La ministra Sigrid Kaag rechaza cualquier acuerdo con la ultraderecha de su país: “Tenemos valores irreconciliables. Si hay una diferencia con tus principios hay que dejarlo claro antes de las elecciones”
En el caso de Kaag se muestra la misoginia con el
racismo. Porque esta mujer está casada con un palestino y sus hijas tienen la
piel oscura. Ellas le recordaron el caso de Els Borst, una exministra holandesa
que en 2012 fue asesinada por un hombre con problemas psiquiátricos. Y decían
que temían que acabara igual. “Cuando llegamos, pensamos que la sociedad
holandesa era mucho más tolerante. Ahora no creemos que el país esté preparado
para alguien como nuestra madre”, dijeron, mientras contaban que no podían
sacar a pasear al perro por miedo a agresiones verbales o físicas.
La ministra responde que las voces más radicales
están usando el descontento y la indignación de la gente como arma: “Hay un
político que me llama constantemente ‘bruja’. Puedes pensar que se trata
simplemente de misoginia y falta de respeto. Pero se trata de deshumanizar al
oponente político y volver así toda la atmósfera irrespirable”.
La ministra ve algo bueno en todo esto: el programa
sirvió para encender un debate. Y alerta de que esta polarización puede echar
para atrás a muchas personas, especialmente mujeres o personas de color, que
estén pensando entrar en política. “Las voces moderadas deben trascender las líneas
partidarias y unirse. Aquí está en juego mucho más que una victoria o una
derrota electoral. El respeto mutuo y la dignidad son requisitos fundamentales
para una democracia”.
“Los partidos moderados sufrimos un déficit de
confianza. Tratamos de hacer las cosas correctas, pero no lo perciben así
amplias capas de la población”. ¿Cuál es la respuesta para llegar a esos
sectores? “No la tengo. Creo que nadie la tiene. Si alguien la tiene, por
favor, que la tuitee”, asegura entre risas.
Las democracias europeas se enfrentan al reto de
cómo tratar a las fuerzas de ultraderecha. Está el modelo alemán y neerlandés
—donde estos partidos topan con el rechazo del resto del arco parlamentario—. Y
el de países como Italia y próximamente Finlandia (y quizás España), en el que
el centroderecha gobierna con los ultras. ¿Cuál es el modelo correcto? “Cada
país es distinto. En el partido que lidero, Demócratas 66, siempre hemos sido
muy claros: nunca colaboraremos con el Partido de la Libertad de Geert Wilders,
porque tenemos valores irreconciliables. Ellos son islamófobos, lo que atenta
contra el valor fundamental de elegir tu religión”.
Fuente: El
Pais.com
POSDATA (opinión)
Firmo debajo de lo dicho por la señora ministra neerlandesa, Sigrid Kaag. Pero en lo referente a España, considero su opinión demasiado generosa con respecto a estimar al PP un partido de centroderecha, cuando sus actos políticos demuestran todo lo contrario.
Fuente: Redacción
[*] Anti-democracia o Posdemocracia
La Posdemocracia es el término que envuelve la forma de hacer política que no se trata de una evolución positiva de la democracia en cuanto de derechos, deberes, libertad de expresión, reconocimiento real de la diversidad de seres humanos y de pensamiento. Nada más lejos de la realidad, es una involución que suprime la razón, la ilustración, el diálogo, la diferencia, la libertad en mayúscula. Aunque realmente se conoce por Anti-democracia, donde se legisla coercitivamente más que nunca, la democracia es un comodín que, junto con la libertad, se abrogan unilateralmente quienes incumplen diariamente los valores esenciales de un Estado social y democrático de Derecho (que me recuerdan las ayusadas madrileñas)
[**]Anti-política es, en el sentido más amplio, la actitud de quienes se oponen a la política. En un sentido más estricto, se suele catalogar como anti-políticas a las organizaciones, candidatos o propuestas políticas que participan electoralmente mediante la crítica al sistema político existente y posicionándose como opuestos o externos al mismo como estrategia electoral (negacionistas respecto a cumplir la Constitución siempre y voto por correo fraudulento, posiciones mantenidas por PP y Vox hasta desṕues elecciones 28 mayo). La anti-política no es la ausencia, ni la negación de la política, ni el apoliticismo, sino que es postura política hostil hacia la política existente.
Han sido identificadas dos vertientes principales:
- Anti-política tecnocrática.- Reniega de la política democrática al catalogarla como ineficaz o demagógica, y se reclama el poder para un colectivo considerado "experto" o "mejor", por lo que sería una forma de aristocracia tecnocrática. (que entiendo podría llegar a ser el caso del PP)
- Anti-política populista, que denigra la política democrática con el objetivo de sustituirla por una autocracia amparada en el supuesto interés del pueblo, por lo que sería una forma de autocracia populista. (que bien podría algún día ser el caso de Vox)
En ocasiones, la anti-política ha sido utilizada
para deslegitimar a la democracia, legitimando así sistemas políticos no democráticos.
Fuente: FJ Ppavon.com
; Wikipedia