Y que probablemente (con el Sr. Feijóo a favor y el Sr. Sánchez en contra) el debate se centre en,
- La necesidad que gobierne la lista más votada en tanto en cuanto beneficie al PP.
- Que las alianzas poselectorales son honorables solo si participa la ultraderecha.
- Que no tiene importancia, las promesas incumplidas del programa electoral del PP en, Extremadura, Comunidad Valenciana y Baleares, donde gobierna con Vox y/o aceptando el programa de los ultras.
- Que solo voten los afines al PP o Vox (que tienen los mismos padres políticos), y si otros quieren votar, lo hagan al partido popular, por conseguir mayoría absoluta o suficiente, naturalmente.
Los tiempos avanzan y cambian, que es una barbaridad
El Pedro Sánchez actual cree que “la democracia
consiste en contrastar propuestas y proyectos con transparencia”. El Feijóo de
2016 creía que “tomar parte de un debate electoral no es una cuestión
opinable”; el de 2023 opina que con uno es suficiente y se ha borrado de los
enfrentamientos a cuatro organizados por el grupo PRISA y RTVE (digno de
cualquier patriota que se precie de serlo)
Intrahistoria de este debate “cara a cara”
El plan en el número 13 de la calle de Génova de
Madrid era simple: exponer lo menos posible a su candidato en las elecciones
del 23 de julio, y confiar en que las ocho semanas que separan el 28M del 23J
pasen lo más rápido posible, sin sobresaltos y en mitad del ambiente festivo
que reina en la derecha tras el triunfo de las municipales y autonómicas. Por
eso la decisión era intentar esquivar cualquier debate electoral que amenazara
a Alberto Núñez Feijóo con un desgaste innecesario, a la vista del viento
favorable de las encuestas. Hasta que el PSOE le puso una pequeña trampa, y el
propio Feijóo tropezó.
“Espero al señor Feijóo el próximo lunes”, dijo
Pedro Sánchez el pasado 5 de junio, durante su intervención en el acto 'Fondos
Europeos III: España, por el liderazgo global en economía verde y digital'
organizado por elDiario.es, y en el que propuso hasta seis cara a cara con el
candidato opositor. Uno por cada una de las semanas desde ahí hasta las
elecciones.
“Cuando uno está ansioso y quiere desviar la
atención, hace excentricidades”, se limitó a sacudirse la propuesta el portavoz
del PP, Borja Sémper. Pero el PSOE ya había logrado meter en la agenda
mediática la idea de que Sánchez apostaba por los debates, mientras Feijóo los
rehuía.
El presidente del Gobierno cogió así con el pie
cambiado a los 'populares', que han ido a remolque durante toda la precampaña
en la discusión sobre los debates. Al día siguiente de la propuesta de Sánchez,
Feijóo concedió una entrevista en Onda Cero. Durante casi ocho minutos el
periodista Carlos Alsina repreguntó hasta en seis ocasiones al líder del PP por
su disposición o no a aceptar al menos un 'cara a cara' con el presidente del
Gobierno.
Tras muchos balones fuera, el líder del PP, casi
sin margen, accedió a comprometerse: “Va a haber un cara a cara entre el señor
Sánchez y yo”. Y ahí se fueron al traste los planes de Génova.
El debate a pesar de todo.
Este lunes, no obstante, la hemeroteca dejará paso
al momento más esperado de la campaña electoral y los dos máximos candidatos a
presidir el Gobierno debatirán en Atresmedia, en un cara a cara conducido por
Vicente Vallés y Ana Pastor que será el único momento en el que se podrá
apreciar al líder del PP contraponiendo su programa desde la incomodidad del
plató.
Durante todo el fin de semana ambos equipos han
estado preparando los argumentos y datos con los que lograr el doble objetivo: que
te voten los tuyos (afines y nuevos) y desmovilizar los del rival.
Ambos saben que se jugan mucho, que esto, en definitiva, es televisión. Dos
horas para ganar unas elecciones. Los expertos cifran el coste: 700.000
votos. Más de medio millón de indecisos. Demasiado en juego en unas
elecciones que empiezan a apretarse en lo demoscópico.
Otros debates pendientes del candidato Pedro Sánchez
El Sr. Sánchez también participará en el debate a
cuatro que celebra la televisión pública el 19 de julio, en plena semana de
votaciones; Feijóo, en cambio, no lo hará. En el PP entienden que una foto
junto a Santiago Abascal en un atril contiguo sería demasiado fructífero para
la izquierda, demasiado revelador para la audiencia y demasiado indigerible
para los votantes moderados que depositasen su voto en la urna el próximo
domingo 23 de julio. No ir también tiene sus consecuencias, pero el equipo
asesor del favorito en las encuestas para tomar La Moncloa cree que es el mal
menor en una situación crítica para sus intereses después de firmar acuerdos de
coalición con la extrema derecha en territorios como la Comunidad Valenciana,
Extremadura o cientos de ayuntamientos.
Fuente: El Plural.com; El Diario.es