La oleada actual de covid-19 en Europa puede deberse a una variante mucho más infectiva que la de la primavera, aunque no más letal.
Es la pregunta que todos nos hacemos.
Qué ha pasado para que, en solo unas semanas, nos encontremos en una situación
igual o peor a la que teníamos durante el confinamiento de primavera.
La velocidad de propagación nos
sorprende y, aunque aún no tenemos todas las respuestas a la pregunta, en las
últimas semanas se han hecho descubrimientos muy importantes que nos ayudan a
entender qué está pasando.
Europa vive "un intenso y alarmante aumento" de muertes por covid-19 de casi el 40% en una semana, según la OMS
¿Es más contagioso el SARS-CoV-2 que
otros coronavirus?
La respuesta es sí. Hay otros dos
coronavirus muy similares que causan también una patología respiratoria muy
grave: el SARS-CoV, que apareció en China en 2003, y el MERS, que se diseminó
en Oriente Medio en 2012.
Ambos tenían una tasa de letalidad
mucho mayor que el SARS-CoV-2 (murieron el 35% de los pacientes con MERS), pero
su infectividad fue mucho menor. A pesar de los temores iniciales, ambos brotes
se extinguieron sin causar la temida pandemia.
Pero, si son tan parecidos ¿por qué el
coronavirus actual es tan sumamente contagioso, mientras que los otros no lo
fueron?
La respuesta está en la inserción de
cuatro aminoácidos. Solo cuatro.
Un virus, en realidad, actúa como un
parásito que necesita introducirse dentro de una célula para replicarse.
Para entrar en ella, se acopla a una
molécula presente en la superficie de la misma (su receptor) y, una vez
anclado, este receptor hace de caballo de Troya al internalizarse y arrastrar
consigo al virus hasta dentro de la célula.
Para entrar en una célula, el virus
SARS-CoV-2 se acopla a una molécula presente en la superficie de la misma (su
receptor).
Para que esto ocurra es necesario que
la membrana del virus y la de la célula se fusionen, y ahí juegan un papel
clave determinadas enzimas (proteasas) que favorecen este proceso.
Podríamos pensar que el SARS-CoV-2 es
mucho más infeccioso que sus otros dos parientes próximos porque utiliza un
receptor o proteasas diferentes. Pues no.
Usa el mismo receptor (la enzima
convertasa de angiotensina-2, ACE-2), y también la misma proteasa (la proteasa
transmembrana serina 2, TMPRSS2).
Entonces, ¿cuál es la diferencia?
Volvemos a los cuatro aminoácidos que se han insertado en la proteína de la
espícula (la "corona") del nuevo virus, y que no está presente en los
anteriores.
Esos cuatro aminoácidos
(Arginina-Arginina-Alanina-Arginina, RRAR), crean un nuevo sitio de corte sobre
el que puede actuar otra proteasa diferente, la furina, muy activa y abundante
en el pulmón.
Desde hace meses se sospechaba que
este sitio era un elemento clave para explicar la mayor infectividad del
SARS-CoV-2, pero solo recientemente hemos confirmado esta hipótesis.
En un interesante estudio se produjo
en el laboratorio una variante del SARS-CoV-2 al que le habían eliminado estos
cuatro aminoácidos, por lo que ya no existía el sitio de corte para la furina.
La variante resultante tenía una menor
capacidad de infectar in vitro células de pulmón y también una menor capacidad
de infectar animales modelo.
La velocidad de propagación del
SARS-CoV-2 durante la segunda oleada en Europa sorprende a los científicos.
Los hámsteres infectados con la
variante deleccionada tenían una enfermedad muy suave y el virus tenía una
escasa capacidad de replicación, mientras que los animales infectados con el
SARS-CoV-2 no manipulado sufrían una enfermedad grave.
Por tanto, este sitio de corte para la
furina (los cuatro aminoácidos insertados) confiere una infectividad mucho
mayor al virus causante de la covid-19 que la exhibida por sus antecesores de
2003 y 2012.
