El país centroamericano se ha convertido en el primero del mundo en adoptar la criptomoneda como divisa oficial
La bitcoinización de El Salvador ha
arrancado con una caída del sistema y con grupos de salvadoreños manifestándose
en contra de la implementación de la cibermoneda, mientras Bukele pedía
paciencia para superar los problemas técnicos. “Mejor despacio y con buena
letra”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter. “Como toda innovación,
el proceso del bitcoin en El Salvador tiene una curva de aprendizaje. Todo
camino hacia el futuro es así y no se logrará todo en un día, ni en un mes.
Pero debemos romper los paradigmas del pasado. El Salvador tiene derecho a
avanzar hacia el primer mundo”, había advertido el presidente el lunes.
Frente al entusiasmo con el que el
Gobierno de Bukele ha promovido el uso de la moneda virtual, una medida muy
bien acogida entre la comunidad geek (amantes de la tecnología) internacional,
muchos salvadoreños ven con preocupación cómo su país se convertirá en un
laboratorio mundial de la cibermoneda, con la incertidumbre que eso supone.
Además, las reglas de funcionamiento no están del todo claras. El presidente
dijo que el uso del bitcoin será opcional, pero en el texto de la ley se lee
que “todo agente económico” está obligado a aceptarla “como forma de pago
cuando así le sea ofrecido por quien adquiere un bien o servicio”.
Para poder usar el bitcoin, los
salvadoreños deberán descargarse una cartera virtual denominada Chivo Wallet
(Cartera Chivo, una palabra que en ese país se usa para describir algo
“chévere” o “guay”). Con esa aplicación, los ciudadanos podrán sacar dólares de
los 200 cajeros automáticos (’puntos Chivo’) que el Gobierno ha instalado en
todo el país. Además, quienes se descarguen la aplicación en sus celulares
recibirán un bono equivalente a 30 dólares en bitcoin, que no podrán convertir
en dólares.
La ley indica, además, que el tipo de
cambio entre esas dos monedas “será establecido libremente por el mercado”, lo
que ha generado preocupación entre ciudadanos y expertos por la volatilidad de
una moneda que no es de uso oficial en ningún otro país del mundo. Bukele sigue
gozando de unos niveles de popularidad altísimos, por encima del 70%, pero la
decisión de adoptar el bitcoin, que anunció en una conferencia en Miami y en
inglés, ha generado las suspicacias dentro y fuera del país.
Varias encuestas publicadas en las
últimas semanas muestran que la mayoría de la población rechaza la medida. Uno
de los sondeos, del Instituto Universitario de Opinión Pública de la
Universidad Centroamericana, indicaba que el 66,7% de los salvadoreños creía
que la Ley bitcoin debía ser derogada. Además, el 78,3% de los ciudadanos dijo
no estar interesado en descargar la aplicación Chivo Wallet, mientras que el
71,2% aseguró que prefería utilizar el dólar.
Por otra parte, distintos grupos de
ciudadanos han salido a las calles en los últimos meses para pedir la
derogación de una medida que consideran impuesta y que generará “inseguridad
jurídica” y “podría ser utilizada para estafar a los usuarios y facilitar el
lavado de dinero y activos”, como dijo Idalia Zúniga, del Bloque de Resistencia
y Rebeldía Popular, en una de esas protestas.
Bukele argumenta que la adopción de la
criptomoneda beneficiará económicamente a los salvadoreños, especialmente a
quienes reciben remesas del extranjero. En agosto, el mandatario señaló que los
ciudadanos de su país en el exterior pagan anualmente “400 millones de dólares
en comisiones” para enviar dinero a sus familiares. “Solo ese ahorro será un
beneficio enorme para nuestra gente (o al menos para quien así lo desee)”,
escribió en su cuenta de Twitter.
Según fuentes oficiales, las remesas
benefician a 1,63 millones de ciudadanos. Solo en 2020, los envíos de los
salvadoreños en el exterior sumaron más de 5.900 millones de dólares (casi
5.000 millones de euros), lo que representa más del 20% del producto interior
bruto del país. Y mientras que los salvadoreños que mandan y reciben remesas
navegan en la incertidumbre sobre cómo será su uso, Bukele, que continúa
recibiendo críticas de la comunidad internacional por sus golpes de
autoritarismo, opta por achacar las críticas exclusivamente a sus rivales
políticos.
“La oposición torpe siempre juega
ajedrez de un paso. Han apostado todo a meterle miedo a la población sobre la
Ley Bitcoin y puede que logren algo, pero solo hasta el 7 de septiembre. Una
vez en vigencia, la gente verá los beneficios, quedarán como mentirosos y
perderán doble”, escribió el mandatario a finales de agosto. Este lunes, en esa
misma red social, comenzó a calentar el terreno con mensajes en los que
anunciaba la compra de las primeras monedas de bitcoin; hasta ahora han
adquirido 400, a un valor de mercado de 21 millones de dólares (17,8 millones
de euros). Sin embargo, las primeras horas desde la puesta en marcha de la
cibermoneda no parecen haber despejado las dudas de los salvadoreños sobre su
uso ni la incertidumbre del mundo que sigue a la expectativa de cómo funcionará
el experimento de Bukele.
El Salvador sin posibilidad de
reacción frente una caída abrupta del bitcoin luego de adoptarlo
Los bancos centrales, incluido el Banco de Inglaterra, han comenzado recientemente a tomar las criptomonedas más en serio. Elon Musk dice que ha invertido en él, e incluso puedes comprar un Tesla con algunos tipos. Aun así, no puedo evitar sentirme incómodo; La criptomoneda se parece mucho a una burbuja especulativa.
Al igual que el raro comercio de
tulipanes en las primeras décadas de los años 1600 cuando la especulación sobre
las flores hizo que los precios se dispararan, el negocio de las criptomonedas
en la década de 2020 es una locura popular impulsada por chismes y rumores. Y
si se convierte en una forma de pago ampliamente aceptada, podría transformarse
en algo mucho más parecido a una moneda internacional popular (análoga a los
derechos especiales de giro respaldados por el gobierno del FMI), y podría
tener una cuenta bancaria para ello. Pero si las personas y los gobiernos
comienzan a confiar en él, se volverá más como una moneda convencional, con
consecuencias impensables.
La criptomoneda siempre ha sido un
tipo extraño de “dinero”. Hasta ahora, se ha utilizado principalmente como un
medio volátil de ahorro, más que como intercambio. Pero podría serlo. El dinero
es lo que hace el dinero, y siempre que la gente confíe en él, funcionará como
una moneda. La historia económica está llena de ejemplos del ingenio humano que
tomó el control cuando las monedas convencionales se rompieron. Y si viviera en
El Salvador o en cualquier otro país donde la moneda local haya demostrado ser
poco confiable (Argentina, Zimbabwe y la República Democrática del Congo son
ejemplos recientes), estaría más receptivo a la idea de una nueva moneda
alternativa voluntaria.
Fuente: El
Pais.com y Yahoo.com