29 de diciembre de 2024

SOCIEDAD. ¿Silicon Valley versus Democracia?

 En 2013, Adrian Wooldridge acuñó el término "techlash" para describir la creciente revuelta contra las grandes tecnológicas de Silicon Valley.

Esta revuelta surgió debido a la percepción pública de que los líderes de estas empresas, en lugar de ser los portadores de un futuro brillante, son poderosos y egoístas.


Cambio de la Opinión Pública.

A pesar de que siempre existieron críticos, durante dos décadas las voces disidentes fueron marginadas. En la actualidad, el "techlash" ha ganado fuerza, con críticas tanto de figuras políticas de izquierda como de derecha, como Elizabeth Warren y Lindsey Graham, lo que demuestra el amplio rechazo hacia las grandes tecnológicas.

El Auge del Género "Techlash"

Autores como Rob Lalka y Marietje Schaake han contribuido al género con libros que critican el poder desmesurado de las empresas tecnológicas y su impacto negativo en la democracia.

Lalka, en The Venture Alchemists, analiza cómo empresarios de Silicon Valley han usado su riqueza para ganar poder político, mientras que Schaake en The Tech Coup discute cómo la falta de regulación está transformando la democracia.

Críticas a la Mentalidad de Silicon Valley

Lalka señala que la mentalidad de Silicon Valley, que predica la innovación a toda costa, oculta valores autoritarios y peligrosos, como la idea de que el progreso tecnológico justifica todo, incluso la invasión de la privacidad y la falta de regulación.

Esta mentalidad está vinculada a influencias ideológicas como Milton Friedman y Ayn Rand, que promueven el egoísmo y el beneficio individual como el fin supremo.

La Realidad de los Empresarios de Silicon Valley

Lalka desmonta el mito de que estos empresarios son visionarios excepcionales, mostrando que muchos cometieron errores financieros significativos y que sus éxitos no son tan divinos como a menudo se presentan.

A pesar de esto, algunos empresarios de Silicon Valley, como Peter Thiel, siguen creyendo que la libertad y la democracia no son compatibles con el éxito empresarial.

La Falta de Autocrítica y Propuestas de Regulación

Aunque Lalka critica fuertemente las acciones de estos empresarios, en algunos casos pide no juzgarlos con dureza, lo cual resulta incoherente con la gravedad de sus transgresiones.

Lalka concluye con la idea de que la regulación es crucial para contener el poder de estas empresas, aunque sus recomendaciones al final del libro son vagamente idealistas.

El Poder de las Empresas Tecnológicas según Schaake

Schaake presenta un análisis más profundo sobre cómo el poder de Silicon Valley está minando la democracia.

Destaca el uso de herramientas de vigilancia y propaganda por parte de las grandes tecnológicas, así como el control sobre la expresión y la interferencia en la política y la seguridad nacional.

Su propuesta incluye la regulación estricta de tecnologías antidemocráticas, como el reconocimiento facial, y la creación de equipos de asesores para el Congreso.

La Respuesta de la Industria y la Necesidad de Regulación

La industria tecnológica ha reaccionado a la "techlash" invirtiendo grandes sumas en grupos de presión para evitar la regulación.

Se destaca que es necesario regular las grandes tecnológicas para restaurar los principios democráticos, pero también desafiar las filosofías erróneas que han llevado a la situación actual.

Propuestas para un Cambio de Enfoque

Todo esto sugiere, que en lugar de celebrar la "destrucción creativa" de Silicon Valley, deberíamos enfocar nuestros esfuerzos en arreglar lo que ya está roto y reconocer que la tecnología no es la solución a todos los problemas sociales.

Cuando este tipo de ideas sean vistas con sentido común, se habrá logrado un avance real en la lucha contra el "techlash".

CONCLUSIÓN

El resumen anterior, muestra que las críticas al poder de Silicon Valley y la falta de regulación han dado lugar a propuestas de cambio, tanto a nivel de políticas públicas como de cambio cultural en la sociedad.

Fuente: technologyreview.es