Cada siete años, la ONU publica un informe sobre el clima. Y así es como
podría cambiar la situación para el próximo informe
El informe procede del Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, un grupo
de científicos que publica informes sobre el estado de la investigación en
torno al cambio climático.
El IPCC trabaja, más o menos, en ciclos de siete
años. En cada ciclo, el grupo examina toda la bibliografía publicada sobre el
cambio climático y elabora informes sobre distintos temas, hasta llegar a un
informe global que lo sintetiza todo. El último es uno de esos informes de
síntesis, tras el anterior del año 2014. Y deberíamos ver otro para el año
2030.
Dado que estos informes resumen de la investigación
existente, quizás este sea un buen momento para reflexionar. Así que, para el
boletín de esta semana, podríamos invadirnos del espíritu de año nuevo y echar
un vistazo a dónde hemos llegado, dónde estamos y hacia dónde vamos en materia
de cambio climático.
El clima del pasado: año 2014
En 2014, la concentración de dióxido de carbono en
la atmósfera era ligeramente inferior a 400 partes por millón. La canción Happy
de Pharrell Williams me estaba volviendo loco. Y en noviembre, el IPCC publicó
su quinto informe de síntesis.
Algunas partes del informe del IPCC de 2014 nos
resultan familiares. Sus autores mostraron que la actividad humana estaba
causando el cambio climático, que la adaptación no iba a ser suficiente y que
el mundo tendría que tomar medidas para limitar las emisiones de gases de
efecto invernadero. En el informe de 2023, he visto las mismas afirmaciones,
pero también hay diferencias sorprendentes.
En primer lugar, nos encontrábamos en una situación
política distinta. Los líderes mundiales aún no habían firmado el Acuerdo de
París, un tratado histórico que estableció el objetivo de limitar el
calentamiento global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales, con una
meta de 1,5 °C (2,7 °F). El informe de evaluación de 2014 sentó las bases de
ese acuerdo.
La tecnología también ha cambiado. El informe de
2014 ponía sobre la mesa las energías renovables como posible solución para
sustituir a los combustibles fósiles y frenar el cambio climático. Sin embargo,
estas energías aún no habían logrado reducir significativamente las emisiones,
en parte porque seguían siendo muy caras (¡la energía solar era cinco veces más
cara por vatio que ahora!).
“Es la hora de la verdad”
Detlef Van Vuuren
Echando la vista atrás, resulta frustrante lo
claras que eran las advertencias sobre el cambio climático hace una década.
También es algo alentador ver lo lejos que hemos llegado gracias a la
concienciación, el impulso político y la tecnología.
El clima en el presente: año 2023
Avancemos nueve años, o siete álbumes de Taylor
Swift. En 2023, las concentraciones de dióxido de carbono alcanzaron una media
de 419 partes por millón en 2022, y la temperatura global es aproximadamente
1,1 °C (2 °F) más alta que antes de 1900. En marzo, el IPCC publicó su sexto
informe de síntesis.
El cambio climático ha irrumpido en la conversación
pública, con grandes catástrofes y acciones climáticas trascendentales. En
2022, una película sobre el cambio climático fue nominada a un Oscar: No mires
arriba (Don’t Look Up). Casi la mitad de los votantes en las últimas elecciones
presidenciales de EE UU dijeron que el cambio climático era muy importante para
su voto y el 93% de los europeos creen que el cambio climático es un problema
grave.
EE UU, líder mundial en emisiones históricas
totales, aprobó una legislación climática histórica, la mayor de su historia.
Pero las emisiones siguen subiendo y alcanzarán un nuevo récord en 2022.
El informe de síntesis del IPCC para 2023 es más
grave que su predecesor de 2014. Los mayores riesgos del cambio climático se
prevén ahora con niveles más bajos del calentamiento global. Y queda aún más
claro lo importante que es actuar con rapidez.
He hablado con uno de los autores del informe del
IPCC, Detlef Van Vuuren, investigador del clima. Una clara diferencia entre el
quinto y el sexto informe es la urgencia de este momento: "Es la hora de
la verdad", aseguró.
La buena noticia es que ahora hay muchas soluciones
disponibles. Para 2030, podríamos prepararnos para el éxito, estando en camino
de alcanzar nuestros objetivos climáticos. El IPCC ha elaborado una lista de
tareas climáticas que debemos poner en marcha.
El futuro climático: año 2030
Para cuando se publique el próximo informe de
síntesis en 2030, es muy posible que la NASA haya vuelto a mandar humanos a la
Luna.
Para entonces, estará claro si limitar el calentamiento
global a 1,5 °C sigue estando sobre la mesa. Ahora mismo, queda menos de una
década de emisiones antes de que superemos ese objetivo.
Este es el aspecto que debería tener el mundo en
2030, si queremos alcanzar las emisiones netas cero en el año 2050. Y
tendríamos que hacerlo para alcanzar el objetivo de 1,5 °C, según algunas de
las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas
en inglés):
- La generación de electricidad a partir de energías renovables debe superar los 20.000 teravatios/hora, el 60% del total mundial.
- Los países más ricos deben dejar de explotar centrales eléctricas de carbón sin captura de carbono.
- Los coches eléctricos deben representar el 60% de las ventas de vehículos.
Esto implica mucha transformación, pero los analistas energéticos han subestimado sistemáticamente la contribución de las energías renovables. Así que, ¿quién sabe lo que nos deparará el año 2030?
POSDATA
Para el PP, las excentricidades forman parte de la normalidad y lo normal son excentricidades. Por ejemplo.
- La legalización de pozos ilegales de Doñana, que va contra la Norma Europea, el sentido común y favorece el cambio climático, al PP le parece lógico y normal.
- Como también aprueban con matrícula de honor, los pactos con Vox, a nivel estatal, autonómico y municipal. A diferencia de los partidos políticos del CDU alemán y Demócratas 66 holandeses, que declaran no querer ir con la extrema derecha de sus respectivos paises ni a apañar euros.
- Sin embargo, los debates electorales para el PP son excentricidades, por otra parte, lógicos y normales en el resto de la UE.
- En cambio que vengan lo diputados del parlamento alemán a verificar el cumplimiento de la leyes de transición ecológica en Doñana, con vistas a posicionarse contra el boicot a fresas andaluzas a propuesta de ciudadanos alemanes, además de una excentricidad, lo consideran intolerable.
Muy democrático todo lo que hace y dice el PP, al igual que la campaña electoral de
corte fascistoide que nos regaló a todos los españoles con motivo de las elecciones del 28
de mayo de este año.
Fuente: MIT
Technology Review