podría haber medido
la supremacía cuántica cualitativamente y, por eso mismo, no se podría saber si
se había alcanzado o no.
Gracias a esto,
Google habría conseguido, por primera vez, resolver una operación matemática
tan compleja que es materialmente imposible que un ordenador no cuántico
pudiera resolverla. Lo que a su equipo cuántico le ha llevado tres minutos y 20
segundos, al superordenador más potente que existe en el mundo, el Summit de
IBM y el Departamento de Energía de los EEUU, le costaría 10.000 años.
Si esta operación
matemática es tan especial es porque funciona dentro de los principios de la
mecánica cuántica, que contempla la superposición de dos estados a la vez. Si
recuerda la paradoja del gato de Schrödinger, lo entenderá mejor: hasta que no
se abra la caja y se compruebe si el gato está vivo o muerto, estará vivo y
muerto dentro de la mecánica cuántica.
Las consecuencias de
haber alcanzado la supremacía cuántica aún no están claras, pues la
implementación de equipos cuánticos es muy costosa y, en el día a día, no
aportan nada a un usuario normal por encima de un equipo convencional.
Los expertos en la
materia calculan que la industria de la computación cuántica "podría tener
un mercado potencial de más de 50.000 millones de euros", según aseguró a
PIXEL Paul Bunyk, líder de D-Wave, la primera compañía que vende ordenadores
cuánticos.
Incluso los menos
optimistas, como Ruslan Yunusov, CEO del Russian Quantum Center, consideraba el
pasado mes de julio que la carrera hacia la supremacía cuántica era "como
la nueva carrera espacial" y que, en términos económicos, "quien
lidere la tecnología cuántica será dueño del futuro en todos los
sentidos".
CÓMO FUNCIONA LA
COMPUTACIÓN CUÁNTICA
Los ordenadores que
utilizamos para trabajar hoy en día funcionan con unos o ceros del lenguaje
binario, con un 'sí' o un 'no' que se transfiere en bits. Pero en la
computación cuántica, la información se transmite en otra unidad, los qubits
(bits cuánticos), que pueden estar representados con esos mismos unos y ceros,
pero también con cualquier superposición de esos dos estados. Así, un ordenador
cuántico opera en qubits que pueden ser un 'sí' o un 'no', pero también con
ambos a la vez, un 'sí y no'.
Esta manera de
'pensar' de las máquinas parece atentar contra la lógica más básica ('si algo
es sí, no puede ser que no'), pero un ordenador cuántico puede apañárselas con
estos cálculos y con la complejidad que entraña. Si un qubit puede tener dos
estados superpuestos (sí y no), dos cúbits podrían tener cuatro (sí y no, sí y
sí, no y no, no y sí) y tres cúbits seguirían multiplicando exponencialmente
esta información.
Google cuenta con dos
ordenadores cuánticos en su posesión, uno capaz de operar en un sistema de 72
cúbits y otro que llega hasta los 53 cúbits, que se llama Sycamore y que es con
el que, según el informe obtenido por FT, es con el que ha conseguido la
supremacía cuántica. Si Google empleó el ordenador 'menos' potente es porque a
mayor complejidad del equipo, mayor es la tasa de errores.
Los errores de la
computación cuántica son la razón por la que todavía no se ha impuesto a la
convencional y la que harán que su adopción sea muy lenta. Estos errores suelen
estar producidos por la 'decoherencia cuántica', esto la intervención de un
agente exterior en el estado cuántico que lo transforman en un evento físico
clásico. En otras palabras, si el gato de Schrödinger está vivo y muerto en el
teorema clásico de la cuántica, la decoherencia sería abrir la caja y toparse
con el gato, vivo o muerto.
Una vez resuelta esta
decoherencia cuántica, se podría evaluar la viabilidad de hacer comerciales
este tipo de ordenador. Sin embargo, no esperes que dentro de diez años puedas
ir a una tienda y comprar un MacBook cuántico.
Fuente: El Mundo.es