Pero eso no es todo. Datos muy
recientes han demostrado que, como consecuencia del corte de la furina, se crea
en el SARS-CoV-2 un segundo sitio, tampoco presente en sus antecesores, que
favorece la infección al interaccionar con una nueva molécula: la neuropilina,
que ayuda aún más a la entrada del virus.
Un pequeño cambio nos ha ocasionado un gran problema.
Nuevas
variantes más infectivas
Estos datos nos explican por qué el
virus es más infeccioso que los anteriores, pero la progresión de la enfermedad
parece ahora mucho más rápida que en primavera. ¿Qué ha pasado?
Pues que el virus ha cambiado, y esta
vez en un solo aminoácido: el aminoácido 614 de la proteína de espícula,
inicialmente un aspartato, es ahora una glicina.
Es lo que se llama la mutación D614G.
Comenzó a identificarse en Europa a finales de febrero, y en abril la mayoría
de los virus que circulaban ya contenían esta variante que es ahora hegemónica
en el continente.
La lógica indicaba que este cambio
mínimo, un aminoácido por otro, era suficiente para conferir mucha mayor
infectividad puesto que la variante mutada había conseguido desplazar por
completo a la original.
Había que demostrarlo en el
laboratorio. Y, efectivamente, esta variante es mucho más eficiente infectando
diferentes tipos de células.
Lo más importante es que los modelos
animales también lo avalan. Cuando se inocularon hámsteres con la nueva
variante, se comprobó que esta era mucho más eficiente infectando células de
nariz y de la tráquea, pero no del pulmón.
Además, cuando a los animales se les
administraba de manera simultánea ambas, la mutada rápidamente sobrecrecía a la
original.
La nueva variante se detectó en 7
muestras españolas y 1 holandesa obtenidas el 20 de junio. El 18 de julio ya
estaba en Reino Unido.
Estos experimentos nos indican que la
nueva variante, ahora dominante, es mucho más infectiva.
Afortunadamente, no es más virulenta,
puesto que no se aprecian diferencias en cuanto a la capacidad de infectar
células de pulmón. Ni tampoco se ha establecido, en pacientes, correlación
alguna entre la nueva variante y la gravedad de la enfermedad.
La
variante española
Recientemente se ha publicado una nueva variante, ahora dominante en Europa.
Científicos españoles y suizos han
descubierto una nueva mutación (que se añade a la D614G), y que de nuevo
resulta del cambio de un aminoácido: la Alanina 222 de la espícula se sustituye
por una Valina (mutación 20A.EU1).
Se detectó en 7 muestras españolas y 1
holandesa obtenidas el 20 de junio. El 18 de julio estaba en Reino Unido, el 22
en Suiza y el 23 en Irlanda. En Nueva Zelanda estaba el 22 de septiembre.
Aunque la significación biológica de
esta variante aún no es conocida, es posible que confiera a los virus una
capacidad infectiva aún mayor al haberse propagado con tanta rapidez.
Cómo hemos llegado a esta situación
Para explicarlo, hay elementos relacionados con el virus y otros con el comportamiento social.
La oleada actual puede deberse a una
variante mucho más infectiva que la de la primavera, aunque no más letal, lo
que explica parcialmente la tremenda velocidad de propagación.
Las mutaciones detectadas
probablemente no tendrán ningún efecto sobre las vacunas que se están desarrollando.
En este sentido, es posible que lo que
se ha vivido en España fuera un adelanto del calendario de la segunda ola que
ahora sufre toda Europa, puesto que la nueva variante se habría originado en
este país.
A ello contribuyó, muy probablemente,
una precipitada desescalada y una despreocupada conducta social durante el
verano, por lo que no solo hay efectos atribuibles al virus.
Dos buenas noticias, para finalizar.
Estas mutaciones, además de no resultar más patogénicas, probablemente no
tendrán ningún efecto sobre las vacunas que se están desarrollando, y que están
basadas en la secuencia original, ni tampoco en la capacidad de bloquear el
virus por los anticuerpos monoclonales neutralizantes que están cerca de ser
aprobados. Bien hombre bien, algo es algo.
Fuente:
BBC.com