El nuevo Q System One de IBM, ubicado en un centro de investigación al suroeste del país es por ahora el único de este modelo que se ha instalado fuera de Estados Unidos
Entre los
ciudadanos ilustres de Ehningen, una ciudad alemana situada a media hora en coche
de Stuttgart(Alemania), figura el ingeniero Jakob Friedrich Kammerer, al que se
le atribuye la invención de las cerillas de fósforo precursoras de las que
utilizamos hoy en día. A su legado se suma ahora la promesa del Q System One,
el primer modelo del ordenador cuántico comercial instalado fuera de Estados
Unidos y que, con un procesador de 27 bits cuánticos o cúbits, sitúa al país
germano a la cabeza del continente. “Tal vez Kammerer no era consciente de la
importancia de sus invenciones. Y muchos no somos conscientes de que hemos dado
el salto cuántico. Los ordenadores cuánticos son nuestro futuro”, comenta Anja
Karliczek ministra federal de Educación e Investigación durante la inauguración
del equipo, celebrada este martes.
El Q System
One fue una de las atracciones principales de la feria tecnológica CES de 2019.
Se presentó como el primer modelo apto para su uso fuera de laboratorios y en
entornos industriales. “Los ordenadores cuánticos han pasado de ser un sueño
para los físicos a ser un reto para los ingenieros”, razona Arvind Krishna,
presidente de IBM. Y esta es la función que viene a desempeñar en su nueva casa
en la organización Fraunhofer-Gesellschaft, pieza central de una red de centros
de investigación cuántica cuyo objetivo es el desarrollo de aplicaciones
prácticas para estas tecnologías. “Alemania está entre los mejores del mundo en
investigación cuántica y pretendemos permanecer ahí”, sentencia la canciller
Angela Merkel, cuyo gobierno ha invertido 2.000 millones de euros en un
programa de innovación en tecnologías cuánticas.
“Esta
iniciativa es un hito importante para la soberanía tecnológica de Alemania.
Pronto podremos resolver problemas que ahora mismo ni siquiera pueden abordar
los superordenadores más potentes”, vaticina Reimund Neugebauer, presidente de
Fraunhofer-Gesellschat. Talentos como estos son especialmente prometedores en
ámbitos como el desarrollo de fármacos, materiales, modelos meteorológicos o en
la mejora de las capacidades de baterías y coches autónomos.
El
optimismo de la cita contrasta, no obstante, con el escepticismo de otros
expertos que advierten que, pese a los avances, aún nos queda mucho camino por
recorrer para contar con sistemas de computación cuántica verdaderamente
funcionales. “Estamos al principio de esta nueva tecnología, pero esperamos un
enorme potencial disruptivo”, matizó Merkel.
Por lo
pronto, el recién inaugurado equipo es el segundo de este modelo que se instala
a nivel mundial y próximamente formará parte de un selecto grupo de cuatro,
cuando se completen los proyectos aún en marcha en la clínica Cleveland de Ohio
(Estados Unidos) y en la Universidad de Tokio (Japón). Su construcción comenzó
hace dos años y a causa de la pandemia se ha tenido que completar con los
equipos de Estados Unidos y Alemania trabajando en remoto. Por otra parte, la
nueva ubicación es clave en lo que a protección de los datos se refiere: tener
un Q System One en Alemania permite que todos los datos se procesen y almacenen
localmente en Ehningen, con arreglo a los límites que establecen las leyes de
protección de datos germanas.
Las
entidades que quieran acceder a esta infraestructura deberán hacerlo a través
de un acuerdo con Fraunhofer-Gesellschaft que establece un cobro mensual por
estos accesos. “Nos gustaría apoyar a compañías de todos los tamaños. Todas
tendrían que tener la oportunidad de ser parte de esto. Tenemos que usar
algoritmos cuánticos para aplicaciones industriales. Tenemos que hacerlas
viables para que los físicos y los programadores puedan trabajar en equipo con
los ingenieros. Y eso significa que tenemos que adquirir competencias y
fomentar la transferencia de conocimiento entre la ciencia y la industria”,
prescribe Neugebauer.
Mientras
tanto, para quienes no tienen acceso a un equipo de estas características, la
alternativa es recurrir a acuerdos como el que firmó el CSIC con IBM, que
permite a los investigadores españoles acceder a su red de ordenadores
cuánticos, que incluye más de una treintena de equipos no comerciales. Según
los datos que maneja la compañía, esta plataforma tiene una comunidad de más de
325.000 usuarios.
Los planes
de Europa
En paralelo
con la ambición alemana, las instituciones europeas también han identificado
las tecnologías cuánticas como una de las áreas estratégicas para el avance de
la región. En 2018, la Unión Europea dio el pistoletazo de salida al proyecto
Quantum Technologies Flagship, de 10 años de duración, que puso sobre la mesa
una inversión estimada de 1.000 millones de euros para el desarrollo de
sistemas de computación, simulación, comunicación y sensores cuánticos.
Si todo
marcha bien, hitos como el ordenador que ahora estrena Alemania palidecerán en
algún momento ante iniciativas como el Proyecto Prometheus, impulsado por la
empresa finlandesa IQM con el apoyo de la Unión Europea. El objetivo de esta
apuesta, que cuenta con una financiación de más de 3,5 millones de euros, es
desarrollar el primer ordenador cuántico comercial con un procesador de más de
1.000 cúbits. La propia IBM también se propone alcanzar este hito en 2023.
“Tenemos que seguir trabajando. El resto del mundo no está dormido”, advierte
Merkel.
Fuente: El
Pais.com