¿Por qué Irán ayuda a Rusia en Ucrania? Moscú busca un suministro amistoso de armamento para una guerra enquistada y desgastadora. Una señal de desesperación que tiene otras ramificaciones.
Esto es lo que vinieron a
decir, primero que no y luego que sí
La semana pasada, los cancilleres de Rusia e Irán, Sergei Lavrov y
Hossein Amir-Abdollahiam, tenían que haberse visto en Moscú para un
"intercambio de puntos de vista en temas internacionales y
regionales", como informó el Kremlin, pero el encuentro se anuló "sine díe" por
razones que no han trascendido. Las armas hubieran estado en la agenda, con
práctica seguridad, dice Washington.
Los que sí han viajado han sido la subsecretaria de Estado de
Estados Unidos, Wendy Sherman, y el subsecretario de Defensa para Política,
Colin Kahl, que han acudido a Ucrania con una delegación de su país, y en ella
han apuntado en esta línea, con insistencia: Rusia se está quedando sin
opciones de ataque de largo alcance, sobre todo, y está recurriendo a Irán y,
también, a Corea del Norte. “Hablando con franqueza, es una señal de la
desesperación de Rusia, dijo Kahl.
Pyongyang ha negado estas informaciones de Occidente, sin más
explicaciones, y Teherán también dijo que no había entregado a Moscú drones de
combate y reconocimiento, en particular el UAV (o vehículo aéreo no tripulado)
kamikaze Shahed-136, que tienen un alcance de más de 2.000 kilómetros y pueden
volar de forma autónoma. Pero ante las imágenes captadas por particulares en
Ucrania y los restos encontrados, el régimen de los ayatolás ha acabado
confesando que envió un pequeño número de estos drones a Rusia, antes de que
comenzara la "operación militar especial", el 24 de febrero de 2021.
Ucrania y sus socios occidentales, además expertos independientes como
los del Instituto Hudson de EEUU, y denuncian que ha habido entregas
"regulares" de cientos de drones desde que comenzó la invasión, ya en
tiempo de guerra. El Kremlin, han dicho, también está instalando sus propias
instalaciones para producir drones iraníes dentro de las fronteras rusas y se
han detectado movimientos de formadores iraníes que se han desplazado a suelo
ruso para explicar a los rusos cómo funcionan. Medios como The New York Times
tienen fuentes que dicen que han llegado entrenadores de la Guardia
Revoloucionaria incluso a Crimea, una península ucraniana anexionada por Moscú
en 2014.
¿Qué saca Teherán?
La agencia de noticias semioficial Tasnim de Irán informó el domingo
pasado, citando a un diputado iraní, que Teherán pronto recibiría una serie de
cazas Sukhoi Su-35 de fabricación rusa, así como nuevos sistemas de defensa,
misiles y helicópteros. Sin embargo, Claessen apunta a que la colaboración de
los dos países es buena desde hace años y estos intercambios o ventas pueden
estar "dentro de sus relaciones habituales".
“En términos de aeronaves, creo que deberíamos esperar que Irán y Rusia
profundicen su relación nuevamente, porque Rusia dependerá cada vez más de la
asistencia de otras naciones para obtener las armas que les faltan”, insistió
el norteamericano Kahl el lunes, en su estancia en Kiev. Washington está
examinando las capacidades de producción de misiles de Moscú por esta ayuda y
pondrá sanciones si es necesario, añadió su colega Sherman.
John Kirby, que coordina el Consejo de Seguridad Nacional
norteamericano, también remarca en sus últimas intervenciones que se ha
transformado la habitual amistad entre los dos países en "una asociación
de defensa a gran escala", con apoyo que "está fluyendo en ambos
sentidos", a un nivel técnico y militar "sin precedentes". No se
atreve tampoco a hablar de misiles, no, pero sí de "cientos" de
drones y "docenas de técnicos" en suelo ruso o suelo ocupado
ucraniano. Abre la puerta a que Rusia obtenga una mejor "defensa antiaérea",
todo lo más. Mientras que James Cleverly, el ministro de Exteriores de Reino
Unido, habla de "sórdidos encuentros" bilaterales, de la necesidad de
"seguir desenmascarando esta alianza desesperada" y de pedir cuentas
a Irán por lo que hace.
