Arabia Saudita instó el sábado a sus ciudadanos a no distribuir "documentos que podrían estar falsificados" en una aparente respuesta a la publicación de WikiLeaks el viernes de más de 60.000 documentos que sostiene que son comunicaciones secretas de diplomáticos del reino.
Esta declaración, hecha por el Ministerio de Relaciones
Exteriores a través de su cuenta de Twitter, no negó directamente la
autenticidad de los documentos.
Los documentos filtrados, que WiliLeaks sostiene que son
comunicaciones de la embajada, correos electrónicos entre diplomáticos e
informes de otros organismos estatales, incluyen discusiones sobre la posición
de Arabia Saudita sobre cuestiones regionales y sus esfuerzos por influir en
los medios de comunicación.
Reuters no pudo verificar de forma independiente la
autenticidad de los documentos filtrados.
El principal exportador de petróleo del mundo, una monarquía
absoluta, es altamente sensible a las críticas públicas y ha enviado a prisión
a activistas por difundir reproches contra la dinastía gobernante Al Saud y
contra importantes clérigos. Además, mantiene un estrecho control sobre los
medios locales.
Desde las revoluciones árabes de 2011, las autoridades
sauditas se han vuelto cada vez más intolerantes con el disenso, aparentemente
por temor de que la inestabilidad de los países vecinos golpee a su conservador
reino islámico.
Las declaraciones del sábado son la única respuesta oficial
del Gobierno desde la publicación de estos cables diplomáticos, que WikiLeaks
sostiene que es el principio de una tanda de más de medio millón de documentos
que ha obtenido y que tiene previsto publicar.
WikiLeaks no dijo dónde había obtenido estos documentos, pero
se refirió en una nota de prensa a las declaraciones de Riad en mayo de que
había sufrido una violación a la seguridad de sus redes informáticas, un ataque
que después reivindicó un grupo autodenominado Ciberejército Yemení.
Fuente: Reuters