15 de noviembre de 2018

ESPAÑA. Estado actual de la Justicia.

La justicia española está bien surtida de magníficos jueces que respetan los derechos humanos y los datos a este respecto son irrefutables y conviene no falsearlos con finalidades políticas, arrimando el ascua a la propia sardina haciendo del caso excepcional la regla general, porque eso resultaría una falacia.
Aunque dicha Justicia viene aquejada de tres graves problemas
1)   El primero, el nombramiento de los vocales del Consejo General del Poder Judicial.- Muy influido por la política y ésta, a su vez, por los poderes fácticos, sobre todo por los poderes económicos. Esos vocales designan con más o menos trabas a los jueces de los altos tribunales, lo que provoca el riesgo cierto que la falta de independencia de origen de los vocales, se traslade a los jueces elegidos. A partir de ahí, hablar de independencia se hace realmente complicado. El desgraciado caso de las hipotecas, con independencia del fondo del asunto, ha disparado las alarmas ciudadanas.
2)   El segundo problema es de orden ideológico.-Es un hecho constatable que una parte relevante de las pocas condenas que España ha recibido del Tribunal Europeo de Derechos Humanos han tenido que ver con el independentismo vasco, y alguna vez con el catalán. Han sido casos sonados algunos de ellos, como el de Inés del Río, que puso en libertad a varias decenas de presos de ETA, o el 'caso Atutxa', el 'caso Castells' -uno de los más antiguos- o el reciente 'caso Otegi', o la primera condena a España por tratos degradantes este mismo año.
3)   El tercer problema es la formación judicial.- El sistema de oposiciones es muy defectuoso, anticuado, predominantemente memorístico y con un excesivo papel de una figura no oficial que resulta difícilmente definible en cuanto a su rol: el preparador. El problema es común a otras oposiciones que se celebran en España que poseen un sistema similar de examen para el acceso a plazas funcionariales de alta categoría. El resultado es que no siempre llegan los que acabarían siendo más competentes en su puesto.
Lo doloroso del caso es que son solo una minoría los jueces con sesgo tan conservador que les condicione en sus sentencias, pero hacen mucho ruido.
 De la misma manera que la mayoría de vocales del Consejo General del Poder Judicial, pese a su defectuosa designación, padecen después merma de su independencia. Y, sin duda, todos los jueces aprobaron las oposiciones con pleno merecimiento.
Pero hay que poner solución a las sospechas.
 Es tiempo de reformas, a fin de que la luz pública refleje debidamente la excelencia y pulcritud de la enorme mayoría del colectivo judicial, pero el acuerdo entre PP y PSOE para la elección del Presidente del Consejo General del Poder Judicial no es buena señal.
Fuente: El Periodico.com