La CNN va más lejos y ha publicado que Rusia ha prometido a Irán
"reforzar su programa nuclear", que ha ido implementando tras la
ruptura del acuerdo por parte de EEUU, porque ya sentía que no le vinculaba
tampoco. Dicho acuerdo, logrado en 2015 y considerado uno de los mayores logros
de la diplomacia en décadas, estaba intentando renovarse ahora que está en la
Casa Blanca Joe Biden, pero la guerra ucraniana, la ruptura de Occidente con
Rusia, las presiones de Israel para que no llegue a buen puerto, las elecciones
norteamericanas de mitad de mandato, las protestas contra el régimen iraní y
sus violaciones de derechos y libertades y, ahora, el envío de armas, lo ha
bloqueado por completo.
La cadena norteamericana indica que Irán ha pedido a Moscú ayuda para
comprar "materiales nucleares adicionales" y para "la
fabricación de combustible nuclear", con el que alimentar sus reactores y
acortar, potencialmente, el tiempo de lograr una bomba atómica. Pero una cosa
es pedir y otra, lograr. La experta belga, por ejemplo, recuerda que "la
respuesta de Rusia ante esa reclamación no se conoce y, además, Moscú siempre
había sido partidario del acuerdo que fiscalice las actividades nucleares de
Irán y se opone a que tenga armas atómicas". Las guerras, admite, "cambian
muchas cosas previas", pero no cree que hasta ese punto. "Hay que
verlo con preocupación pero con prudencia", zanja.
De hecho, el director del Departamento de no proliferación y control de
armas del Ministerio de Exteriores ruso, Vladímir Yermakov, salió al paso de la
información y la negó. Acusó a la CNN de hacer campaña occidental y señaló que
"la cooperación ruso-iraní en materia de energía nuclear con fines
pacíficos no es un secreto". "Se está desarrollando de forma
constante, transparente y en pleno cumplimiento de las obligaciones de no
proliferación", zanjó.
"La prioridad de esta relación viene de Rusia, para reponer sus
reservas gastadas", insiste la experta. El Instituto para el Estudio de la
Guerra (ISW), basado en EEUU, ha informado de que las fuerzas rusas han agotado
en gran parte su arsenal de armas de alta precisión y es probable que tengan
dificultades para mantener el ritmo de campaña militar contra las
infraestructuras críticas ucranianas, de ahí que hayan frenado tras la andanada
de diciembre. Un representante de la Dirección de Inteligencia ucraniana
declaró a la revista The Economist que las fuerzas rusas han utilizado más del
80% de sus misiles modernos y que apenas les quedan 120 misiles Iskander.
Una intensa y fructífera relación entre dos países mal avenidos
Irán y Rusia se llevan, por más que sean muy diferentes por historia o
intereses y hasta rivalicen en materias como la energía. Incluso tienen un
pasado común, y no precisamente amigable, por la opresión que muchos iraníes
recuerdan haber sufrido del Imperio ruso y la Unión Soviética. Las une, sobre
todo, el rechazo a Occidente. Contrarrestar la influencia estadounidense, sobre
todo.
Desde que lanzó su invasión de Ucrania, el presidente ruso, Vladimir
Putin, ha hecho cinco viajes al extranjero, todos a países limítrofes, del
entorno postsoviético en el que aún tiene una enorme influencia, excepto su
salida a Teherán, el pasado 19 de julio. Para unos, fue un gesto de fuerza con
un aliado importante. Para otros, justo lo contrario, la demostración de que se
le abren muy pocas puertas ya al mandatario ruso.
Putin y Ebrahim Raisi, el presidente de Irán, lideran las naciones más
sancionadas del mundo, seguidas por Siria, Bielorrusia y Venezuela, que también
tienen regímenes cuestionados y criticados por Occidente. El suyo es el
acercamiento de los resentidos. Claessen se basa en esto para poner en contexto
esa ayuda militar ahora tan llamativa. "Son aliados estratégicos y
fuertes, pero no se van a dar carta blanca unos a otros y viceversa. Ahora les
conviene, pero puede que en otro momento o materia no sea así. Hay intereses
que los dos quieren preservar. Hay cuestiones regionales, como la de Siria, en
la que chocan, y mercados como el petrolero donde son rivales".
Durante su visita a Irán, Putin prometió ampliar la cooperación
económica y firmó un contrato para invertir en yacimientos de petróleo y gas
iraníes. Y luego hay informaciones de apoyo en seguridad, importante ahora que
las calles están llenas de ciudadanos iraníes reclamando libertades, a raíz del
asesinato de Mahsa Amini por llevar mal puesto el velo. "En eso, puede dar
asesoramiento y medios, pero no más. En lo económico, se pisan.
Fuente: huffingtonpost.es