Los millonarios aumentan su riqueza al mismo ritmo en que se incrementa el número de personas que pasan hambre en el mundo. Unos 40 millones de personas se sumaron en un año al colectivo global que sufre inseguridad alimentaria aguda
El Informe Global sobre Crisis
Alimentarias 2022 publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA),
revela que este nivel récord incluye a 570.000 personas en Etiopía, el sur de
Madagascar, Sudán del Sur y Yemen que se encuentran en la fase de catástrofe y
han requerido una acción urgente para evitar un colapso generalizado de los medios
de subsistencia y muertes por inanición.
El documento detalla que en la lista
de países que padecen el flagelo, 39 naciones se repiten cada año y que su
población hambrienta se duplicó entre 2016 y 2021 con incrementos constantes
desde 2018.
Guerras, cambio climático y crisis
económicas
Según los organismos, el aumento es
resultado de diversos factores que se retroalimentan y que van desde conflictos
hasta crisis ambientales y climáticas, económicas o sanitarias. Y la raíz de
todas estas, sostuvieron son la pobreza y la desigualdad.
En 2021 en particular, el estudio cita
los conflictos, las condiciones climáticas extremas y los choques económicos
derivados de la pandemia de COVID-19 como los principales propulsores del
avance del hambre.
También menciona que la guerra en
Ucrania ha puesto de manifiesto la interconexión y fragilidad de los sistemas
alimentarios mundiales con graves consecuencias para la seguridad alimentaria y
nutricional global.
Advierte que los países que ya
enfrentan altos niveles de hambre aguda son particularmente vulnerables a los
riesgos creados por esa conflagración por su alta dependencia de las
importaciones de alimentos e insumos agrícolas y su vulnerabilidad ante las
crisis de precios de la comida.
Distinta óptica
Los responsables de la FAO y el PMA
coincidieron al resaltar el “trágico vínculo” entre conflicto y seguridad
alimentaria y pugnaron por cambiar la óptica con que se aborda el problema.
“Los resultados del informe de este
año demuestran aún más la necesidad de abordar colectivamente la inseguridad
alimentaria aguda a nivel mundial en contextos humanitarios, de desarrollo y de
paz”, dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu.
Por su parte, el director ejecutivo
del PMA hizo hincapié en que los niveles sin precedentes a los que ha llegado
el hambre aguda siguen empeorando a la par de la situación mundial.
“El conflicto, la crisis climática, el
COVID-19 y el aumento de los costos de los alimentos y el combustible han
creado una tormenta perfecta, y ahora tenemos la guerra en Ucrania acumulando
una desgracia sobre otra. Millones de personas en decenas de países están al
borde de la inanición. Necesitamos urgentemente fondos de emergencia para
sacarlos del abismo y revertir esta crisis mundial antes de que sea demasiado
tarde”, apuntó David Beasley.
Las agencias aseveraron que hace falta
dar prioridad a la agricultura en pequeña escala como respuesta humanitaria de
primera línea para superar las limitaciones de acceso y como una solución para
revertir las tendencias negativas a largo plazo.
Asimismo, abogaron por promover
cambios estructurales en la forma de asignar el financiamiento externo y
realizar inversiones de desarrollo a mediano y largo plazo para que la
asistencia humanitaria pueda reducirse con el tiempo abordando las causas
profundas del hambre.
Llamaron también a fortalecer un
enfoque coordinado para garantizar que las actividades humanitarias, de
desarrollo y de mantenimiento de la paz se lleven a cabo de manera holística y
coordinada con el fin de impulsar la construcción de resiliencia y la
recuperación.
América Latina y el Caribe
De acuerdo con los datos de la FAO y
el PMA, 12,76 millones de personas se encuentran en “situación de crisis o
peor” en cinco países latinoamericanos y caribeños: El Salvador, Guatemala,
Haití, Honduras y Nicaragua. El número supone un aumento de un millón de
personas en un año.
En el apartado dedicado a América
Latina y el Caribe, el informe precisa que de esas cinco naciones, Haití
alberga la mayor crisis alimentaria de la región, con un tercio de las personas
hambrientas: 4,4 millones.
Guatemala ocupa el segundo lugar con
3,73 millones de personas con hambre. Le siguen en la lista Honduras, con 3,29
millones y El Salvador con 985.000. En cuanto a Nicaragua, las agencias estiman
la cifra alrededor de 400.000 personas.
Entre las causas del incremento de la
inseguridad alimentaria, el estudio cita el alza de precio de los alimentos
básicos, la demanda laboral atípicamente baja debida al impacto económico de la
pandemia, los eventos climáticos extremos y los altos niveles de inseguridad.
Nutrición, crecimiento y sobrepeso
Con respecto a la nutrición, el
documento indica que la falta de información actualizada no permite una
evaluación de la situación actual, pero recuerda que el retraso en el
crecimiento ha sido tradicionalmente alto en la región, especialmente en
Guatemala.
Del mismo modo, enfatiza que el
sobrepeso está aumentando entre los niños y especifica que, de acuerdo con los
datos disponibles, de 2019 a 2021 la emaciación estuvo dentro del rango “muy
bajo” para todos los países, menos Haití, donde se le clasificó como de
gravedad “media”.
En Haití, en los primeros tres meses
de 2021, el número de admisiones de niños con emaciación severa en centros de
salud en el país aumentó en un 26% en comparación con el mismo periodo en 2020.
Para 2022, la FAO y el PMA prevén una
disminución en la cantidad de personas con hambre en la región, calculando que
serán entre 10,66 y 10,8 millones los que la sufrirán en los mismos cinco
países.
Fuente: Diario16.com